martes, noviembre 04, 2008

La vida, Lorna, la vida.

Es fácil, mi querida Lorna, ponerse a reflexionar sobre la vida cuando ésta, caprichosa, te pone la muerte delante de las narices. Es fácil ponerse a pensar en ello y más fácil aún, mi diosecilla alegre, meter la pata hasta el sobaco y analizar estos asuntos complejos con la banalidad del pensamiento contemporáneo. Es fácil ser inane, Lorna, muy fácil.
Me ha pasado que este fin de semana, que tendría que haber sido de júbilo y de naderías felices, ha sido de sucesos hondos y reflexiones sentado en una piedra en un cruce de caminos, la pipa encendida y la mirada perdida en el horizonte de tu sonrisa azul.

El viernes por la noche, estaba yo viendo una mamarrachada en la tele, que se llamaba algo así como El día de mañana, esperando a que Susa volviese a casa. El sábado era mi cumpleaños, así que imaginaba que Susa volvería a casa con alguna sorpresilla o algo así. Yo había pasado la tarde grabando la canción del post anterior, La mitad, una canción sobresaliente, aunque no me hayas dicho nada (por eso y porque le va muy bien al post de hoy, la pongo otra vez aquí), y un ligero dolor de cabeza amenazaba con instalarse entre mi despeinada cabellera. Una aspirina es lo indicado en estos casos, pero hice todo lo contrario: me puse a ver una peli de desastres, lo que es, en tales condiciones, un desastre en sí mismo.
Según avanzaba la historia entre tópicos y lugares comunes insufribles (el científico que predice el desastre, el político que no le escucha, la historia de amor cursi medio fastidiada por los primeros compases de la tragedia, la trama idiota con animal doméstico, etc) mi dolor de cabeza iba en aumento, exponencialmente, y amenazó con hacerse letal en el momento en que la historia se hizo completamente inverosímil y majadera: Nueva York, primero inundada por el océano, con un petrolero navegando en pleno Manhattan, y luego congelada, en el plazo de unas horas. La cosa estaba poniéndose fea de verdad, y amenazaba con dejarme secuelas, así que resolví irme a la cama y dedicar las pocas neuronas que aún no se habían batido en retirada a leer a mi amado Richard Russo (ahora tengo entre manos su Empire Falls, y es asombrosamente buena, la recomiendo vivamente). Susa estaba en misión de rescate de su hermana, que esa noche estaba medio depre por las cosas de la vida, así que le mándé un sms diciéndole que era ya tarde y estaba cansado, así que me iba a la cama a leer. Eran las 00:45 del sábado. Oficialmente, desde hacía cuarenta y cinco minutos, ya era mi cumple.
Susa respondió, en seguida, con una llamada, diciéndome que le había llegado mi mensaje así que salía de casa de su hermana y se metía en el coche. Y antes de arrancar, se despidió de mí y me dijo que me veía en 15 minutos, que es lo que se tarda en subir a casa desde donde ella estaba.
Colgué el teléfono, lo apagué y me acosté, a leer mi novelita mientras esperaba a Susa y, sin saber cómo ni cuándo, me quedé profundamente dormido. Desperté pasados unos segundos (o eso creía yo) con el estruendo del teléfono fijo y el libro de Russo sobre la nariz. En trance, recorrí el pasillo y contesté al teléfono. Era Susana. Me llamaba desde el hospital de El Escorial. Había tenido un accidente subiendo a casa. Yo estaba completamente desubicado en el espacio-tiempo y me costó asumir lo que oía. De hecho había pasado una hora y media desde nuestra conversación, pero para mí, acabábamos de hablar hacía apenas un minuto. Me aseguró que estaba bien, me dio indicaciones de cómo llegar al hospital (hay que ver cómo me conoce…) y, al colgar, traté de ubicarme.
