lunes, mayo 20, 2013

Mi breve boda inglesa

Antecedentes del hecho.
No me gustaría resultar ordinario, pero aun a riesgo de que me retiren el saludo, tanto él como su
familia, afirmo que Potter, mi amigo Linus Potter el Alubias, estaba más encoñado que enamorado de Lorraine, a quien, dicho sea de paso, en la Escuela Superior de Ingenieros Obvios todo el mundo conocía como Lorry la sucia, por razones que cualquiera puede imaginar. Aun así, mira tú por dónde, acabaron casándose, e invitándonos a la boda más estúpida a la que asistí jamás.

No era Liuns, el inocente Linus que llegó a la escuela, en el espléndido Surrey de los años 90, el tipo de membrillo que se cuela por la primera mujercita que le pone ojitos y se deja meter mano, pero a pesar de ser de Bilbao, y aunque me duela el alma al escribirlo con toda la crudeza, Linus Potter resultó ser un genuino pardillo.

La universidad de Surrey, un condado no-metropolitano del alegre sur de la no tan alegre Inglaterra, posee un anexo de aire campiñesco, casi pastoril, pero con ese toque de golf tan británico, que es la Escuela Superior de Ingeniería Obvia, una carrera absolutamente inútil desde el punto de vista de la ingeniería, pero muy provechosa como destino para estudiantes lechuguinos. La titulación que se expende (seamos francos, basta con pagar la exagerada cuota para salir hecho un ingeniero de allí) es de gran importancia social y nula puesta en práctica para la sociedad. Los ingenieros de Surrey somos una especie de Ingenieros -técnicamente- de pacotilla, pero alumnos aventajados en habilidades ingenieriles sociales: chistes alambicados y con más mérito que gracia, conocimientos enológicos, curiosidades matemáticas (muy útiles para romper el hielo en cualquier conversación), comentarios chorras sobre casi cualquier cosa, cabezonería a prueba de bomba y una incomprensible competitividad a toda costa. O sea, los ingenieros de Surrey somos los mejores en lo peor de los ingenieros, y los peores en conocimientos técnicos, que son los que, generalmente, salvan a los ingenieros de ser unos seres insoportables. Lo diré en pocas palabras: la Escuela Superior de Ingeniería de Surrey es (ESIS) una guardería universitaria para niños ricos y tontorrones.

Como pasa aún en algunas de las mejores facultades de medicina, el ESIS es destino también de las mozas casaderas, me refiero a las que son memas, como los alumnos masculinos, a las que sus madres, con un resignado sentido de la realidad, mandan a cazar un marido: un lechuguino manejable pero que, al menos, tenga pasta. Lorry cazó, pues a Potter, a quien su bilbaneidad le sirvió de poco para eludir el braguetazo de Lorraine. Potter iba de cabeza a ser un calzonazos de Bilbao. 

-.-

Cuando recibimos la invitación de Potter y Lorraine, algunos de los compañeros de promoción nos juntamos al objeto de reverdecer recuerdos, aunar voluntades, y para... caretas fuera: nos juntamos para darnos una comilona y emborracharnos, que es una cosa que se nos da bastante bien a los InObs, Ingenieros Obvios, de toda la vida de dios. Se supone que quedábamos para organizar el viaje, comprar un buen regalo y un montón de cosas más que yo, como amanuense de mi promoción, había escrito en un detallado y quisquilloso orden del día de nuestra reunión previa a la boda. Bien, como solía sucedernos, con el mismo amor al detalle con el que yo elaboré la agenda, mi promoción, conmigo a la cabeza, ignoró todos y cada uno de sus puntos, con beoda y alegre determinación y terco empeño en perseguir la felicidad del momento. Así que la ambiciosa agenda de nuestro encuentro preparatorio quedó resumida en un comentario de Flopps cuando se iba, justo antes de resbalar con una cáscara de plano, caer de culo y maldecir a todos los santos mientras se retorcía del dolor que irradiaba desde su hueso sacro. Sus palabras textuales fueron:

- Nos vemos la tarde antes, en el Maori Meeting House de Clandon Park. Si llueve, os jodéis.


