miércoles, abril 24, 2013

El gran salto. El último salto. Salto mortal.

Hoy he sabido que un viejo amigo de la infancia, a quien la vida misma ahogaba, zas, se la ha quitado. Ha saltado a la historia, defenestrando su propia vida, convirtiéndose en pasado y, supongo, destrozando el presente de los que deja en este valle de lágrimas.

Recuerdo a J. de los días del colegio. Para mí siempre será el pequeño de una de las míticas sagas del CHA, y el más grande de los promotores deportivos amateur que recuerdo.

J.M.A. estaba en otra clase, cuando éramos pequeños. Yo era "del A", por mi apellido, Duret y él, por el suyo, que empezaba por M, siempre fue "del B". En mi colegio se decía así "el A" y "el B", pero en otros colegios era "la A" y "la B". En el colegio, casi todos nos llamábamos por el apellido, salvo algunos, como J., a quien todos llamábamos por el nombre de pila.

Yo era de los pequeños de mi curso (soy de noviembre) y cuando entré en el colegio, en segundo de EGB, no se creían que ya hubiera cursado el primer curso y estuve unas semanas yendo al primer curso. Cuando comprobaron que no era tan zoquete como para retrasar a todo el grupo, me repusieron en el nivel académico que me correspondía, el 2º curso. Eso, unido a que era más pequeño que casi todos, que era, según la nomenclatura oficial, un capullo (novato), y que no era, precisamente, un tío abierto, expansivo y gallito, me separó de los guays del colegio.

J., era de los guays, de los enrollaos, de los que manejaban el cotarro. O, al menos, así lo veía yo. Jugaba al fútbol. Yo, de pequeño, también, y jugaba bastante bien, pero en el colegio no me dejaron demostrarlo hasta que fui "mayor", ya con 12 o 13 años. J., siempre jugó. Era portero, de los pocos que a esa edad les gusta serlo.

Cuando empecé a jugar al fútbol y a ser reconcocido por los guays como J., fue cuando, fugazmente, entré en contacto, durante breves e intensos años, con J., a quien no podría decir que me uniera una fuerte amistad. Pero bueno, durante aquellos años de fútbol y adolescencia, fuimos casi amigos.

En mi colegio no había organizado ningún tipo de torneo en serio, y todo lo relacionado con el deporte estaba muy mal gestionado. Vamos, no se gestionaba, no se hacía ningún caso a esas cosas y ahí entró en juego J. Al principio, medio en broma, pero con un entusiasmo y unas ganas que te dejaban con la boca abierta, J., empezó por escribir crónicas de los partidillos que jugábamos, crónicas y resúmenes que guardaba en sus cuadernos ordenadamente. Escribía las alineaciones, otorgando "ases" a cada jugador, apuntaba los autores de los goles y hacía una breve reseña del partido.

Algunos se reían de esas cosas. No recuerdo si yo era de los que se reían (creo que no, sinceramente), pero lo que sí recuerdo es que a todos, nos riéramos o no, nos encantaba leer esos cuadernos y nos quedábamos pegados viendo nuestros nombres ("Yordi Duret no ha estado demasiado brillante en este encuentro...") en esos cuadernos mágicos que daría media vida por volver a leer. No recuerdo, como digo, si yo era de los que se reían o no, pero recuerdo a J. diciendo, casi textualmente:
- Sí, sí... todo el mundo dice, "ya está J. con sus movidas" pero dentro de unos años, a todos les gustará leer esto y acordarse de estos partidos...
(no creo que dijera "movidas", porque hablo de hace casi 40 años, pero diría algo equivalente)

J. acertó.

Pasó de escribir crónicas más o menos para los amigos, a organizar torneos con muchísima "profesionalidad" y pongo las comillas porque no cobraba por eso, ero organizaba estos torneos con una brillantez, una seriedad y una ilusión que bien hubieran merecido un pago sustancioso.

