martes, julio 28, 2009

la noche me confunde

Las letras de la luna

Subo otra vez este tema, pero ahora con el sonido un poco mejorado. La vez anterior, la canción tenía demasiada reverberación y se perdían las cosas importantes. De todas formas, necesito aprender a mezclar porque sé que si mezclara bien este tema, sería un tiro. Aun así, me gusta muchísimo. A ver si os gusta a vosotros también.
Y si fuera la Luna la que no me deja dormir,
y si sus destellos dejaran su sello aquí;
y si sobre mi cuello cayeran tus cabellos al fin...
Y si fuera la Luna la que no me deja dormir,

Noche adelante, miedo constante
no poder amarte, y tampoco extrañarte
la Luna, si viene, no me deja dormir

Y si fuera tu risa la que no me deja reír,
y si fueran los sueños los que se han hecho dueños de mí
y si me empeño en amarte y desdeño lo bueno de ti
y si fuera tu risa la que no me deja reír

Los ojos abiertos, mi mundo, despierto,
a los magos, alerto; y requiero a los muertos
la Luna, no puede, ya sabes, dejarme dormir

Luna lunera, tu luz vagabunda
se extiende, profunda, por mi alma entera
la Luna, ya sabes, me ha vuelto loco por ti

Y si fueran tus letras las que no pudiera leer
y si al irse tus rimas mi estima se diluyera en el té
si me faltan tus cuentos, no encuentro el momento de ser
el hombre que bebe tus letras, ¿Y si no las puedo beber…?

Ya noto tu aliento, porque es mi alimento,
tu brisa es mi viento, me muero tan lento
Si no puedo leerte, no sé qué más puedo hacer


