martes, octubre 14, 2008

Heliodoro Gassman. Ejemplo y obviedad (aunque esta no es su historia, sino la mía)


La sala se llena poco a poco y a uno, en estas, siempre le entra la duda: ¿es por el homenaje al hombre o por el homenaje que, en su nombre, nos vamos a dar con el solomillo? Sea como fuere, la gente, elegantemente ataviada, va llenando la sala y el leve murmullo apagado y respetuoso de las primeras voces empieza, sin solución de continuidad, a convertirse en un estruendo irrespetuoso y maleducado y se oyen, un poco más altos de lo necesario, los primeros “su puta madre”, “mierda” o “no jodas…”, expresiones que no suelen gustar nada a Riggs, ni siquiera cuando está de buenas.
No me he presentado. Soy Palomo Baeza, para servirle a usted y a España. Fui torero, y mis detractores más agudos y crueles me llamaban el Frenazo, apodo que tenía la virtud de aunar mi peor defecto en la lidia (propensión a detenerme antes de llegar al arrime excesivo) y una ridiculización un tanto infantil de mi nombre de pila. No fui yo quien llamó palomino a la mancha en el calzoncillo proveniente de una mala limpia, la popular zurraspa o el menos famoso (pero más descriptivo) frenazo, ni seré yo quien intente erradicar esa acepción, pero sí soy de los que más alto y con más vehemencia protestan por ello. Me corté la coleta por hartazgo, puro hartazgo. Acabé harto, más que harto, de los pelmazos taurinos: los aficionados que usan la jerga, los periodistas cultivados y sabelotodos, los escritores y artistas pedantorros y de la cantidad de berzas que, en general, viven alrededor de un torero. Y no me refiero a mi cuadrilla, que soportaba estoicamente la ola de idiotez que nos golpeaba cada vez que se acercaba un festejo, sino… bueno, a eso, a los berzas que se apuntan.
Eso y lo afeminado que me resultaba todo en la fiesta. Las zapatillitas esas, ¿os habéis fijado? Y los calcetines… y las mallas. La chaquetita… ¿alguien defiende la chaquetilla esa? La cosa del moño, las poses, los colores, lo del paseíllo. Todo eso, vivido desde dentro, cuando eres el centro de todo eso, digo, es deprimente, si lo piensas un poco.
Me abrió los ojos Rigoberto Romulillo, uno de los mejores mozos de espadas que he tenido. Bueno, no hace falta demasiada ciencia para ser un mozo de espadas, me refiero a que era una de las mejores personas que ha trabajado conmigo, en su caso como mozo de espadas. Un día le pillé leyendo. A pesar de lo que os cuenten por ahí, el mundo del toreo es un mundo analfabeto. No creas que porque Hemingway viniera a vernos, o porque tres escritorzuelos sean aficionados, es este un mundo “culto”. Qué va, colega, más bien, es un mundo “oculto”. Permanece agazapado a cualquier clase de saber, a salvo de los peligros del cultivo intelectual, esquivo a los rayos de la ciencia, impermeable a cualquier saber que no sea la propia leyenda de los toros. Harto acabé, no sé si lo he dicho. En fin, te contaba, Wolffs, querido, que un día pillé leyendo a Riggs, como yo llamaba a Rigoberto. No es pereza mental, es la expresión exacta. Le pillé. Escondió la libreta que llevaba bajo un ejemplar de Lidia y Leyenda, una de las publicaciones más memas de este memo mundo. Es triste que alguien pretenda leer esa basura y ocultar cualquier otra cosa que sería, de seguro, mucho mejor para su espíritu. En su caso, eran apuntes.
- ¿Estás estudiando algo?
- Sí, maestro – me dice el pobre- estudio Relaciones Públicas.
- ¿Y eso? ¿No te gusta tu trabajo? – ganaba sus buenos duros y tampoco hacía gran cosa, la verdad
- Con todos los respetos, maestro, no es que no me guste este trabajo: no es demasiado exigente, y conozco a un montón de gente, pero no me imagino haciendo este trabajo toda mi vida. No me gusta decir que soy “mozo de espadas” ni que soy “de la cuadrilla” de nadie. ¿Me entiende usted, maestro?
- Claro, Riggs, macho, como que te dará cien patadas llamarme maestro, ¿no? - calló diplomáticamente - Y dime, ¿qué estudias en eso?
- La parte que me interesa es la organización de fiestas y eso… lo que ahora llaman “eventos”. Con la de gente que estoy conociendo… pero no se lo diga a nadie, ¿de acuerdo? No quiero molestar a nadie…
Riggs lo sabía. Sabía que sus compañeros se tomarían a mal que él despreciase ser de la cuadrilla de una figura del toreo. Pero estudió y estudió y al final de aquella temporada, dejó la cuadrilla. Nos habíamos hecho amigos (éramos de edad parecida) y mantuvimos cierto contacto. Le dejé algo de pasta para montar su empresa, Yo Lo Monto RRPP, que pronto se convirtió en una de las punteras del sector. Riggs había hecho un gran trabajo mientras era mozo de espadas, coleccionó un montón de teléfonos y supo hacerse amigo de muchísima gente y me devolvió mi dinero al año exacto de habérselo dejado, y como no acepté que me pagara intereses, me regaló una Harley Davidson.
