sábado, enero 09, 2010

atrapado en mobile con el muermo de memphis otra vez (cover literaria)

Stuck inside of Moile with the Memphis Blues again (Dylan musical cover)

Sencillamente, adoro esta canción. Es la típica canción dylaniana a la que no me puedo resistir. Cuando haces este tipo de canciones entras en un mundo diferente. En el que las palabras y la forma en que las dices cuentan mucho. En este tema tenía intención de que me echara una mano Fantasma Paraíso, mi querido Fants, pero está de vacaciones, muy liado, o hasta los huevos de mí, así que nada, ahí está sin su concurso. La canción la he acortado en 3 estrofas (la he dejado en 6 y solo, cuando el original tiene 9) y aun así se hace larga que te cagas. Además, sigo desde antes de Navidad con la garganta como una alpargata y apenas puedo cantar (se me ha escapado alguna tos sin borrar). La he puesto con otras versiones de Dylan que he ido subiendo y me he dado cuenta de una cosa: es la primera de Dylan para la que escojo, como modelo de partida, la propia versión de Dylan no como en las otras canciones. Y es que Dylan es un gran compositor que como intérprete, a veces, flojea, si somos justos, aunque su talento poético y musical es tan gigantesco que nadie le va a tener en cuenta que no sepa cantar. Bueno, ahí está, para que su sonido vaquero os acompañe en este viaje literario por la canción, acompañada por, ya lo he dicho, otras tres para el camino. ¡Buen viaje!

(... y la literaria)
Abelardo, el trapero, tan extraño y tan digno, empuja el carrito robado del súper, con todo lo que posee en el mundo dentro de él; camina en círculos de un lado a otro de la manzana dejando que pase la semana. El domingo se pondrá a la puerta de la iglesia, de cuyos fieles obtiene el grueso –llamémosle así- de sus ingresos semanales. A veces la gente se pone pelmaza y se acerca condescendiente a hablar con él, y él te deja que hagas como que te importa porque, al final, te sacará un bocadillo en el bar, si es que le dejan entrar. El último solidario de pacotilla que se acercó a él fui yo. Le pregunté que de qué iba, como si fuéramos colegas, aun sabiendo que no me iba a contestar. Es curioso, pero lo cierto es que nos acercamos a él para que la gente nos vea y comente luego cosas guays: Fulano es un tío solidario, o Mengano es tolerante, o Zutano es un hombre íntegro. Y entonces, si eres Fulano, Mengano u Zutano, las señoras te tratan con amabilidad, los niños te sonríen y los hombres te invitan a cerveza y es posible que se cree en ti la ilusión de que eres feliz. Lo cierto es que es primitivo, banal. Te están sujetando con grilletes de seda, y las paredes están acolchadas y no te viola un preso con sida, pero, en el fondo de tu corazón, sabes con certeza que estás irremisiblemente atrapado en este pozo negro.

Pareciera que Abelardo ha leído a Shakespeare, de lo digno que es su porte. Parece talmente Shakespeare, él mismo, profesando a los gatos en el callejón, con esos extravagantes zapatos puntiagudos y sus campanas doradas colgando de los adornos militares de su casaca y sus ademanes anticuados y tan afectados. Mona, la chica francesa de la que me he encaprichado, y que presume de conocerme bien, está hablando con él ahora, Y querría enviarle un mensaje mentalmente para que le diga cosas buenas de mí: que soy dulce, inteligente, sensible, fuerte o que me cuelga medio metro, lo que sea que haga que esta demonia de tetitas redondas y pequeñas y culo plácido quiera acostarse conmigo. Y si no puedo sugerirle eso con mi poder mental, que va a ser que no, a ver si pilla mi cara de desesperación para que, al menos, no se vaya de la lengua, y no le cuente lo capullo que soy, porque seguro que Abelardo sabe que soy un jodido farsante. Pero mis mensajes no llegan: es como si hubieran robado la oficina de correos y los buzones estuvieran cerrados. No hay forma de que este vagabundo infecto me salve el pellejo. ¡Oh, dios mío!, ¿es esto realmente el final? Estoy atrapado en Mobile, con el Muermo de Memphis otra vez.