Así que allí fuimos, la tarde antes de la boda. Llovía, claro, con esa lluvia tan mojada que llueve en Inglaterra, a pesar de que los ingleses crean que su lluvia no moja.
Mojados, estuvimos esperándonos unos a otros y nadie sabía muy bien porqué nos habíamos reunido allí. A ninguno le apetecía y nos íbamos a ver al día siguiente en la boda.

Finalmente, tarde, como de costumbre, llegó Flops y descubrimos porqué habíamos quedado allí, aunque la razón era desoladora: había contratado un baile de bienvenida maorí. Así que esperamos un rato hasta que la lluvia mojada nos concedió una tregua (más mojada todavía, no sé que pasa en el maldito Surrey), que aprovechó el cuerpo de baile maorí contratado por Flopps para hacernos una demo de sus habilidades dancísticas. Una serie de falsos maoríes en taparrabos, capitaneados por un negro enorme de piel brillante, dando saltitos y pataditas al suelo, mientras gritan como si estuvieran enfadados. Un coñazo tolerable, quizá, en las playas de Nueva Zelanda, pero inadmisible en el mojadísimo sur de Inglaterra. La razón por la que Flops contrató este sinsentido fue el amor: estaba saliendo con el negro deslumbrante, lo cual, creedme, era una novedad casi escandalosa en el ambiente InOb a principios del siglo XXI. Si ninguno de nosotros, lo certifico, una pandilla de rancios, hizo chistes facilones sonre homos, fue porque los enormes bíceps del falso maorí persuadían hasta al más aguerrido de los marines, tanto más a los lechuguinos InObs de Surrey.

-.-
El día de la boda, o sea. 
Amanece en Surrey y hoy tenemos boda.
Saltito de la cama, pis mañanero, ojeada al correo y al facebook y ducha lujuriosa. La lujuria no es mía, es de Flops y el negrazo, que están al otro lado del tabique, en la habitación contigua a la mía, y se duchan, juntitos, al mismo tiempo que yo. ¿Habrán oído mis peos? Eso, y no otra cosa, es lo que me preocupa.
Desayuno en el hotel. Comprobación cotidiana de que en ningún sitio se fríen los huevos como en España, aunque hagan millones cada mañana. El bacon, sin embargo... ¡ay, el bacon inglés...! Algún invitado español, pardillo, ha pedido alegremente (pedimos lo típico, ¿no?) el desayuno tradicional surreyño y tratan de volver en sí después de ver en su plato, flotando en un mar de grasa de origen no identificado (el aspecto es de haber mezclado vómito con aceite lubricante de motor diluido en caca de bebé), ven los familiares huevos de yemas pasadas acompañados de lengua de cordero, nabos y riñones en salmuera.
Paseíto singular. Sonrisas a las pelirrojas, a ver si alguna me invita, espontáneamente, a echar un polvo antes de comer. Es una técnica que, aunque no lo creáis, jamás me ha funcionado, pero no pierdo la esperanza. ¿Seré yo o las pelirrojas? Espero que sean ellas, porque a estas alturas no sé si sabría prescindir de mí. Vale, todo está en orden, todas las pelirrojas han pasado de mí, algunas haciendo gestos visibles de repulsión.
Tienda de libros de segunda mano. Pasé 12 años estudiando en Surrey, y creo que nunca aprendí el inglés correctamente. Tampoco era necesario, o al menos a  mí no me lo pareció. Quizá por eso tardé 12 años en hacer mi ingeniería de pacotilla de 3 años. Hojeo los libros de segunda mano buscando dibujitos, porque las letras a mogollón me abruman. Los libros me importan un pito, pero Mrs. Cump la librera, madurita, rellenita, feúcha... me gusta mucho, desde mis tiempos de estudiante. Tenía fama de ardorosa, de desfogarse con los estudiantes de la universidad, pero a mí nunca me hizo ojitos ni nada. ¿Seré yo o las libreras buenorras? Espero que sea yo porque etc., etc.
De vuelta al hotel, nuevas sonrisas infructuosas a las pelirrojas y parada ante un trovador callejero que canta canciones de los beatles con una guitarra achacosa. Es bastante malo, pero me apetece hacer un dúo improvisado, así que me pongo a su lado mientras canta I'll be back.



