viernes, enero 25, 2008

snuff post

Cuando llego al lugar de los hechos, me oprime el terrible silencio que allí se percibe. En la habitación, en medio de un charco de sangre, junto a una silla caída, en mitad de todo, yace, ya sin vida. Soy un buen poli y sé cómo hay que actuar. Entro, recojo la cámara que hay en el suelo, que aún está grabando, y sujeta al trípode, buenas cámaras, las bluesky, coño, aprieto el stop y, a continuación, me dispongo a ver la grabación.

En la imagen, se ve a una mujer sentada en una silla (la misma silla que está en el suelo) con expresión aterrorizada. Está atada y amordazada con cinta americana. Se oye a un hombre que habla, fuera de imagen.

“... seguramente hoy, June, te parecerá mentira, pero has de saber que intercambiamos, entre unas cosas y otras, 523 mensajes de correo electrónico. El primero y el último son míos. En ellos me has dicho que me quieres, que me odias, que me deseas y me detestas, que soy el hombre de tu vida y que soy un gilipollas; me has deseado suerte, buenos días y buenas noches, felices sueños, que me muera, que me maten y que me den. Me has escrito las palabras más dulces, las que sólo tú eres capaz de decir, con tu inmenso talento y sensibilidad, y las más hirientes, las que sólo tú eres capaz de decir, con tu inmenso talento y sensibilidad.”

Entra en plano, de espaldas, el hombre que habla. Solo vemos parte de su espalda, que ocupa el tercio izquierdo de la pantalla.

“No he dormido, ¿sabes? Me pasé la noche leyendo nuestras cartas y reconstruyendo mi año de amor. Porque eso es lo que ha sido para mí, June. Es posible que ahora haya terminado, que ya no te ame, pero 2007 ha sido mi año de amor. En tu caso no, ya lo sé, para ti han sido unos meses de amor, vale, pero otros de indiferencia y aún otros de desprecio, así que en sensaciones tú ganas. Te lo has pasado mejor que yo, me temo.

Ahora, el hombre que habla ha cogido una silla y se sienta frente a la mujer. Está sentado con las manos cogidas, entre las piernas y ligeramente echado hacia delante.

“Leerte, y leer las cosas que nos escribíamos ha sido aleccionador, además de hermoso y doloroso, a partes iguales. Con la perspectiva que da el alejamiento, veo que los dos estábamos hambrientos, solos, juguetones y necesitados del otro. Los dos, June, éramos los dos, ambos tejimos una red de caza de la que el otro no pudiera escapar. Es verdad que yo era más cabezota, más insistente y evidente, pero tú, nena... tú eras sutil, subterránea y nunca, nunca... abandonaste el papel que te habías asignado en la comedia.

El hombre que habla se echa hacia atrás, como relajándose, y vemos que en su mano tiene una Luger clásica, con la que gesticula inocentemente mientras habla; la sensación es como de un profesor que divaga frente a sus alumnos con las gafas en la mano.

“Eras tan provocativa... tan distinta de todas las mujeres que yo había conocido... Además, claro, de tu talento. De que eras una poetisa de verdad, una hacedora de versos letales para mi espíritu impresionable; una escritora llena de erotismo en sus lineas y en su linea vital. Antes de conocerte, ya te deseaba. Antes de mirate por vez primera, antes de tocarte, antes de saber que existías como mujer, eras ya el amor de mi vida, el huracán que devastó mi corazón sin dejar en pie nada. Sólo existía para ti.

Ahora, el hombre que habla vuelve a echarse hacia delante y utiliza la Luger como un puntero, señalando y tocando con suavidad a la mujer de la silla.

“Conocerte fue un shock. Un acontecimiento que se escapaba de mi entendimiento, de mi medida, porque no sabía que podían existir mujeres así. Así de guapas (el cañón de la Luger acaricia sus mejillas y sus labios, por encima de la cinta americana), de inteligentes (por la frente y la sien derecha)... así de luchadoras (el corazón) y de sexys... (empieza a jugar con los pechos de la mujer atada). Sí, June, ¿ves?, puede que ya no te ame, nena, pero me sigues poniendo a mil. Sigues teniendo unas tetas maravillosas... (se incorpora y se separa) Pero no, tranquila, esto no va de eso... va de esto(le enseña la pistola), pero ahora, voy a cantarte una canción...

Al decir esto último se levanta, desparaece de cuadro y vuelve a aparecer con una guitarra y le canta una cación. Esta.



