lunes, diciembre 28, 2009

blues de cuando se cierra el telón


Sin que nadie lo supiera, tal vez ni siquiera los mismos Ciclones, la historia de este grupo ha estado a punto de terminarse con este año. Hemos pasado algunas dificultades, de relaciones personales sobre todo, aunque también de carácter artístico, que han estado a punto de hacerme abandonar el grupo. A punto, de verdad. Lo cierto es que al final, he puesto en los platos de la balanza los pros y contras y he resuelto continuar con esta banda aunque, de verdad, el grupo sale tocado de esta vorágine que ha vivido. Es así como suceden las cosas y así hemos de aprender a sobrellevarlas, pero no dejan de ser dolorosas las decepciones. Al final, el poder de la música se ha impuesto al ámbito personal, porque haciendo música es como, de verdad, salgo adelante. Es cierto que la banda no es lo que yo pensé que era, y el nivel de implicación personal, y el artístico no está donde yo creía que estaba, pero es igual de cierto que el proyecto que, más o menos, tenemos en mente los cinco es lo suficientemente atractivo como para no tirar dos años de mucho, muchísimo trabajo (colectivo y personal) por la borda.
Dejando de lado las consideraciones personales que a casi ninguno os interesan, seguro, el año terminó, para los Ciclones, con un concierto en el Teatro Prosperidad que, si bien no estuvo demasiado concurrido (fueron 4 gatos), es cierto que los pocos que fueron, nos lo hicieron pasar en grande. Y eso que yo iba con muchísimas reservas porque tenía un enfriamiento de garganta terrorífico, que me impedía cantar, respirar y casi tenerme en pie, pero la verdad es que en una banda de rock, la teoría de las sinergias funciona de forma clarísima: es mucho más lo que ofrece el conjunto que la suma de los talentos individuales y así, lo que yo puedo ofrecer, individualmente, se diluye en el empuje del talento colectivo de la banda y, gracias a su arrope, pude resistir el concierto entero.
Traigo dos muestras. En esta primera, hacemos el blues del desamor por el blues y por el amor. No te quiero blues es un tema que, además del juego de palabras del título, es un juego de lo que nos gusta y lo que no nos gusta. La canción nos queda de fábula y aunque el sonido en estos videos es imperfecto (es el recogido por el micro de las cámaras), el tema funciona. Vaya que si funciona.



El segundo tema es otro de los grandes momentos de los conciertos de los Ciclones. Cuando Jose, nuestro inestimable bajista Mississippi Joe, se cuelga la guitarra acústica, me da a mí el bajo y se cuelga, también, la personalidad entera del gran Johnny Cash para cantar un temazo inmortal: Folsom Prison Blues. Es asombroso cuando Joe se pone en este registro, porque canta tan sobrao que parece que su caja torácica se duplica y el chorro de voz es el doble que cando canta otras cosas. Un figura, Joe. Miradle:



Bueno. Dos temas que llevan el blues en el título y en la historia que los empuja. Y un año, que finalmente termina sin terminar con nosotros. Eso es el blues. Dolor, sentimiento y seguir adelante. Que no pare la música. Que no pare jamás.

¡¡Feliz 2010 a todo el mundo!!




¡Hops!

jueves, diciembre 24, 2009

te diré porqué no te miro a los ojos

mirar
traigo otra vez este tema aquí porque me gusta mucho, porque quiero, porque quiero que Lorna lo mire y lo escuche de nuevo, y porque le va pintiparado al post de hoy. Además me costó mucho grabarlo como para no ponerlo unas cuantas veces más.



