lunes, diciembre 15, 2008

Cuento de Navidad

Hace años, cuando me aficioné a elaborar mis propios Christmas y enviarlos, recuerdo haber pergeñado una historia que siempre me pareció original y digna de un tratamiento un poco más extenso y más artístico, si se me permite la expresión. Era el germen de un cuento navideño con todos los ingredientes: alegría, costumbrismo, tristeza (mucha tristeza, un poco Dickensiana) y esperanza. Me parece que Lorna Cor necesita (no me lo pide, no me dice nada, pero yo lo veo en sus ojos) un cuento de Navidad. Mi querida Lorna está estos días con la sensibilidad a flor de piel y yo no soy tan insensible ni tan machote como a veces me gusta aparentar. Este cuento, es para Lorna. No es sobre Lorna, ni sobre mí, ni sobre nada que haya pasado, a mí o a ella, pero su trasfondo, su belleza, si la tiene, su poesía, si se trasluce, y su magia, si la historia es capaz de crearla en vuestras cabecitas lectoras, es para Lorna Cor. Mi preciosa y querida Lorna Cor.


Acto primero.
Ser filete empanado en Navidad.
Soy parte de una entidad viva mayor, un trozo escogido de esta bovina criatura y no se me entiende sin todo lo que vive a mi alrededor. Soy el filete central de una babilla de ternera, pero no soy aún filete, así que no sé qué milagro me ha hecho tomar conciencia de mi existencia, si aún no soy filete ni soy nada, soy un pedacito todavía inselecto de una espléndida ternera de Ávila que pace tranquila en los prados castellanos. Mi extraordinaria (por infrecuente, no es que presuma de listo) conciencia me hace temer al Graciano, el pastor, que habla con unos señores con un pequeño camión y me señala (señala a la vaca que habito, quiero decir) como quien señala a una ternera a la que van a dar matarile en cuestión de unas horas. La estúpida vaca que me contiene, ese pedazo enorme de vida que me da entidad, pero no sentido, cabecea mansamente mientras estos dos hombres malolientes la conducen a su destino fatal.
Temo el momento en que den muerte a la necia de la que formo parte, por si es doloroso aunque, claro, qué otro destino le puede esperar a un filete que el de ser devorado. Mi esperanza es que el hecho de ser filete conlleva la muerte y el troceamiento posterior (posterior a la muerte, pero anterior a mi entidad) de a quien, biológicamente, pertenezco, así que no sé cómo se puede tener conciencia filetil cuando aún vive la ternera. Así las cosas, es posible que todo forme parte de un plan superior y que el momento de la muerte no sea traumático para mí, puesto que, por definición, un filete es un trozo de carne muerta. Y si yo me siento ya filete y, sin embargo, estoy vivo, será por algo.
Ahí veo derramarse las vísceras, canal sangriento abajo, de mi propio ser (es un decir, yo soy un filete individual, con mis derechos y deberes, no sólo un miembro de esta bovina comunidad) y digo adiós a ese simpático estómago de rumiante y a ese intestino asombroso y rosado y me pregunto si otros futuros filetes en esta ternera ya cadáver, se sentirán como yo, o de forma parecida, o si seré un miembro extraordinario de una nueva raza superior (una razón, podríamos decir, si se me permite la ocurrencia) que, quizá, un día le dispute al ser humano su hegemonía sobre la tierra.
Máquinas eficaces y operarios diestros, desmiembran con soltura con a la vaca que me vio nacer (¿nace un filete?) y veo marchar otras partes de mi antigua casa mientras mi yo babilla, un poco elitista (sin llegar a la altanería idiota del solomillo o el lomo), empieza a formar parte de un yo más pequeño, selecto y comercial.
Aquí me tienes, en el expositor de la carnicería junto a varias de las piezas de mi antiguo yo vacuno, pero separados todos. Ahora el lomo no parece tan seguro de sí mismo y el solomillo sabe que, por muy caro que lo pongan, acabará igual que los demás: triturado por los dientes humanos, tragado, digerido y desechado por una anatomía hostil. La muerte iguala a los seres vivos, y el aparato digestivo (y el excretor) iguala a todas las carnes.
Faltan pocos minutos para abrir, pero se comenta que hoy lo tienen peor, precisamente, los solomillos, los pavos y los capones y, en el continente de enfrente, los besugos y los mariscos en general, porque es nochebuena y la gente no compra vulgares filetes en nochebuena. Pero ella es distinta. Parece cansada, un poco descuidada, aunque la tristeza de su rostro es una tristeza hermosa, y un destello de esperanza parece relucir desde el centro de su triste mirada. Pide, con algo remotamente parecido a una sonrisa, cuatro filetes de los buenos… y me señala a mí. Ella me ha elegido. Soy suyo. La amo.

Acto segundo.