Ahora la apoya entre los ojos de la mujer.

“De eso va, nena. Va de que estoy cansado, June, muy, muy cansado de tanto dolor. No quiero vivir así, en el dolor. Es... ¿incómodo? Y sobre todo, doloroso. No quiero que me desprecies más. No soporto que me ignores. No te permito, en mi corazón, que no me correspondas... y mucho menos que ames, que intentes amar a otros. Que me sustituyas como quien cambia las pilas del consolador, June. Eso no se hace. Eso no te lo perdono. Y no es que crea que me perteneces, nena, no, qué va... Es que eres parte de mí. O mejor, somos la misma persona. Somos uno, June. Recuerda cómo era cuando nos fundimos. Nada había entre tú y yo. Éramos un único ser dichoso y mortal.

Ahora se levanta y sigue hablando, mientras pasea por la habitación y sigue disertando peripatéticamente

“No tenías derecho a esto, June. Éramos uno y tú no quisiste verlo, mala mujer. No quisiste, June, no me quisiste como yo a ti y ahora lo sé. Y sé, también, que la única forma de solucionar este dilema monstruoso, esta proposición unívoca que te empeñas en separar, maldita June, es actuar con firmeza y sin miedo. Y la parte de mí, de nosotros, que quede libre, podrá seguir viviendo. Pero no así.”

El hombre que habla se pone tras la mujer, le tira de la coleta para que levante la cabeza y le apoya en la frente el cañón de la Luger.

“Voy a matar este amor, June. Voya ahacer que no haya posibilidades de que crezca otra vez. No voy a permitir que un día te sientas simpática y me llames y vuelvas a engatusarme, hija de la Luna. Será solo un disparo, no temas, que no vas a sufrir.

Ahora el hombre, sin dejar de encañonar a la mujer con la mano izquierda, saca un cuchillo de su bota y rompe la cinta de las muñecas de la mujer, y la que sujeta a ésta a la silla, por la cintura.

“No te muevas ni un milímetro, June, no lo hagas más difícil... si no te mueves sé cómo hacer para que esto no duela, que no se sufra inútilmente... será solo un segundo, un disparo y ya...”

El hombre, sin dejar en ningún momento de encañonar la cabeza de la mujer, la rodea hasta ponerse en frente de ella

“Adiós, June. Has sido lo mejor y lo peor que me ha pasado en la vida”

Como siempre que oigo un tiro, pienso que el sonido del disparo es no es atronador, como en las películas. Es una especie de chasquido agudo y desagradable, que no da pistas sobre lo destructivo que es, sobre todo lo que es capaz de matar un solo disparo. Sale una enorme cantidad de sangre y masa cerebral cuando haces un disparo a quemarropa sobre una cabeza humana viva.

Se ve al hombre que habla tambalearse con la cabeza abierta del disparo y caer de frente a cámara. La cámara cae y ahora encuadra la puerta de la habitación, de costado. La mujer que estaba sentada aparece en cuadro, ahora, y va a salir por la puerta, corriendo, pero se detiene, se arranca la cinta y se queda mirando, horrorizada, la escena. Se agacha y desaparece del cuadro. Vuelve a aparecer, de espaldas, yéndose, con la pistola en la mano.

Después de 10 minutos de silencio, se ve algo que, hombre, tiene su gracia: yo mismo salgo en esta snuff movie, also starring, el detective Wolffo, podríamos decir. No llego a traspasar el marco de la puerta y me quedo mirando, imagino, al tipo que hay en el suelo, el desastre, como calibrándolo. Soy un buen poli, en serio, pero debéis saber una cosa: cuando veo un muerto, pongo cara de gilipollas.

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La canción, aquí:
Wolffo - Death of a clown
Death of a clown, la muerte de un payaso, es una canción curiosa. La primera curiosidad que tiene es que, siendo de los Kinks, la compone y canta Dave Davies, el hermano pequeño, el de los coros por las nubes, el guitarrista incomprendido. Es una hermosísima canción, en su versión original, a la que le falta, tal vez, una variación, para ser sublime. Esto mío no es ni una versión. Bueno, tal vez sea una...snuff version, ¿no?