Si no recuerdo mal, fue él el que organizó el equipo y la participación de mi colegio en el programa de TVE "Torneo", al margen del colegio que, como he dicho, pasaba de estas cosas. J. tenía una energía tremenda para el asunto organizativo y creo que esa energía le venía, directamente, por un genuino amor por el juego del fútbol para el que, curiosamente, y a pesar de haber jugado toda su vida, no estaba demasiado bien dotado. Es curioso porque era el menor de una gran familia numerosa (puede que fueran 12 hermanos, aunque este dato puede ser una exageración) que era mítica en la escuela futbolística de mi colegio. Sus hermanos, todos jugaban que te cagas al fútbol: Jorge, Bubi, los gemelos Ladis e Ignacio, Enrique (incluso a pesar de una grave enfermedad -¿polio?-que le dejó con una pierna más corta que la otra)... todos jugaban fantásticamente al fútbol y el mismo J. fue un portero aceptable, pero ni de lejos tan brillante como sus hermanos, me parece a mí.

Sin embargo, aunque no era un futbolista brillante, yo creo que amaba más este juego que todos nosotros juntos y se convirtió en una especie de gestor fabuloso: organizaba partidos torneos conmemorativos, daba trofeos... y siempre con sus crónicas, sus comentarios y sus fotos que tanto nos gustaba a todos leer.

Su gran creación yo diría que fue el "Club Deportivo El 7"; creo que el nombre provenía de un montón de casualidades que pululaban alrededor del número 7: era el número de la ruta del colegio que iba a su casa; uno de los autobuses de línea (EMT) que iban desde su barrio al cole... y cosas así. El 7 jugaba muchos partidos y todos quedaban registrados por J en sus cuadernos.

Además de crear el club, creó un Torneo Aniversario en el que tuve el honor de jugar el primer año. J. es el segundo por la izquierda, de pie, con chándal gris.
Los torneos estaban magíficamente organizados. Había muchos trofeos y recuerdo esa primera edición con muchísimo cariño. Quizá sea porque gané el premio al mejor jugador, al mejor gol y disputé el pichichi (se resolvió en una tanda de penalties) a Perico, que me acompaña en esta foto.

4 o 5 años después, creo que a través de mi hermano Mariano, que sí jugaba en el CD el 7, una noche fui a jugar con ellos. Y ya no volví a jugar, ni a ver, a J nunca más. Me aparté del ambiente un tanto asfixiante de todo lo relacionado con la Marina y nunca tuve demasiadas ganas de volver.

Hace un año, o quizá 2, se organizó una gran quedada-comida de nuestra promoción del CHA.  Empezamos a cruzar mensajes antiguos alumnos y alguno cayó de J. En el intercambio de mensajes, recordé que para mí supuso un alivio dejar de frecuentar a esas personas y ese ambientillo y renuncié a asistir a la quedada. J., creo, tampoco iba a asistir por estar ocupado con temas de trabajo, pero he recordado este episodio porque en uno de los mensajes, le mencionaba a él, y equivoqué la ortografía de su apellido, cambiando una "ll" por una "y". A cambio, el me mencionó como el "capuyo de Jordi Duret". Yo pensé "menudo gilipoyas" y esa fue la última vez que tuve algo que ver con él.

Hace un rato, no más de dos horas, alguien, al felicitarme por mi santo via facebook me ha dicho: ¿te has enterado de los de J.?

Y entonces todo, todo... se ha vuelto super raro.












miércoles, abril 17, 2013

Las piedras, el singuel


Aquí está. 
Llevaba tiempo sin poner un tema propio aquí, pero ya iba siendo hora. Como esta canción, previsiblemente, no engrosará el repertorio de thePerros, me he animado a grabarla yo solito.
Las Piedras es un asunto que me trae de cabeza desde hace unos pocos años, y no sé muy bien porqué, pero es algo innegable: escribí un relato largo hace poco ("Hablando con las piedras", que puede leerse en este blog, por entregas, o completo, aquí) y ahora esta canción, que habla sobre lo mismo: las piedras,y comunicrse con ellas.
Aunque sospecho de dónde viene todo esto, la verdad es que no sé muy bien porqué se me ha metido tan dentro esto; creo que el meta-asunto, lo que de verdad está por encima, por debajo y alrededor de todo es mi relación con el mundo. Y eso, supongo, te lo debo a ti. Gracias por ello.

Esta es la letra de la canción: léela según la oyes, y todo estará mejor.

