jueves, marzo 25, 2010

ella, el alma abierta y su rostro de mandarina

Come together



Hasta Michael Jackson ha hecho una versión de este impresionante slow rock, irresistible si tocas la guitarra, el bajo, la batería o si cantas. Tres acordes, profundos, persistentes y esclarecedores, te dejan abierta la puerta y tú, claro, haces caso y vas. Vas porque no puedes dejar de asistir a esta fiesta. Aunque, si conocéis uno o dos de los versos de esta canción, que seguro que sí, veréis que mis preferencias personales (y ya aireadas más de una vez aquí) me han inclinado a cambiar un par de palabras, refrescantes y burbujeantes, por otras con las mismas características, guardando todo el sabor, el máximo sabor, pero sin azúcar. ¡Qué menos! Perrito piloto para el que lo descubra. Le he añadido un ritmo de batería distinto y, sobre todo, una guitarra acústica (mi vieja y querida Epi) planeando a lo largo de toda la canción, a demás de unas vocecitas: nada, a ver si os gusta

los años, que pasan, con caudales ingentes de experiencias, conocimientos y profundidades, no me separan de la primera impresión que se grabó en mi cabeza la primera vez que compartí con ella unos minutos: ¡menuda mujer es esta mujer menuda!

Ella estaba en el departamento de proyectos especiales de RCC, una empresa farmacéutica de enormes dimensiones, y el proyecto que llevaba a cabo en el momento en el que nos conocimos era ciertamente especial: sintetizar en un medicamento comercial las propiedades curativas del Agua (Bendita del Manantial de la Gruta Sagrada del Santuario de Nuestra Señora) de Lourdes.

Entré en contacto con ella porque en RCCDirect, la división de marketing directo y venta a distancia de la compañía, donde yo me ganaba las habichuelas, había empezado a vender por catálogo Lourdes Cross, unos crucifijos horrendos que llevaban una especie de burbujilla en la que, supuestamente, se guardaban unas gotas del agua milagrosa (¡rechace imitaciones, Lourdes Cross viene con certificado de autenticidad!). Bien, pues, esa perita en dulce, como siempre que había un producto asqueroso y que podía hacer tambalearse la ética personal de una persona medio decente, me tocó en suerte a mí. Como aquella vez que había que convencer, mediante una campaña de marketing directo, a unos trabajadores de una firma francesa, de la suerte que tenían de que les echaran a la calle porque dispondrían de dinero y de tiempo libre. Bueno, como yo era el bobo que hacía esos trabajos, aprovecharse de las creencias, la desesperación y de la buena voluntad de la gente me iba, por decirlo con palabras llanas, como picha al culo, por lo que investigué a fondo el asunto y logré uno de los éxitos más sonados de mi carrera… y de la compañía. Lourdes Cross se vendía que daba gusto y por eso, por mis conocimientos del santuario y de las debilidades humanas, fui asignado, como asesor, al grupo de trabajo que trataría de convertir el milagro en ciencia.

Esta designación, a pesar de que llevaba asociada una jugosa cantidad de dinero en dietas mientras durara el proyecto (y podía alargarse años), me fastidiaba, porque en realidad, yo sí tenía escrúpulos.

Pero éstos desaparecieron el día que conocí a Ybannah Al-Clemsie. Es la clase de persona capaz de desnudar tu cerebro en dos minutos, sin que por ello te sientas agraviado ni nada de eso. Sabe escucharte y sientes cuando la hablas que está en sintonía contigo. Te hace sentir bien. Intenté ligarme a Ybannah desde el minuto cero, como hago con todas las mujeres que se cruzan en mi camino, pero el asedio a su femenina fortaleza duró muy poco, porque… le dio un ataque de risa. Al parecer, le hizo mucha gracia mi burdo acercamiento y, ante mi asombro, mi acoso le hizo reír. Soy contumaz en mis empeños, capaz de una cabezonería prodigiosa porque, todos lo sabéis, muchas veces, las fortalezas más inexpugnables han caído no merced a la fuerza del ataque sorpresa, sino por el prolongado asedio: lo que los historiólogos (los verdaderos expertos en historia, como yo) llamamos la rendición por aburrimiento. Bien, pues aun sabiendo esto, la risa de Ybannah fue tan clara, cristalina y reveladora que supe que debía desistir en ese mismo minuto. Y perdí la oportunidad de tener un lío con una mujer memorable pero, a cambio, gané la mejor amiga que un hombre puede soñar.

Habéis de saber que si bien Ybannah se mostraba inmune a mis encantos masculinos era, sin embargo, extremadamente vulnerable a todo lo que sonara a esotérico, espiritual, del otro lado o, simplemente, raro y viajar a Lourdes fue una experiencia, en muchos sentidos, insuperable para ella.