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Listening to: The Kinks - Live Life
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martes, enero 22, 2008

en una isla

Living on an island

Este tema de Status Quo, los reyes del tachán-tachán, siempre me fascinó. Habla de la soledad del artista, del número uno... pedazo de cabrones, no sabéis la pena que me dáis. En fin, fuera de eso, la canción es extraordinaria y tiene esas dos partes, la primera melódica, calmada y obvia y esa segunda gritando skyyyyyyyyyy que es la pera, la verdad. Tocar esto en directo debe ser increíble. ¿O no? El sonido de guitarra acústica tan apagado y bonito que tiene esta canción, lo conseguí tocando la guitarra eléctrica, desenchufada, frente al micrófono, con una púa blanda, para que el golpeo se oyera bien. Debo decir que el resultado es magnífico. Y que yo, qué caramba, también soy magnífico. ¿Me ama el mundo? Eso es lo que yo me pregunto. Y basta.
Bájatelo aquí:


Tengo sed de ti. De tu risa y de tus besos. De tu cielo abierto y franco, de tu alma venturera esperando lo que yo te diga. Necesito tus besos, Bella. Calibrar tus labios con los míos, sentir tu aliento, apagado e implorante sofocado por mi ansia besadora. Tengo sed de ti.

Y yo tengo sed de ti, caballero andante, cómico frágil y soldado improbable; juglar que cuentas y cantas historias que me hacen pensar que piensas en mí más de lo que piensas, pero que me ensanchan el alma y me airean el corazón. Quiero beberte yo también.

Cuentas hasta diez y eres una burbuja que me aísla del mundo. Soy consciente de ti en toda tu extensión de mujer enamorada. Noto tus labios, claro, abriéndose a mí y tu lengua escapando de la mía; noto tus manos en mi espalda, tus uñas marcando tu territorio de gata de ciudad, flexible, elegante y peligrosa, si me descuido o si doy un paso en falso. Noto tu vientre ansioso y tu pecho dúctil, y el temblor de tus piernas-nave, porque estás a punto de despegar.

Te recibo con los brazos abiertos y vienes a mí como un hombre: decidido y tembloroso, valiente y muerto de miedo, adulto e infantil. Deseoso y deseable. Tus dedos fuertes y musicales juegan con mi espalda y su redondo final, y tu boca de Lucky Strike parece querer devorarme. Y te noto crecer, niño grande, contra mi vientre mientras me besas como nadie me ha besado jamás.

Nadie tiene derecho a entrar en esta isla.

No. Nadie lo tiene.

Después de hacer el amor, te gusta estar sola y yo no acabo de entenderlo, pero como no quiero parecer un idiota, pongo cara de que lo entiendo perfectamente, somos adultos, ¿no?, y te dejo sola. A otras mujeres, a todas las que yo conocí, les gustaba que les diera besitos y esas cosas, pero tú... oh, tú, incomprendida sirena, quieres estar sola.

A ver si me deja que haga mis cosas...

¿Sola? Para qué quieres estar sola, me pregunto y no hallo respuesta. ¿Hallo? ¿Hayo? incluso, ¿haio?. O, ya puestos, ¿ayo? ¿allo? ¿aio? O con la famosa hache intercalada, que de verdad, no sé para qué sirve intercalar una hache: ¿ahyo? ¿ahllo? ¿ahio? Pero estos desbarros no me vienen bien... mejor me voy a pescar. Claro, tendré que ir solo, porque a la marquesita de Rarolandia, a la princesita de los cojones, le apetece estar sola después de follar. Sola, ya ves, como si yo necesitara estar con ella para algo...

A ver, ahora va a resultar que es que si no estamos juntos a mí me va a pasar algo. Pues no, bonita, no, no me pasa nada, menudo soy. Sí, te quiero y eso, y me gusta cuando estamos juntos, pero no lo necesito. Para nada. Soy autosuficiente. Mira ese pez... mira esta lanza que me he fabricado yo con el fémur del oso que maté con mis propias manos (vamos, el que me encontré muerto) ... la lanza está doblada, el fémur de oso no es como el mío, rectilíneo y elegante, pero es tremendamente eficaz... si quieres pincharte un pie, en vez de al puto pescao. ¡Ay... su puta madre...! Duele, te lo juro. Joder, ella me lo ha dicho mil veces: con esa lanza no vas a pescar nada... claro, ella, quedándose sola después de fornicar, lo arregla todo. La posturita fácil. Me quedo sola y tú te vas y... ¿qué coño imaginará que hago yo cuando la dejo sola? Sé que ella no siente curiosidad, porque yo sí la siento, y a veces me escondo para mirar porqué quiere estar sola, qué es lo que hace, pero siempre me pilla. Me percibe, la cabrona. “Atticus, que te estoy viendo, déjame sola un ratito, anda...”

