martes, julio 02, 2013

Hostal Alabama (poema épico de un músico aficionado)

Llevaba todo el día conduciendo mi 124 especial, ya sabes: la cara acartonada de conducir durante horas atravesando Los Monegros con la ventanilla abierta; el pelo, como de esparto, el culo plano y el ánimo exangüe y cuando, al fin, llego al Hostal, el tontol'haba del Capi había dejado su Mercedes debajo de la higuera cuya sombra, todo el mundo lo sabe, todos aquí deberían saberlo, es mi sombra. Así que dejé mi coche de forma que ni él, ni su amigo el Bocas, puedan salir hasta que yo salga. Y el músico siempre es el penúltimo en salir. Justo antes que los camareros.

El Hostal Alabama es un lugar apartado, aunque no oscuro. No es bonito, no es pequeño, ni grande, no es especial. Pero es el sitio en el que, vete tú a saber porqué, todos los que estamos fuera, los demodés, los que no reconoceríamos una tendencia ni aunque se nos sentase en la nariz, acabamos todas las noches. En mi caso, voy con mi guitarra y canto, en verano, a la luz de la luna en la terraza. En invierno, entre los vapores antiguos del vino en la vieja bodega. El público no me hace ni caso, ellos beben, hablan, lo que sea, y yo canto y toco hasta que el cansancio me vence.

Me dan de cenar y 20 pavos cada noche, de lunes a viernes y el viernes, que hay mucha gente, me dejan poner una gorrita donde la gente, si le gusta una canción, puede dejar un euro. Algunos viernes he sacado cien machacantes de la gorrita que, dicho sea de paso, es una boina, en mi caso. No soy muy fan de las gorritas, ya sabes.

Toco canciones de los Beatles y de Oasis, de Nacha Pop y de Ronaldos, los Kinks, Eagles, Secretos y Billy Joel. De vez en cuando cuelo una canción mía, generalmente cortésmente ignorada, pero yo me doy el gustazo de tocarla, y me llevo el chasco de ver que mis canciones sólo me gustan a mí. A veces, alguien, deja de hablar con sus amigos, porque lleva un ratito llevando el ritmo con los pies, se gira y me mira, me escucha y si el tema lo acepta, canta conmigo. Otras veces, sólo callan y al final, aplauden un poco. A veces, en algunas canciones coinciden 12 o 13 personas y aplauden a la vez, mientras los 70/80 restantes, me ignoran. Eso es un éxito. Al terminar, antes de recoger, se acerca un montón de gente a decirme que soy un crack. Yo me pregunto si le hacen tanto caso como a mí (o sea, casi ninguno) a todos los cracks con los que se han cruzado en su vida. 

Un par de veces en mi vida se me han acercado mujeres al terminar, con intenciones lúbricas. Mi poco entusiasmo, mi camisa sudada, mi cansancio han arruinado la romántica noche que ellas imaginaban. Cuando termino de tocar, me tomo una cerveza, me siento tan desparramado como soy capaz y reúno fuerzas para recoger mi equipo: cables, micros, amplis, altavoces, atril, letras, púas, armónicas... escrito suena a nada, pero te aseguro que se me van 40 minutos al recoger y son 40 minutos espantosamente llenos de grasa, alcohol semievaporado y gelatinoso, cerveza pisoteada, ceniza de cigarrillos y algún chicle adicional.

El Hostal Alabama es una mierda de sitio, pero en mi pueblo, y en los de alrededor, en toda la comarca, es lo máximo. Lo montó mi amigo Chub, cuando dejamos de tocar juntos, hace 10 años. Llevábamos unos 20 años tocando y cantando juntos, soñando con poder tocar algún día en grandes escenarios. Ensayábamos un montón de canciones, pero nuestro gran sueño era montar un grupo que fuera capaz de tocar Hotel California medianamente bien. 

Ahora, los fines de semana me reúno con unos nuevos amigos y ensayamos juntos, entre otras, Hotel California. Tenemos problemas, pero supongo que seremos capaces de seguir adelante y un día, algún día, me subiré con tres o cuatro compañeros en un escenario, quizá el del Hostal Alabama, y podamos tocar Hotel California lo suficientemente bien como para llevarte a la cama.

Sueño con eso.




On a dark desert highway
Cool wind in my hair
The warm smell of colitas
Rising up through the air
Up ahead in the distance
I saw a shimmering light
My head grew heavy and my sight grew dim
I had to stop for the night

There she stood in the doorway
I heard the mission bell
And i was thinking to myself
This could be heaven or this could be hell
Then she lit up a candle
And she showed me the way
There were voices down the corridor
I thought i heard them say

Welcome to the hotel california
Such a lovely place, such a lovely face
plenty of room at the hotel california
Any time of year, you can find it here

Her mind is Tiffany-twisted
She's got her mercedes benz
She's got a lotta pretty, pretty boys
That she calls friends
How they dance in the courtyard
Sweet summer sweat
Some dance to remember
Some dance to forget

So I called up the captain
Please bring me my wine
He said we haven't had that spirit here since 1969
And still those voices they're calling from far away
Wake you up in the middle of the night
Just to hear them say

Welcome to the hotel california
Such a lovely place, such a lovely face
They're livin' it up at the hotel california
What a nice surprise, bring your alibis

Mirrors on the ceilling, the pink champaign on ice
And she said we are all just prisoners here of our own device
In the masters chambers they're gathered for the feast
They stab it with their steely knifes but they just can't kill the beast

Last thing i remember, i was runnin' for the door
I had to find the passage back to the place i was before
"Relax", said the night man, "we are programmed to receive
You can check out anyytime you like, but you can never leave"

2 comentarios:

Mal dijo...

Esta entrada está como sin terminar, no?
Dios me perdone, pero hotel California me ha parecido siempre un rollete larguííííísimo

Wolffo dijo...

Faltaba tu comentario, pero...