jueves, febrero 26, 2009

ya no

Este viejo y querido tema ilustra muy bien la historia de hoy. ponlo y lo ves y así lo recuerdas. Luego, lo vuelves a poner mientras lees la historia y le das muchas veces, a lo mejor llegamos a las 1.000 reproducciones: faltan solo 303.




He sabido esta mañana, no me preguntes cómo, que no estabas aquí. Supongo que es ese algo extra o suprasensorial que tengo, sabes que percibo cosas, que soy distinta, que poseo una intuición extraordinaria que he desarrollado a lo largo de los años de incomprensión, o quizá sea ese sexto sentido que dicen que tenemos algunas mujeres… no lo sé, pero esta mañana, al darme la vuelta en la cama y estirar el brazo hacia tu lado y no encontrarte roncando como solías, al respirar y no reconocer en el ambiente el olor dulzón y familiar de tus calcetines, al no escuchar Radio Marca en el radio despertador y, en fin, al ver tu lado de la cama aún sin deshacer, he sabido que no estabas.
Poco a poco, como si fueran partículas de arena en suspensión en un vaso de agua que alguien removió con la cucharilla de la confusión, los acontecimientos de ayer se han ido posando en el fondo de mi entendimiento y he podido ordenar y asignar nombres a todo lo que sucedió y he tenido la certeza de que “Ya sin ti” no es el título del último single de consumo rápido, el último gran –y fugaz- éxito de mi vida, sino el título de la película de lo que me resta de vida.
Así que no estás.
Ya no me prepararás más el café de por las mañanas. No era bueno, solías hacerlo demasiado aguado, pero era impagable el poder tomar el primer sorbo antes de levantarme y, sobre todo, lo que más te agradecía yo, era que al levantarme toda la casa olía a café y a pan recién hechos. Eso compensaba lo de los calcetines.
Ya no tendré que recoger tu albornoz húmedo de la cama, ni la ropa interior de tu silla, ni tu cepillo de dientes mojado, ni los pelos del desagüe de la ducha, y no me cagaré en tu madre nunca más por no enseñarte a ser un poco más hombre.
Ya no me sentiré culpable, ni ridícula, por poner la tele en cuanto te vayas, porque seguro que tú, con tu intelecto intachable, no lo aprobarías. Casi te oigo decir “¿y por qué no un libro?” y qué curioso, cariño, lo que ayer me parecía un rasgo encantador, hoy me parece simple pedantería y me sorprendo imitándote, parodiándote, haciendo chanza de tu altura y tu dignidad moral. Un castillo de naipes que se viene abajo cuando te recuerdo desesperado buscado el libro que tienes a medio leer porque te ha dado un apretón. Y cuando te imagino saliendo del baño, una vez has obrado, después de dejarlo declarado zona de exclusión venenosa por agentes tóxicos en suspensión que afectan a las personas humanas y a otras especies –solo sobreviven algunas esporas, ciertos tipos de cucaracha y los cactus más resistentes-, cojeando penosa y cómicamente, porque de tanto tiempo en la posición del Pensador de Rodin, con los codos cortando la circulación en mitad de los muslos, tienes las piernas visiblemente entumecidas. ¿Qué intelectual resistiría esa imagen? ¡Ay, bicho, qué poco te conocen…!
Ya no te olvidarás nunca más de mí. Bueno, puede que lo hagas, claro, pero ya no me importará. Ya no me afectará. Ya no te esperaré, casi desesperada, sabiendo que llamarás, borracho, para decirme –para mentirme- que ahora mismo vuelves. Ya no quiero oírte nunca más con la lengua gorda, inventando excusas patéticas para justificar lo injustificable.
Ya no lloraré por imaginarte follando a otra. Ya no me dirás nunca más que estás cansado, que te duele la cabeza, la espalda, que te duermes, que tienes que madrugar al día siguiente, que nos oyen los niños, que no tienes condones, que no tienes ganas, que mejor por la mañana, ya no te harás el dormido para no tener sexo conmigo. Y sobre todo, chaval, ya no me rechazarás sin más nunca más. Ya no sentiré, encima, la culpa, la terrible culpa por ser una pesada, por pensar sólo en el sexo, y la sensación devastadora para mi autoestima de que cuanto más te lo pido, cuanto más sabes que yo te deseo, más te alejas de mí.
Nunca más me quedará, al terminar de discutir contigo, la sensación de que he sido demasiado cruel. De que no debía haberte dicho determinadas cosas, pasando por encima la crueldad de las que tú me dijiste a mí. No me acusarás más de egoísmo, de no entenderte y de ser previsible o ser un libro abierto. Ni me sentiré culpable por pensar, mientras te acorralo, que la discusión terminaría si dieras un paso adelante y me metieras la lengua hasta la campanilla y soltaras, con la pericia de antes, la hebilla de mi sujetador y te metieras mis pezones en la boca. Pero, en vez de eso, te quedas ahí delante, de pie ante mí, siendo un infeliz listillo y dejando que me marchite ante tus ojos bonitos pero fríos
Ya dejaré de mentir a mi familia y mis amigos, que seguían creyéndome feliz a tu lado; seguían pensando que eras lo mejor que podía haberme pasado. Las bobas de mis hermanas dejarán de envidiarme, porque te piensan un marido genial, y se creen, encima, la gilipollez esa de la bomba sexual. Tendrían que aguantarte, como yo, un año de muermo y luego verías cómo no se les ocurría decirme otra vez lo afortunada que soy de tenerte.
Ya nunca más me preocuparé por Lorna Cor y porque sueñes con ella, con abrazarla y besarla todo lo que no me has besado a mí. Ya no me torturaré más llorando en silencio cuando, en mitad de la noche, entras en el baño y te oigo gemir a solas, negándome a mí lo que le entregas a su imagen evocada, desnuda en tus sueños, atrapado entre sus piernas y sus rizos rubios, entre tu ira y sus sentimientos, enamorado como un capullo de esa mujer irreal.
Ya no, Wolffo, ya no más. Ya nunca más.
Pero, chico, lo has dejado todo marcado. Lo has puesto todo perdido. En este mismo baño en cuyo espejo me miro ahora, te masturbabas pensando en ella y no se borran de las paredes las huellas de tu mala baba. Y en la cocina, imborrable cada vez que abro la nevera, el recuerdo de aquella vez que, al acusarte por primera vez de estar engañándome, me rompiste en la cabeza la botella de vino blanco que habías puesto a enfriar por la mañana. Tardaré, bomba sexual desactivada, en limpiar mi espíritu cuantos recuerdos nocivos has ido dejando de por medio, ensuciándolo todo con tu desidia, tu cobardía y tu poca hombría. Tardaré en limpiar los níveos sofás de nuestro saloncito, llenos de las injurias y las mentiras que me dedicaste y, desde anoche, también, empapada su blanca palidez por la sangre, anoche roja y hoy negra, que circulaba por tu cuerpo hasta que, cansada de no oír los diálogos de House por tu rítmico roncar de elefante moribundo, te abrí el cuello con un cuchillo de cocina que –bonita ironía- tú, tan cuidadoso para esas cosas, habías afilado esa misma tarde.
Ya no.
Ahora sólo me preocupa cómo deshacerme de estos ciento quince kilos de carne. ¿Se te ocurre algo, genio?