Lo que hay que hacer.
Es gordo, parecía muy limpio… pero su aliento huele mal. Pesa mucho y me da asco cuando me besa, porque su lengua gorda y ávida me explora de forma grosera. Jadea y me está llenando de babas. Me hace daño cuando muerde mis pezones sin amor, sin deseo, solo quiere ponerse él en situación. Me pide, llamándome “mi zorrita” que le diga que me gusta y que le pida más y yo repito, lo mejor que puedo, sí, sí… hmmm, dame más, más, no te pares… y él, don Justo, el dueño de la fábrica y mi jefe, a la sazón, no tarda demasiado en correrse y vaciarse en mí, y en dejarse caer, con sus kilos de carne muerta e insensible, sobre mis huesos cansados y delicados. Con un esfuerzo sobrehumano, consigo quitármelo de encima y él, rodando sobre sí mismo, apenas tarda medio minuto en quedarse dormido en su enorme y cálida cama, aunque para mí tan acogedora como un lecho de hielo y cristales rotos.
En el baño, limpio y froto bien a conciencia cada pedacito de mi piel que esa bestia ha manoseado y babeado. Al salir, él duerme como una ballena varada, resoplando con dificultad y su mano grosera sujetando su miembro ahora casi inexistente y un maravilloso billete de veinte euros me espera sobre la mesilla de noche. Ha sido repulsivo, pero mis niños tendrán cena esta noche y tal vez, algo más.
Salgo de la casa de don Justo sin que nadie me vea y voy directa a la carnicería. Compraré un pavo hermoso, le quitaré las partes para el consomé y lo asaré y lo rellenaré de hermosas ciruelas y mis hermosos hijos tendrán una hermosa cena y será una hermosa nochebuena.
Pero el pavo, hoy, está más caro, mucho más caro que ayer. Y los 20 euros no me dan para comprar siquiera uno pequeño, una pavita… y miro hacia el oro lado del mostrador y lo veo. Un hermoso trozo de babilla a nueve euros el kilo. Al fin y al cabo… nunca he comprado ternera a los niños, y a ellos les gustan los filetes empanados. ¿Qué ley hay que diga que en nochebuena no se pueda comer lo que a uno le gusta? ¿Qué hay de malo en ello? Empanaré cuatro hermosos filetes de ternera y haré un caldo delicioso y unos dulces y será nuestra gran nochebuena; cantaremos villancicos y el mundo verá que sabemos divertirnos como las demás familias.
Eso es lo que tengo que hacer. Eso es lo que hay que hacer.

Acto tercero (interludio)
La paz del guerrero.
Otro día igual. No me han cogido en la plaza y no tengo ni para tomarme unas cañas con los chicos en navidad. Joder. No aguanto a los niños ya. Necesito trabajar, un hombre tiene que trabajar fuera de casa, no estar aquí haciendo de señorita Pepis… ¿qué van a pensar estos niños de su padre? Joder...

Acto cuarto.
Mira, cenital, el pájaro discriminador.
Ella llega a casa con su bolsa del súper. A pesar de lo de esta mañana, parece que sonríe. O algo así. Los niños juegan a la puerta de casa y le hacen fiestas a la madre cuando llega. Ella reparte besos y caricias y entra en la casa. Saca la compra de sus tres bolsas. La carne, huevos, unas cervezas para él. Guarda todo y. como sabe que él vendrá a la cocina, le prepara una cerveza como a él le gusta. En jarra congelada con su espuma justa. Él llega y husmea las bolsas, sonríe al ver el paquete de carne. Lo abre. Pregunta a su mujer que qué es lo que va a preparar esa noche.
Haré un caldo, dice ella… y algo que te va a sorprender… ¡he comprado filetes de ternera, de los buenos, y los voy a empanar…
¿Filetes empanados? ¿En nochebuena…?
Sí, cariño…a los niños les encantan… ya verás lo bien que lo pasamos, podemos cantar villan…
No puede acabar de hablar, porque un brutal puñetazo de él le rompe varios vasos sanguíneos y le astilla los huesos que rodean el ojo y la deja tirada en el suelo, apoyada la espalda en la pared, aterrorizada por la brutalidad de su marido.
¿Crees que mis hijos y yo vamos a cenar en nochebuena filetes empanados? ¿Estás loca, eh, has perdido la cabeza? Mis hijos y yo nos vamos a casa de mi madre. ¡Ahí te quedas, mala madre!
Coge el paquete de la carnicería y se lo tira a la cara. No está dura la carne, pero el peso y la fuerza con que lo lanza, hace que ella se golpee la nuca con la pared y pierda el sentido.

Epílogo.
Si no me comes, te cuidaré.
Ella despierta horas después, demasiado dolorida para respirar, demasiado desconcertada para sentir dolor. Acierta a abrir el paquete de la carnicería y a sacarme de entre mis iguales y me deja descansar sobre su ojo hinchado y amoratado.
Sé que hoy no me comerás, mi preciosa princesa maltratada; sé que si me dejas descansar junto a tus golpes, te aliviaré el alma más que si me comes. Sé que no me amas, que ni siquiera eres consciente de mí, pero nada me hace más dichoso que poder aliviar tu dolor, tu alma y tu hinchazón.
Ahora sé porqué, desde antes de ser incluso filete, sabía que era alguien. Desde que mi continente vacuno pacía en el prado, mi destino, amor mío, eras tú. Así pues, estoy contigo. Sé que no te consuelo, pero si te libras de él, no tendrás que usarme nunca más como hoy y quizá, entonces, quieras comerme y entre a formar, de esta forma azarosa y caníbal, parte de ti.
Y, mientras tanto, ya lo sabes, nena, si no me comes… te cuidaré.

