En el centro de la escena, como si fuera idiota, pero con su cara normal de zoquete, Fernando Javier proclama al cielo su desdicha vital:
Fernando Javier: ¡Oh, tus pezones... recurso inagotable en mis escritos! ¿Cuáles son tus razones, mi gordita deseable, para rechazar a este proscrito?
Entra Marta Rosa, sientiendo una gran realidad sobre su pecho, y sin poder disimular que sin gafas es como Rompetechos; responde a FJ, pero como si clamara en el desierto:
sin que nadie lo impidiera,
se enfadó primero un rato,
para acabar hecho una fiera
Y así termina esta vieja
historia sin laca ni gomina
así que, moraleja:
la vida, casi nunca rima
Marta Rosa: ¡Ay, tu pesadez sempiterna! tu salidez sin tregua, tu incansable instinto bajoFJ se rasca los huevos mientras acentúa la idiocia de su semblante
Fernando Javier: ¿Es eso lo que te amuerma? porque te amo a destajo...
Marta Rosa: y tu higiene siempre en huelga: hueles, pero bastante, a ajo
Fernando Javier: ¿Y qué si como especiado, y al gusto mediterráneo? Tengo entendido que sin esta dieta, para vivir, vas de cráneoY entonces él, insensato,
Marta Rosa: tus versos son horribles, casi tanto como tu aliento; tu aspecto es discutible, tu coco no vale un pimiento, y no tienes posibles... ¡te mando a tomar viento!
sin que nadie lo impidiera,
se enfadó primero un rato,
para acabar hecho una fiera
Y así termina esta vieja
historia sin laca ni gomina
así que, moraleja:
la vida, casi nunca rima
6 comentarios:
¡¡¡BRAVO!!! Jajajajaja.... me lo he leído dos veces.
La vida, casi nunca rima... Pues habrá que hacerla rimar, como sea.
Un beso, romántico Wolffo.
Gracias, Clemsie, digo a bote pronto,
eres un encanto, eres un solete,
un cielo, dulce como un mollete,
bloguera lista que lee a bloguero tonto.
¡Gracias!
Jajajajaja... ¡Gracias a ti!
Y digo yo que si la bloguera lista lee a otro bloguero... será por algo.
Será por mi dinero, o por mi físico, una de dos...
Un besazo de película.
jajajaja,
me encanta el romanticismo
en si mismo.
Y el derroche de talento
en cualquier momento
Y a mí me encantan las sagas
como la tuya, Mal, querida,
que siendo listas que te cagas,
vienen y leen mis paridas.
Y tú, rostro de porcelana,
que hasta mis ripios celebras,
eres como esas cebras,
que serían caballos, o piedras,
si les diera la real gana.
¡Muacks!
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