Esta canción me la sé que te cagas, así que me sorprende que, al ponerme yo a hacer la voz de John, el tío ponga cara de enfadao, coja la guitarra y se vaya maldiciendo en un idioma que parece inglés y puede que lo sea, pero para mí que no. Vaya con el trovador ¿Seré yo o los trovadores?

De vuelta en el hotel, compruebo que el lamparón que tenía mi chaqueta la última vez que me la puse no ha desaparecido, así que una de dos: o Flops mintió cuando me dijo que si quería ahorrarme el tinte, que guardara el traje y pensara muy, muy fuerte en que se limpiaría, o bien estaba siendo irónico y yo no lo pillé. Nunca lo sabré, porque si bien es cierto que guardé el traje, se me olvidó la parte de pensar muy, muy fuerte en que se limpiara, y siempre que me acordaba de pensarlo, me daba pereza hacerlo fuerte y pensaba, mañana lo pienso, pero de mañana en mañana, se me fue el tiempo y la cabeza y aquí estoy, una hora antes de la boda, sin haberlo pensado fuerte.

No tengo mal aspecto, me sonrío en el espejo y al salir a la terraza, me asomo a la habitación de al lado, a ver si Flops me invita a algo; Flops es un tío divertido y viaja con una maleta llena de licores con los que es espléndido. Gran sorpresa al ver al negrazo disfrazado de enfermera dando azotitos en el trasero de Flops, que está tumbado desnudo y boca abajo en una tumbona y no, no puedo simplemente dar un grito en plan "¡eh...!", porque, en fin, parecen estar pasándoselo la mar de bien, así que trato de idear un modo de inmiscuirme en su juego... tal vez, si me disfrazo de anestesista... pero algo me dice que no sería bien recibido, ¿seré yo o serán los gays?

En la boda, Flops está elegante, pero su negro, que vestido del todo parece mucho más grande aún,  lleva un traje de esos gris perla que hay que mirar con gafas de sol; asombroso, el negro, y asombroso que Flops, siempre tan exquisito, se deje acompañar de semejante atracción de feria. La familia Potter parece algo incómoda. No les gusta que Flops venga con una pareja hombre, que además es de raza negra, y encima lleva un traje radiactivo. No les gusta, si es que lo han advertido, mi lamparón en la chaqueta. Por sus espaldas inquietas veo su incomodidad causada, sobre todo, por que Lorraine y su familia parecen sacados de un show televisivo de esos en los que se dedican a hacer tartas americanas. Las damas de honor son como un ramillete de cupcakes: excesivamente azucaradas y cursis sin excusa. Su madre es un tarro de melaza con lazo. Su padre, un buda de mantequilla de cacahuete. Lorraine es un milhojas relleno de cabello de ángel. Caducado.

La ceremonia creo que ha ido bien, pero no puedo dar detalles, porque me quedo dormido casi al principio. Me despierta una formidable sorbida de mocos de una tía de Lorry que, emocionada, lloriquea cuando ya todo el mundo (menos ella y yo) se ha ido. En la celebración, me alegro de no saber inglés, porque me pierdo los discursos y puedo aplaudirlos sin que la conciencia me carcoma. Estamos con los aperitivos y suena una musiquilla como cursi. Y un pequeño ejército de camareros sale en formación para colocar con precisión germana, y en una coreografía de los más meritoria, los cócteles de gambas delante de los invitados en un tiempo récord. Están asquerosos, por cierto, los cócteles. 

Luego suena una música como de trovadores irlandeses y los mismos camareros se ponen su epatante disfraz nº 2, una especie de pieles de oso que dejan ver anatomías de diverso pelaje, y ataviados de esa guisa y armados con cuchillos carniceros que parecen espadas, irrumpen en la sala empujando unos carritos con enormes asados que van sirviendo en platos y distribuyendo por las mesas. Épico.

El pescado y los postres no tenía asignados, al parecer, vestuario adicional, por lo que no hubo nuevas sorpresas temáticas. 

Estamos en el baile. La orquesta ataca, sin convicción, pero con gran profesionalidad, clásicos de los 80 que, vaya por dios, podrían haberse ahorrado sin miedo a que se hundiera la libra esterlina. Esas baterías electrónicas... letal.