Feliz Navidad.

Por cierto. El que quiera recibir un Xmas Wolffo's Original, de la casa, que me escriba un correo con su dirección postal y ¡zas! lo recibirá. Eso sí, tiene el día completo de hoy.

36 comentarios:

Anónimo dijo...

que recuerdos, aunque en tu historia no terminó tan mal. Parace, y esto si que es extraño, ¿que los niños le importaban?.

Si no fuera por ese pequeño detalle sería como volver al pasado.

Feliz siempre

Wolffo dijo...

Hola, PW, no recuerdo cómo terminaba la historia porque, de hecho, no la conservo. Solo recuerdo, creo, que era el punto de vista de un filete, nada más.
En realidad es bastante común, no es extraño, que aparentemente, le importen los niños, pero sólo en la medida de que son algo suyo. Pero el sentido de su gesto no es demostrar que le importan los niños, sino, sencillamente, joderla a ella. Separarla de sus hijos en Navidad, lo que, lejos de ser unr asgo de humanidad, es bastante cruel.
¿Y quién eres tú, pretty woman?
Besos, seas quien seas.

Guiss dijo...

Me ha encantado la historia. Y eso que mi yo burgués me ha hecho pegar un respingo por lo del filete empanado, sea Nochebuena o no. Creo que me gusta mucho porque finalmente el filete consciente no ha sido empanado, y porque él tiene la posibilidad de fundirse del todo con ella, que es lo que a mí me apetece siempre cuando me pongo torera, y sólo los siglos de civilización (creo) impiden que cuando digo "te como" a mi amante sea sic.
Me gusta mucho, mucho, la historia. Feliz Navidad, Wolffo, aunque es un poco pronto todavía.
Y muchos besos, que para eso no necesito que sean fechas especiales ;)

Wolffo dijo...

Guiss, tenía ganas (mchas ganas, vanidoso que es uno) de que alguien más listo que yo, tú, por ejemplo, me dijera que algo escrito por mí le había gustado. No que sea gracioso, o que la música le hace bailar o tal y cual... eso: me ha gustado, pues gracias, muchas gracias, nena. Eres un solete.
A mí me encantan los filetes empanados, son una delicia de la que no puedo prescindir, al menos, una vez a la semana. Pero creo que me encantas más tú. Gracias mi Guisantilla predilecta, querida y admirada.

Muchas gracias y muchos besos.

Anónimo dijo...

¡Qué bonita historia! Triste, dickensiana, como dices, pero preciosa. Ya nunca podré volver a comer filete empanado sin pensar en tu historia. Ni tampoco podré mirar a una vaca sin meditar si habrá alguna parte de ella tan autoconsciente.

Muchos besos.

Wolffo dijo...

Es que, Kotts, la vaca, en sí misma es una animal que invita a la meditación, ¿o no? Esos ojos tristes y vacunos...
Me encanta que te guste la historia, Kotts, y te digo lo que a Guiss: gracias, de corazón. Me gusta cuando algo que escribo así, con cariño, le gusta a las personas listas.
Muchos besos.

Anónimo dijo...

Es buenísimo, se lee de un golpe. ¿Ves? No solo les gusta a las personas listas, también les gusta a las personas como yo. ¿Qué te pensabas?

Y además lo veo muy navideño. Más que el de Scrooge ¿Benemezer?.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo. Y lo estoy :

* con Guiss & Kotts en que la historia es buena y está bien escrita. Me gusta mucho el formato "actos y epílogo", aunque debo reconocer que me ha dejado helado el cuarto cuando él, imbécil recalcitrante incapaz de reconocer la grandeza de un filete empanado, la agrede.
* contigo Wolffus en que ellas, Guiss & Kotts son listas. Y tener la aprobación de ese público siempre es un valor añadido.
* con Buch. Él lo dice perfectamente y me sumo al "personas como yo" indicativo de que no hace falta ser listo con nuestras amigas para apreciarlo.

Y además, desde aquí quiero romper una lanza por la denominación de origen "filete empanado". ¿Quién sería el hortera que decidió llamarlo escalope?

Feliz Navidad en estos días en que empiezo a tener esa mezcla tan conocida de "¡cómo me gustan estos días sobre todo por las niñas y qué hasta las pelotas estoy de los compromisos/exigencias familiares para estas fiestas!".

N abrazos.

Wolffo dijo...