12 comentarios:

Anónimo dijo...

caray!!!
cuantas cosas, asi todas seguidas y de repente.

Le daré unas cuantas veces a ver si llegamos a los mil, ¿hay premio o algo asi?.


me gusta esta canción, bueno y todas las otras.

Anónimo dijo...

Siempre impagable ese "YA SIN TI" ¿te he dicho alguna vez que de todos tus temas este es el que mejor intro tiene?. Tengo especial predilección por esas entradas acústicas (y por las mujeres con medias de blonda negra, pero ese es otro cantar...)

La historia me parece real como la vida misma y creo que todos esperábamos que pasara. Tanto esfuerzo dedicado en mantener a Lorna satisfecha sexualmente no podía ser compatible con una vida en pareja normal...

Eso sí, permíteme que te presente mis respetos y admiración por "partículas de arena en suspensión en un vaso de agua que alguien removió con la cucharilla de la confusión ". Algún día, escúchame, algún día yo también escribiré algo tan elevado.

Abrazos de este que lo es.

Wolffo dijo...

Anónima nena, a qué cosas te refieres con "cuantas cosas, asi todas seguidas y de repente"¿?
En cuanto al video, no hay premio, no, solo la satisfacción espiritual de saberme sonriendo. Pero se agradece cada click, ¿eh? cada click. A mí también me gusta la canción, y me gusta que te guste. UN beso.

Es verdad que la intro está muy bien, porque tiene unas cuantas cosas curiosas, una de ellas que la guitarra solista esa que se oye que parece un sinte, que empieza a tocar en tercer compás y ya no pare hasta el último, entre antes que la batería, como anticipando el clima de toda la canción con una peculiaridad: se oye más - y está más presente- en toda la canción la guitarra rítmica o de acompañamiento, que la solista, que pasa a segundo plano. Eso y que está de puta madre, aunque esté mal que yo o diga.
La historia, esa que dices que es real como la vida misma, y no lo digo por tu comentario, sino por otros keos que me llegan, es absolutamente inventada: es decir no me ha matado nadie y sigo vivito y coleando (siempre coleando). En cuanto a tus respetos, hay quien dice que es de mala educancia (como decía Miliki en sus buenos tiempos) pero yo no puedo por menos que agradecerte que señales así una frasecita que, estoy seguro, no tiene nada que enseñar a muchas que te leído comentando otros posts, cuando no en tu corta, pero intensa y recordada -yo los tengo guardaddos todos- aventura como editor bloggero.
Abrazos de este que también lo es (¿qué somos, por cierto?)