El otro día, fijaos cómo están las cosas, Mona trató de decirme que permaneciera lejos de la vía del tren. Me dijo que todos los ferroviarios son mala gente y que no me acercara a ellos. Los hombres, al menos los que son como yo, somos patéticos. Ahí está esta chica francesa de culito respingón diciendo gilipolleces como castillos y yo, que soy plenamente consciente de la necedad de su pensamiento enajenado, me quedo sonriendo y asintiendo, porque, aunque sea tonta, quiero saber lo que siente cuando te atrapa entre sus piernas, suaves, blancas y confortables. Ella seguía con su ensoñación mema sobre los ferroviarios, diciendo que eran malvados y que se beben tu sangre como si fuera vino. Como no sabía qué coño de cara poner ante tamaña majadería, le dije, "Vaya, no lo sabía, pero, mira, yo sólo he conocido a uno y el muy cabrón, como no quería ser como todo el mundo, se fumó mis párpados y me pegó un puñetazo en mi cigarrillo". Tenías que haber visto su cara. Un poema. Como nunca había oído un disparate semejante, le parecí supercool y me abrió las sábanas y en ellas me acogió lascivamente y lo que bajo esas sábanas hicimos no es noticia que haya de dar en público. Ahora estoy con el Muermo de Memphis en todo lo alto.

Así que, impidiéndome el muermo dar publicidad a tan grande conquista, se lo conté al cura, en confesión. Me dio la impresión de que mientras se lo contaba, el tipo se la meneaba, así que me explayé en detalles, no porque me gustase que ver cómo el ímpetu le hacía vibrar el alzacuellos, sino porque, ¿para qué sirve tirarse a una francesa si luego no lo puedes contar? Al acabar la misa, me quedé por la iglesia, porque quería ver al cura, porque en el confesionario no se le ve la cara y quería vérsela. El tipo parecía desconcertado cuando me acerqué y le pregunté que por qué se vestía con veinte kilos de titulares grapados a su pecho. Me maldijo con palabras que hasta a mí, un jipi desfasado, me escandalizaron, y entonces le susurré: "No puedes ocultarlo, macho, ya ves, eres igualito que yo, así que, espero que estés satisfecho". El tipo de gracia que no hay que intentar con los jesuitas, porque carecen de la humildad necesaria para entrar en este mundo sublime. Dios mío, dios mío, ¿es esto realmente mi vida? ¿Estar colgado en Mobile, con el Muermo de Memphis otra vez?

Fui a ver a Geronimus, el indio, el hechicero, a ver si me quitaba este puto Muermo de la cabeza. Geronimus aún practica remedios ancestrales, como la danza de la lluvia y cosas así. Eso y la farlopa, los blue minnies, el caballo y la maría. Un camello en toda regla, el muy capullo. El hombre de la lluvia, que así se hace llamar, me dijo que me proporcionaría dos curas y me dijo: "Si estás de acuerdo, salta dentro". Menudo soy: claro que salté y me dejé adormilar por los remansos sugeridos por su música tribal, tan enrollada.
La primera cura era con medicina de Texas; Bourbon seco, un poco de blue-grass y un inglés apenas reconocible que me dejaron medio tirado. La otra cura era sólo ginebra de ferrocarril. De la que tanto temía Mona. Se supone que era una u otra, pero ya me conoces, ¿no? Pasé de las instrucciones y, como un tonto, las mezclé. Me cogí tal colocón, que ahora todo el mundo me parece feo, extremadamente feo. Mona, tú incluida, eres un puto monstruo. Y lo peor es que no tengo noción del tiempo. Es por eso que he obrado con semejante rapidez, Mona, no ha sido un gatillazo, sino culpa de las medicinas que tendrían que curarme el Muermo de Memphis.

Mira, Mona. Los ladrillos levantan Grand Street y sujetan el contrapunto vertical al aplanamiento de Mobile. A estos ladrillos altivos es a los que tratan de escalar esos locos de mirada de neón que son los yuppies de Mobile. Encajan allí perfectamente, sus almas son tan cuadradas como los mismos ladrillos, pero carecen de su solidez. Pero si miras el conjunto, todo parece tan en su sitio que dudo de que el Muermo me pueda estar rondando. Me siento aquí con paciencia, a cien metros de altura sobre la calle y todo el mundo parece imbécil desde aquí. Antes de que todo termine, ¿sabes? Me gustaría saber si es este el precio que hay que pagar para no pasar por todo esto dos veces.
¡Oh, dios mío… oh, mamá! , ¿es esto realmente el final? Un salto al vacío sobre la calle principal de este pozo negro.
Ojalá caiga sobre un Cadillac.
Voy…

...