Y yo, Atticus Finch, ex-abogado, ex-persona respetada, ex-prota de libro y película, una persona con criterio, caché y nivelazo, me quedo sin palabras y me voy con el rabo entre las piernas solo porque la muy puta quiere estar sola después de que me haya exprimido para su placer. Sí, cuando estoy ahí, bien que grita, bien que me dice más, más y todo eso, pero es irse y hala, ya le estoy sobrando.

Otro pescao. A ver si es de los memos, de los que se pueden cazar a guantazos, porque con esta lanza (ahora que ella no me oye) no se pesca ni a un calamar gigante muerto. Será un fémur de oso, pero como caña, una mierda, ya te lo digo yo. Se ha escapado el muy capullo... me gustaría que los peces crecieran en los árboles. O de algas o algo así. Que estuvieran ataditos y así cuando llegase un buen salvaje como yo, al que su chica, después de follarle, le echa a la puta calle, y aunque estuviese, por esa circunstancia, sin ánimo macho, sin orgullo de cazador, pudiera así llevar alimento a su cabaña.

Hay una táctica buenísima para el mero. Nunca falla, pero es una putada tener que hacerlo ahora. Pero se me va a hacer de noche, así que voy a ello, que follar me deja hambriento. Tengo que hacer un esfuerzo por olvidar todo lo malo que pienso de ella y volver a imaginarla sexy y no sola, sino conmigo. Necesito verte.

El acto (resumen)

Estás aquí, reina de la morería, desnuda y plena a mis ojos, a mi alcance y a mi placer. Qué distinto es este mar de tu Mediterráneo

flops... ... ... ... flops... ... ...

y qué distintos son tus ojos cuando duermes, de cuando yo te voy a poseer

flops... flops... flops...

qué distinta es tu piel, suave y lisa cuando descansas y erizada cuando sabes que estoy en ti

flops, flops, flops...

y qué distinto es el mundo cuando todo es aire y cuando tú, en tu boca milagrera acoges mi dulce y abultada victoria y me llevas hasta

flopsflopsflopsflops

el final...

¡ay....!

Siempre, cuando llega este momento de flotamiento torpe, de dinámica de fluidos desigual, pienso en las vidas sublimes que se pierden en el mar... o en si, tal vez, algún pescaíllo avispado es capaz de ser fertilizado por mis espermatozoides derramados en la playa y surja alguna nueva raza de peces machotes; seres inteligentes que, por ejemplo, no permitan que su chica les expulse ignominiosamente después de tirárselos y tengan que ir a la playa a meneársela para que su semen haga de un sorprendentemente eficaz cebo para meros. Un cebo que, además los deja agilipollados nada más probarlos y puedo pescarlos sin violencia, sin fastidiar su rica y jugosa carne.

Ya vuelvo a casa, solitaria amante, ya vuelvo junto a ti con el sustento para nuestros cuerpos. Para coger fuerzas renovadas que nos permitan seguir viviendo y follando y que tú sigas echándome después... no puedo odiarte porque eres hermosa

Ya viene mi caballero andante, ya se divisa su inmenso perfil en lontananza, ya se recorta su cuerpo fuerte y masculino contra el sol de poniente y la playa... y con un mero gigante... me gustaría saber cómo se las apaña. En fin, si no quiero que me pille fumando después de hacerlo, porque entonces el tabaco que tengo me duraría exactamente la mitad de tiempo, tendré que seguir disimulando, pero un día, por estas, le sigo, a ver cómo coño se las apaña para atraer semejantes peces...



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Listening to: Pearl Jam - Black
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martes, enero 15, 2008

una fiesta de poetas

I don't want to spoil the party



Repito esta canción, porque me gusta y porque no he tenido tiempo de encontrar nada mejor para este fabuloso post. Esta canción, que es una de mis preferidas de todo el mundo mundial, se debe a otro momento de inspiración de John Lennon que los Beatles grabaron en el magnífico Beatles for sale. Es muy de Lennon eso de "no quiero estropear la fiesta, así que me piro". Esta vez la he grabado, esperando que sirva de precedente, sin nada de máquina. Guitarras electrica y acústica, bajo, pandereta y teclitas que casi no se oyen y es mejor así, os lo juro. La canción tiene una armonía vocal sencillamente maravillosa a la que yo, lo siento, añado una tercera voz en la última estrofa. Bueno, a mover el trasero, que la canción lo pide y yo, ya sabes, no querría estropearte la fiesta.
Puedes bajarla aquí: Wolffo - No quiero estropear la fiesta

El día que presentaba mi libro de poemas, todo fue bien hasta el momento en que me presentaron, es un decir, a June:

- Te presentamos a June Castaños, poetisa...
- Sé quien es... – dije - ¿quién no conoce a June?