Anónimo dijo...

No somos nadie, querido Wolffo.

Sin aliento me has dejado.

Un abrazo

¿¿Tengo que escribir meoplo para que se publique este comentario?? Por Dios, que cosas...

Wolffo dijo...

juas, juas juas... measplo?
Es verdad, no semos naide...

abrazos y tal.

Anónimo dijo...

guau!! Es cojonudo... y poco más que añadir. Ahora sí que sí que ya sin tí.

Anónimo dijo...

Querida señora de nombre desconocido: leyendo la lista de agravios que has sufrido, comprendo perfectamente la reacción del cuchillo. Pero mi abuela decía que había que tener preparada la salida antes de hacer la entrada. El final me ha sorprendido, como siempre, pero me hubiera sorprendido igual si nos lo hubieras contado mientras hacías 400 albóndigas por encargo del restaurante del pueblo. Si sales de ésta, para la próxima vez intenta tenerlo todo previsto.

Querido Wolffo: La canción me gusta tanto como siempre, aunque no sea capaz de apreciar todas esas explicaciones que das en la contestación al comentario de Foss, que estoy segura que la dotan de un gran mérito. En cuanto a las reproducciones, cuenta también las de la gente que, como yo, se ha bajado el vídeo al iPod y lo ha reproducido ya muchas veces, y verás que estás mucho más cerca del 1000 de lo que crees.

Un beso.

Anónimo dijo...

¿Te cuesta travestirte en el ejercicio de la literatura? Ya veo que no. Quiero decir por el resultado, naturalmente. A mi, sin embargo, bien sea por lo machote que soy, o por el medio metro cimb...¡perdón, por favor, se me calentó la boca!

Me ha gustado mucho, de verdad, este relato tan cálido y a la vez tan sanguinario.

Aprovecho para desear un excelente fin de semana, a ti y a tus lectors, y a desear , por las buenas, a tus lectoras.

Hala, besos sin fin.

Wolffo dijo...

jajajajaja, mahomalilla, con lo que a mí me gusta que añadas cosas... Es más, en ti nunca sobra nada, porque todo viene por añadidura de forma natural y fluida. Un beso del tamaño de Alabama.-

Kotts, no se lo tyengas en cuenta que tú mnisma, seguro, has dicho, pensando en mí, más de una vez: "es pa matarlo" Ella se limitó a actuar, aplaudámosla por ello. al fin y al cabo, en este microcosmos que es Las Peroratas, yo soy el dios que decide quién vive y quién muere y mira qué poco he tardado en resucitar.
Me encanta pensar, ya sabes, que vas por ahí y de vez en cuando te pones una cancioncita mía. Te lo agradezco de veras. Lo que sería una cosa inenarrable es ir por ahí un día yo y encontarrme a alguien viendo un video mío en un iPod. Alguien a quien no conozca, claro. Sería una extraña y maravillosa sensación. Yo creo que lo de las mil reproducciones anda lejos. Lanzo una idea que lo haría posible: todo el mundo tiene permiso para copiar el código y pegarlo en sus blogs, webs, facebooks, tuentis, myspaces... incluso para coger el link y distribuirlo a toda su lista de correos, en plan spam malicioso, bajo la promesa de encontrar algo fabuloso si se sigue el enlace. Si no es de esa manera... me temo que no hay manera. Muchos besos, Kotts. Y muchas gracias.

¿En el ejercicio de la literatura? Me parece que estás al borde de abandonar el mundo de los discretos para engrosar las filas de dios sabe qué menesteroso lodazal humano. Me alegra que te guste, lo que indica que aún no estás desahuciado del todo y existe la esperanza de tu salvación in extremis. Quizá el próximo viernes pueda ser. al final hoy sí hubiera podido ser. Que te den chocolate. Buen finde.

LuNegra dijo...

Chavalote menuda historia, joe, y cuanto tiempo dices que ha estado esta señora asi¿? Lo que no sé es como no se ha ido antes jajajajaja.

Un besazo muy muy grande, y en cuento a tu canción creo que es una de las mejores.

Muaksssssssssss.

Wolffo dijo...

Wenas, luna lunera. Eso tendrás que preguntárselo a ella, yo no sé cómo aguanta la gente al tío plasta este... En fin, si te gusta la canción, dale, dale, y mándasela a tus amistades param que le den al play y así llego a las 1.000, que me hace ilu... Un beso y gracias.

Wolffo dijo...

Gracias, linmerick. He visto que ayer te diste un buen paseo por las peroratas, eh?
Un detalle, compañero.

Un abrazo.