viernes, mayo 31, 2013

Verbi gratia, sexo oral.

Paisajes, by thePerros, en un ensayo

Estaba yo, que era como un aparcamiento lleno de coches, pero vacío de gente. Una vida casi mortecina, como una agenda vieja, de esas con pocas entradas nuevas y no demasiadas viejas, y en la que has ido escribiendo teléfonos, datos y direcciones suelta y desordenadamente, sin pauta dada, como si estuvieras seguro de jamás ibas a necesitar todo ese espacio en blanco. Consciente de tu poco éxito. Así era yo.

Luego llegaste tú. Eras, si jugamos a eso, el coche más bonito y alegre del aparcamiento que, sin ti, era triste. Eras una entrada rutilante, escrita con pincel plano abanico, expansiva y gaseosa, con tendencia a ocupar todo el espacio disponible. Además, tu tarjeta era prolija, muchos datos, casi apabullante, y ni aun así se te abarcaba. Así que no encontré la forma de inscribirte en una sóla página, mi poca fe en mí mismo, hizo que antes de conocerte escribiera algo, lo que fuera, nombres falsos, teléfonos inventados, en cada una de las páginas, y tú hubieras necesitado, al menos, una página entera destinada a ti. Y eso si se escribe con letra pequeña, abigarrada y bien ordenada.

¡Qué va...! Tú sólo cabías a trocitos. Así que puse tu sonrisa en la ese, claro. Tu mirada no me cabía en la eme, así que la puse en la uve, ¿ves?. Tus pechos los inscribí en la a, de aldabas, porque eran, como la a, lo primero que uno encontraba de ti, y sospechaba que eran también eso que, al tañirlas con sabiduría, hacía que tú abrieras la puerta del paraíso. Piernas en la pe, con tus piececitos, y tu postura número dos para hacer el amor; tu voz, habiendo ocupado la uve con tu mirada, la tuve que meter, un poco con calzador, lo reconozco, en la ce, de caricias, porque eso era lo que mi alma y mis oídos recibían cada vez que hablabas; labios en la ele, culo en la t, tu risa en la erre y tus besos en las páginas de miscelánea; tus hombros, tu cuello y tus axilas en la ge, de gustoso de besar, y tu sexo... tu sexo no me cabía en la agenda, así que me lo metí en la boca, y aquí sigue, puedes jurarlo.

Y desde entonces, y para siempre, flequillo eterno, te poseo de manera bucal. Eres, oralmente, mía, verbi gratia.




2 comentarios:

Mal dijo...

AQUÍ LA LOca que comenta todo, aunque me debería limitar a saludar cuando no se me ocurre nada, que es casi siempre.
MARAVILLOSO, la coche debe estar que se sale ;)

Wolffo dijo...

jajajajajajaa, eso de "la coche" es buenísimo, Mal. UN beso enorme.