Subo, acompañado de Luis Mariñas, con quien formo, en la BBC el equipo de noticias más celebrado de la década, los dos pisos necesarios para acceder al célebre 4M, el Museo de las Mariposas Muertas de Marrakech, un museo que, por lo que a mí respecta, en cuanto a prestigio científico mundial, está a la altura del Smithsonian (¿y qué tendrá que ver…?), el museo en el que, por dar un dato, Clarice Starling confió para que le revelaran qué tipo de insecto era el que había encontrado en el velo del paladar de la primera víctima que ella conoció, en carne mortal (y nunca mejor dicho), del asesino en serie conocido como Buffalo Bill. Resultó ser la ninfa de una mariposa (no recuerdo qué mariposa), por cierto (eso es lo que tenía que ver).
Luis y yo hemos llegado juntos al museo, y estoy convencido de que trabajamos juntos, pero yo, antes de llegar al segundo piso, ya estoy harto de él, de su verbo lento y pringoso y de su manera de ladear la cabeza para que su mirada resulte interesante. Antes de entrar en el 4M, he tomado la decisión de que lo dejemos, que cada uno siga su camino profesional independientemente del otro. Cuando estoy admirando la luz de un Eustaquio Segrelles, un mediocre imitador de Sorolla, me doy cuenta de que Mariñas ya ha tomado la decisión de dar el salto a la tele privada y acompañar a las mamachicho en sus programas culturales, dejándome a mí en la estacada con mi programa amarillo y sensacionalista de noticias falsas y malintencionadas. Por lo visto, para él no tienen valor los 6 años de trabajo, codo con codo, en los que hemos hundido a personas perfectamente respetables, inventando y difundiendo basura informativa sobre ellas, destrozado carreras profesionales y familias con nuestros infundios. Para él eso no importa. Él sólo piensa en su prestigio. Muy bien, que le den por culo. Lo dejo, me voy.
Mientras bajo las escaleras del edificio, al caer la tarde y asomar una noche preciosa en el horizonte, me doy cuenta de que en mis manos llevo dos camisas de manga corta, de cuadritos, que acabo de comprar en Decathlon, , con sus respectivas perchas, una azul marino y la otra de colores tierra, muy majas, oye, ambas, y una chaqueta –americana- de lana, de mezclilla, color marrón, preciosa, pero pasadísima de moda, porque la compré en Cortefiel cuando necesitaba ir a trabajar con corbata (hace 20 años). No sé porqué llevo esas prendas en mi mano mientras bajo las escaleras de un inexistente museo de Marrakech. Por cierto, para los que viajáis mucho, apuntad este dato: Marrakech es igual que mi barrio (Plaza de Castilla, tirando hacia la estación de Chamartín) cuando era pequeño, es decir, sin Torres KIO, sin intercambiador de autobuses, con descampados y donde el edificio más alto es el viejo depósito del Canal de Isabel II. Voy con prisa, porque voy a perder el tren. No sé qué tren, porque la estación no es la de Chamartín (claro, hombre, estamos en Marrakech), sino algo parecido al apeadero de Pitis antes de que las Cercanías fueran una alternativa seria de transporte.
Al llegar al apeadero, con nervios porque no puedo preguntar a nadie (unos moros rarísimos, por cierto, altos y rubios) por causa del idioma, busco mi cartera, que estaba en el bolsillo interior de la chaqueta de Cortefiel y me doy cuenta de que, mierda, he perdido la chaqueta. En algún momento del azaroso viaje, se ha debido escurrir de entre mis manos y la he perdido.
No tengo un centavo, o sea ni una centésima parte de la moneda que utilicen en Marrakech (¿dólares, dínares, francos, pesetas…?) así que mi única alternativa es volver sobre mis pasos hasta el 4M, a ver si, por casualidad, puedo recuperar mi chaqueta pasada de moda, con sus hombreras excesivas y todo. Por alguna razón que no acierto a reconstruir, me importa una mierda todo (dinero, tarjetas, carnet, pasaporte, etc) salvo mi elegante chaqueta de mezclilla marrón: quiero volver a sentir su cálido peso sobre mis hombros: me da seguridad, me transmite confianza en que algunas cosas (el depósito de Isabel II, el río Duero, la nariz de Portugal, la pesadez de los entendidos en vino, la inmutable calidad de la ropa de Cortefiel) no cambian nunca porque no pueden cambiar: sencillamente han sido así desde el principio de los tiempos.
Ahora, sin que hayan pasado más de 30 minutos desde que eran las nueve y pico de la noche, es mediodía. Me encuentro con mi cuñada Sonia y me alegra ver que, aunque permanece el sencillo vestido azul de 10 euros –lo dijo ella, no es una crítica- sobre su esqueleto, se ha quitado la flor de papel que adornaba su testa la noche anterior, en la fiesta de Celia. No sé qué hace Sonia en Marrakech, pero la visión de una cara amiga, me tranquiliza.
- ¿Qué te pasa? – me pregunta porque mi cara de preocupación es un poema.
- Nada… - digo apesadumbrado - he perdido mi chaqueta, con mi cartera…
- Oh…
- Ah… bueno, podemos buscarla, ¿no?
- Sí, espera, que organizo una partida de caza con los sobrinos
Sonia, que trabaja en una guardería, organiza a los sobrinos mayores -Alex y Guille, de 23 años, Sabina, de 26, y mis hijos, Leticia (19) y Borja (17) - pero como si fueran niños de 5 años, convenciéndoles de que buscar mi chaqueta es el juego más divertido al que pueden entregar sus infantiles afanes en esa mañana. Tiene bastante maña para ello, pero miro a mis sobrinos e hijos, todos con pelos en los huevos, por decir las cosas de una forma sencilla y llana, y no entiendo porqué les entusiasma tanto. Bueno, lo importante es que busquen, aunque según avanza la mañana voy perdiendo la esperanza de recuperar algo.