Dos temporadas después, harto de la cosa, cuando triunfaba tanto que era aburridísimo torear, dejé los toros, en mitad de una corrida. El caso es que le miré a la cara en los primeros lances de la corrida. De repente, me dio cantidad de pena el toro. Estaba precioso, era enorme y, la verdad, la perspectiva de matarlo, me pareció terrible. Así que me piré del ruedo y, sin decir esta boca es mía, me fui del coso, de la ciudad y volvía a casa. Recogí mis cosas y me largué a Italia; alquilé una Fiat Ducato y me pasé un mes y medio recorriendo la bota de punta a punta; volví a Madrid en tren, vendí mi finca, mi casa y llamé a Riggs para pedirle curro.
- Claro que no necesito el dinero, tío, pero necesito un trabajo de verdad, ¿por qué no me enseñas el negocio? Puedo empezar desde abajo, tío… no me importa, en serio.
Pero carajo, sí que importaba, Wolffo, tío. Es un coñazo cuando no sabes nada y todo el mundo sabe lo que hay que hacer menos tú. Así que hablé con él y le dije que seguía queriendo trabajar, pero que olvidáramos todo ese asunto de empezar desde abajo. Si era posible empezar desde arriba, y luego permanecer en todo lo alto, sinceramente, lo prefería. Y aquí es en donde estoy ahora. Soy consejero de Yo Lo Monto RRPP, tengo un bonito despacho para ir un ratito un par de veces por semana. No hago gran cosa pero, de vez en cuando, presento un libro, una peli, una colonia, un acto de lo que sea, da igual, porque consigo que el acto se llene de curiosos y periodistas y Yo Lo Monto RRPP y yo mismo nos embolsamos una buena cantidad.
Es un curro de mierda, si lo piensas, pero el truco consiste en no pensarlo. Como en los toros: mientras no mires a la cara al toro, todo funciona. En cuanto le miras, Wolffo, te mueres de pena y no quieres seguir. Yo ahora no pienso demasiado en para qué asuntos vendo mi nombre.
Hoy vamos a presentar la biografía novelada de Heliodoro Gassman. Es todo falso, tanto la biografía como el propio Heliodoro que, para empezar, se llama Pancracio. Heliodoro tenía un blog llamado “A todo Gass” donde contaba la historia, absolutamente falsa, de su ascenso a lo más alto merced a los gases que emanaba: ventosidades, eructos y olor de pies le habían llevado a la cima del mundo. El blog era graciosillo, pero nada más. Estaba tan mal escrito como el libro que voy a presentar hoy, pero en Internet triunfó porque grababa sus hazañas en video (sus pedos y sus eructos en lugares públicos; autobús, Hacienda, Inem… O se descalzaba en el Metro y grababa, con cámara oculta, la reacción de la gente) y los subía a YouTube.
Cuando me presentaron a Heliodoro me pareció un cretino de los pies a la cabeza. Incluso me pareció que todo ese asunto no era idea suya, parecía demasiado gilipollas como para tramar todo esto. Esto era obra de alguien más listo. Alguien que se las sabe todas. En fin.
El acto empezó con unas palabras del presidente de la editorial Satélite. Estuvo breve, brillante y condescendiente. Bravo por él. Luego salió al escenario una especie de imitador de Emilio Aragón en sus tiempos de payasete para hacer un monólogo. Odio los monólogos todo o que se puede odiar un género artístico (si es que lo es), así que me fui a hacer pis. Cuando volví, en la mejor tradición monologuera hispana del one man show, el público era enardecido por unos tacos dichos con soltura e inexactitud léxica. Te juro, Wolffo, que me tocan los cojones los monólogos de una manera… ni los buenos me gustan.
Me tocaba a mí.
- Buenas noches, señoras y señores. Estamos aquí para presentar un libro lleno de cosas que no suelen tener los libros: ruidos y olores. Así que no les diré que preparen sus oídos para una lectura singularmente acertada y entonada, sino les pregunto ¿tienen todos caretas antigás? – risas de un público que, si se ha reído del monologuero, se ríe de cualquier cosa, no tiene gran mérito.
Entonces miro a Riggs y su sonrisa satisfecha y lo entiendo todo. Es obra suya. Cansado de organizar las bobadas de otros, ha montado todo esto desde el principio. Él es Heliodoro Gassman. Es el “evento integral”, una comedia, una pantomima de la cruz a la raya. La nada absoluta. Y sonríe. Y, como me pasó hace unos años, Wolffs, no me apeteció matar ese toro en cuanto lo miré a los ojos. Volví a hablar:
– Sí, amigos, caretas antigás: Porque hoy la van a necesitar… - dije antes de largarme – Porque, sencillamente, esta noche… todo apesta.
La gente se mueve incómoda en sus mesas. A alguno, que no se entera, se le escapa una risa extemporánea. Riggs se da cuenta y se tapa la cara con las manos pero el que llora no es él, Wolffo, el que llora, mientras se larga de allí sin poder decir una palabra más, es Palomo Baeza, El Frenazo, las piernas temblando y el rostro bañado en lágrimas de incomprensión.