Ybanna era una química más que solvente en sus conocimientos teóricos, valiente a la hora de especular, tenía una intuición asombrosa en la toma de decisiones de riesgo y era una investigadora muy imaginativa. Todo eso le había valido un puesto más que asegurado en la farmacéutica, donde era muy bien considerada y desde muy temprana edad, se había instalado sólidamente en lo que parecía un brillante futuro profesional. Y todo lo que vio en Lourdes, de algún modo, removió hasta sus cimientos sus postulados vitales y puso del revés su escala de valores, prioridades y preferencias. Ybannah abandonó RCC y montó su nueva y pequeña vida, alrededor del consuelo de los desconsolados.

Por si no lo sabéis en torno a Lourdes hay montado un gran negocio, y no me refiero al Santuario ni al manantial. Ni siquiera a la Iglesia. Me refiero al Gran Negocio de la Desesperación. Aunque se insista en que hay documentadas miles de curaciones milagrosas, el porcentaje con respecto a los millones de personas que han acudido a este lugar en busca de un milagro es ridículo. Si, siendo generosos, una de cada cien personas encuentra remedio, ¿qué hay de las otras 99? Muchas, en realidad, no necesitan nada, pero hay mucha gente desesperada que no encuentra remedio ni consuelo en Lourdes. Y como el hombre es así, hay una especie de ruta oculta, semiclandestina, que trabaja con los descreídos. Un informe ejército de falsos curanderos, medicastros, adivinadores, terapeutas de los posos del café, psicoanalistas de pacotilla y, sobre todo, de bienintencionados infelices que se creían con poderes o dones que les hacían especiales se escondían en negocios invisibles desde la calle, pero fácilmente encontrables si te lo proponías. El número de farsantes, aprovechados y bienintencionados se mantenía más o menos estable y eso, la estabilidad, era lo que permitía distinguir a los estafadores de los infelices. Los infelices que tenían buena intención permanecían años allí instalados y los estafadores cambiaban cada año. Ybannah, podéis imaginarlo, era de las fuerzas estables. Porque, creas o no en esas cosas, es cierto que tenía el don de escucharte, que tenía facilidad para la empatía y que te sentías muy bien a su lado.

Yo estaba a otro rollo: volví a Madrid en cuanto vi de qué iba la cosa, dejé RCC Direct y encontré trabajo de cocinero en una tasca de la sierra de Madrid. Pero todos los años hacía uno o dos viajes a Lourdes e iba a ver a Ybannah, a intentar convencerla de que volviera y, de paso, a ver si podía tirármela, pero a la risa que le producía se sumó otro inesperado factor: decía que olía a sofrito (el clásico, de cebolla, pimiento y tomate), que era un olor leve pero profundo, que me acompañaba de forma latente y que le bajaba la líbido al subsuelo.

Durante años fue así la cosa, yo viajaba a Lourdes para intentar tirarme a Ybannah y ella me daba calabazas. Es curioso cómo uno no se da cuenta de las cosas cuando tiene ideas preconcebidas. Y un día, caí. Ybannah nunca iba a volver porque en Lourdes tenía todo lo que necesitaba y le iba cada vez mejor. En mi último viaje, un día me convenció para cocinar unas lentejas para los peregrinos. Preparé una olla que parecía la marmita de poción mágica del irreductible pueblo galo de Astérix.

Desde entonces, tres años ya, sigo aquí, en el Lourdes de los Desconsolados, y he montado un negocio que ha vuelto a hacer trizas mis escrúpulos, ahora ya de por vida. Cocino Lentejas Reparadoras, Habas Curativas con Almejas, Cocido Milagroso, Filetes Esperanzados, Sopa de Santos (¡hecha con auténtica Agua del Manantial!). O sea que vivo, finalmente, de la desesperanza de los desahuciados. Y, dejando a un lado mi conciencia, vivo muy bien.

Y no sólo eso. Aprovechándome de los factores “que son dos días” y "total, si la vas a diñar", me tiro a todas las peregrinas que puedo porque, aunque Ybannah sigue siendo una gran amiga, la muy hija de puta sigue riéndose en mi cara cuando me pongo tierno.


Quizá, si le rezo a la virgen de Lourdes...

9 comentarios:

Mal dijo...

Huy cómo me gusta: que me encanta, que me encanta, que me encanta especialmente y no se me ocurre por qué.
La he leído muy deprisa una vez y luego ya más en detalle. Está genial toda la historia del agua de Lourdes, de la compañía farmaceútica y de los negocios en torno a los desesperados.
Y lo de los temas esotéricos...¡¡es que la gente se traga cada cosa!!Yo soy de las de "si no lo veo, no lo creo", de mente científica, cartesiana, racional y todo eso.
(La versión de la canción es una preciosidad: ésta no me ha hecho falta escucharla cien veces, que me la sé desde pequeña, aunque no puedo participar en el juego de las palabras porque mi bilingüismo no es completo).
Y lo que más me ha gustado es la relación entre los protas y que él acabe haciendo perolos de lentejas para los peregrinos. Y que no es un final-final, vete tú a saber la de milagros que pueden ocurrir si se le reza a la Virgen.

