El momento después
Fui un poco gilipollas, vale, pero un gilipollas leal. Miré por ti, te cuidé, te llevé y te escolté, te quise y te fui fiel. Obcecado y taciturno, un poco también, pero siempre a tu lado, mirando siempre por ti.
¿Cómo será cuando no esté?
¿Seguirás soñando y haciendo grandes y ambiciosos planes? ¿Serán tus noches solitarias, seguirás escudriñando mi ausencia desde tu incomprensible soledad?
A veces, la belleza es sórdida: como cuando, beoda perdida, me contaste cómo te quisiste al día siguiente de conocerme, y me imaginabas atlético y silencioso. Debió ser duro comprobar que ni soy atlético ni, mucho menos, silencioso. Así que también es sórdido y bello que, aun fofo y parlanchín, me llames de vez en cuando. Soy leal a eso, a la belleza y a la sordidez.
Y ahora que, al fin desalmado, ya no estás a mi lado, soy leal a eso. A tu no estar. A tu recuerdo. A ti.
(soy leal a mi yo ido)
6 comentarios:
Breve pero intenso
Gracias, quien quiera que seas. Anda que, con los poquitos que venís a verme, ya podíais poner un nombre, aunque fuera falso, para poder darle las gracias a alguien.
Me da vidilla que, de pascuas a ramos, entre alguien aquí y dé señales de vida. Me estoy malacostumbrando a la soledad absoluta.
Ea, gracias.
Somos lo que hemos sido siendo. Y no debemos renunciar a ningún instante, bueno o malo, de nuestro pasado. Así pues, reunidas nuestras dos identidades, saludemos al primer gramo de nuestro venturoso futuro, Maese Wolf ;-)
Un abrazo.
Doc, amigo, deberías escribir tú mis posts... es muy brillante este comentario, amigo.
Abrazo óptimo.
Intenso, sí, como dice anónimo. Y bonito
A veces pienso que eres tú, Mal. Me refiero al lado bonito de las cosas. Tú eres ese lado.
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