Bueno, Buch, tú eres bastante más listo que yo en muchas cosas, aunque me joda reconocerlo. Lo que no esperaba es que a las personas como tú (sin demasiado respeto por la honestidad intelectual) les gustara este relato. Y sí, es navideño, claro, ¿no te jode? ¿Te parece serio decir eso? A veces, tío, algunas veces, te lo juro...

Está bien que estés de acuerdo, Foss, con ciertas personas, pero no creas que Buch es de fiar, no te dejes engañar por esa apariencia inocente y humorística: es mala persona, no va a misa y da patadas a los gatos y pone mala cara a los niños cuando nadie le ve.
Guiss y Kotts, sin en cambio, son un seguro para estar de acuerdo. Ellas, además de listas, están buenísimas y eso a personas como nosotros, con pocos escrúpulos, pero con la líbido siempre dispuesta, nos interesa, ¿no?
Y, en este festival de acuerdos, yo estoy de acuerdo contigo, Foss, a quien también considero más listo que menda, en que no hay color entre filete empanado y escalope; has estado brillante. Y también agree with you en que algunos aspectos de la navidad son un engorro. Un auténtico y genuino engorro. Por último. me mola lo de N abrazos. De veras, tío, estás que te sales.

Bye.

Anónimo dijo...

De atmósfera, gil, que aunque no le pusieras la palabra navidad por ningún lado sería navideño. De espíritu. Tanta explicación...

Anónimo dijo...

A mí también me ha gustado la historia navideña. Me ha parecido eso, muy navideña, con su toque de ternura (y de ternera) y tal. Sobre todo me ha gustado el título, bueno, el título del primer acto: «Ser un filete empanado en Navidad». Está muy bien. No es tan inquietante como «Ser un pavo el día de Acción de Gracias», pero precisamente por eso tiene más intriga.

Al hilo de lo que comenta Pretty Woman sobre extrañarse de que a semejante tipejo le importen sus hijos añadir también que quizá no lo sea tanto. En esta historia en realidad encaja muy bien lo que tu aclaras, que más que importarle sea un sentimiento de posesión y, más que nada, un arma arrojadiza contra su mujer.

De todos modos, lo que yo quería decir es que los malos también pueden tener sentimientos buenos y que las cosas no suelen ser blancas o negras. Aunque también hay mucho hijoputa integral, claro.

Mi explicación para esto es que los nazis también tenían hijos, y les querían. Te digo los nazis porque en estos tiempos de corrección política cuando uno quiere referirse a un malo malísimo hay que decir que es nazi. A lo que voy es que esos tipos capaces de meter a la gente en cámaras de gas y darle al «on», cuando llegaban a sus casas podían ser unos padres estupendos y preocuparse realmente por sus hijos y por su mujer, ¿no crees? Eso no quita que cuando volviesen al «trabajo» metieran para dentro a otra hornada (me temo que esta no es la palabra más adecuada, pero la voy a dejar y que le den a la corrección política) de judíos.

Esto me lleva a otra reflexión, y es la de los que hacen «cosas malas» «porque otro se lo manda». Pues mira, no, cada uno es responsable de lo que hace. Y no lo digo sólo por los malvados nazis, sino también por los funcionarios inflexibles incapaces de atender a razones y que suelen excusarse en «las normas». No sé si me explico.

Y todo esto no sé muy bien si viene a cuento o no. Porque estamos hablando de Navidad y los nazis no pintan nada. Aunque se vaya a regalar mucho el libro este inverosímil del «niño con el pijama de rayas».

Por cierto, Buch, el nombre de Mr. Scrooge es Ebenezer. Lo de «Benemezer» a mí me suena como a Guardia Civil. Siendo una historia tan de fantasmas me veía en la obligación de aclarártelo. Y ya puestos, decirte que tu blog me sigue dando problemas para poder abrirlo. No sé, será algún espíritu vengativo que no quiere que me ría con tus historias.

Wolffo, no sé cuando te vas de esas vacaciones que anunciaste, pero por si acaso te voy felicitando la Navidad. Y a todos los que por aquí pasan. Y a mí también me gustan los filetes empanados, Foss. Y si nos ponemos nostálgicos, hasta los filetes rusos.

Entrañables-navideños e incorpóreos abrazos.

Wendeling dijo...

Gracias.

Fdo: el filete no empanado.

Besos de una maia.

(llegó... llegó :) y lo más seguro es que use alguna de las recetas)

Anónimo dijo...

Pero el sentido de su gesto no es demostrar que le importan los niños, sino, sencillamente, joderla a ella. Separarla de sus hijos en Navidad, lo que, lejos de ser unr asgo de humanidad, es bastante cruel.

Wolffo dijo...

Ya, Buch, ya, muy navideño de atmósfera... también podías decir que es bastante cuento, y no porque el título diga que es un cuento, sino que tú te refieres al espíritu... Desde luego, así no vamos a ningún lado...