Y June sonreía porque recordaba que ella y yo habíamos sido amantes un día, y que ese día estaba más lejano que el meteoro que acabó con los dinosaurios. Nuestra relación no acabó, precisamente, bien. June dejó claro que no quería volver a verme con las siguientes palabras:

- ... que no quiero volver a verte, ni a saber nada de ti, gilipollas.

Y yo, que a veces muestro ciertas dificultades para entender según qué mensajes complejos, le dije a June que de dónde sacaba que yo sí quería volver a verla.

- De que me escribes mensajes todos los días, al teléfono, al e-mail, en mi blog, en el tuyo... me llamas a casa, al trabajo, o a donde sea. Me escribes cartas que ni siquiera me molesto en abrir...
- ¿¡Que no las abres...!?
- Pues no, membrillo, no las abro, van directamente a la basura. Que te den, atontao.

Y esas fueron sus últimas y dolorosas palabras. Palabras que, por cierto, eran mentira, pero June era experta en decir cosas que me molestaran. Que me dolieran. Esto sucedió hace tres años. Y ahora, de nuevo, mira tú, June ante mí, dándome la mano y sonriendo con su sonrisilla que hace que quieras desnudarla y hacerle eso que cambia la sonrisa por una boca abierta y suspiros.
- Eso –dijo ella - ¿quién no me conoce?

Estuvimos haciendo la goma toda la fiesta. Nos evitábamos y no nos queríamos alejar demasiado, porque, en fin, teníamos muchísima curiosidad por qué había sido del otro en estos años. Yo sabía de su vida, digamos, literaria. Había seguido sus avatares poéticos, claro, pero no sabía nada de su vida, de su afán, de su... vamos, que no sabía quién se acostaba con ella.

Me presentaron a un montón de poetas y, la verdad, ninguno tenía el aspecto que uno se espera de un poeta: mal aspecto, vamos. Todos parecían personas. Los que tenían más aspecto de poetas, así, como mal vestidos y mirada de idiota, eran editores, y los que mejor vestidos iban son los gorrones que van de coktail en cocktail sin que nadie les invite, conozca o quiera, pero ahí están los tíos. Esto me recuerda un chiste de “La codorniz” en el que un padre, le decía a su hijo “hijo, tienes que empezar a pensar seriamente en tu futuro, ahí tienes a las moscas” y el hijo contestaba al papi “¿y qué pasa con las moscas, papi?” y el padre contestaba “nada, pero ahí las tienes...”

Recordar este chiste me puso de buen humor, y entonces me puse de buen humor, pero cuando me pongo de buen humor, a veces, repito las cosas, así que me puse de bastante buen humor, no sé si me explico. Me presentaron a Filippo Simpitto, tonto de capirote y poeta eunuco, cuya obra “Oda a los sin huevos” me pareció una obra bastante cobarde, como si no le hubiera echado cojones, ¿entiendes? Y se lo dije: es como si no le hubieras echado cojones, Filippo, ¿entiendes? Y él, que no tiene pelotas, estuvo de acuerdo.

Estaba allí Sinforoso Sinaudiencia, probablemente el hombre más pesado del mundo, cuyos poemas eran un misterio, porque nadie los había leído jamás. Empezabas en el primer verso (recuerdo uno, era así: “Obvio, justo... tafetán...”) y te aburrías tanto que cerrabas el libro inmediatamente, no fuera que se te pegara algo, como si fuera un virus o un bacilo de Koch. Si alguien no sabe lo que son los bacilos de Koch, puede verlos en esta estupenda instantánea

Conocí a Sebastián Florillo, poeta del preludio, de esos que antes de que abran la boca, estás deseando que se vayan de una vez. Es de los que empieza a carraspear y a aclararse la garganta y ya estás nervioso antes de que empiece a hablar. Su obra era una sucesión de prólogos y notas previas que nunca desembocaban en nada. Era imposible leer nada suyo hasta el final, porque tanto preludio te despistaba antes, si quiera, de empezar.

