lunes, mayo 27, 2013

Lo curioso del asunto

Días de Radio
 





Lo curioso del asunto es que, de toda la gente que había en el cine, yo era el único que, de verdad, estaba enamorado de Charlize Teron. No sabía que Theron se escribiera con "h", pero eso no quiere decir que no la quisiera. Y además ahora ya lo sé, o sea que váyase, señor listillo.

La premiere, estaba restringida a los que habíamos trabajado de uno u otro modo, en la película y a personal de las empresas productoras. Fue un pase previo (todavía sin títulos de crédito, por ejemplo) y aún tenía algún fallito de montaje, pero pudimos ver la película y ser testigos de algo que, para que te hagas una idea, estaba absolutamente prohibido a la prensa.



Uno de los compañeros de reparto de Charlize Theron (ChTh) era Joselito, el niño cantor, dos mentiras en dos palabras, porque ahora ni es niño ni canta y, por decirlo en pocas palabras, estaba un poco hasta los huevos de la vida... justo hasta el momento en que vio cambiarse a ChTh en la primera escena que tenían juntos. La inclusión, más bien incrustación, de Joselito en el plantel de estrellas sorprendió a todo el mundo, el primero a Joselito, pero he de decir que si bien pocos se lo explicaban antes del rodaje, después de la premiere absolutamente nadie se lo explicó visto el resultado.

Pero déjame, antes de seguir con el relato cronológico, que te cuente cómo llegamos Joselito y yo (disculpa, no me he presentado, soy José María Aznar) a trabajar en La Gran Pantalla, junto a Charlize Theron.
-.-
Hubo un tiempo en el que a la gente le influía lo que yo decía, o hacía porque, bueno, entre otros trabajos, uno de los que tuve fue el de Presidente del Gobierno del Reino de España. Hablaba catalán en la intimidad, ponía los pies encima de la mesa de Bush, me reía de Zapatitos y la gente me respetaba y me temía y me odiaba a partes iguales, o parecidas, y no estaba tan cachas como ahora, pero tampoco hacía falta. Ahora tampoco, pero precisamente ahí está el mérito.

No era un problema de pasta, qué va, pero dejé de ser baranda y me aburría. Me salieron otros curros, como ser consejero de energéticas, dar conferencias y cosas así, pero no me llenaban, necesitaba nuevos retos, nuevos horizontes profesionales que dieran sentido a mi existencia tropical, en el sentido de sinecdótica. Harto de moqueta y maletín, una tarde, paseando al ocaso por las melancólicas avenidas del polígono Cogullada II de Fuenlabrada, mi segunda patria, me topé de bruces con Mery Make-Up, una escuela de maquillaje que me proponía un formidable abanico de posibilidades de carrera a través de una formación profunda y completa en las distintas disciplinas del maquillaje profesional. El nombre de la Escuela, con ese Mery con "e", ya evocaba fuertes sensaciones y no lo dudé. Entré y me matriculé en dos cursos: uno de Automaquillaje, porque el hecho de ser un buen profesional no obsta (¿se dirá así?) para no estar satisfecho con uno mismo, gustarse, quererse... El otro curso que hice fue el de Maquilladora de Cine & TV, en cuyo dinámico y colorido folleto se prometía, además de la capacitación necesaria para maquillar a las estrellas, prácticas en el segundo semestre en Tele5, lo que acabó de convencerme. Con un poco de suerte, podría maquillar a la señora Esteban, doña Belén, ¿me entiendes?

Lo que prometía el curso resultó ser cierto: hoy soy una respetada maquilladora y compatibilizo mis consejos de compañias eléctricas, mis clases magistrales en la Universidad de Dos Hermanas (Ohio) y mis aparciones estelares en TV con trabajos de maquilladora en películas molonas. En el mundo del maquillaje, para que no me llamaran por mi fama, sino por mis cualidades maquillísticas, cambié de identidad. En vez de José María Aznar, soy MeryHose Ánsar, por eso me he quitado el bigote, que seguro que te lo estabas preguntando.

Hace 6 meses, me llamó mi agente, Seymour López, y me propuso trabajar en un proyecto en Hollywood.
- Hola Mery, ¿quieres trabajar en un proyecto en Hollywood?
- ¿Incluyen el bocadillo de media mañana? - soy el típico pro que ata bien corto sus conratos
- Sí, lo incluyen
- Entonces, lo haré - dije. Y lo hice.