Ahora rastreamos una zona de Marrakech que es clavadita, oye, al Redondel, que era como llamábamos al aparcamiento de superficie de las casas donde vivíamos que era, además, nuestro campo de fútbol, hasta que la junta de vecinos nos dio permiso para jugar en otro lado, hartos de que destrozáramos las tulipas de los coches. La planta del redondel es una especie de chupachups de palo gordo, o de bola pequeña, depende de si te gusta ver la botella medio llena o medio vacía. Leticia encuentra una chaqueta de mezclilla, pero es gris, aunque, curiosamente, tiene los mismos elementos que la mía: cartera, llaves, pasaporte, gafas. Aunque no es la mía, la agarro fuerte (ahora, no sé porqué ya no tengo las camisas) y avanzo firme hacia la bola por el palo. Entonces, sentados en el poyete, hay un grupito como de jubilados de vacaciones. Son españoles. Uno de ellos, tiene en sus manos mis gafas de sol y las llaves del coche de Susana y una bandeja de hamburguesas de Mercadona.
- ¡Eh…! – le apremio - ¡Eso es mío! – y ante la mirada torva y de duda del grupo de vejetes, añado – me llamo Wolffo Elgrande… puede comprobarlo
Entonces, para comprobar mi nombre, pasa una cosa rarísima, pero que entonces no me lo parece: le dan la vuelta al paquete de hamburguesas buscando la etiqueta y no encuentran ahí mi nombre.
- Se debe haber caído – dice una viejecita bondadosa
Y a continuación me dan la cartera, las llaves y las gafas (pero no la chaqueta que ahora, curiosamente, no echo de menos), yo le entrego al vejete su chaqueta (porque era suya) y al darme la vuelta la cuñada que está ahí no es Sonia, sino Ángel, con sus gafas de sol clásicas (que a mí me gustaría que cambiara, porque esas no le favorecen del todo, y le estropean un poco su preciosa carita), al volante de un viejísimo 4x4 descapotable.
Lo más chocante de todo es el final de la historia.
Me subo al 4x4 y hago un gesto de victoria al cielo (como si hubiera marcado un gol en un partido decisivo, o algo así) y Ángel, mis hijos y los vejetes cantan al unísono:
- Andalucíaaaaaaaaaaaaaaa…. Descubre el lado bueno de la vidaaaaaaa
Lo cantan genial, todos al tiempo y en el mismo tono, y es como si fuese el final de un anuncio, de lo bien hecho que está todo. Lo que no sé es a qué venía lo de Andalucía, porque la historia se desarrollaba en Marrakech y los escenarios eran los de mi niñez.
Pues eso es lo que he soñado esta noche.

25 comentarios:

Anónimo dijo...

Si alguien lo consigue interpretar......................

Me gusta la cancion

tollycom

Anónimo dijo...

Huau!!!

Tremenda historia, chico.

¿Sabes una cosa? Soy un entusiasta de varias cosas:

en verano las mujeres con sandalias y minifalda.
escuchar canciones con ese ritmo que hace que te entren ganas de apretar el acelerador si vas conduciendo.
ese tipo de historias, como esta, que van ganando en velocidad y lío en cada línea y que acabo leyendo casi de forma atropellada.

Me encanta tío. Qué ritmo, qué personajes (tan conocidos para nosotros por tus post), qué historia, ... Qué envidia no haberla escrito yo.

Además me has traído recuerdos de recuerdos, ladrón.

- Yo estuve en el National Air and Space Museum del Smithsonian de Washington y flipé, te lo aseguro. Si lo comparas con el cutre salchichero museo del aire de Cuatro Vientos que tenemos aquí ...

- Por Eustaquio Segrelles no me viene nada, señorita. Pero tuve una época de leer cómics (creo que entre los 15 y los 19 años) y era "fans" de Vicente Segrelles y su "El Mercenario"... Creo que él, Corben y demás tuvieron bastante que ver en mis desastrosas notas de aquella época. (Y en no haber perdido nunca la afición a dibujar cada vez que puedo).

- La foto de Pza Castilla. ¿Sabes dónde está Cortefiel, junto al puticlub ese que lleva allí siglos?. Pues yo vivía detrás, en Dr. Fleming justo encima del Bankinter.

Eso sí, ¿camisas de manga corta?. Pero hombre, bien está la marca Tex o (por supuesto) Cortefiel, las camisetas o polos, pero... ¿camisas de manga corta?.

Y ahora procedo a dejarte unos abrazos sudorosos (acabo de subir de comer y no se puede estar en la calle en Madrid) y a pegar una patada a los altavoces del PC que no suenan...

Wolffo dijo...

Tienes razón, Tollycom, si hay un intérprete de sueños en la audiencia que, por favor, de un paso al frente y tome la palabra. Y me mola que te guste la canción, a mí también me gusta, pero, ¿qué voy a decir yo?
Gracias.

Hombre, Foss, ¡qué comentario tan entretenido! tiene mucha chicha, oiga.
¿Has estado en el castillo? Eso me da envidia, ¿ves?
Por Eustaquio Segrelles, mira su web(http://www.eustaquiosegrelles.net/), es tan aburrida como él. No tiene nada de ese otro Segrelles que mencionas, su obra puede resumirse tan tristemente como yo lo he hecho en el post: un vulgar imitador de Sorolla. ¿Dibujas? Joer, eso sí que me da envidia ( y ya van dos envidias)
Las camisas de mantga corta son una vulgaridad que adoro, Foss, sorry, sé que no son del agrado del hombre elegante, pero yo no soy elegante, soy irritante, y así los hombres no me odian, pues ven que no soy del todo perfecto.
Yo te dejo unos abrazos de recién duchao, que me piro a ver a James Taylor esta noche con alguna de las estrellas invitadas de este post.

