miércoles, octubre 22, 2008

No es tu fiesta, Lorna ¡es la de Fants!

¿Quién rompió el hechizo?

La Frontera tiene grandes canciones. Esta es una de mis preferidas. Una canción pop-rockera, con reminiscencias country y algo de los Beatles en su estribillo. Adoro esas guitarras cruzadas y el ritmo y la melodía. En el original dice: "Dime quién rompió el hechizo, luego, te puedes marchar". A mí siempre me ha parecido una pena desperdiciar esta oportunidad de usar un verbo mucho más expresivo, así que yo canto: "dime quién rompió el hechizo, luego te puedes largar".
Desde luego, no hay quien entienda a según que mujeres. Hablo de Lorna, claro. Eternamente Lorna, podríamos decir. Llevamos una semana mosqueados, ¿vale? pero yo insisto, porque lo mío es insistir, como el viento, y reconozco que me pongo pesado, como el viento (el de levante, pongamos), pero es muy fácil detenerme: hazme caso verás cómo paro.
Lorna, ahora, no quiere que hablemos de la Fiesta (party, forever, let the music play on... all night long..., all niiiiiight, aaaaall night looong, all niiight...). Me jode, porque es una historia vieja como el mar. Yo no soy muy de fiestas, pero a veces, me apetecen, no creas, sobre todo si pienso que puedo ir aislándome en pequeños grupos no alcohólicos.
Os cuento.
Me llama Tex Luisarney, un viejo amigo al que le sientan los guantes de cuero como a nadie que yo haya conocido antes ni después, y me dice:
- El jueves, 24 es el cumpleaños de Fants, macho, le damos una fiesta sorpresa, y a tomar por culo. ¿Estás de acuerdo? - a veces me sorprende cómo habla la gente: "le damos una fiesta sorpresa, y a tomar por culo", ¿no es insólito?
A mí no me hacen mucha gracia las fiestas sorpresa, pero le digo a Tex que vale. Así que, según cuelgo, marco el número de Fants, y se pone al primer timbrazo.
- Hola, tío, ¿qué pasa?
- Hola, Fantie, una pregunta, así en abstracto, sin que quiera decir nada, ¿eh? Tú, así, en general, ¿qué opinas de las fiestas sorpresa? ¿te gustan?
- No me digas que me váis a hacer una fiesta sorpresa, porque te corto los huevos...
- No, tío, yo te lo pregunto así, en general... te iba a hacer más preguntas generales, es como una especie de encuesta, ¿qué piensas de los libros con aventuras personalizadas?, esa es otra de las preguntas, la segunda o tercera…
- Ni se te ocurra regalarme una horterada de esas...
- Jaja... no, hombre, no, es que tengo que hacer un trabajo para un cliente nuevo, es una franquicia de esas de fiestas de cumpleaños, ¿sabes? se llama "Japibeibi", jaja, es como pronuncia mucha gente la canción de cumpleaños, ¿te acuerdas? Japibeibi tullú... ¿mola, a que sí?
- Ni fiesta sorpresa ni regalos cursis, te lo advierto. O te opero - resulta que Fants es médico, y sabe que le tengo pavor a los quirófanos, el muy cabrón. ¿Por qué será tan jodidamente listo?
Llamo a Tex.
- Tex, tío, lo sabe.
- ¿Lo sabe? ¿Qué sabe quién? ¿Quién es usted? ¿Por qué me llama? ¿por qué sabe mi nombre?
- (joder) Soy Wolffs, Tex, lo sabe. Lo de la fiesta. Lo del libro.
- ¿Que lo sabe?
- Sí, la fiesta, el libro, todo: nos ha descubierto.
- Se lo has dicho.
- No, yo no he sido, ya lo sabía. Es muy listo
- Se lo has dicho, tío. Siempre haces igual, no soportas la presión. No sé cómo confío en ti...
- Joder, tío, es un puto experto, ha estudiado Métodos de Interrogatorio con la CIA y todo eso, tío, cuando estuvo en América
- Estudió Métodos de Rehabilitación, colega, ¿cómo es que se lo has soltado todo? ¿es que no sabes aguantar la presión?
- Soy débil, Tex, tío, ya lo sabes...