Total, que cojo a June y me la llevo a la terraza.
- June, tía, huyamos de esta fiesta, hagamos el amor.
Y ella:
- ¡Já...!

Así que nada, no me fui, porque algo en ella me hizo sospechar que no estaba del todo convencida. Ahí estaba yo, todo mono, y allí estaba ella, y allí estaba todo el mundo que estaba allí, pero no pasaba nada. Cuando parecía que la fiesta de presentación de mi libro de poemas iba a ser eso, un muermo inenarrable en el que no pasaba nada ni nada, entonces sucedió.

Ana Obregón, una chica bastante flaca y con cara de imbécil, subió al escenario. Pensaba que se le había olvidado la falda, pero no, no se le había olvidado, es que es así, no lleva falda para poder decir que la gente no deja de mirarle el culo. Yo lo intenté, en serio, mirarle el culo, pero no lo encontraba por ningún lado, ni siquiera donde se supone que debería estar, sobre las piernas, como por la parte de atrás. Debe ser por eso que no lleva falda, porque no hay culo que tapar. Si hubiera sido Ana Diosdado...

Ana Obregón, la mujer sin culo, sin falda, llevaba un papelito y se subió al escenario con intención de atizarnos un discursillo relativo a algo, tal vez a mi libro, que era el tema de la noche, pero entonces, se pisó una trenza de pelo púbico (no sé si lo sabéis, pero está de moda ponerse extensiones en el chumino) y cayó y calló.

Cogí el papelito y leí el texto de la atroz intervención que pretendía hacer y alguien pidió un médico en la sala.
- Yo soy médico – mentí - déjenme sitio
- Pero... usted es el poeta...
- Poeta y médico, no lo olvide, amigo mío. Y los poetas somos, ¿cómo decirlo? una especie de médicos del alma...

Como no había ningún médico de verdad, ni falta que hacía, me dejaron intervenir, así que me arrodillé junto a la desculada y traté de averiguar si respiraba

- ¿Respiras, hija...? – le pregunté con mi tono más amable

Ella no contestó (mujeres...), así que procedí a tratar de averiguar si su corazón latía. Para ello, llevé una mano, mi diestra, a su teta izquierda y presioné como se presionan los muñecos esos que suenan, porque algo en el tacto me hizo recordar esos juguetes.

- Este seno podría explotar en la cabina de un avión en condiciones determinadas de altitud y presión - acerté a decir con tono docto.
- Eso es un mito, oiga – dijo alguien cuyo nombre no voy a reproducir por falta de relevancia.
- ¿Un mito...? A mi teta antistress le sucedió eso, mequetrefe...

En fin, la cosa había dejado de divertirme.

- Vale, punto. Hora del óbito...
- ¿Óbito? Pero si está tosiendo
- Ya lo oigo, no soy sordo, ha sido una muerte tusiva...

Era realmente desagradable ver toser a una señora muerta, sin culo y con tetas moc-moooc, así que me levanté de ahí y traté de encontrar a alguien con quien discutir el extremo de la muerte tusiva. Alguien lo suficientemente preclaro como para hablar de la muerte, sin que el hecho de que la muerta esté tosiendo, le distraiga del tema principal. Pero no había nadie así. Allí lo que había era poetas, editores, gorrones, June y yo.

Y nadie de toda esa multitud era capaz de discutir en un plano puramente teórico. Todo el mundo quiere hechos. De modo que, como no quería estropear la fiesta, me fui.

Porque yo no soy así.

Yo soy como algunos de tus poemas, mi querida June.

Soy fea belleza.
Soy, verdaderamente, mentira.
Soy poesía.

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Listening to: Blur - Stereotypes
via FoxyTunes


ACTUALIZACIÓN
IMPRESCINDIBLE
Se me olvidó decir que en la fiesta de los poetas había una cosa buena: el grupo de rocanrol que estaba animando el cotarro: Los Ciclones, no veas qué marcha, mira...





(Por cierto, podríais pasaros por YouTube y poner estrellitas que nos hace mucha ilusión)

martes, enero 08, 2008

es sólo una canción, pero me gusta

Wolffo- Deja que te vea
Yo en mi zulo tocando esta nueva cancioncita. Eso es todo. Nada menos. A ver si te gusta.




Aquí puedes verlo en tocho, en mi canal de YouTube
Cuando ves que casi todo lo que haces es inútil, que nada puede ayudarte a pasar el trago, a explicarte a ti mismo cómo te sientes, cuando tienes ganas de decir las cosas de esa forma en que nadie más puede decirlas, entonces es el momento de hacer una canción.