Un beso que ni te imaginas de grande por lo que ni te imaginas que te quiero. Y GRACIAS.

Anónimo dijo...

ENORME!!!!

Tú sabes cómo tocar la fibra ladrón... Vaya versión y cómo suena esa EPI... ¿Está pinchada a la Dean Markley o es sonido directo? (No lo puedo escuchar muy fuerte aquí...)

¿Los de Pepsi Max te pagan comisión?

Abrazos mate.

Wolffo dijo...

Es cierto, Mal, termina en un nohaterminao porque el prota sigue esperando su milagro. A mí me molan esas relaciones largas entre las personas, que se adaptan a los tiempos y a las circunstancias, y porque desembocan en el amor más importante: el del alma, Mal, el de las verdaderas almas gemelas, que no son las que duermen juntas, sino las que comparten el despertar de la vida. ¿No has pillao lo de la canción? Mira, cuando yo era pequeño, no sabía nada de inglés, pero entendía dos palabras de esta canción: una era "fútbol", y la otra... esa otra es la que he cambiado por algo que me gusta más. Buscalo en la segunda estrofa. Y luego date unos besos a ti, por ser siempre tan cariñosa conmigo. Y luego, te beso yo.


¡Perrito piloto para Foss! pero que conste, amigo, que es una labor desinteresada, aunque coño, algún ejecutivo de Pepsi podría un día reparar en la gran labor que estoy haciendo por su marca y tener un detalle, pod'dió. La Epi siempre, siempre, desenchufé. Para grabar, al menos. Ningún ampli, ninguna pastilla, por buenos que sean, reproduce el cálido sonido de una guitarra acústica. Pueden savar un buen sonido para directo, pero nunca se parecerá al sonido del rasgueo de las cuerdas. Un abrazo, tío, y paciencia: llegarán tiempos mejores.

Kotinussa dijo...

Bueno, por fin una canción de esas que conozco desde siempre. Y me ha encantado como la cantas, palabrita del Niño Jesús.

De la historia no entiendo por qué el protagonista tiene problemas de conciencia. ¿O es que un cocido no es realmente un milagro? Y las lentejas, a mí particularmente, me reparan el cuerpo y el alma. Cualquier cosa con altas dosis de chocolate me dan la vida, y así podríamos seguir mucho más.

Realmente resulta una pena que alguien con buena mano para la cocina no sea consciente de que después de comer un buen guiso nos sentimos felices, reconciliados con el mundo y hasta optimistas.

Espero que el tal, tarde o temprano, vea la luz y sea consciente de que está haciendo por la humanidad mucho más que la mayoría de las ong's.

Wolffo dijo...

Gracias , Kotts, a mí me ha gustado mucho (me ha divertido y excitado mucho) grabar esta canción.
Bueno, al prota le da cosa aprovecharse de la gente que está desesperada. ¿Sabes? conozco al tipo al que encargaron el guión de Lourdes Cross (existe, lo juro), y aunque lo único que hacía era escribir bobadas, le daba cargo de conciencia estar engañando a algún pobre infeliz. Tampoco es que no duerma por las noches, ¿eh?, o sea, un cosa no obsesiva. Un cargo de conciencia razonable.

Buch dijo...

He hecho las cosas en su orden. Primero he oído la versión, que me ha gustado mucho, y especialmente que se le elimina el riff rockero que se hace audible en el solo, como cuando los defensas laterales aparecen en el área contraria, causando el desconcierto y la sorpresa desagradable en el riva. Y el sonido acústico que le da ese brillo. Te confesaré que siempre me ha parecido muy estimable la versión de M. Jackson.
Del post, aparte de la soberbia caligrafía, por ese estilo de letra que pones y que seguramente te hubiera gustado inventarlo a tí (te jodes), me ha parecido muy divertida la confesión de las intenciones del prota con respecto a la chica, y la respuesta de ella, que en otra seria zafia, y que por ser ella, y por ser de tanta clase, no lo es. Me gustan mucho esas cosas injustas como la clase y el talento, sobre todo porque se lo que les jode a esos que quieren hacer creer que todo el mundo es igual.
Mola que las malas personas como tú, tengais talento.

A Parla, pues.

Wolffo dijo...

A mí la de MJ no me molaba demasiado, excesivamente barroca, a mi entender.
Te ha faltado señalar del post una cosa que te da bastante envidia, y es que no se me tuercen los renglones y que guardo bastante bien la línea de los márgenes. Bueno, no está mal ser mala persona, pero la otra parte es, como tú dices, una cosa injusta.
A veces dices cosas extrañas, amiguito...

Buch dijo...

A veces soy extraño. Pero en este caso todo es elogioso. ¿Qué hay de raro?
Será un misunderstanding que te cagas

Wolffo dijo...

No me quejo, hombre, solo digo que a veces dices cosas extrañas, lo cual es, en sí mismo un elogio, a mi manera...