- Vale, pues a la mierda la sorpresa, será una fiesta normal, en mi casa, con borrachos y un montón de regalos inútiles. Que te den por culo, Wolffs - y cuelga, el tío. De nuevo la sodomía, no sé porqué a algunas personas, mi conversación, mi cercanía o mi carácter les inspira el ritual griego. Debo parecer fácil de joder o algo así. En fin.
-.-
He estado liadísimo esta semana. Lorna... es preciosa, es genial, super lista y cariñosa cuando quiere, pero cuando se lo propone, no hace más que fastidiarme con sus cosas, en serio. Vaya semanita que lleva. Sólo porque sé que, una vez en la fiesta, será la mejor mujer del mundo, simpática con todos, sexy con los hombres y cómplice con las mujeres, encantadora conmigo y cariñosa... sólo porque sé eso, no la mando a freír espárragos.
Está preciosa. Se ha puesto una especie de vestido azul y se ha hecho un arreglo en su melena rubia sencillamente maravilloso. Son como unos caracolillos que le caen a lo largo de toda la melena. Caray, qué guapa es Lorna Cor. Y qué guapa se pone, cuando quiere.
-.-
La fiesta es una mierda, la verdad. Tex y Fants son bastante desastrosos organizando fiestas. O sea, las bebidas son buenas, la música, también y la gente es muy correcta; la casa de Tex es grande y es cómoda para fiestas, pero la fiesta en sí resulta tan animada como si la hubiera organizado Pedro Solbes. Estoy en una esquina, con cara aburrida, esperando a que pase algo digno de mención. Hasta ahora no ha pasado nada, por eso no lo he contado. La música está bajita, así que me acerco al equipo y le pego un subidón de esos que despiertan a os vecinos a un kilómetro a la redonda y, al rato, me enciendo un petardito, a ver si me da la risa o algo, porque esto no hay quien lo soporte. Tengo unas bolsitas de maría, y las voy a ir dejando por ahí, medio a la vista, a ver si la gente se agarra un pedillo colectivo y esto empieza a parecer una fiesta, y no una convención de protesistas dentales.
Estoy bastante animado cuando suena el timbre y luego un montón de golpes bestiales en la puerta, alguien impaciente.
Caray, cuatro polis enormes entran en la casa, diciendo que la música está demasiado alta. Fants y Tex tratan de impedirles la entrada alegando derechos constitucionales, pero fracasan. Los derechos constitucionales parecen resbalarles bastante a los cuatro maderos que han irrumpido. Fants advierte que llamará a su abogado mostrando el teléfono y yo, que veo que mi amigo me necesita, subo un poco más la música, le quito el móvil y paso de las palabras a los hechos, lanzándoselo a la cara a un poli.
- ¡Policía asesina! - grito emocionado. Al fin un poco de acción. El poli al que le he lanzado el móvil no encaja bien ni mi lanzamiento ni mi grito revolucionario, así que me escondo tras Fants, que está en forma, y trato de buscar nuevos proyectiles. Lanzo mi cubata, un par de sandwiches de Rodilla y, al fin, encuentro mi arsenal: una hielera repleta de rocks, que lanzo a las fuerzas de ocupación. - ¡Policía asesina! - vuelvo a gritar, esperando enardecer a las masas, pero las masas, tal vez por que no son enardecibles, tal vez por el efecto de la marihuana, están más por sentarse a ver cómo nos zurra la pasma, que por la revolución. Decepcionantes masas...
Así las cosas, la poli, en seguida, se hace con el control de la situación. El que recibió el primer impacto, el móvil de Fants, me inmoviliza con eficiencia germana y el resto empieza a pedir carnets y tal. Descubren la marihuana, la que he distribuido por toda la casa y nos comunican que nos llevan a todos (somos unos 25) a comisaría.