Fants, colega, ¿tú también lo encuentras navideño? Va a ser que tiene algo de eso, sí... no lo había pensado, pero igual le cambio el título por algo que haga referencia a eso... ejem, eso. Y siguiendo con los títulos,
el del primer acto se refiere a eso que apuntas, claro, no son los filetes empanados los que tienen que temblar en navidad... en principio.
Estoy totalmente contigo en lo del corazón de los malos... o de las personas en las que, por alguna razón, descolla en su biografía lo que hicieron mal por encima de lo que, seguramente, hicieron bien también. También estoy contigo en la crítica latente al pijama de rayas que, me temo, no me hace leer (ni ver, ni ganas, te lo juro) para saber que no me va a gustar nada.
En fin, me voy el lunes y no vuelvo hasta el lunes siguiente, una semanita en el paraíso y ya es suficiente. Y, en cuanto a los filetes rusos, en mi casa, por eso de que soy yo el que cocina, y el que hace la compra, y el que piensa los menús y todo eso, pues los filetes rusos no son una apelación nostálgica, sino habitual. Y no siendo yo nada antiyanki, comparten cartel con las hamburguesas, pero como platos diferenciados, un cosa son los filetes rusos y ogra las hamburguesas, aunque ambos los hago yo a partir de carne picada con cosas. Y es todo cuanto tengo que decir sobre este asunto. Feliz Navidad a ti too, Fantom, que disfrutes estas fiestas en el formato que sea (familia, amigotes o lo que hagas) y que tenemos un par de cositas pendientes para el 2009. Sé bueno.

Te diré, mi querida Wen, mi maia predilecta, que de dos localidades podemos alabar el servicio de correos: Villanueva de la Cañada (distante unos 15km. de Valdemorillo) y Málaga, unos 600 km más lejos que la Cañada. Dejé ayer, pasadas las 13 horas, las cartas en mi oficina de correos y saber que hoy a las... (espera que lo miro)... 15:37 ya lo tienes tú habla muy bien de correos, la verdad. Ya me dirás qué receta usas, nena. Muchos besos y feliz navidad a ti y tus leonas.

Wolffo dijo...

Exacto, ese es el sentido... por eso digo que no es extraño que lo haga.... espera, jajajajajajaaaaaa, ¡si has copiado mis palabras! incluso el error, jajajajjajaajaaa, bueno, eso. Seas quien seas, te has ganado un beso.
Muacks!

Anónimo dijo...

Que pedrá que tienes.

Wolffo dijo...

jajajajajaaaaaaa, ves? en eso tienes toda la razón.
A ver si me contestas al emilio, tío, que yo ya he hecho mis deberes. Y me apetece mucho, además, que hagamos eso juntos.

(Buch y yo, que lo sepa el mundo, tenemos... algo en común)

Anónimo dijo...

Voy a tener que arrepentirme de lo que te dije ayer. Si ya ha llegado a Málaga que está bien lejos (uno de mis favoritos vacacionales por cierto) y todavía no lo tengo yo en Madrid... pues va a resultar que tendré que dejar de quejarme del servicio de correos de Pozuelo.

Esperaré antes de montar un pollo. Ea! Y como me mosquee un poco dejo de respirar hasta que llegue.

Wolffo dijo...

Be patient, my friend, be patient, Madrid es una enoooorme ciudad, y sus funcionarios, tan vagos como los de ciudades más pequeñitas...

Anónimo dijo...

bueno ya veo que habéis respondido a mi pregunta de que si los niños le importaban o no.
Osea que como no le importan me puedo imaginar la continuación que yo quiera, se lleva a los niños, pero no a casa de su madre. A las chicas las viola y a los chicos les da una paliza, los deja tirados en un descampado y luego se va a casa de su madre a cenar marisco todo feliz. ¡vaya! ahora si parece un cuento de Navidad.

De todas formas creo que ella nunca se atrevería a llegar a casa con los filetes esos, porque es mas lista y en realidad se fue con los niños a pasar la Navidad a casa de una amiga que le llevaba diciendo hace tiempo que dejara al bestia de su marido y se comieron los filetes empanados entre risas y sueños de tener una vida mejor.

Aunque siendo mas realista lo que ocurriría es que él les daría una paliza a los niños en vez de a ella. Después le pediría a ella que cocinara y se comería todo sin dejar nada para ella ni para los niños, le daria otra paliza a ella porque no estaba a su gusto y después se iría de putas.
Me parece mas cruel que llevárselos, ella se pasaría la Navidad consolando a los niños e intentado calmar el dolor de sus cuerpos amoratados. Sin preocuparse por el dolor de sus propias heridas y sin nada que llevarse a la boca.
¡que bonitos son los cuentos de Navidad!

Wolffo dijo...