26 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta tu historia y me gusta el personaje y ya te dije que últimamente te leo cosas que me gustan bastante. El Frenazo resulta íntegro y entrañable, o al revés. Y me gusta la historia a pesar de tus detalles escatológicos que a ti te los perdono y a Bukowsky también (y ya sé que no soportas al viejo Hank, de hecho lo pongo para pincharte). Y me gusta a pesar de que no me gusten los toros.

Claro, que si me gustan las historias de toreros de Hemingway, ya que lo mencionas, y ahora que lo pienso me viene a la cabeza el «Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías», de Lorca, que también me gusta. Así que, no sé, quizá lo que no me guste sean los toreros en el «Hola». Ni el «Hola».

Recuerdo ir de pequeño al Museo de Cera (tan morboso de por sí) y ver una recreación de un toro que le metía un cuerno en el ojo a un tal Granero (creo)... ¡Joder! ¡Eso es morbo y lo demás son tonterías! Aunque el toreo es lo que tiene, que de ahí pasamos al vídeo en prime time de Paquirri desangrándose.

No estaban mal los carteles anunciando a Belmonte: «Hoy puede ser la última tarde que vea torear a Juan Belmonte». De tanto que se arrimaba, el tío.

En fin, sigo traduciendo. Lo que me recuerda que también me gusta cuando los guiris dicen «toreador».

Andaya dijo...

De dónde leches te sacarás tú los nombres de tus personajes?, los vistes de las miserias humanas más expuestas- cruel que eres, jodío-.y no conforme, los nominas con lo más "selecto" del santoral.
Y no se cómo lo haces, pero con miserias escatológicas y nombres de españa profunda incluídos... siempre me haces pensar y sonreir.

Anónimo dijo...

me he saltado un montón de letras y palabras que me sobraban, es que yo con el toreo no puedo....

Wolffo dijo...

Hey, Phant, gracias por el principio. en realidad, no es que no soporte a Bukowsky (aunque, por discutir, alguna vez lo haya escrito) detesto la banalización de Bukowski, su reducción al pedo y los tacos. A mí tampoco me gustan los toros, ni los pederastas, ni los ladrones, pero las historias sobre ladrones o pederastas a veces me gustan muchísimo. Dime que no disfrutas con una buena peli de robos... ¿Sabes algo? Yo nunca he ido al Museo de Cera. Y no creo que vaya. El caso es que cada vez que en un periódico, o en la tele, daban la típica noticia chorra de que a fulanito le habían hecho su sosias de cera, las veía tan malas, tan poco atractivas que pensaba que ir al MC era terrorífico, pero no de miedo, sino de puro repelús por las malas obras. ¿Mola el libro que traduces? ¿Está bien la historia? ¿O es sobre incontinencia, dentaduras postizas o o algo de eso? Abrazo, tchoureadour.

Andie, no los saco yo, son sus padres los responsables, yo me limito a decirlos en voz alta. Soy un mero instrumento de la historia, querida, no soy el culpable de ella: soy su víctima. Beso va.

En cuanto a ti, comentarista sin nombre, déjame tirarte de las orejas: no se "saltan" letras y palabras, y si se hace, no se dice. Es mejor una buena mentira que una verdad de mierda, en serio. Y no sobra ni una palabra. Es mi historia y estas son sus palabras, ni una más ni una menos. Puede no gustarte (algo inaudito), pero ¡caray...!, creo que no voy a escuchar tus recomendaciones sobre lo que sobra o lo que falta. ¡Malapersona!