Llego a Hollywood con Un Calor de Pelotas. Quiero decir que en el mismo avión en el que yo viajo, viaja el grupo Un Calor de Pelotas, con quienes hago buenas migas, porque su cantante, un tal Wolffo, le dispara a todo lo que lleve faldas. Yo llevo faldas y Wolffo no ha parado de tirarme los trastos en todo el viaje, así que llego a Hollywood, literalmente, con Un Calor de Pelotas en la chepa y se da la cosa de que hace bastante calor, un calor húmedo que se te pega en las pelotas, aunque lleves faldas, como es mi caso, puesto que viajo bajo la personalidad de MeryHose.

Estoy en el despacho del productor. Me dice lo que me van a pagar y las pelotas se me derriten en el acto. Por alguna razón mi yo femenino hace que ese productor, cansado de tirarse a jóvenes aspirantes a estrellas que otra cosa a lo mejor no, pero que suelen estar bien buenas, se encapriche con mis huesudas rodillas, mi faz hirsuta y bigotona, mis bíceps poderosos y mis sobacos con su pelambrerilla, porque el personaje MeryHose se cuida, pero no se depila los sobacos, porque duele bastante. Como estoy acostumbrado a lidiar con salidetes, le manejo bien y no se propasa, pero en su afán por llevarme al catre, sobrevalora mis conocimientos del mundo del cine y me dice que necesitaría que le diera el nombre de un actor español que fuera como el Aticus Finch de Matar a un ruiseñor. Como mi inglés no es demasiado bueno, me quedo con lo de Ruiseñor y le digo: ¡Joselito!

- ¿Hoselitou...?
- Sí, hombre, ¡Joselito! el ruiseñor




(a él no pude enseñarle este video, pero vosotros, que podéis, no dejéis de verlo)
Y entonces, intenta meterme mano y le doy tal cogotazo que le dejo durmiendo en la alfombra. He sido presidente, señor mío, y un productor salido no me va a levantar las faldas.
-.-

El primer día de rodaje, a todo el mundo extraña la convocatoria de Joselito, incluso a él mismo, que no se cree que vaya a rodar un par de escenas de cama coon ChTh. Ella tampoco lo cree, aunque por distintos motivos. Me hago super amiga de ChTh, porque ella tiene el mismo problema que yo: exceso de pelo facial, y gracias a mi experiencia, consigo que salga guapísima en la peli. Consigo, incluso, no sólo ocultar por completo su vello facial, sino su cara de asco cada vez que Joselito la tiene que besar, porque MeryHose es una maga del maquillaje.

De algún modo, llega a oídos de Joselito que yo soy el responable de su vuelta inesperada al mundo del cine, con lo cual, me toma cariño y aprovecha cada vez que pasa por mi lado para dejar la mano tonta y me va sobeteando una teta, lo cual tiene mérito, porque no tengo, un cachete del culo, el vientre... no sé si cree que no me doy cuenta, o qué, pero resulta de lo más tierno. Y pelmazo. Pero, aparte de su infantil acoso, me colma de atenciones en su camerino/rulot y mola. Me dejo querer.

Y, además, guapa o fea, gorda o flaca, mujer o engendro, lo cierto es que mis carencias físicas las suplo con un talento maquillador fuera de duda y ChTh termina por enamorarse de mí. Al ver que Joselito, con quien detesta trabajar desde que le vio, tiene gran ascendente sobre mí, empieza a tolerar la presencia del Inesperado Astro Cantor y trata, Joselito mediante, de acercarse a mí, como si yo necesitara de alguna intermediación para arrimar la cebolleta a una señora como ChTh. Joselito, sin embargo, aprueba esta tátcica de la estrella del celuloide y procura meterle mano con destreza casi enfermiza.

