jueves, mayo 28, 2015

Todo está lejos

Hm... todo está lejos.
Hay un camino, un senderillo, vamos, que arranca justo donde todo el mundo cree que el asunto ha terminado por el que me gustaría llevarte.
Olvida lo anterior porque ya no sirve para nada. El asunto sería que partiéramos de cero, rollo borrón y cuenta nueva, y que pudiéramos sencillamente caminar, avanzar cuando estemos fuertes, descansar cuando fuera preciso y desviarnos y perder tiempo en esos recodos que tanto nos gustan y que se prestan a la holganza.
Nada extraordinario, ya lo ves. Pero estoy tan cegado por las piedras que nos impiden caminar que, sencillamente andar y rozar tu hombro, tu cadera, de vez en cuando, me parece hoy el paraíso. Pero toda la mierda que no pudimos esquivar entonces, lo pringa todo hoy y su hedor y su pegajosa y odiosa presencia me están tocando la moral.
Puede que yo me equivocara entonces, seguramente tú también, pero ¿no es esta media docena de años castigo suficiente? ¿Serán las cagadas de antaño las que impregnen nuestras vidas en adelante?
Es como si no pudiéramos revivir. Y a un fin de semana feliz, libre de basura, al menos, sigue un mazazo que nos deja sin sentido. Te veo sonreír en las fotos del teléfono y el mundo gira alrededor de ese instante. Quiero pensar que soy yo el que te hace sonreír. Quiero que vuelvas.
Y al fin, todo está lejos. Tú estás lejos, la felicidad está lejos, hacerte el amor está muy lejos. Estoy lejos no ya de mi mejor yo, sino de un yo medianamente aceptable.
Esta lejos la vida que debería estar viviendo. Todo, absolutamente todo, está lejos.


Entonces, ¿podrías, tal vez, acercarte?

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