viernes, diciembre 05, 2008

Lo haré

I will (Beatles horrible cover)

Cuando era pequeñajo, mi hermano Jose, el mayor, me grabó una cinta (una C-60) con canciones buenas. Nunca olvidaré muchas de sus canciones. Tantas veces la oí que aun hoy, si escucho Indian girl de los Hollies, espero que a continuación venga Dedicated follower of fashion, de los Kinks, luego The last time de los Stones y finalmente, Things we said today y I will (la que versioneo hoy) de los Beatles. Ese es el orden en el que deberían suceder las cosas. Bueno, para mí, la voz de Paul McCartney en esta canción era una especie de cima del mundo del arte, no se podía hacer nada tan bonito. La composición es extraordinaria, la sucesión de acordes, parece heredada de Mozart, la melodía es dulcísima y la canción entera es una pieza maestra de belleza y simplicidad. Mi versión es una mierda, pero quería dejar testimonio de lo que yo adoro esta canción y de que, a pesar de mi adoración por John Lennon, sé que no ha habido ni, probablemente, habrá, otro compositor como Paul McCartney. Va por usted, sir Paul.

Puede que a veces no sea el ser más comunicativo del mundo, encerrado con mi música y mis mierdecillas, y olvidándome de ti y del resto del mundo. En tales ocasiones, créeme, la culpa me inunda, pero algo que debe ser muy parecido a un anticuerpo de la culpa, del remordimiento y todo eso, que en mi caso se llama mala memoria, me hace salir a flote y, mientras grabo una estupidez, invento un solo de guitarra o trabajo una armonía vocal, sé que algo pasa, pero no sé qué es lo que es. Nado en esa superficie y noto una especie de resaca que me lleva hacia abajo, como si el diablillo de la mala conciencia me tirara levemente de los pies hacia el fondo abisal, pero mi pachorra es más potente y mi capa de grasa, más densa que el agua y floto inadvertidamente, pensando en que hay algo mejor que debería estar haciendo, pero sin acordarme de qué. Bien, sé que eso sucede y te juro que me corregiré.

Tal vez te hayas sentido menosquerida en algunas ocasiones, señorita Cor, o que de ti me interesan, únicamente, tus pechos redondos y plenos, tu cuerpo pequeño y achuchable, tus ojos prometedores y tus muslos acogedores… no te engaño, me interesan, y me interesan en la medida en que puedan fundirse con sus correspondientes partes de mí, pero te juro que lo que me importa de ti, lo que me hace arrimarme a ti una y otra vez no es eso, sino lo otro. Eso otro que nadie ha visto y nadie verá, pero que yo sé que existe porque me quema y te hace arder a ti también. De todos modos, soy consciente de que, a veces, no te trato como debería, y desde este momento, prometo enmendarme en eso también y hacer todo no por quererte, que ya lo hago, sino por que tú veas que te quiero bien.

Sé que muchas veces necesitarías hablar, mi Lorna querida, simplemente hablar, sin que mis manos ávidas te acosaran y te acariciaran, que requieres mi atención honesta y casta; y sé que tú, malva y angelical, sientes que yo sólo te ofrezco mi falsa y lujuriosa atención, que te escucho si luego me abres las piernas, que te quiero si me dejas estar en ti, que yo te amo si tú me mamas… puede que a veces pienses eso y no te culpo, que soy yo el que actúa, a veces, tan imbécilmente que te hago pensar así. Pero mirándote a los ojos te pido, por favor, que me creas cuando te digo que todo eso cambiará y que en mí tendrás, también, al amigo que a veces has echado a faltar.

Sé que no soy el hombre que te gustaría que fuera. Que no te quieres saber que me arrodillo para fregar la taza del wáter. Que no quieres verme barrer, hacer camas o fregar sartenes, o planchar. Que no sé arreglar un enchufe ni sé cómo demonios se cambia de orientación la antena. Que no mantengo el jardín como debiera y que, si por mí fuera, esta casa sería una ruina. Pienso cambiar. Todos los días hago preces por cambiar y sé que al final, con tu amor en el horizonte, cambiaré y lograré hacerlo.