Anónimo dijo...

"LA verdad te lleva a todas partes, pero das cada rodeo..." Leí una vez. Oye me alegro mucho de que se te puedan decir las cositas aquí, porque esto era nuestra salita, y, vale, ha estado de obras o ventilándose, pero ya estábamos todos apiñados en la puerta cpmp se hace el día de las rebajas delante de los grandes almacenes. (POr cierto que injustamente tragada por el olvido ha sido la película protagonizada por Jerry Lewis; "Lío en los grandes almacenes) El post es un poco diferente a lo que sueles hacer tu, aunque igualmente interesante y divertido. Diferente, sí. NO se muy bien en qué. Eso también te lo dije. Un poco más no sé. Ahora, te encantan las historias de peos y te sigues riendo con un buen olor de pies. En eso no eres como yo, que soy como más responsable y maduro. Y tu en cambio más tipo chisgarabís. ¿no?
Muchos besos.
EL blues me gustó. Es diferente.

Wolffo dijo...

Estaba yo pensando, Buch, que diferente es algo que la gente dice en plan "es diferente" como halago, como distinción, más bien. Vale, lo admito, pero si vas al fondo: Leonardo Dantés, Leticia Sabater... son también diferentes. y, de algún modo, distinguidos en su cutrez. La de JL que dices no la visto, pero es que a mí, mucha gracia, no me hacía el chavalote. Yo soy más de uno que se hace llamar Buch y que es super gracioso. Léele y verás. Vaya, carajo, así que el blues es ¿diferente?
¿Cuando vienes a por tu ampli?

Anónimo dijo...

PEro te hice una crítica completa y detallada en Wolffo mail. ¿NO la recibiste?
Creo que definitivamente iré la semana que viene, semana en la que no te lo pagaré aun, pero si que a la siguiente de la siguiente.

Wolffo dijo...

Sí que la recibí (gracias, por cierto), solo era por dar por culo un poco.
Está aquí, guardadito, en su cajita, con su plastiquito y su pedalito, pensando que qué ha de hacer para que alguien le haga caso, a él, que tan bien suena...
Venga chorbo, dale.

Anónimo dijo...

Me parece que Palomo Baeza es demasiado sensible. Tampoco la cosa era como para salir con "las piernas temblando y el rostro bañado en lágrimas de incomprensión". Pero, en fin, cada uno tiene su mal día con todo derecho.

Por cierto, a cuento del post anterior, me acabo de enterar que algunas personas sufren un episodio de amnesia después de las relaciones sexuales (http://www.20minutos.es/noticia/420208/0/sexo/). Palabrita del niño Jesus. Díselo a Lorna, que así resultará más comprensiva.

Anónimo dijo...

El museo de cera es un horror. Pero uno de pequeño hace cosas tremendas y atroces (sin que luego tenga que traumatizarse ni nada, eso sí). Y claro que me gusta una buena peli de ladrones, como dices. Es más, confieso que me encantan las de asesinos en serie. Y lo que es peor, no sólo en la ficción sino en la realidad. Desde Jack el Destripador al Carnicero de Milwaukee; no sé, tienen algo... Y Caradecuero me parece un personaje entrañable, le tengo hasta cariño, ya ves tú.

Con lo que no puedo, y que tú también mencionas, es con los pederastas. Quizá sea por tener niños muy pequeños, pero no aguanto una peli ni un libro sobre ello. Me pone un mal rollo tremendo. Y ya te digo que puedo “pasarlo bien” con un colgado persiguiendo universitarios motosierra en mano, pero lo otro...

Por supuesto, que no me gusten los toros o cualquier otra cosa, no quita para que una historia sobre toreros no pueda parecerme genial. Sin embargo, qué fácil es confundir realidad y ficción, ¿verdad? Me viene a la cabeza cuando desde el Instituto de la Mujer (u organismo similar) denunciaron a un escritor olvidado y olvidable por «hacer apología de la violación»... ¡en una novela de ficción! No sé si te acuerdas pero se organizó un pequeño revuelo, que por supuesto sólo sirvió para dar publicidad al libro.

Me acuerdo también de dos chicas a las que detuvieron por cargarse a una compañera de clase, y en el periódico, el periodista añadía muy serio que en casa de una de ellas habían encontrado «novelas de Stephen King, H. P. Lovecraft y Ann Rice»... Tras constatar que en mi propia librería existían también tales pruebas incriminatorias, a punto estuve de quemarlas para evitar la cárcel.