¡!

16 comentarios:

Kotinussa dijo...

Juegas con bastante ventaja, pues con una de Dylan hay poquísimas posibilidades de quedar mal, incluso alpargatoso perdido.

El relato parece el producto de una masiva ingestión de polvorones caducados. No puedo decir que ninguno de los protagonistas me caiga bien. El mundo está lleno de traperos interesantes y francesas elegantes y guapas, y tú has ido a fijarte en Abelardo y Mona.

El hechicero indio ya es otra cosa. Tiene posibilidades. Pero lo estoy odiando en este momento porque transcurren mis últimas horas de vacaciones y el maldito hombre de la lluvia se ha empleado a fondo por aquí, quitándome todas las ganas de salir de casa.

Espero que cayeras sobre un Cadillac.

Wolffo dijo...

Vaya, te ha encantado esta entrada, ¿eh? La próxima vez trataré de escoger a alguien peor, Los Chunguitos o Shakira o algo así, para no jugar con ventaja, ya sabes.
En realidad, como se dice desde el título, más que un relato es una versión literaria y libre (muy libre) de la canción de Dylan, pero te prometo que no le diré al viejo Bob que sus personajes no te caen bien, Kotts, ni que a lo mejor debería escoger mejor en quién se fija para hacer sus canciones. Este Bob es un poco descuidado en esas cosas. Quizá si cuida más esos aspectos llegue a algún lado con su obra.
En cuanto a la caída, no fue sobre un Cadillac. En Mobile las aceras son anchas y el narrador (que no era yo, que nunca he cruzado el charco, desgraciadamente) simplemente se dejó caer, y no se dio el impulso necesario para llegar a la carretera, destrozándose la cabeza como un melón junto a una sorprendida licenciada en BCID (Bastantes Cosas Importantes y Difíciles) a quien puso las medias perdidas de sangre y sesos.
Mira el lado bueno, mujer: si no sales a la calle, te aseguras de que un suicida no te fastidie las medias o los zapatos.

Wolffo dijo...

(olvidaba los besos, Kotts)

Besos.

Anónimo dijo...

Great cover dear friend!!!

Y van dos escuchas ya...

Mooolan los coros finales, que lo sepas.

El post, más tarde que me voy a comprar el pan

Cheers.

Kotinussa dijo...

Humildemente postrada a los pies de Wolffo el Magnífico, suplico olvides inmediatamente que existe gente como los Chunguitos y compañía. Tú sigue en tu línea habitual. Aunque a veces cantes canciones de gente que no conozco para nada, de tanto en tanto se me alegran las pajarillas cuando metes algo de Beatles, Byrds y, bueno, toda esa gente que ya sabes que me encanta.

El maldito hombre de la lluvia sigue en lo suyo. Ahora mismo, último día de mis vacaciones, te escribo oyendo el enorme chaparrón que está cayendo. Creo que nunca pasé unas vacaciones de Navidad tan enclaustrada como estas. Así que tengo los zapatos impecables, pero el alma encogida por la sensación de no haber disfrutado de unas verdaderas vacaciones.

Ya sabía que el relato era una versión libre de la canción. Mira, una de las ventajas de carecer de la neurona de los idiomas es que a veces puedes disfrutar de una canción aunque la letra sea una cagada. Siento no estar de acuerdo con una cosa que escribes: yo a Dylan no le veo ningún talento poético. Musical, sí, pero poético, cero patatero. Claro que mi gusto poético siempre ha tenido fama de deplorable, también hay que decirlo.

A mí también se me olvidaron los besos en el primer comentario; ahora no: un millón.

Buch dijo...