LAS PIEDRAS
Subir montañas, cruzar valles
dejar atrás la soledad

firmar con aspas, no ser nadie,
tender la mano a la verdad
tan sólo sha-la-la-la-la
ser un momento, ser fugaz
tan solo sha-la-la-la-la
ser nada eterno y no ser más

Fingir que escucho lo que dicen
atornillarme a su humedad
cantar cuando todos duermen
y despertarlos al callar
y sigo sha-la-la-la-la
tarareando al caminar
tan sólo, sha-la-la-la-la
las piedras no me hablan ya más

Piedras extrañas y amigables
contándome cuentos del mar,
del más allá, del mar de allá

Dame tres mentiras bonitas
dos hasta luegos y un quizás
las piedras no me dicen nada
y corro hacia donde tú estás
cantandoo sha-la-la-la-la
yo soy montaña, tú eres mar
y sigo sha-la-la-la-la
ángel de piedra, angel de sal

Piedras extrañas y amigables
contándome cuentos del mar,
del más allá, del mar de allá

Abrir la puerta a la escapada
sabiendo que no escaparás,
un acertijo entre tus piernas
no eres de piedra, eres mortal
te escucho sha-la-la-la-la
sigues hablando al pasear,
te juro, Sha-la-la-la-la
las piedras no me hablan ya más
las piedras no me hablan ya más
las piedras no me hablan jamás.

jueves, abril 11, 2013

Bailando con diésel (Duérmete tú, gilipollas)

Cualquiera que me conozca un poco, sólo un poquito, sabe lo que me gusta la música. Muchísimo. Escucharla, verla, tocarla, crearla, moldearla, reinventarla. Por eso os quiero contar una cosa que me pasa con la música en la gasolinera.
Tenemos hilo musical en la gasolinera. Hay tres canales disponibles para el gasolinero avezado:
  • música en español, que es la selección musical que está por defecto programada y cuya vulgaridad infinita me deprime ligeramente... al principio, y después de un rato, me deprime del todo. Es una selección corta, estrecha, evidente y desafortunada. Las mismas canciones suenan una y otra vez y es como una tortura ("Muerte por cocalización") que se aplicaba a los ratones inteligentes (una raza superior creada por los japoneses, para obtener un ejército que ocupara poco espacio) en el fantástico "¡Tierra!" de Stefano Benni: Se ataba al ratón a un poste (el palito de un helado), y se le aplicaba un goteo de Cocacola, pero no con un gotero, sino dejando caer, desde unos 20 centímetros de altura, gotas del negro refresco en su cabeza. Después de un tiempo determinado, esa dulce y corrosiva melaza iba corroyendo el cráneo y perforando el cerebro del ratón, provocándole la muerte cerebral antes de la muerte definitiva. Pues bien, así me siento yo en la gasolinera con este canal: con cada canción de Bustamante, de la Quinta Estación, de Joaquín Sabina o de Calamaro, me siento un poco menos persona y un poco más cerca de la muerte.
  • música "internacional", en esta selección, se abre un poco la mano, en cuanto a intérpretes, estilo y épocas. Junto a Shakira, a  Alehandrou, Fernandou... que no sé de quién es, pero que me crispa, se puede escuchar a Oasis, a Los Elefantes y... ¡los Beatles!. Lo malo es que, como mucha gente sabe, los estéreos de los Beatles son bastante radicales. Y la megafonía de la estación es monoaural, por lo que canciones como Eleanor Rigby, I'm only Sleeping o I'm looking through you y alguna otra se oyen sin voz principal, lo que, en días de pocos clientes (lamentablemente, cada día es más frecuente pasar días sin demasiados clientes) me permite cantar a voz en cuello estos temas, mientras repongo y frenteo los lineales, o mientras cambio las bolsas de las papeleras, o pongo guantes desechables en los surtidores. Labores todas ellas mucho más llevaderas si puedes, no ya canturrear, sino interpretarlas en serio. Lo malo es que tiene que coincidir una de los Beatles y que no haya nadie: ni mi jefa, porque si ve que me estoy divirtiendo es capaz de cortar la música, ni clientes, porque no todo el mundo es tan tolerante como yo mismo con mis berridos y gorgoritos.
  • y un tercer canal que programa música clásica, aunque quizá sea más exacto decir música sinfónica, porque, si bien los fines de semana la programación es "clásica", a diario suelen poner, unos días esa basurilla que se ha dado en llamar "chill-out", todo flautas y sintetizadores compitiendo por ponerme los nervios de punta; otros días es música orquestal, sí, pero versiones orquestadas de clásicos del pop, otro género musical que consigue sacarme de mis casillas. Ambas selecciones entran en lo que podemos llamar música de ascensor: tolerable un par de minutos, como máximo
 Yo suelo, a diario, de lunes a viernes, cambiar al segundo canal, internacional, porque junto a tontás de pop insufrible, ponen alguna cosa buena y hacer mi trabajo sin que se me note cuando ponen una buena, no sea que mi jefa me vomite encima. Pero los viernes por la tarde y los fines de semana, sin jefa que me controle... pongo el tercer canal, el de música clásica y es fantásticamente agradable oir a Schubert, Mozart, Beethoven, Liszt mientras el día pasa y espero con asiedad el cambio de turno para irme a casa. Esta música me ayuda a olvidar lo miserable de todo esto y algunos pasajes concretos de, por ejemplo, la pastoral de b., sencillamente, me elevan por encima del mundo.