Miré la hora, deduje que me había quedado dormido y encendí el móvil. Tenía dos llamadas desde un número desconocido a la una y diez que, luego lo supe, me había hecho un miembro del Samur, a instancias de Susana, aún en la escena del accidente. Volví a mi habitación, me puse un chándal (soy así de poco elegante, lo siento) encima del pijama y salí zumbando de casa. Hacía frío en la calle y había una intensa niebla, muy meona, que me hizo replantearme lo de salir zumbando. Levanté el pie del acelerador (noche de viernes, niebla y carreterra mojada, y yo hecho un manojo de nervios, era un cóctel como para pegársela) y fui, tranquilo, pero sin pausa, al hospital. Al llegar, un cartel que indicaba el aparcamiento a mano derecha con la advertencia admonitoria de que era “el único lugar permitido para aparcar”. Aparco y me llama la atención el reducido número de coches que hay en el aparcamiento. Voy andando hasta la zona de urgencias del hospital y compruebo que vivo en un país diferente: está lleno de coches cuyos conductores han desoído olímpicamente la indicación de aparcar en el parking y han dejado los coches en la cuneta de la carretera, cerca de urgencias y me hacen sentirme un buen idiota.
Nada más entrar en la sala de espera de Urgencias veo a Susa con un enorme collarín y ese aspecto de los accidentados que parece que un dios poco misericordioso los haya utilizado para barrer la calle. Allí está ella, chiquitita, como es, grande, como su corazón, mirándome con una expresión de “siento haberte despertado”. Es propio de ella. Tiene una pierna medio colgando, heridas y hematomas por todas partes y se preocupa por haberme despertado.
Me tranquiliza bastante verla entera y me sorprende ver un par de paquetes que trata, inútilmente, de disimular bajo su abrigo. Es una “Muerte por Chocolate” entera (mi tarta favorita) y una bolsa de Media Markt. Son mis regalos. Más tarde, me entero de que se negó a salir en la ambulancia hasta conseguir que un miembro del Samur inspeccionara el amasijo de hierros en que se había convertido su coche para rescatar la tarta y el regalo. ¿Ves a lo que me refiero?
Bueno, la noche, la madrugada, se alarga en la sala de espera de Urgencias, pero se alarga compartiéndola con Laura (la conductora del coche con el que frontalmente, chocó Su), que está igual que Susana, su hermano, Álvaro y la novia de éste, cuyo nombre no recuerdo ahora. Van llamando ora a una y ora a la otra, para ir haciendo diversas pruebas diagnósticas y descartar lesiones más serias. Afortunadamente, se descarta todo lo que podía haber pasado y se salda el accidente con un esguince cervical (una ligera desviación de unas pocas vértebras, disculpa, Fants si digo una burrada), heridas superficiales y traumatismos múltiples, golpes y hematomas que aún hoy siguen apareciendo.
Volvemos a casa casi de amanecida, con Su muy cansada y empezando a notar todo el dolor que le va a acompañar durante el fin de semana y aún una semana después. Dormimos lo que podemos y el sábado lo pasa Susana tratando de acostumbrarse a que le duela hasta el aliento y descubriendo, a cada hora, nuevas zonas doloridas y nuevos hematomas e hinchazones.
Ayer fuimos al taller donde dejaron el coche. A los dos nos impresionó muchísimo ver el estado en que se encontraba nuestro querido Rover 25 color champán. Tenía algo parecido a esta pinta.