Y entonces, vas y me preguntas que porqué no te miro a los ojos cuando te cuento las cosas. Y quieres saberlo, y no te explicas porqué hablo sin mirarte cuando nadie más nos escucha y sólo me dirijo a ti y sólo te miro de reojo fugazmente para asegurarme de que no te has ido. Quieres saberlo. Te lo voy a contar.
A veces, mi querida Lorna, estás tan arrebatadoramente guapa que, literalmente, no soporto el sólo mirarte. Porque mis dedos irían derechos a tus sienes y recorrerían tu rostro de arriba abajo, colocando tu pelo tras las orejas, como dejando libre el camino a mis labios para atrapar los tuyos y contarte, en tan sólo un beso profundo y casi violento, de qué están hechos mis sentimientos hacia ti.
Si te miro a los ojos-pradera que luces esta noche, si dejo que su luz de mermelada me atrape en su dulce hechizo, puedes estar seguro de que esta noche no podría decirte una sola palabra. Si dejo que la promesa que encierran tus ojos me coma la oreja, si me dejo convencer por todo lo que sugieren a mi imaginación alada, tardarás poco en abandonar el plano vertical y te encontrarás tumbada con una tormenta de deseo desatada entre tus pies y tu barbilla; abandonarás el mundo de lo fenoménico y te abandonarás en el mundo de lo sublime.
Si te miro a los ojos y no media entre nosotros un mar violento y traicionero o mil guerreros sedientos de sangre, mis brazos te estrecharán tan fuerte que, antes de que te des cuenta, seré parte de ti y recibirás de mi el regalo de un amor entregado e irresponsable, que no se ocupa ni se preocupa de lo que vine detrás, y sólo está pendiente de lo mucho que te quiere dar ahora, hoy, en este preciso instante.
Si te hablo y no te miro a los ojos, Lorna, es porque no podría hacer las dos cosas al mismo tiempo. Porque estás tan guapa esta noche que balbucearía y mi habla sería torpe y atropellada y te daría una impresión peor aún de la que te estoy dando. En vez de verme tímido, me verías estúpido, mi amor, y no quiero parecer necio a tus ojos.
Y sobre todo, amor mío, si esta noche no te miro a los ojos, es porque no puedo apartar mis ojos de la forma en que la camiseta que me traes esta noche realza el espléndido, redondo, libidinoso y carnal contorno de tus tetas.


¿Es tan difícil de entender?