Y uniendo censura e instintos básicos, la última parida con lo del «Diario de una Ninfómana», que van y prohíben el cartel porque sale una chica con la mano dentro de sus bragas... ¡Pero cómo les gusta prohibir a los políticos! Y eso que la distribuidora hasta propuso quitar la foto y dejar sólo el título, pero lo de ninfómana no podía ser. Sonroja un poco ante tanto «Diario de un Asesino en Serie», y carteles que muestran cabezas cortadas o tipos con una «blackandecker» en la boca.

Te dejo. Antes, y contestando a tu pregunta, te diré que el libro que estoy traduciendo es interesante según se mire. A ver, si te contara que va sobre mujeres quizá te lo parezca. Y es rigurosamente cierto, aunque no es una novela de Gala ni un guión de Almodóvar. Pero hay mujeres a tope. Monotema, vamos. Y además hay sexo, mucho sexo. Y nada de insinuaciones y medias palabras: sexo puro y duro. Sexo sin ambages y en todo su esplendor, describiendo hasta la última de sus medidas y recovecos. Y no, no sale Linda Lovelace. El libro, en fin, es un Tratado de Ginecología. Concretamente de ecografía en gine. Vale.

Abrazos ultrasónicos.

Wolffo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Wolffo dijo...

Hey, Kotts, ¿no te lo parece? porque yo sí que creo que era como para eso. Por lo menos, fijate lo que te digo. Acaba de caérsele el mundo por segunda vez. Otra cosa es que te parezca exagerado describirlo así, pero de eso el pobre Palomo no tiene la culpa: es solo culpa del cronista.
Seguiría el enlace si no estuviera tan indolente vago as I am now, pero es que no entiendo la cosa esa de que tantas personas inteligentes (como tú, o Guisantilla) tenéis con ese libelillo de tres al cuarto que es el 20 minutos de las narices, que no se llama así por lo que se tarda en leerlo, sino que es lo que tardan en documentarse para hacer todo el periódico. Odio esa cosa, así que me limito a creerte, porque te quiero, pero no seguiré tu enlace, porque no te quiero tanto...
Un beso, niña.

Fantie, macho, tienes razón en muchas cosas. Que yo sepa: en lo horroroso del museo de cera, en que no hay que traumatizarse por muchas cosas y en lo de las pelis de asesinos en serie. En otras, seguramente tendrás razón, porque eres más listo que yo, pero no estoy de acuerdo. No me parece peor un pederasta que una asesino en serie, ni siento mayor antipatía por uno que por otro.
Tienes razón en lo de lo pelmas que se ponen esos organismos de mujeres: son insoportables y cada vez que ponen el ojo en algo es para cagarla con su tontería. Y los periodistas (la mayoría), les dan bolilla. Lo gracioso de estos periodistas analfabetos es que luego invitan al Dioni a sus programas (un vulgar ladrón, medio gilipollas, además) y encima le ríen las gracietas.
No sabía lo del Diario... pero me parece una memez, claro, el mundo está lleno de majaderos con poder para fastidiar.
Por último, y suscitando un nuevo tema de debate, al hilo del libro que traduces, y apelando a tu autoridad en el asunto: he oído mencionar a científicos de primer orden, que lo que pasa con muchas mujeres (y eso explica su rarísimo comportamiento) es que un trocito de cerebro se les despega de la cabeza y se aloja en algún lugar remoto de la vagina, al que sólo se accede con el miembro masculino en estado de completa y vibrante erección: ¿es cierto, o es un mito?
Ardo en deseos de leer tu respuesta y otras opiniones al respecto.

Anónimo dijo...

jajaja. por un momento, leyendo el final de tu comentario, he pensado...

-ven y tocame el trocito de cerebro ese del que hablas.

Anónimo dijo...

No, yo no creo que los pederastas sean mejores ni peores que los asesinos en serie. En realidad me parece peor que te maten a que te violen. Y si me dieran a elegir escogería lo segundo aunque el sujeto fuese un negro de la NBA. Y más te digo, entre que violen a un hijo mío o le maten, también me quedo con la violación.

Veo el asesinato como un delito claramente más grave, por lo cual ni siquiera creo conveniente que la pena por estos delitos sexuales sea la cárcel de por vida, porque si hiciéramos eso ¿qué queda para los asesinos?, ¿la pena de muerte? Y de esto último estoy decididamente en contra. Tampoco creo que haya que castrarles ni mantenerles en prisión por el hecho de que muchos reincidan...