Potter ha abierto el baile con Lorry y luego se ha sentado. Veo en su semblante sombrío que ha empezado a darse cuenta del lío en el que acaba de meterse, pudiendo sustituir sin problemas, en la frase anterior, la palabra "lío" por "familia". Porque la familia de Lorraine es como un top ten de la horterez mundial. Son horteras sus ropas, sus maquillajes, su forma de comerse la carne, su forma de bailar... Flops, al que siempre divierte vislumbrar el pelo de la dehesa en un grupo humano, me comenta ante el abrumador ondeo de tanta melena dehesiana, que "con el mal estilo de esta gente podríamos hacer una manta para toda la campiña inglesa"

Potter se emborracha, tratando de huir de la realidad y organiza en los aseos de caballeros una reunión de viejas glorias InOb's. Al ver lo deprimirdo que está, se me ocurre organizar un comando cuyo objetivo es sabotear no ya la boda, sino el mismo matrimonio. La perspectiva emociona tanto a Potter que rápidamente toma el mando y elabora un plan de ataque. Su plan es sencillo: debemos matar a toda la familia de Lorraine, Lorraine incluida. O sea, sobre todo hemos de matar a Lorry la sucia, y si vemos que se nos da bien el asesinato, pues nada, que practiquemos con la familia. El comando lo formamos el propio Potter, al que sólo le dejamos ser jefe porque es su boda, y se le ve super infeliz, sino de qué; Flops, claro, un conspirador nato; su negro, que no sé de qué va, pero no me fío ni un pelo de él; y yo, que simplemente estoy casi tan borracho como Potter.

Sincronizamos los relojes. Nos infundimos ánimos. Flops hace un emotivo discurso y cantamos juntos "libertad sin ira", pero como nos la sabemos demasiado bien entonamos el "La-la-la" de Massiel. Potter reparte entre todos nosotros, a partes iguales, la pasta que le han dado en el día de hoy. No os diré a cuánto salimos pero sí que si fuéramos asesinos a sueldo, este trabajo estaría más que bien pagado. Nos separamos con sigilo al salir del cuarto de baño, dispuestos a cumplir cada uno nuestra parte del plan.

Cuando llego al salón de nuevo, me doy cuenta de que se nos ha olvidado decir qué parte del ambicioso plan tenía que ejecutar cada uno. Bueno, con un poco de suerte, sólo se me ha olvidado a mí, y como estoy tan pedo, me alivia en cierto modo tener una buena excusa para no matar a nadie, y me escabullo silenciosamente y me meto en una estancia donde poder dormir la mona. Pero lo de dormir se va a posponer porque, como caída del cielo, oh, divina providencia, descubro que en unas condiciones parecidas a las mías, se encuentra Mrs. Cump, la librera, frotándose los pies descalzos en un sillón. Dios Existe.

-.-

Despierto en una habitación desconocida, pero no extraña. A mi lado, Maggie Cump, la librera, ya vestida, me mira curiosa. Me trae un te, pastas, los periódicos y un beso para despertarme. Podría acostumbrarme.Veo el periódico y se me cierra el estómago. "Bodas de Sangre" titula en español el Surrey Morning Post. 
Bodas de Sangre
Ayer, una boda entre el súbdito español Linus Potter y la inglesa Lorraine Dusty acabó como la obra de García Lorca: un baño de sangre. A falta de conocer más detalles, el novio, Linus Potter, su amigo, y testido de la boda, el inglés Grahan Flopperty (conocido como Flops) y el ciudadano haitiano con residencia en Surrey Ahoy Chips (al parecer, pareja de Flops), han sido detenidos acusados de ser los autores materiales de los asesinatos de Lorraine Dusty, la novia, sus padres y hermanos y los demás familiares invitados a la boda. En total 9 vísctimas, todas de nacionalidad inglesa. Los asesinatos tuvieron lugar durante la celebración de la boda, y nadie se explica qué llevó al novio, a su amigo y testigo de la boda y su amante haitiano a convertir en trágica una fiesta, a priori, tan esperanzadora. Scotland Yard investiga los hechos. 

¿Seré yo...?

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2 comentarios:

Mal dijo...

Sere yo, o estás en racha, Woolfi?
Genial, muy rebueno

Wolffo dijo...

Seguramente eres tú, Mal, la que está en racha. Una racha que dura ya por lo menos 20 años.
;)