Caray, Pretty Woman, me dejas sin palabras... casi. Intuyo cierto mosqueo en tu comentario, pero imagino que son elucubraciones mías, así que sigamos adelante.
Yo creo que para ser maltratada no hace falta ser lista o, dicho por pasiva, el hecho de maltratar a una mujer no la hace más lista. De hecho, imagino que cuanto mayor sea la listeza de la mujer, tanto menor es el índice del maltrato. Lo cual, claro, no hace sino incidir en o miserable y cobarde que es el maltrato. Siendo realistas, en realidad, lo que ocurriría es lo que ocurre, y nada más, porque es un cuento, no la vida, y porque en la vida los filetes no piensan ni se enamoran, y en mis cuentos, mira tú por dónde, sí.
Y después de que ambos nos hayamos explayado, mi querida Pretty Woman, ¿no vas a decirme quién eres? Te lo juro, me come la curiosidad.
Feliz Navidad, y feliz siempre, como dices tú.

Anónimo dijo...

NO me ha llegado ningun email. Remándamelo. Por favor que estoy en ascuas en mi sardina.

Anónimo dijo...

Pues si eres un filete enamorado, no entiendo porque al igual que como filete puedes enamorarte y contar las cosas, no puedes defenderla en vez de decir la tontería esa de sino me comes te cuidaré. Osea impasible ante lo ocurrido y luego a aporvecharse de su desamparo. Pues no, yo quiero que se coma el filete, que lo utilice para aliviar el hinchazón y luego se lo coma por cobarde, el filete también ha sido cobarde por quedarse impasible y ser egoísta y solo pensar en no ser comido.

esa asociación que has hecho del maltrato y ser listos es una estupidez, yo solo utilicé la palabra "lista" en el sentido de cuando alguien dice, "si es listo no se meterá en eso" no estaba midiendo su coeficiente intelectual.
y no, no estoy mosqueada, es mi forma de expresarme, no me molesto en las formas y te da esa sensación. Asi, que por mi sigamos, me encanta que me repliques.
Soy pretty woman, ya sabes la que salía en la peli con richard gere.

Anónimo dijo...

¡Joder, Pretty Woman!, ¡que es Navidad! Hay que ver que negra te has puesto. Y con ese nombre que has escogido, que yo asocio a la inmensa sonrisa de Julia Roberts... En fin, para compensar un poco tan trágicos finales yo os propongo uno distinto:

Cuando el tipo se va de casa después de haber pegado a su mujer, al pasar junto al escaparate de una tienda decorada con motivos navideños, se mira y se da cuenta de que es James Stewart. En ese momento le entra una angustia tremenda, porque uno no puede ser James Stewart y pegar a su mujer ni insultarla ni nada de eso, así que decide volver y arreglarlo.

Al llegar a casa, su mujer —que ya sabía que el marido era James Stewart y terminaría por darse cuenta— le espera con la mesa puesta y música de villancicos. El filete empanado (que todavía no ha sido empanado) le ha curado el moratón del ojo y ella exhibe una sonrisa perfecta (pongamos que como la de Julia Roberts; de hecho, podría ser la mismísima Julia Roberts). También está en casa la madre de él —que es Katherine Hepburn de mayor, pero antes de tener Parkinson—, porque de ninguna manera iban a dejarla sola en unas fechas tan señaladas.

La velada transcurre en paz y armonía, amenizada con las gracias que cuentan los niños (niño y niña), y que todos ríen con ganas. Después brindan con champán, cantan villancicos, y abren regalos junto al inmenso pino que hay en medio del salón. Fuera está nevando, pero dentro de la casa la chimenea encendida transmite una agradable sensación de bienestar.

Nada enturbia la felicidad de James Stewart y Julia Roberts. Ni siquiera el hecho un tanto desconcertante de que James Stewart sea el James Stewart de las pelis en blanco y negro, y Julia Roberts se muestre en tecnicolor. Al revés, forman una pareja con un toque casi interracial que queda políticamente perfecto.

Al filete, por supuesto no lo empanan (que era algo muy cruel), y ni siquiera se lo comen. Es más, lo indultan y pasa a ser uno más de la familia que, por otra parte, desde ese momento pasa a ser vegetariana estricta.

Al final entra en escena Max, el perro de la familia, —que es uno de esos perros gordos y peludos como el que salía en los anuncios de María Fontaneda—, al que alguien le ha puesto un gorro rojo de Santa Claus. Todos se parten de la risa al verle y se abrazan mientras suena «Noche de Paz» y en el cielo surca el cometa Halley.

Guiss dijo...

Pues, Wolffo, te voy a decir que leyendo los comentarios me pregunto: ¿y por qué ha de continuar el cuento? A mí me parece que está completo, no quiero saber más, me gusta el plano final. Igual que no comprendo la corriente dulcificadora de cuentos que ya han sido bastante dulcificados para mi generación, no entiendo tampoco la manía de saber qué ocurrió cuando la cenicienta (la puta no, la de siempre) terminó su luna de miel con el príncipe, ni a qué olía la bella durmiente cuando se despertó, ni si el príncipe se hartó de soportar lo delicadita que era la princesa del guisante.

Wolffo dijo...

Pretty Woman... La verdad es que sí das la impresión de estar mosca, así que no voy a replicarte. Beso.


Fants, tío, no tenga nada que decir sobre tu final salvo que.. es el tuyo. Me gustaría si la historia anterior no fuese mía, pero imaginar a la boca metro y a Jaimito sonrisas en mi historia no me mola ni medio gramo, así que haré como que es una post de réplica y no una continuación. Abrazo.