Y digo algo parecido, porque aunque la foto es del coche tal y como está, no puede reflejar la impresión que causa verlo, meterse dentro y buscar las cosas que estaban dentro: un paraguas, unas gafas, algunos cd’s, unos guantes, una lata vacía de cocacola, facturas de gasolina y de peajes…
En fin. A partir de 2009, el uno de noviembre será mi cumpleaños, sí, pero también el de Susana, porque el sábado… caray, volvió a nacer.
-.-
Y esto, Lorna, te lo cuento a ti, sujetando tu hermoso rostro con mi mano derecha, mientras me dices, sin parpadear ni tú ni yo, que te gusta que te mire y yo te contesto que me pasaría horas mirándote y acariciándote. No somos culpables de nada, Lornilla mía. La vida nos trae y nos lleva y a veces nos pone al borde del precipicio, pero sabe conducirte si te dejas y nosotros sabemos dejarnos llevar.
-.-
Anoche una amiga me escribió otra historia terrible. Su vida, plácida y feliz, se ha puesto patas arriba, porque su pareja, repentinamente, padece un cáncer inmisericorde. Estas cosas, Lorna, me hacen pensar en ti.
Tú me hablas del significado de la vida y de sus misterios y yo me hago el duro y te digo que no creo en el destino, ni en las estrellas ni en nada que no pueda comprender con mi mente de mosquito. Tú, sin embargo, crees en todo lo que tu mente de cielo abierto no te explica.
Tu crees y yo quiero que alguien me lo explique. Tú brillas y yo me apago. Por eso no soporto la idea de que te alejes de mí. Porque contigo alrededor, Lorna, sé que estoy expuesto a que un poco de esperanza me salpique, a que tu sonrisa me traiga un poco de luz y a que tu piel, cálida y familiar, me deje transportarme a otro mundo. Un mundo que tú conoces. Que yo también conozco, Lorna, pero que es otro mundo.
Si me abrazas, Lorna Cor, algo de tu energía me llega y me ayuda.
Y si te vas… yo no sé qué haría si un día te fueras, mi precioso y rítmico guardián.
Quédate siempre conmigo, Lorna, mi querida Lorna Cor.

19 comentarios:

Anónimo dijo...

Me has hecho llorar, hay tantos sentimientos en este post.

un abrazo y besos, para Su, para tí y para los niños.
Gracias que se ha quedado en un susto, cuando se le pase a Su el susto y se encuentre mejor, deberiáis celebrarlo por todo lo alto.

y vale, ya que has repetido canción, te diré que si, que me gusta, que suena muy bien..

Anónimo dijo...

Es sobrecogedora la foto del coche, tío. Entra un frío cuando la ves...

Un abrazo, compañero. Y otro a Susana.

Y otro para mí, coño, qie también me lo merezcop.

Wolffo dijo...

Gracias, Anonimous, pero por tu tono, colijo que nos conocemos, ¿quién eres? Está bien que te guste la canción, me gusta que te guste.

Joder Buch, te juro que ni el 10% de lo que sobrecoge verlo así, delante de ti. En fins, colegui, sé bueno.

Anónimo dijo...

¡Larga vida al Roc Anrol!

Bueno, y a vosotros, no nos deis estos sustos, joer, que el marcapasos se me revoluciona!!!

Felices cumpleaños, ahora la distacia real de edad entre vosotros es exactamente de... ¿52? años? o sólo de los que aparentas?

ps.- joer, esta mañana he enviado mil veces este comentario para nada... ¿entrará ahora??? ¿estaré vetado en este universo paralelo???

Fray dijo...

Jo que susto. Afortunadamente todo queda en abolladuras (gigantescas) y moratones (dolorosísimos). Cuida mucho a Su, Susa y Susana. Tienes arte hasta para contar estas cosas.
Como no estaba dispuesto a esperar tres meses, he escuchado "La mitad",
y la verdad esperaba algo distinto, me gusta pero esperaba otra cosa.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Wolffo, recién acabo de llegar a casa... Terminé de leer mi correo y lo que veo primero de aquí es la foto del coche, que me dejó helada.

Se que soy una desconocida para ustedes, pero me alegro de que Susana se encuentre bien , de todo corazón lo digo, y espero que se recupere muy pronto!

Les dejo un beso enorme a los dos!!!

Maripampas

Anónimo dijo...

Anoche andaba brujuleando por Internet y vi que habías actualizado el blog. Me quedé helado, te lo juro. Sobre todo porque no asociaba la referencia a Lorna en el título con la foto y la realidad de lo que estabas contando.