El deseo sexual y los resortes que lo disparan en cada persona es algo muchas veces incomprensible. Por eso, llevándolo hasta las últimas consecuencias, casi me da pena el que ciertas personas sólo logren la excitación sexual con niños. Me da pena, digo, porque el impulso sexual tiene una fuerza muy grande y no es posible evitar sentir lo que cada uno siente. Aunque sí hacer lo que cada uno hace.

Dicho todo lo anterior, no exculpo ni media a los sujetos que abusan de menores. Me parece repugnante y no me vale que se les considere enfermos. Y lo digo como médico, porque aun admitiendo que su coco no vaya por los cauces normales eso no es excusa. Y evidentemente saben que están dañando a alguien. Y ese alguien es un niño. Tampoco está bien la cabeza del tipo que coge un hacha y se carga a su vecino, ¿no?

Y ahora, volviendo al terreno de la ficción, lo que sí mantengo es que me gustan las pelis de asesinos en serie y que no soporto las relacionadas con malos tratos a niños. Sin entrar en quien es “más malo”; es porque me da mal rollo y no me apetece verlo. Seré un fantasmas sensible, yo que sé.

He dejado para el final tu gran duda existencial. Lamento comunicarte que mis noticias no son demasiado halagüeñas. Como experto circunstancial (dada la traducción que estoy haciendo) en transductores vaginales, te diré que hasta la fecha no se ha descubierto tejido cerebral en la vagina humana. No obstante, tus métodos de exploración con penes erectos no parecen demasiado fiables, por la ausencia de transmisión de imágenes que tal método conlleva (a menos, quizá, que hablemos de penes biónicos o de cyberpenes).

La ecografía, mediante la inserción de sonda vaginal, tampoco ha permitido ver nada de lo que dices. Aunque no desesperes, como sin duda sabrás el sistema de un ecógrafo es similar al de un radar, aunque con ondas de sonido en lugar de electromagnéticas. O sea, que con mayor precisión, es como un sonar. Te lo digo, porque también metieron un submarino equipado con sonar en el Lago Ness que recorrió las profundidades y no encontró nada, y sin embargo yo no pierdo la esperanza de que el viejo Nessie ande por ahí escondido.

De todos modos, y sin querer desanimarte, jamás escuché decir de una mujer que “piensa con el coño”. Y por el contrario, y a mi pesar, sí he oído infinidad de veces lo de que los tíos “pensamos con la polla”. ¿Nuevo debate?

Abrazos de ultratumba

Anónimo dijo...

A mí lo que me pasa es que durante la semana no me da tiempo a casi nada. Entonces sólo puedo leer cosas los viernes, ver la tele los viernes ("El comisario"), escribir chorradas los viernes e ir a pescar los viernes, si bien esto último hace tiempo que no lo hago. Quiero decir con esto que soy consciente de que tu generosidad visitando y comentando mis peroratas no es correspondida equitativamente por mi parte visitando y comentando las tuyas, pero prometo hacer un esfuerzo, eso sí, siempre bajo la promesa y la premisa de no caer en la obligación rutinaria de corresponderse entre bloggers. Nosotros estamos muy por encima de eso. Nosotros somos leyendas vivas de la palabra. Nosotros solitos sacamos adelante publicaciones míticas como "Q+K" y "Sólo furbo pa reí" (o algo así). Nosotros no somos bloggers, hermano, nosotros ante todo somos seres humanos (esta última frase léase llorando).
Así que desde aquí recibe un abrazo, un saludo, un toque de admiración y otro de gratitud. Y un tercero de nihilismo, que nunca supe bien lo que quiere decir.
(Mi próximo comentario será eso, un comentario, porque esto la verdad es que te lo podía haber enviado por mail. Pero no tenía sello)
Abrazos, George.

Wolffo dijo...

Vaya, yomisma, con gusto lo haría, pero tienes que ponerte un poco más a tiro...

Fants, colega, ya, ya, lo entiendo, a mí me pasa algo parecido, lo que pasa es que no suelo tener debilidad por los asesinos en serie en las pelis y sí, sin embargo, por los ladrones. Y eso que a veces son malísimos y matan como burros pa robar, que digo yo que a lo mejor no hacía falta.
En fin, bienaventurados los que creen sin haber visto, porque va a resultar que ese bonito dicho que decíamos de pequeños, haciendo alusión a que con tal de meterla, valía cualquier orificio, ese bonito "la picha es ciega" va a ser, además de bonito y profundo, verdad.
Es verdad que no existen precedentes de mujeres que piensen con el coño, pero mi teoría era bonita y, reconócelo, aunque te cueste, científicamente solvente. Vale, las ecocgrafías no son demasiado fiables (¿quién coño ve al bebé en las ecografías?) así que abre tu mente, hombre, y dale cabida entre tus pensamientos academicistas, a la esperanza fulgurante y libre: al fin y al cabo, ¿no sería bello encontrar a la mujer que pensara de esa manera?