Gracias, Guiss, cielo, ese es el espíritu. Las historias son eso, historias y la vida es otra es otra cosa.
Y luego está todo lo demás. ¿o no? Debe ser por eso que me caes tan bien. Besos.

Anónimo dijo...

Querido Wolffo: no pretendo continuar tu historia. En realidad no era más que una coña referida a las negras elucubraciones de Pretty Woman y no al post en sí mismo. Creo recordar que ya te comenté aquí en otra ocasión que no me gustaba lo de coger personajes de historias ajenas y seguir contando el cuento, porque los personajes son de cada cual, ¿no?

De hecho, estoy completamente de acuerdo con la Pricesa del Guisante, en que las historias acaban donde acaban y que no hay que buscarles más explicaciones. Las segundas partes no suelen ser buenas (salvo si las hace Coppola), y a quién coño le importa lo que pasa después de la palabra «FIN». Además, suelen gustarme más los finales abiertos y ni siquiera en una historia/película pretendo que todo quede perfectamente explicado, y atado y bien atado. En cuanto a los finales (e historias en general) dulcificados, creo que el «comentario» que he escrito habla por sí solo...

En lo que no te doy la razón es en el tonito despectivo ese con lo de «boca buzón». Pues bueno, será de buzón, pero a mí me gusta la boca de Julia Roberts. Y todo lo demás. Sin embargo, y para mi consternación, en el cartel de la peli de Pretty Woman (esa foto en la que sale dándole la espalda al soso carachino de Richard Gere y agarrándole de la corbata) el cuerpo que sale no es el suyo, sino el de una doble de cuerpo. Tampoco son suyas las piernas en los primeros planos de la película. En realidad, tampoco me gusta la película, con ese mensaje tan bonito de «chicas, haceos putas que ya veréis como aparece vuestro príncipe azul» (no sé si es peor lo primero o lo segundo). Pues eso, que nadie es perfecto (y por otra parte, ¿quién quiere ser nadie?).

Wolffo dijo...

Joder, fants, la verdad es que mi contestación, totalmente fuera de tono, es idiota. Sorry, so. En realidad era bastante gracioso (gracioso de gracia, no de chiste, que también) y oye, este espacio se nutre de comentarios sagaces y arriesgados como los tuyos, así que adelante.
En fin, a mí de Julia Roberts no me gusta ni el nombre. No me gustan las mujeres flacas, ni las boconas, ni las que dan la sensación de estar guapas sólo si el fotógrafo es amigo. ¿No te has dado cuenta de que en algunas pelis (una sobre un casino, nosequé eleven o eleven nosequé) sale espantosa, como mal peinada y con cara de haber sido "usada" recientemente por algún patán? No, a mí no me gusta nada, y es más, creo que al gran Jimmy Stewart tampoco le gustaría.
Estoy de acuerdo completamente en lo del mensaje de la peli Pretty Woman; me parece nocivo para la condición femenina y no entiendo cómo nadie se llevó las manos a la cabeza y cómo para tantas mujeres, el ideal del día perfecto es "hacer un pretty woman", o sea, irse con un chulazo a comprar sin reparar en gastos y que el dinero del chulazo obligue a las dependientas a hacer la pelota; es algo tan triste...
Y un 10 por el regate final del coemntario.
Abrazos y sorries, de nuevo.

Anónimo dijo...

Tío, me he partido con el crisma, me he reído in crescendo con el punto caliente en la "SALSA DE TOMATE DEL DÍA", ahí he soltado la carcajada. Coño, qué simpático eres cuando quieres, cuando te dejas guiar, y que rebelde y desobediente cuando sueltas la rienda de tu plan de vida, y confías tu destino a la apatía, al desorden de la carne y a la vanidad.

Quiero darte Sking y que la hagamos una mujer.

Anónimo dijo...

fantasma paraíso. Yo, yo quiero ser nadie, por eso soy perfecta.
Además siendo nadie perfecto se pueden hacer muchas cosas que no se pueden hacer siendo alguien imperfecto.

y no wolffillo, no estoy mosca, solo te provocaba pero en vista de que ya no quieres replicarme, pos no juego. Además sale tu patrulla a apoyarte y a echarme asi que ya me voy.
Me voy con mi chulo de tiendas a que me hagan la pelota.

felices fiestas a todos y que sea el menú de nochebuena pasta, filete o lo que queráis, lo paséis muy bien y estéis rodeados de quien más queréis.

Anónimo dijo...

Vale, Wolffo. La verdad es que sí, que tu respuesta me había parecido un poco borde, pero preferí atribuirlo a que, con esto de comunicarse por escrito, a veces se malinterpretan las cosas. En cualquier caso, no pasa nada, pero gracias por tu aclaración.