Lo haré, mi vida. Seré un hombre mejor, Lorna querida, más paciente, atento, cariñoso y eficaz en las tareas propias de mi sexo. Lo haré. Lo intentaré con todas mis fuerzas.

Pero por mucho que te lo pida; por muy cansada que estés. Por difícil que sea, te lo pido de rodillas: nunca dejes de encargarte tú de hacer la tortilla de patatas.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Love you whenever we're together

que yo te amo si tú me mamas…

Dos formas de decir lo mismo con distintas palabras...


Desde el club "Paul McCartney the best Beatle" y desde el más famoso club aún "no tengo ni puta idea de bricolage ni me importa", un abrazo y feliz puente.

Anónimo dijo...

Disiento de Lorna en esta ocasión: es mucho mejor hablar si al mismo tiempo te acarician; qué mejor atención si se trata de la honesta y casta combinada al mismo tiempo con la otra. Esta vez no tiene razón, aunque haga unas estupendas tortillas de patatas, cosa que, por otra parte, yo misma, sin llegar a ser tan maravillosa como Lorna, puedo hacerlas gloriosas. Si esa es tu mejor virtud, lo siento querida, pero muchas otras la tenemos también.

Anónimo dijo...

Pues a mi me gustas tal y como eres, sin que cambies nada, con tu mala memoria, con lo que tu llamas "mis mierdecillas", con tu música.
Asi que si te cansas de comer la tortilla de lorna, vente a comer la mía que le echo los ingredientes que tu desees.

y tu versión de la canción que quieres que te diga que no es por hacerte la pelota, me gusta...tanto como me gustas tú.

Wolffo dijo...

JAJAJAJAJAAAAAA Foss, eres más sagaz leyéndome que yo escribiéndote. El puentecillo (mira que este año cae mal...) no va mal, espero que el tuyo vaya genial. Un abrazo, amigo.

Kotts, no disientas de Lorna, sino de mí: soy yo el que habla, no ella, y yo el que trato de imaginar las cosas que le molestan... pero de todas formas, te lo dice un tortillero convencido: su tortilla no es fácil, ni difícil de igualar: es imposible. Un beso y buen finde, Kotts.

No me digas esas cosas, sumati, que Lorna no tiene ninguna culpa, ni mucho menos sus tortillas, que, como le he dicho a Kotts, son inigualables. Lo que me gusta es que te guste verme cantar, verme grabar la canción. Esta vez sí que es una toma y listos. Cogí la guitarra, dos micros (uno para la boca y otro para la boca de la guitarra), las tres cámaras de fotos y ¡zas! a la primera. Y es así como yo canto, así que me da un alegrón enorme que te guste. Un beso y buen finde, nena.

Anónimo dijo...

Estoy con Foss, mientras leía el texto me he copiado ya la frase para decirte que que yo te amo si tú me mamas… es lo más grande que se ha escrito jamás.

Espero que sólo cambies en eso que dices, porque en lo demás eres mi ídolo.

Y me ratifico en lo de que has adelgazado mucho.

Abrazos.

Wolffo dijo...

Siendo francamente groseros, linmer, un amigo mío, cuando jovencitos ambos, hablábamos de amor y sexo. Yo le decía, ingenuamente: "yo, es que, cuando estoy besando y acariciando a una chica, no puedo evitar decirle que la quiero, porque en ese momento, es verdad...". Él, con más mundo, lo resumió mejor: "claro, mientras estás empalmado, estás enamorado; a mí también me pasa, las quiero a todas, hasta que me corro". Es un poco el espíritu, ¿no? esa cosa masculina (macha, más bien) de olvidarnos de todo con tal de meter un buen polvo o, como nos dicen ellas, a veces, "pensar con la polla". Lo bueno es que, siendo conscientes de que a veces actuamos así (yo lo soy, me acuso personalmente), seamos conscientes de que esa no puede ser nuestra manera habitual de actuar. Seamos buenos hombres.
Y, por último, yo me ratifico en agradecer los buenos ojos con los que me miras, y te digo que estoy como una foca embarazada de una ballena azul y que me da miedo lo gordo que estoy, y que mi problema es de psiquiatra, no de endocrino.
Un abrazo fuerte, amigo.