Nos meten en dos furgones separados por sexos. En el de los chicos, la gente me mira y siento que debo decir algo, para que el ánimo no decaiga. Al fin y al cabo, soy el líder natural, el hombre que tomó las riendas, el único que se opuso al atropello policial.
- Chicos, podemos hacerlo. No creáis que estamos tan jodidos… - miradas asombradas. Seguramente, no pueden creer que tenga este valor y esta presencia de ánimo-. Ellos son sólo dos y nosotros 12, sólo por una cuestión numérica...
- Cállate de una puta vez - me dice el desagradecido de Fants. En sus ojos no hay amor. Sólo ira.
- Pero... - intento decir
- Ni pero ni hostias - dice Tex - te callas y a tomar por culo. A veces, aunque la injusticia triunfe, hay que claudicar. Hay que callar. Tal vez no es el momento del líder redentor, así que me callo.
Un momento después, la furgoneta se detiene y se abre el portón trasero.
- Usted - dice el poli- quédese ahí. También, el dueño de la casa... señor Luisarney y el señor Paradise, deben quedarse, el resto, fuera, mi compañero les acompañará al calabozo.
Cierran el portón de la furgo demasiado fuerte, a mi juicio, y nos quedamos Tex, Fants y yo ahí solos. Mis amigos necesitan de mi espíritu animoso para no hundirse en el fango de la desesperación.
- Chicos, tranquilos - les tranquilizo -, os sacaré de esta, no debéis poneros nerviosos. Lo importante es que sigamos una buena estrategia...
- Y una mierda, estrategia - acota Fants. Parece disgustado. Y ese, creedme, no es el camino para solucionar conflictos.
- La puta estrategia - dice Tex – es que te vas a callar en este puto momento. Y si se te ocurre decir una puta palabra más, jodido Wolffs, te arranco la lengua y te la meto por el puto culo, y luego te arranco los jodidos pies y hago lo mismo. Ni una, Wolffs, ni una palabra más, o te voy a dar por el culo y no te va a gustar.
En fin, está visto que no todo el mundo reacciona con mi temple cuando se ve abocado a una situación límite, así que me callo. Al rato, de nuevo la furgoneta se pone en marcha y tras circular unos 5 minutos, se detiene, maniobra y nos vuelven a abrir la puerta, esta vez, a una especie de pasillo largo. El poli de antes nos dice que bajemos y nos escolta a través del pasillo, que es gris y frío como la salida de emergencia de un teatro, o algo así. Fants y Tex parecen realmente cabreados, pero no me atrevo a decir nada. Al final del pasillo, a mano derecha, hay una puerta doble que el poli nos franquea. Entramos en una especie de galería oscura y, de pronto:
- ¡Sorpresa!
Las luces se encienden y ahí está todo el mundo (y unas 50 personas más) en el Teatro Memorabilia, que he alquilado para darles la fiesta sorpresa a Fants y a Tex, porque, aunque no había dicho nada, también era el cumple de Tex.
Me voy corriendo al escenario, porque me esperan mis compis de Los Ciclones y damos un conciertillo enérgico y vigoroso, para animar el cotarro. La gente lo pasa genial y, de vez en cuando, me cruzo con las miradas de Tex y Fants, que me sonríen y me hacen el gesto de "esta me la guardas" y así, fabulosa, pasa la noche.
-.-
Por último: Lorna no sabía nada. Y le fastidiaron unas cuantas cosas de esas que, a veces fastidian a las mujeres:
1. Que se lo ocultara
2. Que no contara con ella para montarlo todo
3. Que no le hubiera avisado de que la cosa era en el Memorabilia, para que se vistiera adecuadamente
4. Que en la fiesta no le hiciera mucho caso
5. Que en su cumple no hubiera montado una igual
6. Que parezco disfrutar más con mis amigotes que con ella
Todo esto molestó a Lorna. Pero chico, qué quieres que te diga, la fiesta estuvo cojonuda. Y eso es lo que cuenta, ¿no?
(Felicidades, Fants; Felicidades, Tex)