Saludos varios.

Kotinussa dijo...

Los sueños no serían sueños si tuvieran algun sentido. El tuyo me parece perfectamente lógico para ser un sueño.

Saludos y besos desde Oslo.

P.D. No veas lo que me ha costado escribir este mensaje con ñ y tildes. Estas cosas sólo las hago yo por ti, que lo sepas.

Wolffo dijo...

Yo sin embargo, Kotts, creo que si los sueños tuvieran algún sentido, serían sueños consentido(s) y entonces habría que aplicarles un correctivo severo para que se volvieran sueños bien educados. Esa es mi opinión y aunque bailes desnuda para mí no la cambiaré. He dicho.


¿Oslo? Mira que es un sitio raro, Oslo. Bueno, ya contarás algo, supongo, cuando vuelvas en el Cuaderno.

Besicos, nena.

Anónimo dijo...

Ahora que he podido escuchar la canción... me gusta ese sonido acústico... ¿cómo te diría yo? según empieza tiene un aire a canción americana ¿no te parece?

Es de esas canciones que cuando acaban te dejan así como un regusto agradable. Realmente aquí, conociéndome, debería hablar de esas otras cosas que todos sabemos que también te dejan un regusto agradable pero no lo voy a hacer.

Escucha "A case of you" de Joni Mitchell y entenderás a qué me refiero. Pues con estas letras de la luna tuyas me pasa igual.

Además, ya sabes que soy hombre de fijarme en líneas de bajo, ritmos en 12 cuerdas metálicas, riffs y todo eso. Pero esta vez me he parado en la letra y me gusta.

Así son las cosas my friend y así te las cuento.

Wolffo dijo...

Cuerdas Martin nuevas y un SM58 a 20 cm de la boca de la guitarra, y suena así. La guitarra no es mi vieja, cálida y fiable Epiphone sino la Ibanez que compré el año pasado. En ese sonido metálico es imbatible, siempre que hablemos de guitarras baratitas, claro.
He escuchado la canción (la de Joni Mitchell y la que me has mandado al email) y, como ayer estuve viéndole en los Veranos de la Villa, he escuchado una versión que hay de A case of you con James Taylor (gran concierto de este vejete, calvo y flacucho que tiene más energía de la que su música sugiere) y sí, pillo a lo que te refieres.
La letra también me gusta a mí y, en fin, gracias, tío. Me gusta saber que cuando subo un tema, andas tú por ahí con la oreja dispuesta.

Ea.

Buch dijo...

No te he visto mal, no. Muy bien contadop el sueño, que va viendo que lo es, y me gusta mucho la aportación dudosa de Luis Mariñas. Me ha extrañadso mucho que no apareciera Dirceu, que es un clásico de los sueños de este tipo, se ve que el tio no será tan clásico.
De la canción ya te diré, ahora estoy toda encoñadita con "Stay Around".

Besos, por lo demás.

Wolffo dijo...

Luis Mariñas es un hombre sin escrúpulos: intenta resarcir su imagen pública a través de mis sueños que, esos sí, son profundamente democráticos. Yo recuerdo a Dirceu con media melenita rubia, un poco al estilo Zico, ¿es correcto o un recuerdo fraudulento?

Stay around, qué gran canción.

Buch dijo...

Es correcto, pero aun siendolo no descartemos que lo estés confundiendo con Leivinha. Refelsiona sobre ello.

Buch dijo...

...reflexiona, quería decir

Wolffo dijo...

jajajajaja, es gracioso refelsiona, mucho más que reflexiona.

No, no, no, a Leivinha le recuerdo muy bien, hombre, vino al Atletico de Madrid con Luiz Pereira (que vivía al lado de casa, ¿te acuerdas? donde vivían esas hermanas super sexuales que se llamaban nosecómo y nosecuántos) que era negro como el carbón, el cabrón. ¿Te acuerdas cuando los negros eran una cosa exótica en la liga? Biri-biri o Keyta... qué tiempos, ¿eh? Una mierda de tiempos, si hemos de ser sinceros.

mahomal dijo...

Después de hablar me he acordado de que la piscina no era la de la Marina, era Estella. Y ahora que lo escribo, tampoco estoy muy segura...

Wolffo dijo...