Cati dijo...

Hola tesoro, me sorprendes de nuevo.
Lo q mas admiro no es lo q plasmas aqui en tu rincon ( y q conste q es insuperable), es esa capacidad de autocritica, q no es muy comun, creeme.
Yo creo q Lorna, aprecia esto q digo y muchas cosas mas q tienes, y por eso estoy segura q eres el hombre q ella quiere q seas.

Un beso muy fuerte.

Cati.

Anónimo dijo...

No me había parado a pensarlo nunca, la verdad, y sin embargo, en tu descripción de Lorna Cor de este post me ha llamado la atención cuando dices eso de «tu cuerpo pequeño y achuchable». Obviamente la imaginaba diferente, ya ves, ni pequeña ni achuchable, sino más bien alta y poco necesitada de achuchones... ¡Desde luego, tanto tiempo siguiendo las aventuras de Lorna Cor, y ahora nos sales con eso! Por un momento has hecho que me replanteara mis esquemas, pero enseguida he decidido que no, que me importa un rábano que digas que es menudita y pizpireta o lo que te venga en gana, porque la Lorna que yo conozco es otra. ¿Será que has creado un personaje universal?

De lo que sí estoy seguro es de que se trata de una chica lista, así que deja de insultar su inteligencia con tus vanas promesas de que vas a cambiar y bla, bla, bla... Desengáñate, Jordi, las personas no cambiamos. En esencia, somos como somos, y si alguien decide unirse a otro con la idea de «no importa que sea así, porque yo le/la cambiaré», va listo. Yo lo sé. Lorna lo sabe. Y tú —olvida tus fantasías de jardinero fiel— también.

Lo que pasa es que la gente nos gusta —la que nos gusta—, con sus virtudes y con sus defectos. Y nótese que no digo «a pesar de sus defectos», sino con ellos. O al menos a mí me pasa, aunque quizá no todo el mundo piense igual, porque ahora me estoy acordando de una conversación con una de mis cuñadas, en la que no se podía creer que a mí mis amigos me gustaban con sus defectos. Esto, más que un reflejo de bondad, supongo que se debe a que no querría sentirme un monstruo rodeado de seres sin tacha...

Por otra parte, ¿te imaginas un mundo perfecto, un mundo feliz? ¡Uff!, la pesadilla de Huxley no venía del LSD que se zampaba (aquellos tiempos en los que era legal, antes de que el gobierno... Bueno, no, esta vez mejor no me meto en esta digresión), sino de aquel mundo de aparente armonía y perfección.

Y todas estas ideas se resumen en dos: creo que me gustaría la tortilla de patata de Lorna, aunque también me avendría a probar la tuya, y sí, me gusta el cocido aunque lo haga una de Granada. ¿Es que hay que pintar de negro a Johnny Winter para que toque un blues?, ¿o a Eric Clapton? Pues eso.

Wolffo dijo...

Bueno, fants, vaya forma de empezar la semana... Lorna Cor es mujer multiforme y multitarea, y me alegra que te la imagines de otra manera. Ahora bien, para mí, la achuchabilidad, o lo que quería yo denotar con eso de achuchable, no es necesidad de protección, es una cualidad que se adjudica no al sujeto, sino al contrario: dan ganas de achucharla (no para protegerla, sino para vencer todas sus defensas), independientemente de su necesidad.
Es verdad que la gente nos gusta con sus defectos, pero, ¿qué es la educación? O sea, educar a nuestros instintos, limitarlos y hacer pequeños sacrificios que revertirán en la minora de problemas sociales. Así, Wolffo no pretende cambiar en lo esencial, sino tratar de atender mejor las necesidades de Lorna. ¿Sanes para qué? Para tirársela, tío, en plan ella sabe que me cuesta hacer esto, pero lo hago y ella, en agradecimiento, se suelta el sujetador. Dios mío, ¡qué canalla es el Wolffo!
Está bien que te gusten los alimentos sinceros y nobles, de esos que no se emplatan, sino que se sirven, porque esos son los que se ofrecen en CaWolffa.
Te cuento.