23 comentarios:

Wolffo dijo...

Estoy, otra vez, sin conexión a internet. De modo que no voy a poder contestar a los comentarios, pero me he venido a un ciber a subir esto porque creo recordar, de aquellos días, que el 24 era el cumple de Fantie (y de LB)y quería felicitarles. En fin, este sitio es incomodísimo y, francamente, estoy deseando largarme.
Ea.

Fray dijo...

Epoca de cumples, mucho escorpio suelto por aquí (yo incluído).
Impresionante debieron ser los caretos de Fants y Tex.
La mejor fiesta sorpresa jamas contada.

Un Abrazo.

Anónimo dijo...

Muy bien sorprendido, eso te lo reconozco. Y además la fiesta tendría lo suyo, me figuro. MIs felicitaciones a los dos cumplientes. Y a ti te queda poco, que lo sepas...

Wendeling dijo...

Joooo una fiesta, hace tanto que no paso por una...

Por fin, después de problemas varios con el ordenador y el blog, vuelvo a escribir, eso si, por casita nueva. Espero que recuperes también la tuya, porque te he echado de menos.

Besos de una maia con casita nueva.

Anónimo dijo...

gdgd

Anónimo dijo...

FANTASMA PARAÍSO, dijo...

Me levanto y es mi cumpleaños. En realidad mi cumpleaños ha empezado hace al menos una hora, porque Victoria me ha despertado llamando y cuando acudo raudo para ahuyentar a quien pudiera estar perturbando su sueño, lo que me dice al llegar es que la tape. Así: «Que me tapes», como si ella no tuviera manitas. Como es mi cumpleaños y se me supone de buen humor y además Victoria es mi hija, pues la tapo y vuelvo a la cama a esperar a que suene el despertador, porque a esas horas ya no me vuelvo a dormir. Cuando al fin suena, respiro aliviado porque ya no tengo que cabrearme por no poderme dormir sino que me tengo que levantar y comienza mi cumpleaños propiamente dicho. De todos modos, sigo un poco más en la cama porque hoy Diana se va antes que yo, así que dejo que se duche y se vista primero. Además, a mí me gusta mirarla mientras se viste, y es una buena manera de empezar el día. Una vez que se ha puesto la ropa interior emito una especie de gruñido para que sepa que estoy despierto y me felicite. Lo que hace enseguida con un beso.

Ya en la ducha, mi hijo Jaime viene a felicitarme también, y mi buen humor sigue en aumento mientras me enjabono. Después, mientras me afeito, me miro al espejo escrutando signos de envejecimiento repentino por el hecho de cumplir años. Como no quiero encontrarlos, por supuesto no los encuentro, y salgo del cuarto de baño convencido de lo bien que me conservo. ¡Los años no pasan por mí!

Diana hoy tenía prisa, lo que significa que me toca el completo, o sea, llevar a Nacho a la guardería, y después a los otros dos al cole (esto último sí lo hago todas las mañanas). Bien, no pasa nada, es mi cumpleaños y puedo con todo. Por el camino hay algo de atasco, pero yo lo combato con un disco de Carbon/Silicon, el último grupo de Mick Jones, que me gusta bastante. Jaime, con ocho años, tararea algo de las letras: «Good morning is the news, and all of it is good…». Sigue el buen rollo.

Después de dejar a los niños, a las nueve menos diez, resulta que tengo que pasar por casa de mis padres, porque mi padre —que también es médico pero eso no quita para que sea la mar de aprensivo respecto a su salud— está acatarrado y me llamó anoche para que fuera a auscultarle (lo que ya había hecho antes de ayer y estaba bien, pero bueno). Le ausculto y como cabía esperar no hay nada raro. Me regalan unos zapatos que me aprietan un poco, y me voy zumbando a la consulta porque hoy faltaba una de las chicas e iba a haber más follón, así que quería estar pronto. Antes paso por Vait, que me pilla de camino, y compro unos cruasanes y unos torteles para invitar a desayunar, por aquello de que es mi cumpleaños.