Algunos clientes me agradecen que ponga esta música explícitamente, otros me lo agradecen sin saberlo, pero sus deditos, o sus ojos llevan el ritmo y se lee la placidez, o la alegría, en el espejo de sus almas, lo que viene siendo el rostro, jeta o careto.
Los clientes más habituales de la estación donde trabajo son los conductores de los Autobuses de Larrea, que repostan todos los días en la estación bien al empezar o, generalmente, al acabar su jornada. Un puñado de estos conductores, así como mis compañeras (y compañero) coinciden en la misma crítica a mi selección musical: "te vas a dormir con esta música", a lo que una compañera suele añadir, "yo necesito marcha, ¡marchaaaa!" y cambia de canal y se oye a Isabel Pantoja, o a Bertín Osborne, o a esos tristes que cantan Esta es mi generacióoooooon... y entonces mi compañera se tranquiliza, ella sabrá porqué.
Cuento esto porque, en fin, me cabrea. Me fastidia que todos digan eso de que me voy a dormir, porque, o sea, ¿es que no tienen orejas? o bien, ¿no tienen cerebro? porque basta con escuchar para no dormirse con la música clásica. Me gusta el rock como al que más... soy músico de rock, caramba, pero eso no me convierte en un analfabeto musical. El hecho de que la música clásica no tenga una batería repitiendo un patrón, marcando con la caja cuando la gente tiene que aplaudir, no quiere decir que no tenga ritmo, vivacidad o empuje. Y sin embargo, todos dicen la misma gilipollez: te vas a dormir.
A mí me gustaría que se durmieran ellos. Ya que, al parecer, viven dormidos, anestesiados, sin criterio propio como para escuchar el mundo por ellos mismos, y tener su propia opinión, que se duerman y me dejen en paz. O sea, no digo que tengan que disfrutar de esa música. No es obligatorio que les guste, pero que todos coincidan en la misma gilipollez es lo que me enerva: te vas a dormir.

Duérmete tú, gilipollas. ¿Alguien puede imaginarse quedarse dormido escuchando esto?


Pues eso.

miércoles, abril 10, 2013

Esperanza: esa melancólica y esquiva ramera

A Javi, mi amigo.

Hoy, justo hoy, justo ahora, sin saber el tiempo que pasará desde este preciso momento (las 18 horas del miércoles, diez de abril de 2013) hasta el momento en el que la entrada sea publicada y, eventualmente, leída por los ojos curiosos que tienes a cada lado de la nariz, y procesada por tu cerebro, tengo esperanza. Eso sí, la esperanza está desvaneciéndose, perdiendo vigor, pero pervive, inquieta, como un tenaz pececillo nadando contra corriente.

Un tenaz pececillo, sí, que si se cansa, o si no elige bien el lugar del río donde tomar aliento, será arrastrado, naturaleza inmisericorde, corriente abajo, golpeándose en las rocas de los rápidos y finalmente vomitado al mar de la desesperanza.

La esperanza genera frases hechas y tópicos con asombrosa naturalidad y hoy, este que escribe, se siente con fuerzas para desmontar algunos de esos lugares comunes. Lo que nunca sabremos (o yo nunca sabré, al menos) es si esas fuerzas provienen, oh, paradoja, del inquieto y tenaz pececillo, de esa esquiva y melancólica ramera que es la esperanza. Ahora que lo pienso, seguramente no son fuerzas de desmontar mitos lo que tengo, sino ganas de escapar de mí y de mis pensamientos. Todo debe terminar.

