sábado, mayo 07, 2016

Nada, salvo el eco de tu nombre



Escribí a mi amada por whatsApp un soneto con rebote y dos segundas jugadas, cuarteto y terceto, y ella, ignorante de mí, ignorante de los estrambotes y de casi todo, se lo tragó entero. Le dije, total, nada:
A tu abandono opongo la elevada
torre de mi divino pensamiento.
Subido a ella, el corazón sangriento
verá la mar, por él empurpurada.

Fabricaré en mi sombra la alborada,
mi lira guardaré del vano viento,
buscaré en mis entrañas mi sustento...
Mas ¡ay!, ¿y si esta paz no fuera nada?

—¡Nada, sí, nada, nada!... -O que cayera
mi corazón al agua, y de este modo
fuese el mundo un castillo hueco y frío...—

Que tú eres tú, la humana primavera,
la tierra, el aire, el agua, el fuego, ¡todo!,
...¡y soy yo sólo el pensamiento mío!

Jubiloso te escribo esperando
-ansias de adolescente tardío-
Ramilletes de flores portando y
Monacales dulces de estío;

Jirones melancólicos de duda
me estremecen y no me fío:
nez y o solitario: me la suda.
O sea, si tienes una culturilla, o te manejas con google, amado lector, sabrás que el soneto no es mío, sino un clásico de toooda la vida (soberbio, eso sí); y si eres astuto y te gusta jugar y resolver enigmas, verás que en las dos jugadas que propicia el rebote (qué importante es el rebote en el baloncesto... y en la poesía) está, cuestión de principios, y bien acrosticado, el nombre del autor del soneto. El estrambote sí que es mío, notoriamente. Luego le dije:
Oigo tu nombre aquí y allá,
pronunciado de mil y más  maneras,
por bocas perversas y pacatas, 
pero, sea como fuere,
siempre me lleva a ti.
Un link inagotable, un enlace infalible,
un libre directo; un amor factible, 
es oír esas letras, tan bien ordenadas
tan en tu nombre vertebradas
y su eco me conduce a ti,
a lo que me gustabas cuando eras mujer.
Cuando no eras matriarca,
cuando no eras chica,
cuando no eras yonki,
cuando eras solo mujer.


Ella, qué quieres que te diga, escuchadora de La estación azul, lo interpretó todo al revés. Pensó que el soneto y su estrambote, como rimaban y guardaban  su métrica, y también porque yo soy bastante redicho, eran míos. Y que lo otro, que no rimaba, que no parece poesía, que no vale ni media mierda, era una poesía contemporánea de algún poeta contemporáneo de esos que parece que no fueron al cole el día que explicaban lo de la métrica y la rima.

- Es muy bonito eso que me escribes
- Nada... (otra pista)
- Y lo otro.. ¿de quién es?
- ¿Qué otro?
- Lo del link. ¿Tampoco "nada"...?
- No... mujer lo otro no es, ni de lejos, nada. Es mucho.
- ¿DE quién es...? me gusta el poema
- (¿poema...?) Ah... es de Carlumbres, Carlos Lumpen Brescia, un poeta mexicano (totalmente inventado)
- Pues está muy bien, ¿cómo se titula?
- El eco de tu nombre
- Me encanta ese tipo de poesía...
- Si no rima...
- Hm...
- Ni guarda la métrica
- No seas provinciano

Supe que eras un poco fiasco. Que tu pretendido amor por el arte era una pose reforzada. Que tu amor era escurridizo como un corazón de sardina. Que tu compromiso era solo contigo misma... y que, a pesar de todo, me hechizabas como sólo hechizan los versos verdaderos. 

Una vez, al preguntarme tú qué era lo que evocaba  cuando te hacía el amor en mis fantasías, te contesté , lleno de juvenil idiocia:

- Nada...
Y tú, sin darte cuenta, derribando de un plumazo toda mi pretensión, siendo más arte en 4palabras que yo en toda mi vida, me dijiste:
- Tú y tus nadas...
Y me pareció la frase, el verso más hermoso que nadie pudo escribir jamás. Y, también, al oírlo de tus labios, el sonido más evocador de la Eterna Nada... salvo el eco de tu nombre.

Y puedes -deberías- escuchar y ver otra vez este temazo.


Hay que averiguar quién es el el autor del poema, y para hacerlo, basta con leer con atención.
Nada más.


5 comentarios:

Carmina dijo...

Maldita la hora en que se me ocurrió leer el post. Estoy muuuuy celosa. Ahora mismo soy tan peligrosa como una fiera herida. Podría matarrrrr

Wolffo dijo...

Anda, ¿y eso?

Carmina dijo...

Escribí un comentario y no entró.

Te informba de que no temas que no te molesto màs. No me gusta hacer el ridículo y me temo que lo he hecho.

Puedes borrar mi primer comentario si te perturba. Au revoire

Wolffo dijo...

Carmina... si pasara por mi cabeza borrar algún comentario, que nobes el caso, borraría este último por ofuscado y desenfocado.
No me has molestado ni temo, por tanto, que vayas a molestar nunca. No has hecho el ridículo en absoluto y espero que esa despedida solo sea un mutis efectista y que no dejes de venir, porque sois muy pocos los que seguís viniendo y menos aún los que comentáis, así que atesoro estos comentarios (y con más razón cuando son yan cariñosos como los tuyos) como las perlas valiosas que son.
Sólo te preguntaba que por qué este, concretamente este post, te ha hecho estallar de celos.
Era una pregunta inocente.

Mal dijo...

Platero y yo!!!!