Gracias también por tu felicitación navideña. A duras penas le he encontrado un hueco sobre la repisa de la chimenea… ¡pero ahí está! Aunque la tendré a mano para los menús de estos días. En cuanto al deseo para 2009, dado que afortunadamente no depende de los Reyes Magos ni de Santa Claus ni nada, sino de nosotros…, ¡lo doy por hecho!

Bueno, sólo quería dejar este par de agradecimientos y pasar por aquí antes de que te vayas de vacaciones para desear de nuevo (ahora sí que sí) Feliz Navidad al perorador y a los perorados. ¡Wolffas Navidades, amigos (que todo es compatible)!

Breve apunte final: Pretty Wo, pese a haber mostrado incluso aquí mi amor por la imperfección, no puedo por menos que rendirme ante una mujer perfecta (aunque ser perfecto… ¡Ufff, que responsabilidad!)

Besos desde el camposanto

Anónimo dijo...

Y me voy de vacaciones unos días y sigue sin llegar.

Aquí dejo una mezcla de SNIFF! y cagoenla...

Eso.

Anónimo dijo...

Joer, qué rollo los comentarios!!!

A mí lo que más me extraña es tanta clarividencia en un filete recién nacido, será que lo que de verdad significa el síndrome de Creutzfeldt-Jakob es que una vaca loca ilegalmente alimentada, aunque sea recia y castellana, posee partes en su organismo que súbitamente pueden convertirse en albergue transitorio de una conciencia sospechosamente humana.

El cuento parece de Navidad, no?

I Love You, genio. Y GRACIAS.

Wolffo dijo...

Buch,
menos palabras y más hechos, dice mi yo simpático, sí, pero desagradecido. Ya me dirás. Y Happy Xmas y tal.

PW, eres una mentirosa, pero no por eso voy a odiarte, que lo sepas. Pasa unas felices fiestas tú también y nos vemos a la vuelta. A ver si te quedan ganas de tocarme los pies...

Vaya, Fants, ¿de modo que no has enmarcado mi felicitación y se pierde rn tu repisa en el marasmo de felicitaciones comerciales? No sé cómo tomármelo, porque claro, no tengo el poder de una farmacéutica para sobornar galenos... Bueno, Fants, amigo, muchas felicidades a ti y hablamos pasados los días señalaítos para dejar de prometernos cosas y hacerlas de una santa, o puta, vez.
Besos y abrazos a todos los tuyos.

Foss, colega, veo consternado que o bien tu cartero es un piernas, o alguien en tu ofi te está dando, oficinilmente, por culo. No te pierdes gran cosa, en serio, ya lo verás al regreso y te sentirás como tantos despuès del pars montis, que n0 sé si se decía así, pero era algo parecido. En fin, disfruta tus días y yo haré lo propio con los míos. Sé bueno, y nos vemos el 21 de julio, que ya he reservado hueco en mi agenda (y en el palacio, claro). Felices fiestas, buen hombre.

Joder, Yambra, como un elefente en una cacharrería, colega... ¿no sabes que es políticamente incorrecto meterse con los comentaristas o los comentarios en esta bitacorilla...?
Si te fijas, no eres el único a quien extraña la conciencia clara y la inteligencia del filete, a él mismo le extraña, lo cual es una capacidad de abstracción asombrosa. Y la cosa va de navidad, sí, mierda... intenté ocultarlo, pero no hubo manera, lo has descubierto, as usual...
Yo también te odio, listillo, y gracias a ti, claro. Felices festejillos, colega.

Anónimo dijo...

Llego tarde, como siempre últimamente. No me he leído todos los comentarios, pero volando sobre ellos he leído que agradecías que alguien dijera "me ha gustado". Debo aclarar que siempre que digo que tus letras tienen alma o mariconadas similares significa exactamente eso, más la descripción del motivo por el que me gusta. Aclaración innecesaria supongo, por no ser más listo que, ni más importante que, ni... En realidad lo único importante es que a pesar de la cantidad de gente interesante que pasa por aquí sigues leyendo los comentarios de cada uno de tus parroquianos, hasta de los más humildes.

Una realidad demasiado dura como para no desear que no sea cierta. Pero me ha gustado, a pesar de no ser filete de nadie.

Un abrazo

Wolffo dijo...

Caray, linmerick, que es verdad, en serio: nunca es tarde.
Sí, se trata un poco de eso, de la vanidad. Me gusta escribir y me gusta, cuando creo que he escrito algo que no está mal, que alguien lo advierta. Un infantilismo, me temo.
En cuanto a la realidad o no, no sé, creo que lo que es realmente grande es que de una ficción pura alguien inteligente pueda decir que es "una realidad" aunque la juzgue dura. Porque es una merav fantasía que, en muchas de sus aristas, no tiene nada de fantástica, sino todo lo contrario. En fin, cómo no leer los comentarios del personal, si todos y cada uno de ellos han tenido la atención no sólo de leer, sino de tomarse la molestia de escribir algo, además.
Y eso de que no eres filete de nadie, no me lo dice usté'nla calle, ¿eh?
Abrazo y feliz tal y cual.