Estella, claro... en la de Marina te hacían ser de Marina para entrar. Estella estaba un poco más abajo en Arturo Soria (la de marina estaba casi al final), cerca de la cuesta de los sagrados corazones o por ahí.

Me ha extrañado cuando hablábamos esta mañana, porque yo me hubiera acordado de ti, Mal y, está feo decirlo, pero tú te habrías acordado de mí: era el que más alto salpicaba tirándome desde el trampolín, tocaba la guitarra, estaba buenísimo, mi pelo rebelde brillaba desordenado al sol... ¡menudo era yo! Y vaya en lo que me he quedado...

Bexos, Mal.

Buch dijo...

¿NOsecomo y nosecuantos? ¿Has olvidado a S. y a C. y te acuerdas de Luiz Pereira?

Wolffo dijo...

¿Silvia y Claudia? Dios, qué buenas estaban y qué inalcanzables eran...

mahom dijo...

Y tan inalcanzables.. ¿no son las lindas romanas que se abrasaron en Pompeya? (Pa que se vea que he estudiado)

Wolffo dijo...

te soy sincero, Mal, ni flores, pero ni flores de lo que dices. Me impresiona muchísimo que sepas esas cosas. Si Kotts asoma su cultivada cabecita quizá pueda decirte algo al respecto, pero yo... es que ni buscar en google, oyes.
Cada día me gustas más, Mal. Besos rendidos.

mahomal dijo...

Ay Yorch, qué gracia me ha hecho tu respuesta. No soy erudita, como bien sabes, es que me estoy leyendo el blog de Buch enterito, y justo el último relato tenía a ambas hermanas como protagonistas. Y cuando he visto los nombres, me he dicho "¡Anda coño, yo también sé quienes son!"
Pero mola haberte impresionado con mis conocimientos, aunque haya sido sólo unas horas.
(Buch, tú si lo has entendido, ¿no?. ¿O se olvida los escritos pasado un tiempo?)
Besos para los dos, a repartir que hay bastantes.

Anónimo dijo...

a mi me gusta muchisimo esta cancion;

Buch dijo...

Justo Mal, son las mismas. Recuerdo el relato, porque mucha gente se enfadó un poquito con el final. LOS ROMANOS SON AMOR SOL, es su título que es un palíndromo, de igual modo que tú eres adorable.

Wolffo dijo...

Ostrás, Mal qué embarazoso resulta todo... Yo creo que sí que eres erudita y tu erudición moooola bastante, no creas, porque yo sí olvido los escritos de Buch con el paso del tiempo, pero es culpa de Buch, no mía, porque sigo recordando perfectamente, por ejemplo, el gol que Santillana, a la salida de un córner le marcó al Dynamo de Kiev en una Recopa, que supuso el 3-0 y que era el gol de la tranquilidad. Debía ser, más o menos, la temporada 77-78 y el gol fue magnífico, como casi todos los del puma.

Y a mí, mi querida anónima (pero no tan anónima, que te tengo calada), me gustas muchísimo tú. Gracias y un beso.

Palíndromos, sonetos... eso es escritura circense, Mal, no te dejes engañar por ese tipo de habilidades, que no llevan a ninguna parte: de la pareja cómica, el bueno, soy yo.

Buch dijo...

Me has hecho reír, tontorrón.

linmer dijo...

Pues el sueño es extraño de cojones, pero oye, si los sueños fuesen como la realidad, no serían necesarios, ¿no?

No se si soy yo, pero para mi gusto en la canción suena demasiado alta la música en comparación con las voces, pero si que suena mucho mejor esta versión que la otra. Además, cada vez suenan mejor tus producciones, si quieres aprender a mezclar mejor aprenderás. En esta vida, lo que depende sólo de uno mismo es lo más fácil de realizar, aunque es a lo que menos prestamos atención.

He dicho.

Abrazos amigo

Wolffo dijo...

Veo que te has dado un atracón de los tuyos, linmer... no sabes cómo te lo agradezco. Hay que tener ganas y paciencia para aguantarme tanto rato. Muchas gracias, en serio.
En fin, sí, el sueño es extraño, pero es lo que se espera de un sueño, claro.
En cuanto a la música, he vuelto a oírla ahora, para contestarte, y sigo sin encontrarle el sonido... no sé, tío, pierdo la paciencia con esto, te lo juro. En fin, que trataré de mejorarlo.
Un abrazo, tío.