jueves, agosto 06, 2020

Te como mucho

Mi amigo Olegario Cifuentes, el Cifu, siempre sabe de qué hablar. No como yo, que prefiero el silencio a la charla casual. Es otra forma de verlo. Quería mucho a su hermana Lorna Cor y yo, en eso, coincidía. Bueno, yo, más que quererla, quería desnudarla y morderla bastante, y toquetearla de forma más bien insistente y cariñosa, y no niego que me gustaba que ella estuviera alrededor, pero no necesitaba hablar, o parecer listo, empático, gracioso o esas cosas que necesita la gente (las chicas sobre todo, seamos sinceros). Me gusta que Lorna esté y poder achucharla de vez en cuando, pero admitámoslo, su conversación es demasiado... no sé cómo decirlo, insustancial. Solo habla de verdad si el tema de conversación es ella, pero si quiero comentar con ella cómo me gusta la vichyssoise, entonces ni se desnuda ni quiere que le haga cosas, o hacérmelas ella, ni nada.

Total, que pillé 3 puerros hermosos, separé lo verde y lo eché a un caldo, con 2 patatas enteras, un cuarto de pollo, una zanahoria y un huesecillo de jamón. Venga, ¡al hierve!
Como una media horita
En esas, le digo, Lorna, bonica, si adivinas lo que viene a continuación, ye dejo que me des un masaje en las rodillas, que es una cosa que está muy requetebien. 
Sorprendentemente, mi oferta no hizo mella en ella, ni se quitó la camiseta ni nada. 
Mira, le dije, cortas en trozos los puerros, una cebolla y lo rehogas un par de minutillos, sin que llegue a dorar, solo que poche. Ella ni caso. Entonces, saqué las patatas (ya casi cocidas) y le toqué un poco el culo, como disimulando, con resultados desastrosos. 
Eso es acoso, me dice
No, eso es lo que llamábamos un palmeo casual, dije, mientras cortaba las patatas en trozos grandes y las añadía a las cebollas con ese estilo austero característico del buen castellano. Eso se rehoga un segundillo antes de añadir el caldo. 

Si bien soy un hombre discreto, no soy reticente a mostrar mi alegría cuando la ocasión lo merece y así lo hice cuando ella, mas acalorada que insinuante, se quitó la chaqueta 
Después, poca historia: batir y colar, dejar enfriar y aliñar un pelín con un buen aceite, pimienta y su poquito perejil. Y voilá. 
Mientras enfría en la nevera, te voy a hacer una empanada, Lorna. 
Oh, qué emoción, dice la muy zorra. 
Te vas a enterar... Sartenaca, cebolleta, pimiento rojo asado, 2 tomates maduros rallados y una chispa de vino blanco. Y carne picada y un par de choricillos, vive dios. 
Ahora, a rellenar la masa (esta vez, comprada), decorar con los recortes de la tapa, pintar con huevo y al horno. 

Lorna, podéis creerme, en los 20 minutos a 200 grados en el horno... Se quedó dormida. 
Pero luego, después de comer me hizo unas cosas francesas que, como soy un caballero, no pienso decir que me la... Bueno, eso, y además no diré lo bien que lo hizo porque soy discreto y porque quiero que lo vuelva a hacer y porque no está bien decir de una mujer que te ha comido todo... Me refiero a que se lo ha comido todo, la vichyssoise y la empanada, y lo mío también, fijaos si tendría hambre. 


 

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