lunes, octubre 20, 2008

Sí, soy un artista egocéntrico y tú, Lorna, sí que sabes escuchar

Wild Horses
(Wolffo & Gilda duet)


Sé que a Lorna le gustará esta canción. Vamos le gustaría, si se la cantara al oído, porque tengo que reconocer que es de esas canciones que, si no estás en situación, es un coñazo. A mí me encanta cantarla, pero... no sé, la versión original, de los Stones, me cuesta oírla entera. Prefiero, mil veces, la de los Flying Burrito Brothers, o la misma de los Stones, pero la que hacen en el disco de la gira Stripped. En fin, guitarra acústica, guitarra eléctrica, bajo, armónica, pandereta y unos buenos desafines vocales componen esta bizarra versión. Si te place, puedes bajártela aquí.

(Actualización: En realidad, esta la grabé a dúo con Gilda, en mi etapa jipi, y la instantánea pertenece a la sesión, en su casa, donde luego tuvimos un sexo bastante bueno, pero no diré nada de ello para no comprometer mi buen nombre. Ella estuvo estupenda, eso sí)

Estuve hablando el otro día con Lorna acerca del asunto de los comentarios. Me decía que no era su intención ofenderme con eso de que era mejor Las Peroratas con vuestros comentarios. Que ella, claro, sin los comentarios, lee Las Peroratas, os lo podéis imaginar y, según me dijo, es lo primero que mira cada mañana. Eso, no creáis, me llena de orgullo, toda una catedrática de Física Cuántica leyendo estos despropósitos, pero también, como dicen los periodistas deportivos “me pasa toda la presión”. Me dice que le gusta, que le gusta, sí, venir a Las Peroratas y ponerse estos reproductores que pongo a veces con varias canciones, y que piensa que estoy cantándola a ella al oído y que cuando peroro no escribo sino que hablamos… en fin, es raro pensar que lo que uno escribe los demás lo leen. Quiero decir: yo escribo lo que sea, con la intención que yo tenga, pero tú lo lees como se te pone en las narices, sin tenerme en consideración, entiendes lo que quieres y lo interpretas según tu santa voluntad. Está bien, en serio, pero es raro. Lorna Cor, a veces me desconciertas.
Lorna, fuera del curro, es cariñosa. El otro día estuve en su casa, tocando la guitarra en su terraza. Me gusta tocar para ella porque es un público excelente. O sea, normalmente, si alguien me pide que toque la guitarra tiene un oscuro objetivo escondido: o bien quiere bailar o, mucho peor, quiere cantar él. Si quiere bailar, normalmente no hay problema, a no ser que se ponga exigente con lo que quiere bailar. Si desea bailar lo que sea, es decir, escuchar música y dejarse llevar por el ritmo y la melodía, nema problema: se adapta a lo que toques y listos. A veces, no obstante, se trata de una encerrona: quieren que toques sevillanas, por ejemplo, y sólo mis allegados saben hasta qué punto me angustia la perspectiva de ver esa especie de ceremonial de la melaza, el epítome de la cursilería que es para mí la visión una pareja diciendo animadamente “vamos a por la segunda”. Menos aún, claro está, provocaría yo mis propias náuseas, castigo estúpidamente autoinfligido, tocando sevillanas. Eso en cuanto a los que bailan.
Pero lo peor, de lejos, son los que quieren cantar. Primero callan. Te dejan tocar un par de temas y se sitúan estratégicamente cerca de ti. Asienten apreciativamente cuando cantas, como si les gustara lo que haces, pero no debes dejarte engatusar, debes mantenerte íntegro y cabal, impermeable al halago fácil, porque solo pretenden pillarte con la guardia baja para el momento crucial de la noche, cuando, entre sonrisas, inocentes, te lanzan la pulla mortal: ¿Te sabes alguna de Serrat?
Entonces lo sabes: te ha estado alabando falsamente. Esa persona que movía la cabeza mientras tú cantabas, a quien empezabas a considerar un alma gemela, solo estaba ablandando tu corazón de artista (corazón egocéntrico y egoísta) para clavarte el puñal cuando más relajados y receptivos están tus músculos. La decepción es tan profunda que a veces dices que sí, pero el músico verdadero debe mostrarse inflexible y que le den por culo a Serrat y al que quiere estropear sus canciones cantando con cara sensiblera a tu lado, estropeando los trinos de tu guitarra y echando por tierra una posible noche de gloria.
Luego están los que te dicen que cantes “algo en español” para que “podamos cantar todos”. A mí, desde luego me importa un bledo si “todos” cantan o no. El artista soy yo, ellos escuchan y, en su caso, aplauden. Los que insisten en eso de “cantar todos”, suelen ser gente con problemas de digestión que necesita mucha gente berreando alrededor para poder eructar a pleno pulmón sin que se note. O bien, Boy Scouts trasnochados, de los que no son capaces de dejar ese espíritu de fuego de campamento en toda su vida. Todo es mejor “si lo hacemos juntos” (¿también cagar?), “con una sonrisa” o si trabajamos “en equipo”.
Lorna, tú, sin embargo, sabes escuchar. A veces, si la cosa te anima, bailas para mí. Bueno, no, bailas, sencillamente, pero yo te miro y es como si bailaras para mí. El otro día hasta te cambiaste las zapatillas para bailar mejor y me gustaba verte bailar. Pero generalmente, escuchas lo que canto sonriendo, y yo adoro cantar para ti. A Lorna le gusta mucho James Taylor y yo sólo sé tocar You’ve got a friend, y cada vez que se la toco, se me derrite. Y debo decir que eso, el ver cómo ella se derrite, me derrite a mí.
Lorna suele premiarme en estas noches, como la del jueves pasado, en que toco la guitarra en su terraza, con un par de largos abrazos.
Cuando Lorna te abraza, ya puedes ser el David de Miguel Angel, o David el Gnomo, que te pones tierno. A punto de caramelo, como si dijéramos. Te abraza con los brazos, claro, pero todo su ser acompaña la presa que hace con sus brazos alrededor de tu cuello, y te ves, de pronto, sumergido en el mar de Lorna Cor. Todo a tu alrededor es Lorna y de Lorna no quieres salir. El jueves, mientras me abrazaba, fui un poco malo, he de reconocerlo, y mis manos, en fin, no fueron manos blancas, precisamente.
Hace unas semanas que Lorna y yo no tenemos sexo (mis consentidos torpes avances en sus abrazos no se pueden considerar sexo). Como os conté, se enfada conmigo porque olvido las cosas previas al apareamiento, así que ha decidido que no nos apareemos. Debéis saber que Lorna es extraordinariamente flexible (el jueves, en un momento del baile, hizo una apertura de piernas que casi me mareó; no me malinterpretéis, es que me ponía en su lugar y pensaba que si yo abría mis piernas la mitad de lo que ella las abría, pasaría una semana en el hospital tratando de recolocarme la cadera) y que el apareamiento con ella es una gran cosa. Aunque empiezo a olvidarlo porque, creedme, mi memoria es menos selectiva de lo que creía.
Creo que una mañana de estas voy a llamar a Lorna, a ver si me deja que, en son de paz, me acerque a su casa con unos croissants recién horneados y me invita a un café. Iré sin guitarra, pero si juego bien mis cartas, a lo mejor me abraza de todas formas.
Y os cuento.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