Joe, amigo, ¡alabados sean los ojos que te leen! Bueno olvida esas normas de netiqueta y ven cuando se te ponga en la punta de la voluntad, o puntalnabo, exactamente como hago yo con tu bitácora: ahora voy más porque acabo de descubrirla, pero soy inconstante, así que no te preocupes por ello. NI te lo plantees, en serio. Es cierto, Joe, que fuimos pilares del periodismo humorístico de los 90 (y yo no olvido el original "Tómbola", era un tiro de programa).
Lloremos abrazados, sí, dándonos viriles palmoteos en la espalda y seamos libres y sobre todo, como has dicho tú, y muy bien dicho, me cago en diez, seamos seres humanos.
Caray, qué emmoción...

Anónimo dijo...

George, leo cada día un montón de periódicos on line, y es verdad que de vez en cuando echo un vistazo a 20 minutos, que a veces me ha proporcionado temas curiosos para un post. No nos negarás a la Princesa y a mí el derecho a tener nuestras manías, ¿verdad? Yo no he dejado de hablarte porque no te guste el queso, por ejemplo.

Un beso.

Aprovecho para decirle a Buch que yo sí recuerdo "Lío en los grandes almacenes" y otras películas de JL. También que me reía mucho con ellas, pero es que entonces no tendría más de 12 años. Supongo que eso tiene algo que ver.

Wolffo dijo...

Por supuesto que no te niego el derecho a tus manías, pero me interesa el comportamiento enfermizo: ¿por qué lees "cada día un montón de periódicos on line"? ¿Crees que eso es bueno para tu cerebro, o para tu cutis?
Hazme caso, Kotts, confía en mi mayor experiencia, soy viejote y tú eres cándida. Lee menos periodicos on-line y más a mí. Hay cientos de páginas mías en la red y soy menos dañino que el 20 minutos. Y es más fácil criticarme a mí, además. UN beso, niña.

Wolffo dijo...

olvidé pregntarte algo, Kotts. Confío en tu sabiduría: ¿es tu enfoque, en el asunto ginecológico que nos atañe hoy, más gris, previsible y cientifiquista -o sea, del lado de Fants- o más aventurero, libre y progresista - o sea, de mi lado-?
Como ves, mi pregunta es objetiva y no trata de predisponerte...

Anónimo dijo...

En primer lugar, si leo cada día un buen número de periódicos on line es más bien por aburrimiento. De hecho, cuando mis blogs favoritos actualizan repetidamente no tengo tiempo para los periódicos, así que se podría decir que los periódicos son una segunda opción, a falta de blogs. Como se suele decir "a buen hambre no hay pan duro".

En cuanto a tu pregunta, me siento honrada de que me interrogues y tengas en cuenta mi opinión, sobre todo teniendo a mano a un experto como a Fants. Para ser rigurosa diré que no se puede negar que a muchas mujeres se les ha despegado un trocito de tejido cerebral de su sitio pero, ¿dónde fue? Hay multitud de opciones, incluso las más descabelladas que se te puedan ocurrir, como que está en unas uñas bien manicuradas, sobre todo de esas que son de porcelana. Algunas incluso lo tienen fuera del cuerpo, como en la Visa, pero, con tristeza, no puedo estar de acuerdo con tu teoría de "en algún lugar remoto de la vagina, al que sólo se accede con el miembro masculino en estado de completa y vibrante erección", puesto que de todos es sabido que allí ni siquiera hay terminaciones nerviosas, con todo lo que ello implica. Si acaso, en algún lugar mucho más cercano y accesible. Bueno, Fants podrá darte más detalles si lo necesitas, my dear.

Wolffo dijo...

Ah, oh... vaya. Fants no puede ayudarme... es solo un médico y yo busco... ¡un mesías! alguien como yo, clarividente y pedorro, imaginativo e imprevisible.

Pensaba que tú entenderías mi teoría, por brillante. en fin, lástima.

Pues ná...

Anónimo dijo...

Las canciones no son nuevas, ¿verdad? California Dreamin' me ha parecido sobervia...

