jueves, diciembre 17, 2015

Linked felony (Felonía desencadenada) - Un Cuento un poco Laico de Navidad

Sin comerlo ni beberlo, porque estaba más tieso que la mojama, Hassan Hossué se había convertido en el personaje prescindible de todo drama. Y de toda comedia. Pensaba, para sí mismo, que esa circunstancia era una suerte de denigración, de negación de su calidad artística e interpretativa y realmente no era así. Su prescindibilidad era, en realidad, su mejor seguro laboral, lo más parecido a ser imprescindible. Toda compañía, toda obra, todo montajillo necesita un don nadie, alguien de quien se pueda prescindir, precisamente, para poder prescindir de alguien.

No se me amontonen. Al fondo hay sitio.
Ciertamente no era un prodigio de versatilidad. Como actor, era más bien mediocre, y además no era cuidadoso con su físico, su herramienta de trabajo, y solía aparecer en los castings con exceso de peso, un desaliño indumetario notable y una actitud nada constructiva que no solía jugar, lógicamente, a su favor.

Además, algo en su actitud hacía sentirse incómodo a los directores de casting. Era como si su sola presencia, con su actitud rogatoria, imputase su mala fortuna a su interlocutor, sobre todo si éste se encontraba en situación de ofrecerle trabajo.

En esta ocasión, el casting era para el reparto de un Belén Laico Viviente patrocinado por la caja de ahorros de un pueblecito de las estribaciones de la sierra de Madrid. Un ayuntamiento de esos del cambio, no sé si me explico.
Para el asunto se buscaba transmitir una imagen de progresismo, multiculturalidad, igualdad de género, pacifismo, ecología (¡sostenibilidad, cojones!, según dijo el irritado concejal del ramo) y buen rollo en general, sobre todo entre los miembros del ayuntamiento y sus paniaguados.

Algunas voces trataron de explicar a la joven, inexperta y tozuda alcaldesa, que el portal de Belén era, esencialmente, un hecho clave, casi fundacional, acaso metafóricamente, del cristianismo, pero ella, revestida de buenas intenciones, progresismo e impermeabilidad absoluta hacia todo lo que no fueran nuevas ideas de nueva política, siguió adelante con su disparatada idea del Portal Laico de Belén, introduciendo sutiles pero reveladores cambios en la historia.
Los padres, por citar el que quizá fuera el segundo cambio más espectacular, eran Mario y Hassan, una alegre pareja gay árabe cuyo bebé era, obviamente, adoptado, y había dado en llamarse Maria Jesús. Y era bastante negra. Y bastante mayor: la YennyLuz, hija de Isaías y la Reme, una tardoadolescente obesa y negra, era la escogida para hacer de la Marijésu, y por mucha buena voluntad que uno pusiera, era difícil que inspirara la ternura del niño Jesús, aunque atesoraba otras ventajas.
El casting da para una historia en sí mismo, pero permitidme una elipsis radical y referirme a la historia del infeliz y hierático Hassan Hossué en la Navidad aciaga de 2015. 2015... y cualquiera diría que ya ha pasado un siglo.

Hassan fue contratado debido a que era el único con pinta arabesca porque Evelio, el secretario
interino del ayuntamiento tenía notables virtudes, pero no sabía demasiado de interpretación ni de teatro. No obstante, con Hassan acertó de pleno, si bien no cabe apuntárselo en su haber. Es sólo que fue el primer hombre de aspecto ligeramente árabe que se presentó al casting. Y, como buen funcionario, Evelio era infalible en el cálculo de la rentabilidad/tiempo invertido en cualquier labor, especialmente las que le resultaban desagradables. Y seleccionar a los "intérpretes" del Belén Laico Viviente no era de las labores favoritas de Evelio. Pero con Hassan,  dio en el clavo, porque la especialidad de Hassan era el posado rígido para escenas fotografiadas. Tenía una especial habilidad para, posando rígido como una piedra, que la imagen resultante pareciera un prodigio de dinamismo y naturalidad.