pues si, cuentanos. Este es de ese tipo de post que no me salto una letra. Tengo que confesar que yo suelo hacer como the foss, empiezo los libros por detrás. Pero además, primero echo un vistazo rápido a las palabras y las junto en mi mente, me dan una idea de que va la cosa y después decido si leerlo de verdad detenidamente o no.
oye no sabrás tocar una de 周杰倫?
jajaja.
respecto a la canción que has puesto a mi también me gustaría si me la cantaras al oído, pero como no es el caso, la he puesto de lejos sin intentar compreder lo que dices y me ha sonado como a llanto.

Anónimo dijo...

Yo, como Lorna, he empezado el día con las Peroratas.

Y he empezado el día con una de mis favoritas, al menos siempre he pensado que es de las que mejor introducción tiene con los primeros acordes acústicos.

Pero no me quiero poner sentimental a estas horas de la mañana, prefiero imaginar a Lorna bailando en G, vestida únicamente con un camisón transparente en la terraza de su casa. Y si pienso en esos abrazos de los que hablas ...

Pero no quiero ponerme cachondo a estas horas de la mañana, así que también me imagino al imbécil que mueve la cabeza mientras tocas algo de Eagles. Así como asimilando los acordes del I can't tell you why mientras espera pillarte despistado para pedirte Penélope.

De las sevillanas, prefiero no hablar para no crearme enemigos.

Y yo, también como Lorna, soy de los que agradecen que hayas vuelto a abrir los comentarios.

Angelica P. dijo...

¡Qué nervios! ¡Vuelvo a comentarte algo! Me ha gustado este post. Soy como hhh, primero echo una ojeada rápida, a ver si el conjunto de palabras me provoca una lectura algo más reposada y luego ya opto por leer o darle a la X blanca sobre fondo rojo. Hoy he leido y he saboreado.

Muac.

Por cierto, ¿te sabes alguna de Perales? Jejejeje.


(Adivina quien soy) (Lo tienes fácil, coraçao).

Wolffo dijo...

hnh, no hay excusas: o se lee o no se lee. Además, veo que eso de confesar vicios imperdonables (¡saltarse una línea mía, qué atrevimiento...!) está prendiendo entre la audiencia. ¿Qué fue de aquellos comentarios sencillamente a favor? NO digas más que a veces te saltas cosas, porque el mal ejemplo prende enseguida entre la gente y todo el mundo va a empezar a leerme a salto de mata y yo necesito atención. Yo oigo la canción hoy y francamente, no sé cómo coño me he atrevido a colgarla: está como el mismo culo. Más que un llanto es que hace llorar.