martes, diciembre 22, 2009

el buen decir, lo vulgar, el mal decir y los monólogos

… y digo, por terminar el año con una sana discusión, que no soy partidario del hablar por hablar y de los tacos mal dichos. Nada.
En el post anterior, en los comentarios, concretamente, se establecía entre Guiss, Buch y menda, una leve discusión acerca de la palabra “follar”. Yo admito que es la menos mala para nombrar el supremo ayuntamiento, pero eso no quiere decir que me guste.
Pongamos otro ejemplo: cagar. No nos tiremos de los pelos: hacer caca, hacer de vientre o de cuerpo, plantar un pino, deponer, defecar… o la misma mierda: caca, trullo, zurullo, deposición, hez/heces… El que cagar sea la menos mala no la convierte en buena. Suena ordinaria. Como follar.
En general, no me gusta el uso de los tacos, las palabrotas, o las ordinarieces en el habla de las personas (de la mayoría de las personas), porque en un noventa y cinco por ciento de los casos, obedece no a una elección por la palabra más expresiva, circunstancia común a muchos tacos –su enorme expresividad-, sino a que no conocen otro modo de expresar lo que quieren decir.
Fui educado en los años 60 y en esos años era de mal tono que los menores y las mujeres dijeran tacos. Los tacos eran una licencia reservada a los adultos, pero estoy seguro que entonces, como ahora, no sonaba igual la palabra polla en labios de Camilo José Cela que en labios de un hombre cualquiera en la barra de un bar. No es lo mismo oír decir a un hombre, con tono sarcástico “por los lomos de mi polla cabalgan ratas de a kilo” que escuchar “¡y una polla!” dicho cien veces en la misma media hora por la misma vulgar boca.
En este contexto, hay algunas cosas que no soporto, literalmente.
No soporto a la gente que dice demasiados tacos. No me gustan las personas a las que no se les cae la ¡hostia! de la boca, para las que todas las cosas son el puto algo o el puto lo otro, o dem los cojones o cojonudo o todo el mundo que hace algo mal es un hijoputa. No me importa que sean hombres o mujeres, pero la pobreza expresiva que denotan suele indicar pobreza argumental (cerebro poco estimulado y estimulante) y personalidad poco interesante.
Tampoco puedo soportar, me hace daño oírlo, a los niños que dicen tacos. Puede sonar un poco extremo, pero pienso que un niño diciendo ¡coño! o ¡cabrón! es un niño condenado a ser un zoquete. Me duele real y literalmente ver a algunos hijos de amigos o familiares (sí, amigos y familiares) expresarse así. Me da mucha pena que piensen que así parecen mayores y lamento profundamente ver a sus padres, como auténticos idiotas, riéndoles la gracia, condenándoles a una edad adulta sin el tesoro que es conocer bien y amar el idioma. Porque el lenguaje es, más aún que las matemáticas, una herramienta de pensamiento de la que nadie puede prescindir. Alguien que no sabe cómo llamar a las cosas, difícilmente podrá pensar en ellas de forma abstracta, ni preguntarse por su porqué. Padres que hablan a sus hijos sin cuidado de lo que dicen, sin darse cuenta de que lo que les dicen, y el modo en que se lo dicen se queda grabado en sus cerebros esponja que, caray, siempre asimila mucho mejor la vulgaridad que lo sublime.
Tampoco soporto los tacos como gracia, y es quizá por eso por lo que hay un género humorístico que me produce arcadas: el monólogo. Cada vez que tropiezo (en la tele, en un bar, en la radio, donde sea…) con un monólogo, me dan escalofríos. Su estructura cerrada, el tonillo de colegueo, la expresión corporal, la pobreza del lenguaje, el poco ingenio de la gracieta costumbrista, la vulgaridad del 99% de los monologuistas (¿se pasan unos a otros los chistes de moda? ¿hay un banco de chistes en Internet donde se nutren todos ellos?) me deprime. Y lo que más me deprime, de largo, es ver a la gente reír ovina, lanarmente, sin ningún sentido crítico. Para mí que el proceso mental general es una especie de aletargamiento inducido: hemos venido a reír, así que, vamos a reír, independientemente de lo que diga el pollo. O la polla.
En los programas de televisión “de autor”, por uebos se ha impuesto el que el presentador empiece el programa con una intervención a calzón quitado, un pequeño monólogo que suele ser penoso. Yo, por ejemplo, no soy un admirador, precisamente, de Pablo Motos, pero admito su capacidad de hacer un programa que, aunque a mí me estomague, reconozco que tiene gracia y (tuvo) originalidad. Ahora bien, si escuchas con un poco de cerebro su intervención al principio del programa, te darán ganas de disparar repetidamente contra el televisor.
El cien por cien de los monólogos aporta tacos dichos en crudo. Y la gente se ríe más si un tío dice, dejando silencio antes y detrás, para que el taco suene como una detonación: ¡por los cojones! Por lo visto, eso es gracioso.
El colmo de la vulgaridad fue una especie de reality que ponía la Sexta, creo, en la que se enseñaba a gente sin gracia, por gente que tenía menos gracia aún (¿o es que el tal Flo es maestro de algo?) a hacer un monólogo gracioso. No vi nada de ese programa, pero para no meter demasiado la pata, acabo de ver un monólogo de Darek (sólo he aguantado la primera parte) de ese programa. Miradlo. La gente se ríe. Aunque a lo que mueve es a la pena, a una profunda pena por este país tan netamente idiota en el que vivimos. Bueno, no es este país, sino casi todo el planeta, seguramente, pero eso no consuela nada, sino todo lo contrario.
Vale lo mismo para esto: una experiencia lamentable. Enseñarle a hacer un monólogo a Paquirrín, aleccionado por dos maestros (¿?) como Ángel Martín y Dani Mateo (¿Mateo, Mateos…?). El resultado es desolador. He tenido que tragarme media hora de presentación que es de traca. Bueno, si alguien tiene estómago, que se salte lastres primeras partes de “Desmontando a Paquirrín” y vaya directamente a esto. No tiene ni puta gracia, pero es revelador.
-.-
Se me ha ido la fresa. Iba sobre el lenguaje, y he acabado con los monólogos. Pero es que resulta chocante que en un género en el que la herramienta principal es la palabra, resulte que sus maestros cultivadores sean semejante panda.
En fin, que termino el año quejándome, que es mi estado natural, y deseando (también es mi estado natural, el deseo) que el año que viene os vaya genial y (deseo egoísta) sigáis por aquí.

Venga.

martes, diciembre 15, 2009

¡Ríndete!

Soldier of love

Conocí este temazo de Arthur Alexander por los Beatles; de hecho esta es una versión de su versión. También han versioneado este tema los fabulosos Pearl Jam. Alexander escribía canciones demoledoras y muy melódicas. Además de esta, los Beatles grabaron otra maravilla suya Anna (Go to him) y los Stones hicieron otra pieza maestra, You better move on en su primer o segundo disco. Me encanta el dueto de guitarra y bajo en la intro de la canción y el juego de voces constante en la canción. La melodía es irresistible y la letra... fantástica. Hay una canción de los pedorros Olé-Olé que se llama igual que esta, pero es una mierda pinchada en un palo en la que Marta Sánchez gemía antes de que aprendiera a cantar (tampoco es que haya aprendido mucho, pero ahora, por lo menos, no ofende su forma de cantar). Bueno, lo gracioso de esta versión mía es que la he grabado con dos pistas de Grettel, pero ninguna de ellas enchufada al ampli. En la guitarra rítmica he tocado la guitarra al aire, recogiendo el sonido con un micro y en la pista de guitarra solista, la he echufado directamente, sin pedales, sin ampli, al ordenador y tiene un sonido absolutamente maravilloso. Adoro mi guitarra nueva. Bueno, a ver si os gusta.