Hassan volvió a casa con la buena nueva: "tengo trabajo" pero a su mujer, Regina, le puso morritos.
- O sea, por resumir... -dijo con su tono más agrio cuando Hassan le explicó las generales de su trabajo- que no vas a venir a cenar a  casa de mi madre en Nochebuena
Hassan estaba triste. Derpimido, casi. O sea, que cuando llega al fin su primera oportunidad en mucho tiempo de "volver a los escenarios" como, asaz optimísticamente lo veía él, ella sólo veía que no iba a ir a casa de su madre. Ingrata mujer. ¿Es eso apoyo?
- No me líes, muchachito - dijo Regina bajando a la arena de los crudos hechos- ¿Vas a venir... o no?
- No
-Pûes no me cuentes cuentos. ¡Capullo! - remató.Y salió de la habitación en un mutis efectista y cruel.
Hassan estaba dolido. Mancillado  su honor, herido su orgullo y además tenía hambre. Y cuando Regina se enfadaba no le daba de cenar. Y él, que se consideraba a sí mismo un inútil total en la cocina, incluso presumía de ello, lo pasaba fatal porque, aunque a él se le escapara este aspecto de la cuestión, además de un inútil en la cocina, era un calzonazos de tomo y lomo.

A la mañana siguiente, Hassan se lanzó a la calle sin desayunar, y sin que su querida Regina le besara, así que tenía un agujero del mismo tamaño y profundidad en el estómago y el corazón.  Hassan fue al ayuntamiento donde le esperaba, tanto a él como al resto del reparto del LaicoBelén  y un sastre que les tomaría medidas para confeccionar el vestuario de la farsa navideña.

El modisto, clarísimamente, además de tomarle las medidas para el vestuario, le sonrió y le regaló una participación de la lotería de navidad (Hassan hubiera preferido un bocadillo, pero se echó al bolsillo el décimo), le palpó repetida y explícitamente, sus partes. Hassan le miró con ojos asombrados pero compalacido por el tratamiento inesperado
-Estoy tomando medidas... - le dijo el trabajador de la moda (y el amor casual) con una sonrisa extraña - ¿te apetece algo?
- Si me das algo de comer... - Hassan estaba hambriento y desonocía las sutilezas del doble lenguaje,del doble sentido. No es que no conociera la lengua (Hassan era nacido en Lavapiés, aunque de padres maeroquíes), es que era bastante bobo y era incapaz de discernir qué cosas podían decirse y cuáles otras no dependiendo del contexto. Por ejemplo, era completamente inconsciente de que acababa de incitar al modisto tocón a practicarle una felación, quediosmeperdone por hablar de estos temas en un cuento navideño.
-¿Quieres que te dé biberón....?- dijo malévolo el costurero feliz
- Preferiría un par de huevos,la verdad... - respondió estúpidamente - anoche no me dieron nada...
- Y un hombretón... un morenazo como tú - el tipo se emocionaba por momentos- necesita su ración diaria, ¿no? Que te den lo tuyo, vamos...
-Si... ¡jaja...! - rióse estúpidamente Hassan-  si no me dan lo mío... no soy persona - dijo Hassan divertido,pensando en un plato con dos grasientos huevos fritos y su poquito de bacon. El sastre seguía sobándole descaradamente, pero parecía un hombre cariñoso y buena persona, y, lo más importante, parecía capaz de invitarle a un desayuno principesco, así que le dejó obrar. Craso error: el sastre se estaba poniendo tan nervioso que perdió un poco el pie y al intentar agarrarse para no caer clavó las afiladas tijeras en la cara interna del muslo de Hassan que empezó a chorrear sangre como un torero cogido en tarde de gloria.
El despacho del concejal de festejos, cultura y juventud era un cubículo preparado para echarse unos porrillos y tumbarse la mona después,m pero no para  atender a un aspirante a actor hierático que sangra como si un Miura le hubiese cogido por arrimarse demasiado. El confundido sastre apenas balbuceaba una petición de ayuda, mas cuando traspasó el umbral de la puerta empapado en la sangre mora de Hassan, Virtudes, la secretaria, reprimió un grito y llamó enseguida a seguridad y a una ambulancia. En mi pueblo no hay ambulancia, pero Virtudes llamó de todos modos.