Puede que cojas la guitarra, eso es lo que yo hago, desde luego, y, sin saber muy bien porqué, empiezas a jugar con cuerdas, acordes, ritmillos... De repente, una frase se te cruza en la cabeza, una frase que encaja en un dibujo musical que, caprichosamente ha salido de la guitarra.

Mi forma de hacerlo es repetirlo, repetirlo y repetirlo, añadiéndole una cosita cada vez. Una frase más, un acorde distinto, una variación... Antes de darte cuenta, tienes una frase musical completa. Puede que una estrofa, o un estribillo, eso nadie lo sabe aún. Antes no era así, pero ahora, sí. Mentalmente, voy asignando instrumentos: el dibujo del bajo podría ser así... La otra guitarra podría hacer un punteíllo chulo asá... podría meter coros aquí y aquí...

En ese momento ya sé que estoy creando una canción, así que el mundo entero desaparece y ya puede haber un terremoto, o diez mujeres rusas bailando desnudas, que no estoy pa nadie. Una excitación me recorre de la cabeza a los pies como una descarga eléctrica y me aísla del mundo exterior. Quedamos solos yo y mi mundo interior.

Para mí, el siguiente paso, es darle forma a la canción. Dotarla de una estructura, de una arquitectura sólida, sí, pero hermosa, a mi modo, que soporte todo lo que quiero cantar. Entonces es cuando decido el carácter de la canción. Será más popi, o más rockera, o más country... lo que sea. Empiezo a cantarla en inglés de palo: in the morning you came to me, how it seems to be cruel for you, it’s the same old story and you broke my heart… lo que sea.

Supongo que si alguien me está oyendo en ese momento (mis hijos, Susana…) será insufrible para ellos oírme repetir las frases musicales una y otra vez. En esta fase, mientras canto en inglés de palo, voy metiendo, con calzador, frases en español que me servirán luego para hacer la letra. Necesito una mesa, un papel y un boli... y no soltar la guitarra, claro.

A veces, si esta fase me pilla cerca de mi zulo, grabo lo que tenga, en inglés de pega y las frases en español que se me van ocurriendo, o improvisando en español, aunque no rime. Pero es posible que no me pille en mi despacho, así que voy escribiendo la letra según se me ocurre.

La letra no la escribo, en realidad, sino que la canto. Es decir, no la escribo y luego la encajo, sino que la canto, hasta que la métrica, el fraseo, suenan naturales, y luego la escribo. De esta forma tardo más, ya lo sé, pero soy fiel a una cosa que pienso de toda la vida de dios: las letras de las canciones no son para leerlas, sino para cantarlas. Del mismo modo, si no se va a leer, sino cantar, no se puede escribir, sino improvisar hasta que sale la letra. Eso hace que muchas veces, haga versos parecidos en canciones distintas, pero también me da una libertad asombrosa en el lenguaje, sin que suene, me parece a mí, pretencioso, en plan, voy a ver si se nota lo culto que soy, como Héroes del Silencio, no sé si me explico. Creo que los versos deben salir cantados, más que escritos, a eso me refiero.

Así que, guitarra en mano, voy escribiendo la letra. Y en seguida, a grabarla, que si no se olvida. Primero la grabo solo con una guitarra, que es lo que puedes escuchar aquí. Es curioso, escúchala, que es solo un cachito. Ya se ve lo parecido que es a lo que luego será la canción, y hay algunos ligerísimos cambios en la letra. Es curioso, mira:




En fin, es solo una canción, pero me gusta.

Hablemos de esta canción.

Esta canción es... mi terapia particular. Es así como intento superar las cosas: cantándolas. Temáticamente, es una canción en la línea de Ya sin ti, estoy en ello, trato de superarlo, trato de ser una persona otra vez, yo mismo, no la sospechosa sombra que intentaba ser para ti. Con mis miserias, sí, pero con mis glorias, también. Que uno no es tan gilipollas ni tan poca cosa como a veces puede colegirse de mis letras.

Musicalmente, la canción tiene solo dos frases: la de la estrofa es fluida, suave, lógica y acuática. Las notas, con una ligerísima variación, se suceden, casi, sin solución de continuidad. Los acordes son armónicos y más que tocarlos, hay que dejar que se desencadenen por sí solos.