Al Sr. Baeza, ese gran clarividente, le diría que la dignidad no da de comer. Aunque no deje de ser una gran historia, la magía bohemia de lo que querríamos para nuestras grises vidas, el amanecer que te dice que será un gran día aunque tu sabes que no lo disfrutarás porque trabajas en un sótano desde el que ni siquiera verás el sol.

Y sin embargo cada día me gustas más, sin mariconadas, claro, pero te apoyas más en la psique de los personajes y menos en tu propio estilo. Sabes que siempre me ha gustado tu estilo, pero lo cortés no quita lo caliente.

¿Que no te gustan los monólogos? Es curioso, porque tus historias suelen tener una sola voz, o mejor dicho, solo exteriorizan los pensamientos de uno de los personajes, así que de algún modo, ¿no eres tú también un monologuista?

Un abrazo Wolffo.

Anónimo dijo...

Leer el post, pues no lo he leído. Y lo haré, sin duda, pero tengo una costumbre fatal y es que leo las revistas, los periódicos y el dominical empezando por la contraportada y así hasta la primera página.

Sin duda, algún especialista en la materia diría de mi cosas terribles asociadas a traumas infantiles por la carencia de un padre que nunca lo fue, o a una afición desmedida a ver cómo se vestía mi vecina de enfrente cuando tenía unos 15 años.

Vamos, que he empezado por los comentarios.

Y veo que el siempre acertado Fantasma vuelve a alumbrar los oscuros pasajes del castillo. Y no puedo más que estar de acuerdo con él en un par de cosas:

>>> No puedo imaginar qué pasa por la cabeza de alguien para hacer ciertas cosas con críos. (Seguramente también tiene relación con que soy padre de dos pequeñas)
>>> Soy fan de los asesinos en serie, de los cinematográficos hablo claro. Qué sería del cine sin Anibal Lecter...

Y como Wolffus pide consejo claro, yo que soy un chamán del sexo no puedo permanecer callado. Y desde aquí digo EN VOZ ALTA que las mujeres donde mejor están es por fuera.
Si, lo de explorar vaginas con el pene en toda su extensión (y con lo que haga falta) está bien y no seré yo quien tire por tierra siglos de tradición. Ahora, entre una mujer en pelotas vista desde fuera y la misma mujer vista desde dentro... pues no hay color.
Incluso viéndola en ecografía (que yo tampoco consigo descifrar) ... me quedo con el envoltorio. Y que me llamen superficial.

Abrazos.

Wolffo dijo...

No son nuevas, Linmerick, estoy sin tiempo de grabar y voy recuperando cosas de los últimos tres años. A mí, de las que he puesto me gusta mucho California dreamin', también, pero la que me parece soberbia de verdad es la segunda, la de Dylan, el You ain't going nowhere, me parece una pasada de tema.
LO de mi estilo no acabo de entenderlo, aunque me parece bien que me lo digas, pero creo que el siguiente post te va a dar cien patadas, me temo. Si eso me lo explicas en ese próximo post, ok? Y los monólogos los odio, tío. No, mis historias no son monólogos, son peroratas, como mucho, pero no, los monólogos son una cosa tan... monóloga, que no lo soporto.
Un abrazo a ti, lin, y gracias.

Foss, ojo por ojo: yo no voy a leer tu comentario, pero como no hay comentarios a tu comentario, no puedo comentar los comentarios de tus comentaristas sobre tu comentario. De modo que voy a darle vueltas a la bola un par de líneas más, hasta que no pueda seguir fingiendo: claro que lo he leído, pero que sepas que no me gusta que la gente le dé la razón a Phantom y que yo, sin embargo, soy un tío profundo y nadie me da la razón. ¿Tú lo entiendes? Porque yo no...

Fray dijo...

Aunque tarde espero aportar el conocimiento que encierra la vasta biblioteca de mi convento sobre el tema que propones para disertación.
La verdad es que como siempre las mujeres llevan la razón y es en el exterior donde almacenan ese trozo de cerebelo desprendido, el sabio manejo del mismo puede proporcionar la llave de todos los secretos que encierran. Solo a amantes muy experimentados se les ha permitido llegar a dominar esta técnica de control, estoy seguro amadísimo hermano Wolffo que tu estarás entre los elgidos para la gloria.

Wolffo dijo...

Nunca es tarde si se trata de arrojar luz, como tú haces, sobre un sombrío asunto, hermano. Tu teoría del desprendimiento externo no es asunto baladí, y lo consideraré en la extensa obra en la que trabajo sobre la psicología vaginal femenina. ahora biem, quiero decirte que en asuntos de amores, mi querido freire, no soy maestro, sino alumno rezagado y novato, te lo aseguro.