Pues las peroratas son peores que Lorna: no perdonan una. Lorna en esa situación es irresistible y la canción mola, pero mi versión es penosa, se me escapan por ahí unos desafines increíbles. Pero es buena si sabes escucharla, si no, eso, es un coñazo. Ostrás, Penélope, siempre hay alguien que la pide, tío, es verdad, y dan ganas de matar a ese alguien, ¿eh? ¿No tienes la sensación de que un buen libro se estropea un poco si lo lee un idiota? Pues lo mismo pasa con las canciones. Las de Serrat (a quien admiro como músico) tienen esa cualidad: se estropean un huevo en manos (oídos) inadecuados. Joder, Penélope... tío, ahí le has dao.

¿Te has convertido en el inolvidable (y un poco cargante) personaje de Kath? Porque eres tú, no Heartie? Eso que hacéis de leer según y como no sé qué decir al respecto. A mí se me lee entero, señora, y si no, prepárese para un correctivo. Que no me entere yo de que le das a la x antes de leer...
Perales... te mato si un día me pides eso (y luego te sorprendo cantando : "... y hablarán del hijo de don Ramón, tan listo que parecía y se ha convertido en Pastor...")

Fray dijo...

Bueno, Wolffete nos vas a dar ocasión de oírte en directo para que podamos discernir quien es el verdadero culpable del llanto.Un abrazo

Wolffo dijo...

He de desilusionarte, querido hermano. Ya la cagué con el fantasma (que no tuvo la intuición de preguntarme por correo, como tú) el día de la Ópera Flotante y se sabrá, estruendosamente, cuando vayamos a tocar. Anulamos los conciertos pendientes que teníamos de aquí a navidades por una alarmante falta de calidad en los que dimos en verano, pero eso se cura con buenos ensayos. En ello estamos y yo calculo que para después de navidades estrenaremos en Madrid, pero es sólo un cálculo. Dios dirá.
Y lo del llanto, créeme, es culpa mía, porque solo yo intervengo en esa grabación.

Anónimo dijo...

Esta canción. ¿Puede ser una que a mi no me gustaba? Que tocabas con Sergio. Una que se tararearía con la "i".¿Puede ser?. Espero tu respuesta. Otra cosa es que este post me ha gustado muchísimo, especialmente la descripción tan buena del método alabatorio de los cantantes adjuntos. Me he reído, y tu bien sabes que a mi no hay nada que me haga gracia.Así que has sido muy gracioso, verdaderamente.
Pronto te llamaré, besos, bueno quécoño ahora mismo.

Angelica P. dijo...

¿Heartie? Eso seguro que se lo llamas a todas. Buena táctica, pero falible, al fin.

Fray, ¿¿no serás mi Fray Barriga??

Wolffo dijo...

NO, Buch, qué va... esa no la cantaba con Sergio. Es una canción que aburre a la gente, la tienes que descubrir tú, porque si te la ponen en plan, ¿te gusta esta? te parece insoportable. NO he oído el phone, que conste y aquí anda ti instrumento de tortura para tus vecinos...

Vale, eso es lo que, técnicamente, se llama una cagada. Conste que aborrezco estos enigmas para los que estoy muy mal dotado, o sea, lo contrario que para el sexo. Pero insisto en cagarla, ¿acierto al decir que si fueras un rancho te llamarías "Tierra de nadie"? Put the blame on mame, boys...

Wolffo dijo...

Ay, Amanda: sí es Fray Barriga, claro, ¿quién si no?

Angelica P. dijo...

Nooo, no soy Gilda, cariñín, sólo era en tiempos una brujilla rural, la "aparece-y-desaparece" Pickles que dejó de escribir tras una crisis existencial, al parecer ya superada.

Esta información compártela con Fray Barriga, anda, plis.

¡cuanto os he echado de menos! ains..

Por cierto, ¿sabes algo de dock?

P.D.: Prepárate para verme a menudo por aquí.

Muac.

Post postdatum: Fray, ¿tienes blog?

Wolffo dijo...

¡¡¡PICKLES, LA BRUJA RURAL!!!
Perdona que te haya confundido, pero vi el blog sobre cine clásico y... caray, ¡qué alegría!
He pasado unos días (casi una semana) sin conexión y al volver me veo esto...
A Fray le ves por aquí, y a Doc, en cuantis le diga que estas otra vez on-lime, le daré una alegría, seguro. Hablo con él de vez en cuando por el chat de gmail, nos saludamos y tal. Es verdad, ahora que lo mencionas, que teníais muy buen rollito.
Le pasaré tu enlace.
Un beso enorme, Picklescita, me has alegrado el día!

Anónimo dijo...

Pues volviendo al tema del último post. Si digo que te apoyas menos en tu estilo me refería a que en mi opinión tu narración es mucho más fluida. Y conste que lo digo como algo positivo. Y sé que te consta que tu estilo narrativo siempre me ha gustado. Pero las historias están mucho mejor hilvanadas, o eso creo.

Un abrazo, amigo.

Wolffo dijo...

Bueno, linmer, gracias, por la aclaración y por lo que dices en ella. En fin, es un honor tener lectores como tú. UN abrazo.