lunes, noviembre 02, 2015

La nueva vida

Ayer cumplí 51 años. Y el jueves, 5 de noviembre, empieza para mí (para mi familia, en realidad) una nueva vida.
Como muchos de los que me conocéis ya sabéis, hace 5 años que entré a trabajar en una gasolinera de CEPSA. El plan era, sobre todo, accedera una nómina salvadora, pues llevaba muchos años siendo autónomo, trabajando por mi cuenta, y el último año había sido devastador. Sin trabajo, sin ingresos, sin proyectos...
Gracias a mi amigo Javier, que trabaja en CEPSA de toda la vida, entré a trabajar en una gasolinera. El plan era, al principio, aguantar unos meses, acceder al programa de formación de jefes de estación y pasar a ser jefe de estación... en fin, lo típico.
El caso es que tuve la mala suerte de topar con una persona realmente odiosa que hizo que mi trabajo se convirtiera en una tortura que llegó hasta los tribunales. Gané, por cierto, pero fue una victoria pírrica. Aunque me dieran la razón... mi autoestima estaba destrozada por completo y estos cinco años además, me han arrasado física y mentalmente. No soy ni sombra de lo que era...

-.-

Este verano, en el mes de agosto, la cosa cambió, de repente. El encargado de la estación donde trabajo (en Navacerrada) me comunicó que la estación iba a pasar a ser un COFO y si no me interesaría dirigirlo.
COFO es el acrónimo de Company Owned, Family Operated (Propiedad de la Compañía,Gestionado por una familia) que es un modelo de negocio que se está imponiendo en CEPSA, básicamente porque para una gran compañía es un chollo.
En un COFO, el cofista (yo, en este caso) actúa como gestor de la Estación de Servicio, agente comercial de la corporación y ha de encargarse de los gastos de personal. Así que el asunto está en echar muchas horas dentro de la unidad familiar (Susana está en esta historia a medias y Borja apoyará los fines de semana), y externalizar lo menos posible,para que los ingresos vayan todos al mismo cesto. Mejora la situación financiera... a costa de cierto sacrificio en la calidad de vida, vista ésta como tiempo libre ajeno al trabajo.

Cuando me lo propusieron,lo consulté con Susana y decidimos meternos en ello, no sin darle muchas vueltas, por supuesto y sopesando muchos pros y contras. Por un lado... aunque gran parte de mi trabajo sea exactamente el mismo que hago hasta ahora, yo dejaré de trabajar  como si fuera a trabajos forzados, aunque trabajaré más. Por otro lado... aunque no me siento integrado en las filas de los tan en boga emprendedores, reconozco un cierto espíritu empresarial en mi cabeza últimamente.

Voy a trabajar para mí. Vamos a trabajar para nosotros. Abandono la comodidad de la nómina y el contrato indefinido a tiempo completo (aunque mal pagado) y voy a un modelo de ganas tanto como vendes y trabajas. Da un poco de vértigo.

Pero es como las primeras lluvias de otoño cuando paseaspor el campo: vivificante.

Y así amanece allí.