Hassan, trasladado en volandas por el Cirilo y el Pérdidas (la pareja de municipales que estaba de guardia en ese momento) ingresó bastante disminuido de vitalidad en el puesto de la Cruz Roja del pueblo donde no parecía haber nadie. El Cirilo (llamado así porque sus padres eran unos cabrones) y el Pérdidas (llamado así porque heredó el mote de su abuelo, pastor ovejero, que volvía de su pastoreo siempre indicando a quien quisiera escucharlo, las pérdidas de la jornada: "hoy tuvimos dos pérdidas") entraron dando voces en el ambulatorio y nerviosos porque el muslo de Hassan era un incansabe surtidor sanguinoláceo
- ¡Azzidentao, azziidentao...! - iban gritando de forma melancólica, pues no parecía haber nadie dispuesto a socorrer al azzidentao.Como quiera que nadie les indicó nada fueron siguiendo las indicaciones de "URGENCIAS" y entraron en la sala de curas como una exhalación.

La escena que encontraron una vez dentro, fue realmente sorprendente. Allí estaba el Doctor Simplex Simplicissimus, examinando a fondo a Regina, la mujer de Hassan, que se encontraba, abierta de piernas en la camilla gineclógica. "Examinando" es un eufemismo. En el lenguaje del sastre que atijeró en el muslo a Hassan,

le estaba dando lo suyo. Y Regina parecía complacida, ciertamente.
Hassan perdió el conocimiento. Se desmayó, se le cerraron los ojos, pero no perdió la consciencia. O quizá fuera un sueño. Porque lo que veía no tenía demasiado sentido. En su sueño, o lo que fuera, se acercaba, con bata de médico, pero con su hieratismo habitual, a la vagina de su mujer, expuesta en la camilla ginecológica, abierta como una rosa (abierta) con un batidor de huevos en la mano y una espatulilla de tocólogo, de la marca Finney's. Al acercarse al potorrillo, este se abría, como en un videoclip y entraba en una especie de cueva marina en la que, al fondo, había una estancia iluminada. En ella, cuando la alcanzó, se encontraba la madre de su mujer presidiendo una mesa, supuestamente navideña, en la que,¡albricias! en lugar del esperado cochinillo (que cocinaban siempre para joderle) estaba él mismo, asado y con bastante buena pinta (le habían depilado y rociado con una mezcla de manteca, ajo, perejil y brandy antes de meterlo al horno), con la preceptiva manzana en la boca. A los lados de la mesa, estaba el doctor SS (Simplex Simplicissimus,no lo vuelvo a repetir) y sentado sobre él,a horcajadas, su mujer. Al otro lado, con instrumentos de trinchar, estaba el sastre que le atijeró, y se disponía a trincharle el pene (erecto) al grito de "la salchicha para mí".  Juanto a él, visiblemente molesta por la evidencia homosexual del modisto, la alcaldesa, en actitud oratoria,se disponía a tomar media docena de hostias, Laicas Formas, Obleas Democráticas, con ketchup y CocaCola Zero y repetía un matra progre ininteligible antes de comulgar con ruedas de cretino. La YeniLuz esperaba con un babero a que le sirvieran su ración de Hassán al hormo y Evelio, el funcionario encargado del casting del Belen Laico, se hurgaba la nariz con eficacia funcionarial.

Entonces, cuando ya se veía devorado Hassan, entró en la estancia el calvo de la lotería, ataviado con su capa, o lo que fuera y de un capotazo magistral, trasladó a Hassan a la administración de Lotería de doña Manolita, donde pudo mangar con soltura y lucidez, un décimo cuyo número os diré, si me acuerdo, al final del cuento. Guardó el décimo en el bolsillo y se disponía a eructar, justo en el momento en que alguien le pinchó en el muslo y despertó.

Le estaban curando. El doctor SS parecía más suelto en las artes curatorias que en las amatorias, pero a veces cometía errores de juicio. No estrictamente médicos, eso es verdad, pero errores al fin. Como entonces. Juzgó que no era necesaria la anestesia local para coser a Hassan porque, caramba, el tío estaba grogui, frito del todo, y se equivocó. Hassan despertó y al verse a sí mismo en la camilla ginecológica (otra idea brillante de doc) abierto de piernas y al doctor SS acercándose a él como si sus partes bajas fueran un cochinillo para trinchar, reaccion´mal, o bien, quién se atreve a juzgarle, y cerró las dos rodillas sobre las sienes de SS y éste cayó, noqueado, sobre el paquete de Hassan, aplastándole con el prominente mentón, el testículo derecho y produciéndole al morito un dolor de grado 12 en la escala de Grovsson-Marinner (actualizada).