Tonteamos y ella, prudente como una viuda de Galapagar, exasperante como una solterona de Jaén, me corteja y acaba declarándome su pasión, según el siguiente DIÁLOGO(1):
Charlize: Mery, Mery, jamás sentí nada parecido, ¿es cierta esta dicha?
MeryHose: Tú sabrás, monina, a mí me mola bastante como se está poniendo el tema
ChTh: Late en mí un desconocido y vivificante anhelo, mi diosa, y siento deseos irrefrenables de entregarme a ti, más no teniendo entre tus piernas la pistola del amor, el mediokilo carne magra, no sé  qué espada rendir mi deseo, mi hambre...
MH: Pues mira, cielo, te vas a reír, pero resulta que no soy exactamente como esperas que yo sea...
Y, tate... resulta que a ella, no siendo lesbiana, le subyugaba sin embargo la figura femenina, masculinoide, que representaba MeryHose, yo, a la sazón. Y siendo yo un hombre con su aguante, pero un hombre al fin y al cabo, al mostrarle por la vía de los hechos, de la comprobación empírica por el sentido del tacto, concretamente, que, de hecho, yo sí tenía pistola del amor y que en ese momento estaba cargada y a punto, se enfadó y dejé de interesarle... Yo, como mujer masculinizada, como marimacho, la excitaba; yo, un hombre disfrazado de mujer, pero deseando bajarse las bragas para bajárselas a ella, salido como una esquina, le parecía repulsivo. Claro que todo esto fue cuando ya era tarde, porque entonces era yo el perdido del todo, el enamorado como un colegial, el tonto del bote.

Ella, entonces, dejó que sus verdaderos sentimientos volvieran a aflorar: mostró el desdén que, en realidad, le causaba Joselito, puesto que ya no le necesitaba para acercarse a mi yo mujer machota, y el resultado fue que Joselito, el Ruiseñor, se mosqueó conmigo y terminaron las visitas a su rulot-camerino, y al catering AAA de las estrellas, mucho mejor que el nuestro, el de los curritos. Adiós a todo eso.

El malestar de las estrellas acabó por fastidiar el ambiente y el ritmo de trabajo, lo que obligó al productor a convocarme de nuevo. Al enterarse, grosso modo, de la situación, trató de meterme mano, pero no desde el deseo, como la primer vez que me invitó a su despacho, sino enfocado como un chantaje: si quieres conservar tu trabajito vas a tener que acostarte conmigo. Ni de coña, claro.

Me echaron.

-.-

El día del estreno, de la premiere para el equipo, allí estaba yo, pero no MeryHose, sino Aznar, aunque con la cabeza rapada, y el bigote desaparecido, para que nadie me reconociera. En una peli trabaja un huevo de gente y es relativamente sencillo inmiscuirse en un eqipo de rodaje. 

Allí estaba yo, digo, con mis pelotas sudadas, con mi miedo a ser infeliz, con mi decepción por haber sido despedido, con mi locura de amor no correspondida. Y allí estaba ella, bella como un amanecer, fresca como un río, indiferente como la lluvia cuando cae.

Me acerco a ella, la intercepto y la miro a los ojos sonriendo. Ella me mira extrañada, porque no sabe de qué me conoce. Pero me recuerda. Recuerda mi mirada. Y, de pronto, me recuerda. En la cabeza calva y silenciosa, ha reconocido a MeryHose y se queda helada. Querría irse pero no puede, porque yo ya he clavado una daga preciosa por debajo de sus costillas en sentido ascendente y he rasgado su pulmón y el corazón. Y, sin dejar de mirarme, según se enfría su carne, se empapa mi brazo con la sangre caliente que abandona su cuerpo.

Muertecita como una diosa de hielo, me mira y no me ve y yo recibo golpes y gritos de todos pero, como ella, miro y no veo, siento, pero no me duele, porque ella me mató al rechazarme y todo lo demás sobra. Ahora me quieren matar a mí. Y lo curioso del asunto es que, de toda la gente que había en el cine, yo era el único que, de verdad, estaba enamorado de Charlize Theron.










(1): Charlize Theron me habla en inglés, por lo que sus palabras no deben ser tomadas como la literalidad de lo allí hablado, sino lo que yo me imaginaba que ella me estaba diciendo.

4 comentarios:

Mal dijo...

Algún día se darán cuenta, Yorch, algún día...

Wolffo dijo...

¿Tú crees?
Yo creo que esto es un secreto tuyo y mío, aquí no viene ni dios

Mal dijo...

(Qué tío, cómo me sigues la corriente..)

Impresionantes los free lance de Aznar, jajaja

Wolffo dijo...

Me dijo: "me gustaría escribir es esa interné tuya" Mi blog es tuyo, dije yo, y el tío, va y escribe esto. ¿No lo flipas?