Llego a tiempo. Todo parece bajo control. Me felicitan. Desayunamos. Veo a un par de pacientes. Enciendo el ordenador. Abro la traducción del libro de gine que tengo entre manos, para ir haciendo algo entre paciente y paciente. Me llega algún mensaje de felicitación. Recibo una temida llamada: es de otra empresa de traducción para que les traduzca unos documentos para el martes. Maldigo un poco porque bastante tengo con lo del libro, pero digo que sí, y cuando me la envían, la abro en el ordenador para ver si hago algo entre paciente y paciente. Después caigo en la cuenta de que mañana es día 25 y tengo que mandar la facturación al Colegio de Abogados, así que abro el Excel para ultimarla (sí, entre paciente y paciente). En esto me llega otro mensaje que me hace especial ilusión. ¡Coño, es Wolffo felicitándome y me sugiere que lea su blog! Vale, abro el blog, pero cuando comienzo a leer, la enfermera entra a decirme que tengo a un paciente esperando, así que interrumpo para leerlo luego con tranquilidad. Cuando vuelvo al despacho y miro la pantalla caigo en la cuenta de todos los documentos que tengo abiertos a medias y me digo a mí mismo que entre unos y otros quizá pueda ver a algún paciente. No sé. Bueno, es mi cumpleaños y vuelvo al blog de Wolffo. Leo la historia y me encanta, me parto de la risa y le agradezco inesperado regalo. En realidad pienso agradecérselo después por escrito, porque ahora no tengo tiempo. Entonces me suena el móvil… ¡y es Borja que llama para felicitarme! Charlo un rato con él y le cuento que, qué casualidad, estaba leyendo a Jordi en ese momento. Mientras hablamos escucho que tengo una llamada entrante, aunque no interrumpo para responder, primero porque no sé hacerlo, y segundo porque me parece una grosería. Cuando cuelgo veo que me han dejado un mensaje… ¡y se trata de LB, o sea, el mismísimo Tex Luisarney de la historia! Le llamo inmediatamente y le cuento todas mis coincidencias. Al colgar sufro una especie de colapso temporal debido a estas coincidencias encadenadas, y me pregunto si en lugar de cumplir los que cumplo estoy cumpliendo quince o dieciséis años. Me quedo muy contento de saber que tengo quince años, aunque luego entro en una especie de incompatibilidad con mi edad y me pregunto qué hago yo, con quince años, con una bata blanca de médico y un montón de documentos abiertos en la fila de debajo de la pantalla de mi ordenador. La confusión se acrecienta cuando veo una foto de mis tres hijos pequeños y me horrorizo al saber que tengo quince años y tres hijos. Al final decido que no quiero tener quince años y, mal que me pese, me quedo con los que tengo.

La mañana discurre rápida y como por la tarde no tengo consulta, a las 2 y cuarto salgo corriendo. Antes de ir a casa paso por Jumbo —que ahora se llama Alcampo— y compro algunas cosas para mañana por la noche que vienen a casa unos cuantos amigos. No nos engañemos: todo lo que compro son bebidas y chorradas de aperitivos, porque sé que de la cena propiamente dicha se encargará Diana.

Al fin llego a casa. Tengo un montón que traducir. La chica me regala una botella de vino. Nacho no quiere dormirse la siesta. Voy al ordenador y de nuevo despliego traducciones y el blog de Wolffo. Leo otra vez la historia. Me vuelvo a reír. Agradezco que la canción sea de La Frontera, que me gustan bastante, y la escucho. Me gusta. Me llama mi suegra para felicitarme. Me anima a que le indique un regalo, pero a mí me da bastante corte lo de pedir regalos, así que le digo que lo que ella quiera. Aunque sé que si no le digo el título de algún libro, lo que ella quiera será una camisa, pero bueno, no importa. Después pienso que debería trabajar un poco, y enseguida cambio de idea… ¡Pero, qué coño, es mi cumpleaños y tengo que contestar a Wolffo!

Anónimo dijo...

fants y los pacientes? jajaja, me he agotado solo de leerte. Cuantas cosas.

se nota que tienes 15 años.

Felicidades.

Anónimo dijo...

Gracias, George, por haberme hecho reir en una mañana horrible, con lluvia, un montón de viento y mis clases más odiadas.

Espero que tengas pronto conexión a internet, porque te echo muchísimo de menos.

Besos

Anónimo dijo...

Yo también te echo de menos, aunque no con tanto apasionamiento como Kotts, sino más bien con una echadademenos más madura y responsable. COm más poso, más enjundia, no sé si me explico.

Wolffo dijo...

Wolffo, tío, deja de quejarte y no invadas los comentarios también. Puto afán de protagonismo...

Es verdad, Fray, que eras noviembrero tú también, ¿verdad? ¿Has visto que ha aparecido por aquí una vieja amiga tuya? Era rural y era bruja, pero ahora, en lugar de Pickles, se llama Amanda. Tienes su enlace en los coemntarios al post anterior. Abrazo, hermano.