Ah, tío esto está muy bien escrito, tiene mucho nivel. Me jode porque yo ahora mismo prefería una "dinámica" de criticarte sin piedad. La canción la cantas mucho mejor que Robert, lo cual admito que no es decir mucho, así que te lo diré claramente, la cantas que te cagas, hasta con las caiditas Dylan, pero bien hechas.

Así están las cosas.

Wolffo dijo...

Vaya, pues... ando de nuevo encerrado en casa, aislado por causa de la nieve. Mi labor ha sido ir despertando suave a los miembros de mi familia para decirles que volvieran a dormnirse: "puedes dormir más, porque está todo lleno de nieve y de aquí no hay quien salga." Así que ya veis, mi vuelta a la rutina se resiste y aquí ando a las siete menos cuarto contestando en el blog porque, claro, trabajar en casa tiene muchas cosas buenas, pero entre ellas no está el que te afecten los temporales de nieve, como de pequeños (¡yupi, un terremoto, no hay cole!, o una baza que fue verdad: ¡bien, se ha muerto Franco, tres días sin cole!).

Espero, Fosfous, que no fuera una ida a por el pan como esas de "se fue a por tabaco y... ". Gracias y nada, ya me dirás qué tal el pan, qué tal el post, qué tal la nieve... Abrazos.

Ops, Kotts, yo no sé nada de tu gusto poético, aunque dudo que tenga esa fama. Pero creo que Dylan sí que es un poeta. Muchas veces se usa esta palabra a la ligera (por ejemplo "Joaquín Sabina, ese poeta urbano", o "yo de joven era poeta, escribía poesías pero no se las mostraba a nadie, eran demasiado íntimas... soy un romántico incurable"), pero creo que en el caso de Bob Dylan no se puede negar. Es un hombre de una profundidad, una agudeza y de una clarividencia para entender su tiempo innegables, además de poseer talento para ir un paso por delante, y valentía para ir por libre, dando bandazos y no dejarse, nunca, devorar por su propio mito. Para mí es un ser hiperinteligente y admirable en grado máximo. Primero como poeta, luego como compositor y en último lugar, porque esa es su faceta más flojita, como intérprete. Así que ya sabes: a partir de ahora, le admirarás como poeta, y no tengo más que decir sobre este enojoso asunto. Excepto, claro, dejar besos.

Mierda, Buch, gracias, pero yo también estaba asumiendo esa dinámica y me fastidia verte tan laxo y tan entregao. ¿No tendrás, además, sentimientos sentimentales hacia mí? ¿O notarás atracción física, verdad? Porque te aprecio, pero te voy a decir una cosa muy clarita. No digo que no seas guapo o esbelto y resultón, pero no me vas nada. Lo sepas.

Anónimo dijo...

Buenas (desde casa, que no puedo mover el coche en mi calle aún).

El post es brillante amigo. Ya le hubiera gustado a Kiko Veneno hacer una versión del tema como tu texto.

Si quieres que te diga la verdad, la canción me ha gustado siempre pero nunca llegué a tener claro si la había escrito Dylan o Carlos Castaneda después de haberse puesto hasa arriba de peyote. Y tu texto me ha traído a la cabeza esa estúpida idea mía...

Por cierto, qué razón tienes con lo de parecer solidario y tal. Qué no haría uno para que las chicas de culo plácido (brillante descripción) le abran sus sábanas... Y le abran también el resto, claro.

La nieve... prefiero no recordar que ayer tardamos más de una hora en hacer Moncloa - Pozuelo, con los coches tirados en las calles y con cadenas en medio del pueblo.

No cambies.
UUnn aabbrraazzoo

Wolffo dijo...

Vaya, atrapado too, ¿eh?
Jo, Kiko Veneno, está genial, aunque reconozco que no puedo oír seguidas más de dos. Tu maldad trayendo acá a CC es realmente maléfica. Hilas fino, compañero.
Hay un momento en que todo hombre olvida sus principios y se deja llevar por el cerebro que descansa entre las piernas, nos han hecho así y es difícil cambiar.
La nieve.... ayer volvía yo de Pozuelo, precisamente, y caray, volver a casa fue una epopeya.
Pero llegué.

Abrazo, tío.

Mahom dijo...