Al grito de Hassan se unió la histeria de Regina, que por allí seguía,más preocupada por la pérdida de sentido de doc que de la de su marido, al que no solo despreciaba en casa y gustaba de hacerlo en sociedad. Hassan se miró la herida,casi totalmente cosida y se hizo una faena de apaño (un nudo doble Windsor,inexplicablemente),se puso los pantalones se palpó los doloridos cojones y se marchó de aquel ingrato y poco saludable lugar.

Se fue a casa. Miró en la nevera y no vio gran cosa. Comió algo de fruta y jugó con el gato.hasta que se dio cuenta de que, coño, ellos no tenían gato y que ese bicho era bastante feúcho. Se hizo una manolilla bastante ceremoniosa (luz de velas frente al espejo del baño y aceites y tal) y esperó a su antaño querida Regina viendo Los Soprano. Su plan era cantarle las 40. Pero... se quedó dormido escuchando una preciosa canción en la que decía que ella quería nuevos hombros sobre los que llorar, nuevos asientos traseros que  probar, que quiere ver a otros chicos... la canción,a veces parece del Dylan de los mejores tiempos, pero Hassan no se deja engañar y zzzzzzzzz...





¿No es bonita?

-.-

El día 26 de diciembre, a las 12 de la mañana, Hassan está con YennyLuz y los demás componentes del Belén Laico Viviente en la plaza del Ayuntamiento, viviendo la experiencia de ser otros en un drama que es un verdadero drama por el poquísimo interés que está despertando, después del primer día de curiosidad, entre los vecinos del pueblo. A la gente le importa un pimiento la vida de estos fantoches porque, entre otras cosas, nopasa nada. En un Belén normal, nace un crío, tiene frío y la mula y el buey le calientan y luego esta la parte epopéyica del viaje de los Magos de Oriente que se acercan y le dan regalos al bebé. Pero en este, en fin, la YennyLuz tiene -literalmente- pelos en los sobacos, dos tetas de 10 kilos cada una y un culo como la sala de plenos del ayuntamiento. La virgen María, bueno, es milagroso verla, porque ha parido un niño, sin dolor, e inmaculadamente, y del joven Mario solo se sabe que es gay, pero no tiene ninguna historia milagrosa su recuperación, porque de un proceso de adopción... en fin, uno no tiene que coserse luego. Y nadie pensó en una historia lo suficientemente socialdemócrata como para sustituir a la de los Reyes Magos. Podían ser unos mensajeros,o unos funcionarios de Correos... pero no es lo mismo, ¿eh?

Regina intentó reconducir las cosas,tratando de quitar importancia a su infidelidad y cuando Hassan no tragó le insultó y le golpeó y le echó de casa.

Y Hassan Josué, en el papel del carpintero gay padre de la negra Maria Jesús, magistralmente interpretada porYennyLuz, a quien se le había caído su matrimonio y su cutre representación,pues la falta del interés del pueblo hizo reconsiderar a la entusiasta alcaldesa su idea de prolongar durante todo el mes la representación... Hassan Josué, sonreía.  ¿Y eso?

Porque,en sus ropas de trabajo,doblado 4 veces, tenía un décimo premiado de la Lotería. Y en contra de la idea publicitaria de que lo mejor es compartirlo... Hassan se estaba deseando a sí mismo una feliz Navidad y un muy próspero año nuevo.

Ahí lo tienes.