Ahora, en la oficina (si, soy madrugador por vicio), mientras escucho la canción (que creo que va bien al día de hoy un rock, al menos para mi que llevo viendo la tele desde las 5 de la mañana con todo esto de las elecciones) solo puedo decirte que felicites a tu Su por haber nacido de nuevo.

Prefiero no pensar en ninguna de las dos cosas, ni en el accidente ni en lo que pasaba por tu cabeza mientras conducías hacia el Escorial.

Un abrazo para los dos my friend.

Wolffo dijo...

Ay, Yambroid, que declináis ofertas jugosas, ¿qué voy a hacer con vos? No me importa, en serio te lo digo, si en alguna ocasión no demuestras lo listo que eres, porque descubres mi juego y me gusta que la audiencia se pregunte cosas, Listilloloscojones, jajajajaaaaa.

Larga vida, sí, y gracias por el piropo implícito de tu comentario. Efectivamente, a mis 42, aparento menos, pero sin embargo mi privilegiada mente (un bombón para psicólogos en busca de una causa, Yambroi) tiene el bagaje de un cerebro de genio viejo.

Lo que dices de los comentarios empieza a molestarme. Ya sois muchos los que os quejáis de que no funciona bien la cosa. Habrá que elevar una queja a Blogger, a ver qué pasa porque, efectivamente, tú estás vetado y tus palabras, casi siempre ofensivas, no deberían aparecer en este excelso blog... cachis...

Gracias, rey moro.

Hola, hermano, sí, claro que sí, menudo susto. Transmito tus ánimos y buenos deseos a Susana y te pregunto, a calzón quitado, eso de que te esperabas otra cosa: ¿es bueno o malo? ¿qué es lo que esperabas? En ascuas, me tienes.

Pampas, querida, llegan nítidos tus buenos deseos y sentiientos, no eres una desconocida. ¿Hace cuántos años que nos "conocemos"?
UN beso a ti y muchas gracias, guapa.

Wolffo dijo...

Foss, colega, estábamos comentando al mismo tiempo. Sí, eres un vicioso de los madrugones, ya veo.
Lorna es de verdad, a ver qué te habías creído, y me sirve para hablar con ella de cualquier cosa que pase o se me pase por la cabeza.
Felicito a Su de tus partes y la abrazo igualmente y te mando a ti lo mismo: felicitaciones por ser vos quien soiss y abrazos por lo mismo, exactamente.

Anónimo dijo...

Si mal no recuerdo, ... casi 4 años ;).

Un beso grande y vamos.... ya es mitad de semana ;).

Maripampas

Anónimo dijo...

Yo, en las Peroratas, primero deslizo el cursor con rapidez sólo para ver qué extensión tiene (me gustan largos) y si ya hay comentarios (me gusta que los haya). Y luego, me leo el post. Así que cuando vi fugazmente la foto del coche espachurrado, y viendo el título que le habías puesto al texto, pensé: «Éste se ha cargado a Lorna Cor». Bueno, no es tan raro, Conan Doyle mató a Sherlock Holmes y Agatha Christie se cargó al redicho de Poirot, así que ¿por qué no? A lo mejor cunde el ejemplo y le meten una bala en el cerebro a Harry Potter.

Pero no. Tú no sufrías el síndrome del escritor agobiado por el éxito de su criatura. Ya me parecía a mí. Sin embargo, lo que nos cuentas daba bastante más miedo e infinitamente más agobio. Menudo susto, tío.

No me extraña que te haya dado por meditar y encender la pipa y esas cosas que haces, porque cuando sucede algo así, aunque no pase nada o precisamente por eso, es cuando caemos en la cuenta de lo frágiles que somos y de que un segundo, un pestañeo, una idiotez, es lo que nos separa aquí de allá.

Me alegro de que Susana esté bien. Además de mandarle deseos de que se restablezca pronto, dame un toque por si puedo ayudarla. Bueno, mejor te mando un correo sobre esto.