Te miro y no me decido.
El camino está libre, el campo abierto no parece tener trampas y todo me dice: ve a por ella, pero… No sé qué ocultas, pero sé que no es tan fácil conquistarte como quieres hacerme ver. Me sonríes, queda, sexual, curvilínea, desnuda y me haces gestos casi obscenos. Pero es difícil tirarle los tejos a tu profesora de Historia, tirarle los trastos a la Peral. Se llama Nieves y no es, ni mucho menos, tan guapa como Lorna, pero con eso de ser mayor y ser profe, nos tiene a todos locos. Tiene unas piernas muy bonitas y tendrías que vernos a todos lo torpes que nos volvemos en sus clases, sobre todo cuando viene con falda, que no hacen más que caerse los bolis y lo poco que tardamos en agacharnos a recogerlos y lo mucho que nos cuesta levantarnos, como si tuviésemos todos reúma, como dice el abuelo de Buch. Y todo, fíjate tú qué tontería, por ver si le vemos las bragas. Bueno, pues me ha sacado a la pizarra la Peral y me ha puesto nerviosísimo. No es que no me supiera lo que me preguntaba, que no me lo sabía, como es normal, sino que me pone muy nervioso la forma que tiene de jugar con nosotros. A ver si me explico. Yo soy de esos zotes que no se callan ni debajo del agua. Bueno, sí, me callo delante de Lorna, pero nada más. Cuando me sacan a la pizarra, da igual de lo que me pregunten, si he estudiado o no, o si tengo algo interesante que decir acerca del tema: yo hablo. Exactamente igual que si no tengo nada que decir acerca del tema. Hablo. A veces da resultado y acierto con lo que hay que decir. Generalmente, no, esa es la verdad. Bueno, pues la Peral me ha preguntado sobre Al-Andalus. No es un tema que me apasione, precisamente, si me hubiese preguntado sobre algo que salga en las películas, bueno, tendría de qué hablar. La segunda guerra mundial, por ejemplo. Te puedo hablar horas. Pero el tema era Al-Andalus. Pocos temas hay tan desdichados como ese, estarás de acuerdo conmigo. El caso es que yo he empezado con mis cosas.
- Sí, Al-Andalus… esto… sí, es lo de los árabes, sí, espere, que lo tengo en la punta de la lengua… Bueno, todos sabemos que los árabes hacían unos jardines preciosos, ¿no?, porque, en fin, es muy árabe lo de la naturaleza y todo eso…, no como los romanos, que eran más tipo militar, o los griegos, todo el rato filosofando, o los japonesess, con sus ordenadores en miniatura… ya se sabe, los árabes, más en plan naturaleza y que el agua corra por todas partes y haga ruido… esto…
Imagínatelo. Yo soltando mi rollo patatero y la Peral mirándome con esos ojos grandes, como de vaca tristona, con cara de que le parecía interesantísimo todo lo que yo decía. Pero lo peor, fue que se puso así, sentadita, mirándome fijamente, como muy interesada y ¡zas!, cruza las piernas y empieza a tocarse el escote, jugueteando con el botón crítico, el tercero de la camisa, el botón fatal, el botón misterioso, el botón-botón. Qué mala persona, la Peral, qué nervioso me estaba poniendo. Ella abrochando y desabrochando el botón y yo en plan, pero bueno, no es que los árabes se dedicaran solo a hacer jardines y canalillos,
- ¿Canalillos, Wolffo…?
- Sí, canalillos de agua, claro… - y yo me imaginaba su canalillo con un chorrito de agua y me volvía loco.
- ¿Algo más, Wolffo?
- Sí bueno, eran unos guerreros muy temidos y también hacían mezquitas, que es como las iglesias, pero que tienen una zona para limpiarse los pies, qué curioso, ¿verdad?, limpiarse los pies, estos tíos… pero, ejem, bueno, en fin… creo que eran más importantes sus espadas que eran así, como en curva y que tienen un nombre que no me acuerdo, y lo que son los trapos esos de la cabeza, turbantes, creo, que podían ser blancos o de algún color…
- Todo eso suena muy interesante, Wolffo, de verdad, pero ¿tienes algo que decirnos sobre la organización de las ciudades en Al-Andalus…? – se estaba riendo de mí, la hijaputa, pero yo me sentía raro, muy raro
- Pues, el caso es que me estoy encontrando fatal, señorita Nieves, si no le importa… - dije yo señalando a la zona de pupitres- casi me voy a sentar, estoy como un poco mareado
Pocas veces he pasado más vergüenza, de verdad. Me senté abochornado mientras la Peral pedía a June, que es listísima y siempre se lo sabe todo, que saliera ella y que nos hablara de Al-Andalus, y añadió, entre risas exageradas de toda la clase, que omitiera las referencias a los jardines y los turbantes, que eso ya lo había explicado yo muy bien.
Ja, ja, ja, maldita Peral, tienes la gracia en el culo, perdona que te diga y todos los que os reís, apestosos cobardes, os veréis las caras conmigo en EL Gran Combate Final, donde os estaré esperando con mi espada en curva y mi turbante anudado al antebrazo, orgulloso y bello, con el mentón alto y mis músculos brillantes por el sudor, porque es verano y hace mogollón de calor, y no os perdonaré a ninguno, excepto a Buch y a Lorna, que son aparte, y tú, Peral de las narices, sin botoncitos con los que ponerme nervioso, porque serás vieja y arrugada y tus tetas serán como dos trapos, me implorarás, me suplicarás clemencia y yo, que en fondo soy un buen tipo, te perdonaré pero seguro que se me ocurre algo gracioso (eso espero, joé) que decir con mi voz atronadora que haga que todo el mundo se ría de ti como hoy se han reído de mí, que ninguna falta hacía que se rieran así, porque lo que has dicho no eran tan gracioso, listilla de las narices.
Y fue así que en el Gran Combate Final viniste a mí, Peral, con los brazos en guardia y los senos erguidos, y como no se me ocurría nada gracioso que decir, de un certero pollazo, te bajé los humos, te hice desistir.
Querrá usted decir de un pullazo. Refiriéndose a un golpe verbal, en el clímax de la elocuencia, ¿no?
No, señora, me refería a un golpe de verga, a mi célebre mi pollazo liftado.
No lo sabía, disculpe usted. Continúe, continúe…
Bajaste los brazos, decía, y te hice el amor sin nada de cariño, así que tal vez no debería decir “hacer el amor” sino lo otro, con efe, eso que suena más basto.
¿Follar?
No, mujer…
¿Fornicar?
No hija…
¿…?
Facer el amor.
Vaya.