"La esperanza me mantiene vivo", es frecuente oír, lo habrás oído alguna vez. Yo no lo creo. Mi esperanza, porque creo que debo adoptar un tono más humilde para este post, y no hablar de la esperanza, sino de mi esperanza, es más que un soplo vital, una especie de curva. No es la sangre que recorre mis venas, sino su grado de fluidez. Podría ser el colesterol. Así, no es lo que me mantiene, pero tiene que ver con cómo lo veo, con cómo me siento: si la esperanza se espesa, me sentiré lento, cabezón, grasiento y obeso. Si se diluye, si fluye la esperanza por mis venas, me sentiré ligero como la leche desnatada de soja y la margarina de maíz con omega 3, alfa 4 e ípsilon 32. Por lo tanto concedamos a la esperanza, o a mi esperanza, ya que le sustraímos la llama vital, al menos ser el combustible, el aceite del quinqué.

Otro tópico insufrible es "la esperanza es lo último que se pierde", íntimamente ligado a "mientras hay vida, hay esperanza", dos grandes gansadas, sin duda. Sólo si admitiéramos que la esperanza es sinónimo de la vida tendrían algín maldito sentido estas frases. Pero... me da igual si tienen sentido o no.

Para mí, la esperanza ni se pierde ni se encuentra, la esperanza, mi esperanza es un destello, una luz, irregular, inconstante, impredecible, pero inagotable. Siempre hay esperanza, pero a veces no la vemos, eso es lo que a mí me parece. En mi cabeza, es como un faro, esos faros antiguos que daban vueltas y que, a veces, se estropean y dan lugar a catástrofes y desastres navales.

Desbarro y divago porque hoy, y supongo que durante al menos un par de días, estoy lleno de esperanza. No soy un tenaz pececillo, sino un vigoroso tiburón, un pez espada asombroso y vital, un absurdo superhéroe sin mal contra el que luchar. El faro se ha estropeado, vale, pero se ha estropeado iluminando mi horizonte durante estas noches, y mientras dure esta dulce incertidumbre, pienso que la vida a lo mejor me devuelve la alegría, la dignidad y la sonrisa.

Mi vida, y con la mía, la de los míos, podría cambiar y eso vale, al menos, un par de días de estúpida sonrisa. Y, al menos, durante un par de días, vuelvo a creer en mi.

Gracias, Javi. No sé si te gustan, me parece que no, o no me pega que te gusten, pero este tema de Eurythmics siempre me pareció fantástico, y es casi obligatorio que te guste un poquito. Y bueno, ocupémonos del mañana cuando llegue mañana, ¿no te parece?





Mañana, mañana...

sábado, abril 06, 2013

Capqueiks, o cosas que, de verdad, importan

Por favor, comparte y difunde eso.
Fingir, sin demasiados aspavientos, que me gusta el Ángel Guardián, no es un trabajo duro. Mi amiga Mal, la mujer, fuera de mi familia, a la que más quiero y admiro, es voluntaria en un hogar de animales abandonados.
Bueno, si quieres un perro... aquí hay un montón de ellos, y algunos son la bomba. Seguro que hay alguno que se ajusta a lo que estás buscando, te gusta o te conviene.
Ojalá alguno encuentre casa.

Perros en adopción

Jara

Jara

en adopciónEdad: 2 años y 5 meses
Raza : Mestizo
Sexo: Hembra
Jara es un perrita, creemos que cruce de bóxer con galgo, aunque nunca se sabe con
seguridad, pero ...

Bowie

Bowie

en adopciónEdad: 8 meses y 3 días
Raza : Shar pei
Sexo: Macho
Bonito sharpei con 7 meses busca familia con quién pueda jugar y Lo cuide. Necesita un poco de disci...

Travis

Travis

en adopciónEdad: 2 años y 1 mes
Raza : Cruce Labrador y Schnauzer
Sexo: Macho
Travis apareció como muchos de nuestros pequeños vagando por Majadahonda. Su dueño nunca apareció, p...

Ronda

Ronda

en adopciónEdad: 2 años y 3 meses
Raza : Galgo Español
Sexo: Hembra
Desde bebita perteneció a un galguero el cual sin duda no le dió buen trato. Él mismo confesó que en...