Ah, y Lorna que siga adelante, pero si te da por acabar con ella tampoco te preocupes, siempre podrás hacer como en esas series malas de televisión en las que los personajes morían, pero luego aparecían de nuevo como si tal cosa y daban cualquier explicación inverosímil. E incluso, ahora que me acuerdo, el propio Sir Arthur Conan Doyle resucitó al detective de la pipa, el violín (y la cocaína), ante las airadas protestas de sus lectores.

Wolffo dijo...

Wau, Pampix, 4 años ya... un montonazo. En fin, ¿y qué me dices de los que nos quedan?

Bueno, Fantie, me gusta descubrir los hábitos del personal, con respecto a este blog, me refiero, los otros, son cosa de cada uno. ¿Sabes? tú y la ausente Princesa del Guisante sois los únicos que habéis expresado el gusto por los más largos. Normalmente, cuando se alude a la extensión, se hace en tono de cariñosa y levísima queja. Lo de los comentarios, es normal, y ya sabes que me pongo celoso de que os guste tanto leer los comentarios, hmm...
Harry Potter a mí me cae pelín gordo, también, y eso que ni he leído ni he visto las pelis, pero me estomaga a little. Eso sí, tu alusión al hartazgo es cantidad de graciosa " a ver si cunde el ejemplo..." jajajajajajaaaaa. Genial, tío.
En fin, ya sabes que te agradezco la predisposición y bueno, ya te contaré, porque se está urdiendo una reunión de viejos talentos, para la que te llamaré si conseguimos ponernos de acuerdo, que parecemos jefes de estado de lo liados que estamos.
Yo tampoco simpatizaba excesivamente con Mr. Holmes, me repatean los listillos, yo soy más de Watson, o de Sancho, pero sin embargo el sudoroso Hércules Poirot tenía todo mi cariño y consideración. Solidaridad obesa, tal vez, pero, ¿qué más da por qué me cae bien alguien?
Bueno, colega, un abrazo fuerte.

Cati dijo...

Hola wolffo, te felicite por tu cumple y ahora lo hago de nuevo por el regalazo q te ha dado la vida, me alegro q haya sido un susto y nada mas.
Un beso.

Wolffo dijo...

Gracias, Cati, tienes razón: es el más grande regalo; otro beso para ti.

Anónimo dijo...

Pues no puedo sino repetir lo que ya han dicho los anteriores, porque ya está todo dicho. Menuda suerte salir prácticamente indemne de esa masa de hierros. La foto es espeluznante.

La canción, que no la había comentado en el post anterior, me gusta, sobre todo por la letra.

Y descubro, por último, que te gusta la misma tarta que a mí. Un beso fuerte a los dos y mis mejores deseos para Susana.

Wolffo dijo...

Sí, una suerte enorme, desde luego, una señal de esas que la hgente, a veces espera, o algo así.
Vaya, Kotts, me alegran ambas cosas: que te guste la muerte por chocolate y la letra de la canción.
Un besico a ti, Kotts.

Anónimo dijo...

Bufff...

felicidades entonces, por tu cumpleaños, pero sobre todo, por el renacimiento de Su.

Espero que os recupereis pronto, tu de lo psiquico y ella de todo.

Fray dijo...

Esperaba algo distinto es decir diferente, no es bueno ni malo sino todo lo contrario, creo que me explico, noooo.
Ahora en serio me ha gustado pero despues de leer la letra esperaba algo diferente, quizas mas intimo y relajado.
Un abrazo
Post abrazum: sal de las ascuas no te vayas a quemar.

Wolffo dijo...

Gracias, linmerick, s'agradede de corazón. Pero, una pregunta inocente: ¿se me ve ido? Abrazos.

Bueno, quizá tengas razón, y la letra parezca de una canción más íntima, más lenta, pero relajada es un montonazo. Siguiendo tu sabio consejo, he salido de las ascuas, pero he ido a caer en un mar de dudas... y francamente, nosé qué es peor. Abrazum