Aun así, sin nada que decir, todo te lo digo. Añoro de ti tu piel y tu risa; el modo en que te enfadas y tu forma de correrte; tus besos y tus silencios, tus pasos y tu miel. No estoy seguro de que, en realidad, te hayas rendido, aunque te muestras a mí desnuda y sonriente con los brazos bajos. Ámame pacíficamente. Usa tus brazos para amarme, es así como tiene que ser. No hay razón alguna para que le declares la Guerra al que más te desea. Olvida a los demás, mi amor es real, sal del campo de batalla. Baja los brazos y ámame pacífica y tiernamente. Usa tus brazos para estrecharme y olvida las armas con las que me hieres tanto porque, nena, no lucharé ya más.

Y... si no te rindes, ya lo sabes: me rindo yo.

viernes, diciembre 11, 2009

Se abre el telón...

El caso es que, al fin, vamos a tocar en un teatro y espero que todo salga genial. Yo era partidario de no hacer este concierto, pero Los Ciclones somos 5 y el equilibrio de fuerzas estaba 3 a 2, de modo que tocamos. Y una vez tomada la decisión, no hay medias tintas: los cinco vamos a muerte.
Por primera vez, eso, tocamos en un teatro, como cartel único de la tarde y además, hay que pagar, nada menos que 10 pavos para vernos. Me da nosequé pedir al personal que vaya a verme y que se gaste la pasta, así que no lo haré, pero eso sí, os aviso y que molaría veros por allí.
Para quien nos haya visto este verano, el repertorio es básicamente ( y sin básicamente) el mismo, así que no hay novedades salvo, a quien le gusten estas cosas, ver y escuchar a la nueva componente de los Ciclones: mi dulce Grettel en acción.
También es posible, aunque no confirmado que una preciosa cantante que tuvo su momento de relumbrón y que sigue esperando su momento de golpear de verdad las listas, se suba al escenario con nosotros y se marque una pieza a pachas. Uno de los clásicos que abordamos.


En fin los datos son:
Sábado, 19 de diciembre de 2009
a las 21:00h. en el
Teatro Prosperidad
c/ Mantuano, 29
Metro Concha Espina y Cruz del Rayo (línea 9) y Prosperidad (línea 4)
Bus: 1, 9, 29, 52, 73


¡NOS VEMOS EN LA PROSPE!