No, jodas, Buch, ¿me queda poco? o voy a extenderme en contestar a este comentario, que es como por cumplir, prefiero comentar el otro, que es más gracioso.

Wen!, qué alegría, hacía unos meses que no nos veíamos. ¿Tienes casa nueva? pasaré a verla en cuanto me centre. Un beso, niña.

Anónimo, 1, no entiendo eso de "gdgd", debe ser una onomatopeya o algo así, pero no lo cazo.

Fantie... esos cumples están muy requetebien, hombre, aunque a mí nunca me tocan así, porque ya sabes, mi cumple es fiesta nacional. Ahora, que me parece que debes abrir tu propio blog, te lo digo en serio. Si te da pereza podrías llamarlo "El Eco (contestando con sentido común a las mamarrachadas de Wolffo)" y sería bello e instructivo. Aunque yo, te lo juro, encantado de que me perores aquí, es todo un honor. En fin, colega, felicidades otra vez. Sin amor, eso sí.

Anónimo 3, estoy contigo, es agotador que a sus años, haga tantas cosas. Un día le da un síncope o algo.

Kotts, caray, de nada, sureña, un placer y una medallita que me cuelgo por hacerte de reí. En fin, ya estoy conectado otra vez, y yo también te echo de menos a ti y me encanta que lo digas porque Buch se pone muy celoso y eso saca lo mejor de él.

Buch, el poso y la enjundia son palabras muy bellas que se las oigo decir a José Sazatornil, el gran Saza, en cualquier película y a ti, derribado por el Dyc, a las 8 de la mañana, con los pies descalzos sobre la mesa y discutiendo ambos si era mejor Kempes o Jose María, descontando el que uno fuera un melenas y el otro calvo, hablo de fútbol, tío.

Anónimo dijo...

Buch, no te pongas celoso que tú también tienes tu parcelita en mi corazón.

Oye, ¿le montamos una fiesta sorpresa a Wolffo?

Wolffo dijo...

Siempre tengo dudas sobre si contestar a los comentarios en los que, expresamente, nadie se dirige a mí. Entonces, ¿qué hago escribiendo este comentario?
Interesante, psicológicamente...

Anónimo dijo...

YA, Kott, y está muy bien, pero lo que yo quiero es conservar o acaso ampliar mi parcelita, y expropiar la de Wolffo.

Anónimo dijo...

buch, eso parece una declaración de amor...

lectora de comentarios

Anónimo dijo...

wolffo defiende tu parcelita que te expropian.

Wolffo dijo...

Decididamente, y esto se convierte en política, no en contingencia, dejo de hacer el ridi contestando a comentarios que no me aluden.
En cuanto al tuyo, Anónimo, no estoy en el negocio del suelo en propiedad, prefiero los de libre circulación. Gracias por interesarte, no obstante.

Wolffo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Wolfillo, yo nunca te pondría en situación de hacer el ridi, y menos en tu blog. Sólo quiero decir que cada uno tenéis vuestros correspondientes lugares en mi corazón. Lo que nunca me sacaréis ni bajo tortura (por lo menos aquí, públicamente) es cuál es la mejor parcela, la más grande o la mejor situada.

Un beso a los dos.

Wolffo dijo...

No mientas, Kotts, reconoce que tu objetivo en vida es martirizarme y torturarme y hacerme la vida imposible porque, oh, caramba, en realidad soy latifundista único, lo mío es una finca, y las parcelitas de los demás apenas dan para construir un chamicito... Y lo que te da rabia es saber que nada ni nadie puede cambiar esa situación, porque soy irremediablemente adorable.

Anónimo dijo...

Pues tienes razón, qué narices. Lo reconozco públicamente, y que sea lo que Dios quiera.

Wolffo dijo...

Sea, pues.

Anónimo dijo...

Menuda fiesta, ¡tú si que sabes! Aunque debo añadir que la pose esa de hippie-anarco-antisistema fumador de hierba no te va nada.

Wolffo dijo...

Ey, eh... ¿"que la pose esa de hippie-anarco-antisistema" no ne va?, eso es que no me conoces tan bien como crees. Porque soy, en esencia, y en totalidad, eso exactamente. No hay más que verme, jeje.
Bueno, si cuela, cuela, y si no, a letras.
Abrazo, lin.