Niebla

Niebla

en adopciónEdad: 1 año y 2 meses
Raza : mestizo
Sexo: Hembra
La llegada de otra hija supuso la salida de Niebla de su hogar. Al entregarla en el centro la pobre ...
Ripley

Ripley

en adopciónEdad: 9 meses y 5 días
Raza : Stafforshire inglés
Sexo: Hembra
Ripley apareció perdida por las calles de Majadahonda. Como ocurre con los perros de este tipo en se...

Chito

Chito

en adopciónEdad: 6 años y 9 meses
Raza : Rottweiler
Sexo: Macho
Chito se crió en una finca con la única compañía de Lio (adoptado), por lo que no recibió una educac...

Rey

Rey

en adopciónEdad: 1 año y 1 mes
Raza : Galgo
Sexo: Macho
Este pequeño es Rey.

Rey fue abandonado antes de que acabara la temporada de caza, debe tener ent...

Canelita

Canelita

en adopciónEdad: 8 meses y 17 días
Raza : Cruce Teckel
Sexo: Macho
Este peque apareció atado cerca de una clínica veterinaria en Majadahonda y adoptado pocos días desp...

James

James

en adopciónEdad: 1 año y 4 meses
Raza : Cruce Podenco
Sexo: Macho
James, o Sir James según los voluntarios, es un podenquito encantador. Tranquilo y obediente, no par...
Atila

Atila

en adopciónEdad: 8 años y 5 meses
Raza : Cocker
Sexo: Macho
Atila nos llegó porque su dueña se hizo mayor y el resto de la familia ya no quiso encargarse de él....

Enzo

Enzo

en adopciónEdad: 1 año y 9 meses
Raza : X Pastor Aleman
Sexo: Macho
Enzo salió de nuestro albergue siendo un cachorrito y como les pasa a muchos, llegado a cierta edad ...

Laika

Laika

en adopciónEdad: 1 año y 2 meses
Raza : mestizo
Sexo: Hembra
Laika, hermana de Niebla (también en adopción) es el clásico cachorrito que se hace demasiado grande...
Osi

Osi

en adopciónEdad: 5 años y 4 meses
Raza : Mestizo
Sexo: Macho
Osi fue abandonado en un estado tan lamentable que su recuperación ha llevado muchos meses.

Porqu...

Gaby

Gaby

en adopciónEdad: 5 años y 5 meses
Raza : Mestiza
Sexo: Hembra
Esta perra fue encontrada con sus cachorros en una caja. Lamentablemente sus crias no salieron adela...

Brisa

Brisa

en adopciónEdad: 1 año y 11 meses
Raza : Mestizo
Sexo: Hembra
Brisa apareció junto con sus 4 hermanos en el campo. Hija de una madre con pánico a los humanos, ha ...

Joker

Joker

en adopciónEdad: 2 años y 8 meses

Raza : Mestizo
Sexo: Macho
Hola soy Joker,

En mi cara parece que se dibuja una sonrisa cuando un bípedo me hace algo de caso...


jueves, abril 04, 2013

Escribir me mata.

Acostumbro a conjurar mis demonios escribiendo, pero, al contrario de lo que le sucede a la gente que le gusta escribir, que lo hace porque así estructura mejor su discurso, se ordena y se explica con más coherencia, yo abro el grifo, el aspersor, vaya y, en fin, para qué adornarlo, suelo meter la pata.

El proceso es sencillo: empiezo a escribir con la idea de rodear, bordeándolo, el asunto que me carcome. Sí, he escrito "carcome", es otro de mis defectos, mi vocabulario expansivo. Pero, de repente, se me ocurre una buena frase, un buen giro, un argumento brillante y, llevado por entusiasmo, le pongo al asunto un poco más de energía, cargo las tintas, como si dijéramos, y acabo por ser un poco más vehemente de lo que había pensado.

Me pasa aquí, que escribo cosas que nunca deberían ver la luz, por imprudentes. No me refiero a que desvele cosas íntimas, es que me dejo llevar por el entusiasmo del momento y la frase que me gusta, que no tiene porqué ser lo que pienso, es la que queda escrita, sencillamente, porque en ese momento es la frase que se me ha ocurrido.