-.-

¡FELIZ NAVIDAD!





sábado, diciembre 12, 2015

La historia de la boda de la hermana de Vinnie LaPlanne



Conocía, de toda la vida, a Vincent LaPlanne y su familia. Los LaPlanne vivían en el número 11 de la calle Serafín de Sofá, la calle donde vivíamos nosotros también, en el número 13. Compartíamos patio interior y nuestros portales daban al mismo jardín. Vinnie era dos años menor que yo, pero fuimos amigos casi desde siempre, porque era como si entre él y yo esas cosas no contaran. Vinnie estaba enfermo, o eso decía él, tenía algo en los pulmones, enfisema atópico, le decían, y por lo visto era muy raro. Un día, al levantarme, ¡zas! La palmaré, me decía y yo pensaba que era idiota. Pero solo cuando hablaba de eso. Vinnie no jugaba al fútbol, ni al baloncesto ni a polis y cacos ni a nada en lo que hubiera que correr y cosas de esas… pero a mí me encantaba estar con él. No era raro ni nada. Sólo… un hombre tranquilo-
Mucho antes de que todo fuera distinto, las cosas eran de otra manera. Vinnie era el pequeño de 5 hermanos, los 4 mayores mucho mayores que él. Él era el clásico descuido; el que nació cuando sus padres ya ni podían imaginar que podían quedarse embarazados, y sus padres eran, comparados con los padres de los demás, muy mayores. Su hermano Juan era ya entonces un señor, no parecía un hermano, sino un tío, o un compañero de trabajo de tu padre o el practicante, algo así, no un hermano. Era medio calvo, cosa que me causaba un enorme respeto, llevaba gafas de alambre y cogía el 27 todos los días con muchísima soltura. No era demasiado simpático, aunque a mí me caía bien, y supongo que era un buen tipo. Las tres hermanas mayores de Vinnie eran… ¡ay! otra historia. No podían estar más buenas, entre otras cosas.
Elena, María y Olga. Elena era la más guapa, oficialmente. Era alta, delgada y realmente guapa, distinguida, con una melena castaña como de buena familia; tenía novio, claro, José Demetrio, conocido como Jodé, venezolano, un tío con megapasta, y se iban a esquiar y a montar a caballo y bueno, hacían cosas de ricos como bucear y comer langosta y pan bimbo. María era mi favorita. Estaba muy rellenita,  por eso tenía menos éxito, pero era super, super guapa, con el pelo rubio oscuro y los ojos verdes oscuros y profundos, muy simpática y para mí era lo más hermoso que había visto en la Tierra. Olga era como una traca, siempre a punto de estallar, siempre estallando. Llevaba el pelo negro y cortito, a lo chico, decían entonces, tenía un novio, el Jimmy, que era un poco macarra y muy simpático, motero y con coleta y siempre estaba peleándose con su hermana mayor  y con sus padres. A mí me encantaban las tres, pero Elena, conmigo, era como estiradilla, como si no le importara nada (¿y por qué tendría yo que importar a una chica como ella?). Olga me toleraba, salvo cuando nos poníamos demasiado pegajosos con Jimmy, su novio, entonces le daba una patada a Vinnie y éste me hacía ver que estábamos sobrando.
Pero María… María era muy cariñosa con Vinnie, quien no toleraba sus besos y achuchones, y cuando venía a achuchar a Vinnie, yo no entendía cómo a mi amigo no le apetecía que su hermana le estrechara contra sus pechos y le llenara de besos y yo ponía cara y actitud de “házmelo a mí”, por ver si podía ser yo el centro de sus expansiones cariñosas. Pero como cuando me cogía yo me agarraba a ella con desesperación de huérfano, aprendió a guardar las distancias conmigo por regla general, aunque a veces… a veces ella me besaba y abrazaba. Hasta que con 13 años y una pelusilla ingrata sobre mi labio superior, dejó de dedicarme muestras físicas de cariño. Vamos, que me tenía calado.
Recuerdo que fui a la boda de Elena. Me invitaron para no tener que aguantar a Vinnie diciendo “me aburro” cada 15 minutos. Vinnie podía ser realmente pesado con los mayores, lo recuerdo muy
bien.Ver a María probándose un vesrtido azul... fue el punto álgido de aquellos años.
La boda fue un auténtico bodorrio. Aquello era fantástico. Estuvimos todo el día de juerga, en algún lugar con mucho césped, mucho mantel blanco, mucha comida y mucha bebida. No recuerdo la ceremonia, igual nos la ahorraron a Vinnie y a mí, un gesto muy considerado, desde luego, pero no recuerdo ver todo aquello de juras amarla y todo ese rollo. Odio las bodas desde que tengo memoria. Y llevo muy mal que la gente aplauda cuando los novios se besan. Como cuando pasa un féretro con un cadáver. ¿Cómo se os ocurre aplaudir? Uno debe ser un poco más comedido en eso de hacer ruido en público.
No recuerdo la ceremonia, pero sí todo lo demás. Jimmy nos dio a probar nuestros primeros pitillos. Era un tío guay. Y Olga nos explicó cómo tragar el humo. Yo no quería fumar, quería tarta de chocolate, que estaba buenísima, y estar con María que estaba igual o más buena que la tarta de chocolate, pero Olga y Jimmy sólo hacían acopio de champán y cigarrillos y Olga y Jimmy eran los únicos que parecían soportarnos, así que probamos el champán y los Winston y nos cogimos un mareo tremendo.