Hola, atrapado-por-la-nieve-de-Valdemorillo, pero sin muermo (espero)
Esto sí que es poesía urbana y negrura pocera. Me ha gustado mucho, a pesar del resabor que deja. No conocía la canción, así que andaba perdidísima aunque todo me sonaba, como de un sueño o algo. Y era por la versión de Kiko.
Miles de veces mejor la tuya, la literaria y la musical.
¿Qué es cover? ¿versión?

Wolffo dijo...

Ostrás... Mal, es que no sabía que Kiko Veneno hubiera hecho una versión, acabo de buscarla y oírla por vez primera... me encanta Kiko Veneno, pero las versiones no se le dan demasiado bien. Esta es casi tan penosa como la de Take it easy. En fin, que ni idea, y ahora comprendo la referencia de Foss a KV... lo había tomado como un comentario general... si es que soy un bobaina.

Cover es versión, sí, no sé porqué mierda uso cover en vez de versión. Es más bonito versión.

Estoy sin muermo, sí. Entre otras cosas, porque los 20 cm de nieve en polvo, todavía blanca y el sol dejan aquí un precioso paisaje.

Y ella me ha mandado flores.

Mal dijo...

¿Ella te ha mandado flores?
Total nada...

Wolffo dijo...

Ya ves, todo.

Buch dijo...

SI que te voy, lo que passa es que me ves inalcanzable, y te pones una coraza de acero al vanadio sobre tu corazón tiernito, para no sufrir.

linmer dijo...

Lo de cover/versión hacía tiempo que te lo quería comentar (fin del preciso, que no inciso, porque no está en medio sino al principio).

Luego, de la entrada anterior y su comentarios afines, aunque haga eones: Del principio de la canción, ¿sabes cuando la poesía rima demasiado, a la prosodia me refiero, que resulta casi cacofónica, o sea, cursi? Pues algo así. De mi sorpresa, por la actitud, y lo digo sin acritud(¿ves lo que decía de la rima?), no me lo esperaba, aunque te entienda, creo que te lo tomaste demasiado a pecho, y con esto me estoy metiendo demasiado donde no me llaman.

Luego, sí, esa vez iba a tiempo, pero que curioso, justo una sola entrada más tarde vuelvo a llegar después de ejecutado Jesús, mira que perdérnoslo por que quisieras ver la carrera de cuadrigas, Manolo...

De Dylan estoy de acuerdo contigo, y no es el único que deberían dejarle solo el boli y no el micro... Pero no se puede ser perfecto, por eso a veces me permito comentarios tan malos como este de hoy.

Un gran abrazo amigo

Wolffo dijo...

¿Sabes lin? En realidad empecé a meter lo de cover por dos razones: en la descripcción de Divshare los caracteres son limitados, y cover es más corto; y, también, para facilitar la labor de búsqueda por palabras: cover está más extendida que versión.

Te refieres a los ripios. Encuentras ripiosa la primera estrofa, ¿no? Pues me cago en ti (en plan de amiguetes), porque es lo que más odio del mundo. Ahí estamos en desacuerdo, yo pienso que está bien rimada, porque todo persigue un sentido y la elección de las palabras no se limita a la rima, no está hecha a humo de pajas con el diccionario de rimas, sino escrita desde el corazón. Pero si la encuentras ripiosa... vaya, qué corte. En cuanto a si me tomo las cosas a pecho o no... Hombre lin, entiende que, en primer lugar se trata de algo muy importante para mí. Es, aunque suene pomposo, mi obra, y la defiendo por encima de todo. Es todo lo que soy. Y en segundo lugar, cuando expongo mi obra al juicio de todos estoy preparado para lo que se diga. Pero si alguien, tú, en este caso, expone su juicio sobre mi obra, debe estar preparado para que yo, en mi turno, conteste con la misma libertad. Pero no me sentó mal ni nada, creoq ue te dije que, afortunadamente no estabas en mi lugar, o algo así, ¿no? pero eso se debe sólo a que soy dueño y esclavo de mis actos y palabras y que, al contrario de lo que pueda parecer, me gusta serlo. Y me gustan mis canciones, algunas, como son y no me gustaría cambiarlas. Eso es todo, pero sin ningún tipo de mal rollo.

Otro abrazo a ti, amigo.