lunes, noviembre 21, 2011

Comerme los kilómetros

Entonces me subo a la moto (mi moto no es, ni de lejos, la mejor moto. Es vieja desde que para mí era nueva, cuando la compré. Petardea, se ahoga a pocas vueltas, tiene la pintura comida y los cromados dañados, y el asiento tiene alguna zona con la espuma al aire. Los puños están gastados y en los retrovisores, todo lo que dejo atrás baila como enloquecido. Me cuesta arrancarla, pero cuando, al fin, coge temperatura y le tiras un poquito de la oreja y notas la fuerza de esos viejos 64CV entre tus piernas, te parece que te vas a follar al mundo); miré hacia arriba y vi parcelas de cielo dudoso entre las nubes grises del invierno que está por llegar. Ya no fumo, pero es el momento perfecto para un golpe de suerte: sacar el paquete de Lucky (it's toasted) blando del bolsillo de la camisa blanca, a través del cual el círculo rojo parece una diana para que me dispares -y no falles- al corazón y dar unas caladas tranquilas, asimilando los kilómetros que están por venir hasta llegar a ti otra vez, casi 20 años después. Subo la cremallera de mi cazadora, me calzo el casco, me pongo las gafas de pasta negra, me ajusto los guantes y vuelo hacia ti.
A los lados de la carretera, los árboles, a quienes debería molestar el humo gris que despide mi vieja moto, parecen sin embargo indiferentes y altivos, pasando del tema. Las farolas a lo lejos, sin embargo, son como el público de las etapas de montaña del Tour. inclinado e invasivo, pero franqueándote el paso en el momento de la verdad.
Somos más viejos, más sabios, más persona de lo que éramos entonces. Pero si entonces éramos algo, tú y yo, no sé qué seremos ahora. Las canciones no suenan igual con el paso del tiempo.
Nos separan kilómetros de vida, de experiencias y de amor y dolor. El frío ni lo siento mientras me acerco a ti, pero, ¿qué pasará cuándo vuelva?

El tiempo pasa para todo, para todos. Nada, afortunada o desgraciadamente, es como ayer.¿Es preciso? Yo creo que no, en serio


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Pasa el tiempo, ¿eh, reina del silencio?

2 comentarios:

Mal dijo...

Es verdad que 20 años es nada. O que pasan en nada.
Me gusta especialmente eso que dices de las farolas.
Qué solitario está esto ¿no?

Wolffo dijo...

Yo creo que así estamos bien, Mal. O sea, no me molesta que venga gente, pero tampoco hace mucha falta. O sí, yo qué sé...