Vinnie tenía primos y tíos muy simpáticos y los familiares de Jodé eran muy cantarines y algunas señoras venezolanas tenían las tetas enormes y no las escondían… las llevaban a la vista, como si les gustara que yo las mirara, con sus vestidos rojos y naranjas y amarillos muy vistosos, como si las expusieran, como si estuvieran sopesándolas constantemente. Yo me quedaba embobado mirando aquellas tetas gigantes en vestidos de colores. Ojalá María se pusiera un vestido de esos y bailara para mí.
Había un señor, muy viejo y elegante, que tenía monóculo y todo, que nos daba 25 pesetas si le llevábamos zapatos de mujer y le decíamos de quién eran. El rollo era que había enormes mesas redondas repartidas por el césped, con radiantes manteles blancos hasta el suelo y el viejo, que se llamaba Juez, y que era muy listo, nos decía que nos metiéramos debajo de las mesas y que localizáramos a las mujeres que se quitaban los zapatos disimulando, bajo el mantel, les robáramos los zapatos y se los lleváramos a él, mostrándole a la mujer a quien habíamos descalzado. Él nos daba 25 pesetas y no sé qué hacía con tanto zapato, aunque supongo que los devolvería.
Volvimos a Madrid por la noche, tarde, en el coche de Pierre, un Volvo gris oscuro de cuando nadie tenía Volvos en España, una exótica rareza; Pierre era canadiense, y era una especie de tío de Vinnie, un vividor muy simpático, que siempre contaba unas historias cojonudas, y que hizo todo el camino sentándonos a Vinnie y a mí en sus rodillas y permitiéndonos conducir (tomar el volante) alternativamente. Me lo pasé bomba. Ahora es inimaginable, claro, pero entonces las cosas eran así.
Me quedé a dormir en casa de Vinnie y sólo esperaba que llegara el día siguiente, a ver si veía a María en camisón, que era uno de mis sueños recurrentes. María en camisón, con la melena rubia despeinada, haciéndome el desayuno, dándome galletas y besos. María dándome un Colacao y yo como un idiota en pijama. María mirando la cartelera en el ABC y yo deseando que buscara una peli divertida para llevarnos a Vinnie y a mí.
Pero me desperté yo solo. Vinnie tenía una cama grande, así que dormíamos juntos cuando me quedaba en su casa. Como parecía super dormido, me tiré mi pedo mañanero al desprecio, levantando ambas piernas y agarrándome las rodillas para conferir una mayor potencia de salida al gas. Sonó a telón rasgado en el fin del mundo, y me extrañó no recibir una colleja de Vinnie.
Me quedé mirando al techo. Ojalá entrara María con un Colacao, desnuda y con galletas. Incluso Olga, que había estado simpatiquísima en la boda con un poquito más de champán y Winstons, para no perder la costumbre. Le di un codazo a Vinnie para que despertara. Ni caso, Una patada. Nada. Ni mu. El tío duerme como un pedrusco. Me acordé de que, por la noche, sudaba tanto, hacía tanto ruido (una especie de ronquido dulce y agudo) y despedía tanto calor que casi me fui de la cama. Y algo me extrañó. El caso es que ahora no sonaba nada. Ni mu. Ni despedía nada de calor. Rodé sobre mí mismo y fui a despertarle con un agradable y cariñoso alarido al oído, un hipogrito huracanado (como Maguila el gorila) pero me di repelús. Estaba frío. Y no respiraba.
Me levanté.
María estaba encantadoramente acurrucada en un sofá, con el café en las manos y un adorable pijama de tirantes y cebras, y un pantaloncito corto de color azul.
-          ¡Hola Wolfillo…! ¿Qué te pasa? – me dijo preocupada – Vaya cara que tienes…
-          Hola María… es Vinnie. Está frío. Y callado…
María demudó su hermosísimo rostro y pasó a mi lado como una exhalación, dejando tras de sí un rastro de miedo y hogareño deseo que aún hoy pervive en mí. No volví a hablar con María jamás. Todo el mundo se volvió loco y yo… en fin, sencillamente me fui de allí, de aquella casa tan conocida para mí y ahora tan extraña.
Vinnie había muerto esa noche. Habiéndose divertido el día anterior, fumando Winstons de Jimmy, bebiendo champanes de Olga y conduciendo el Volvo del beodo Pierre. Oliendo mis pedos antes de dormir (¿quizá la verdadera causa de su muerte…?) y contándome historias malísimas. Nunca volví a ver ni a hablar a nadie de su familia, excepto a Olga, que vino a verme al día siguiente, con Jimmy, y me llevaron a tomar un Helado a Oliveri (pequeña decepción, le había tomado gusto al champán) y no me dieron de fumar, cosa que no me importó. Fueron muy cariñosos conmigo.
El otro día María vino a la gasolinera donde trabajo. Iba con su marido, supongo, y sus nietos, me da la sensación. Subían a la nieve en plan familia feliz. Tanto ella como su marido eran dos abueletes marchosos, embutidos en modernos chandalillos de licra y sus nietos eran dos odiosos niños mocosos, gritones y caprichosos. Compraron Aquarius, Donuts y M&M’s y ella no me reconoció, estoy seguro. Pero yo a ella sí y me hizo gracia verla. Seguía siendo preciosa. Mayor. Pero guapísima, como siempre había sido.
Y al verla, como un miedo extraño y regurgitado, me ha venido a la cabeza la voz gritona de Vinnie, el olor dulce de su sudor al dormir, su extraña forma de mirarte cuando le explicabas algo y su siempre cariñoso sentido del humor. Vinnie, un nombre sin historia, un hombre de leyenda