Soy de la opinión, y esto es verdaderamente mi opinión, y no fruto de un calentón creativo, de que las opiniones deben ser vehementes, comprometidas con su íntima razón, valientes y, sobre todo, personales. No encuentro la gracia a reproducir las reflexiones de otro y, en general, no me gustan las ideas que se propagan así, a lo bestia, y la gente las compra por la sencilla razón de que la gente las compra. Es decir, por ejemplo, la gente se manifiesta contra la guerra, pero en su vida resultan belicosos y poco tolerantes y eso es lo que no soporto. El personal "sale a la calle" pidiendo democracia real, pero se portan como nazis, violentos, intolerantes con los que no piensan como ellos.

¿Ves? esto mismo... podría ser un poco más suave al decirlo.

Pero lo peor es que, a veces, lo pago contigo. Si no me contestas, si no me bailas el agua... la tomo contigo. Y te digo cosas y te escribo cosas injustas, simplemente porque al escribir cómo me siento con respecto a ti, se me va la mano y me reconforta escribirlo, aunque sepa que me arrepentiré de haberlo hecho si tú lo lees... que lo vas a a leer.

Sólo puedo esperar que lo entiendas. Tenlo en cuenta, cabréate conmigo, pero por favor, entiéndelo. ¿De acuerdo?

miércoles, abril 03, 2013

Entendiendo a las mujeres. Reflexiones de un auténtico feminista.

Quisiera saber porqué, a veces, algunas veces, bueno, casi todas las veces, las mujeres no son más razonables, o, por decirlo en otras palabras, más como a mí me gustaría que fueran. Yo quiero que tengan personalidad, claro, que tengan criterio e ideas propias, que tengan más cuidado el cerebro que la figura, que sean fieles a ellas mismas (y a mí), que le den importancia a las cosas importantes (tenerme contento a mí), que adoren el arte, la música y la literatura o, más exactamente, mi música y lo que yo escribo, que estén pendientes de sus cosas, sus amigos y familia, claro, pero también de mí, y no necesariamente en ese orden, yo quiero que estén en permanente disposición para mí, que lo dejen todo cuando yo aparezco, que les apetezca escucharme y, eventualmente, acostarse conmigo (si ése es el evento que me apetece a mí, quiero decir), y que en fin, aunque tengan su vida, que en su escala de valores esté siempre, en todo lo alto, el atenderme a mí y a mis necesidades. ¿Es tan difícil?

Rallypsie no me hace caso. No me hace maldito caso. Desde hace meses, pasa de mi culo, por decirlo en palabras llanas y sencillas. ¿Por qué? Para que el lector se posicione, Rallypsie es mi ex. O yo soy su ex, pero vamos, somos ex-each other, como si dijéramos, y dependiendo de dónde pongamos el acento, yo soy su ex o ella es la mía. Si ponemos el acento en la posesión, o en la dominación, yo soy su ex. Rallypsie me dominaba, me poseía; era más lista que yo, tenía más carácter, más dinero... y yo, sencillamente, la adoraba. Un día, sin entrar en detalles (podéis encontrarlos en este post), me libré de ella, luego la reencontré, 12 años después y bueno, estamos en esas ahora: ella tiene una vida complicadísima y yo sólo quiero que me dedique un tiempecito... pero nada. ¿Es que no puede dejarlo todo para hacerme sonreír?

Yo no digo que no atienda a su familia. Pero... ¿qué hay de mi? Yo no voy a darle el coñazo, no voy a pedirle que venga a comer a casa de mi madre, ni que cuide a mis sobrinos, a mí, con que me atienda cuando me acerque a su casa, me basta. No tiene que desearme todo el rato: sólo cuando yo la desee a ella y me plante en la puerta de su casa. No quiero que me cocine, ni que me compre los calcetines... no tiene que esperarme para comer cuando salgo de currar. Sólo tiene que estar disponible cuando yo aparezca. No es tan difícil de entender, ¿verdad?

Si nos dejamos de chorradas, te digo: lo único que quiero, lo único que añoro es ser algo importante para ti. Que cuando estemos juntos no haga falta demasiado, ni demasiado poco, que te baste con tenerme a tu lado, como me basta a mí, y que si hay mucha gente, me mires y me sonrías de vez en cuando, sin decirme nada, pero como diciéndome "tú y yo, ¿eh?". Que si una tarde me siento a tu lado y sin decirte nada, mi mano se apoya en tu muslo, tu mano caiga sobre la mía y me des un apretoncito cómplice. Que si te miro, me mires. Que me entiendas, que yo te entenderé a poco que me hagas caso.

Te echo muchísimo de menos y no digo más que tontás.