viernes, marzo 08, 2013

Cojo... y te llamo


Un día de estos, cojo y te llamo.
Voy a dejar de darle vueltas y te voy a llamar, pero de verdad. Te caerás de culo, claro, porque pareces creer que yo he desaparecido, actúas como si yo ya no estuviera en el mundo. Pero pienso llamarte y a ver cómo reaccionas.
Puede que lo haga desde un teléfono que desconozcas, porque quiero pillarte desprevenida, desavisada, por sorpresa, con las defensas relajadas y el ánimo despistado, pero te lo juro, Selena, cojo y te llamo. porque ya está bien.
Me dijiste una y mil veces lo importante que era para ti, pero te has deshecho de mí con la misma poca gravedad con la que uno tira un kleenex, procurando no dejarlo en medio, pero sin preocuparse de cómo cae.
Cojo y te llamo, porque quiero oírte otra vez, aunque me sucede a menudo que te llamo y me doy cuenta de que no tenemos nada de lo que hablar, que tenemos muy poco en común. Cojo y te llamo, aunque me pase como otras veces, que el silencio nos incomode a ambos.
Cojo y te llamo, a pesar de que sé que, a medida que profundizo en tu persona, me caes un poco peor, porque, cielos, es que eres un poco para echarte de comer aparte. Te gustan los realities, y los concursos chorras, de cantantes o saltimbanquis, y sin rubor, cuentas que los ves, y, sin rubor, con menos rubor aún, lo justificas de la peor forma posible: lo veo sólo por hacer la coña.
Pero... ¿de que coña hablas, imbécil? cojo y te llamo, a ver si soy capaz de hacerte entender estas cosas.
No lees un libro ni por equivocación... (ni por educación, te regalo mi libro, porque no tuviste el detalle de comprarlo, y apuesto a que ni siquiera sabes dónde está), te gusta la música más obvia, Pablo Alborán, cocinas con demasiada grasa y no estás loca por mí.

Cojo y te llamo porque quiero que paseemos por Granada, que nos dé el aire serrano, que nos toque el calor playero, que nos refresquen las cañas y que tus pies y los míos anden las calles de la ciudad y no que se pudran en una piscina de humo y alcohol sin sentido y de mala baba sin sentimientos.
Cojo, te llamo y a ver qué pasa.
Porque no puede ser que cada día que pasa, estés más lejos, y seas más tonta, hija, así que cojo y te llamo a ver si arreglamos eso. 
Eres preciosa, Selena; me gustan tus ojos y tus buenos sentimientos; eres lista, o algo así, aunque con tu comportamiento diario te empeñes en parecer idiota perdida, pero cojo y te llamo por si estoy equivocado, por si todo este desdén y esta mala leche que me llena la cabeza cuando pienso en ti no fuera más que rabia porque ya no te importo nada. Porque te has olvidado de mí con la misma facilidad con la que yo me enamoré de ti. Porque no soy nada para ti.
Cojo y te llamo para ver si, aunque sólo sea por lástima, me dices que te sigo importando.
Cojo y te llamo porque, odiándote o queriéndote, la vida me duele sin ti.


4 comentarios:

Mal dijo...

Rebien.
A por otro...

Wolffo dijo...

Joder, pues a mí me ha sorprendido que haya escrito yo esto. Caray, qué enfadao estaba...

Besazo, Mal.

Anónimo dijo...

Aunque solo sea por lástima...

Wolffo dijo...

Supongo que me lo he ganado... caray.

¿Te sigo importando?