martes, diciembre 08, 2015

Dos gatos (intentando pasar página)



Ya me ves. Lo intento.
Escúchame, si tienes un ratito, con orejas amables y abierta la mente.
Esto es lo que me sale cuando intento pasar página.
Hay cosas que uno no puede jamás olvidar. Como escribir. Como hacer música. Como tú. Y aunque intente pasar página, siempre acabo volviendo con cualquier excusa.
Tolérame.
Y yo te seguiré escribiendo canciones, por mucho que ahora no tengamos más vida que sobrevivir y apenas podemos cruzarnos un rato.
Escucha el tema. Escúchame cantarte. Desecha los lugares comunes y haz que te llegue al alma todo lo demás. La voz desgarrada, los lamentos de guitarra. El empuje del bajo. Y el ritmo que te haga mover los pies y bailar como sólo tú sabes hacerlo.
Dos gatos. Eso es todo.
Espero que te guste.

2 GATOS
Gata que no sabe lo que mata sin querer
marca territorio y nunca deja de aprender
mira las estrellas y se siente renacer
esquivando amores que no puede devlver

gato callejero condenado a rebuscar
cariño entre las sobras de todoslos demás
simpática figura, antipático animal
grita y su maullido nadie lo quiere escuchar

Así que mienten
se piensan diferentes
y niegan lo que sienten
siguen la corriente
con miedo...pero de frente
a no ser que se encuentren
a solas y asustaos...

Hay un arco iris enun charco del callejón
suena la sirena y la noche es un hampón
Gata satisfecha se relame en el balcón
gato callejero, Gata escapa a tu razón

Así que mienten
se piensan diferentes
y niegan lo que sienten
siguen la corriente
con miedo...pero de frente
a no ser que se encuentren
a solas y asustaos..

La noche le larga de las calles de Madrid
Gato en una caja, Gata en un cojín
raspas en los cubos, leche y pienso gris
Gato escorpionero, Gata de Agua, al fin

Así que mienten
se piensan diferentes
y niegan lo que sienten
siguen la corriente
con miedo...pero de frente
a no ser que se encuentren
a solas y asustaos..