La otra frase, el riff del estribillo, es parecido, pero sutil y decididamente distinto. Es poderoso, guitarrero, tiene notas sorpresa (uno de los acordes ni siquiera sé cómo se llama) y, en mi opinión, es una gozada para el alma. A mí me hace bailar, y hace que mis pulmoncillos me pidan más y más aire para gritar y para bailar y no decaer. Pero es que yo soy raro.

Es pop-rock wolffero: melodías suaves, guitarras machaconas y voces a tutiplén.

A ver si os gusta.

Para bajarla a tu ordenador, pincha aquí:

Wolffo - Deja que te vea


Es hora de acabar, no tiene sentido esperar
Ahora estoy fatal, y tú mereces mucho más,
Más de lo que ofrece, mi corazón de preces,
Tanta soledad sólo puede hacernos mal

Mirarte una vez más, recordar lo que no fue,
Soñar y despertar, te quise casi sin querer
Llenabas mis rincones, mi casa y mis canciones
Tanta irrealidad, pone mi alma a tus pies.

Ábreme tus puertas, te prometo no pasar,
Deja que te vea aunque ya no te haya de amar
Por mucho que me duela, quiero verte sonreír,
Dame una certeza, una razón para seguir.

Si un día vuelve el sol, si quisieras volver a ser
Ese espíritu burlón que me abrazaba cada atardecer
Deja que lo sepa, y no dejes que me muera
Pensando que ya no, que conmigo perdiste la fe

Ábreme tus puertas, te prometo no pasar,
Deja que te vea aunque ya no te haya de amar
Por mucho que me duela, quiero verte sonreír,
Dame una certeza, una razón para seguir.

Nena, es tarde, ya, te imagino antes de dormir
Sentada y sin pintar, dispuesta para escribir
y olvidarte un poco (más), de este pobre loco
que te quiso tener, sin atreverse a ser feliz

Ábreme tus puertas, te prometo no pasar,
Deja que te vea aunque ya no te haya de amar
Por mucho que me duela, quiero verte sonreír,
Dame una certeza, una razón para seguir.

Abreme la puerta, deja que te vea
Dame la receta, deja que te vea
Déjame mirarte, Deja que te vea
Deja que te quiera, sea lo que sea


Pongo la letra por Morgana, que la ha pedido, me parece.

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Listening to: Oasis - It´s Getting Better (Man!!)
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miércoles, enero 02, 2008

egotrip (si no tenemos a Zapatero, hablemos con Wolffo)

ACTUALIZACIÓN: EL VIDEO, ABAJO


dentro del capó



las peroratas no escurre el bulto: asume su responsabilidad social dando a conocer grandes páginas desconocidas del pop patrio, y por eso repito este tema. Por eso y porque no me apetecía grabar otro, todo hay que decirlo. Bueno, el caso es que sólo los más fervientes seguidores del Diario Pop, o de Flor de Pasión serán capaces de recordar esta canción que traigo hoy aquí en una versión, esta vez sí, muy diferente a la original. ¿Recuerdas a Slogan? Yo nunca me olvidaré de él. La canción tiene chicha y es magnífica. Explica, con una imagen ciertamente original, porqué algunas relaciones no pueden ir a ningún sitio, por muy bonito que parezca todo. Se la dedico a... bueno, a ti, nena, ¿a quién si no?

Si te mola, te la bajas por aquí:

Wolffo - Dentro del capó (cover de Slogan)


Vamos a empezar el año mirándonos el ombligo. Vamos, el plural es mayestático, porque lo que os propongo es que miréis mi ombligo conmigo. Os cuento.

Resulta que en Canal+ parece ser que hacen, cada trimiestre, un programa en el que presentan las series que van a emitir en ese trimestre.

El formato del programa (que se llama, por cierto, “Las series de Canal Plus”, no se rompieron las meninges, no...) según me contó su director, Jose Mª Clemente (yo no soy abonado a canal+ y, por lo tanto, lo desconozco), varía cada trimestre. En esta ocasión, y como quiera que las nuevas series tienen en común que se desarrollan y cuentan las peripecias de distintos profesionales, Jose Mª Clemente decidió que el formato de presentación sería el de mezclar el reportaje hecho con fragmentos de la serie con una entrevista a un profesional del ramo del que tratara la serie, en la que iría preguntando al profesional de turno las coincidencias de los temas y las tramas de los argumentos con la vida real. Todo esto es lo que yo sé antes de ver el resultado, porque hasta el viernes 4 de enero, a las 13:05h., no se emite.

En el caso que me ocupa, se trata de Mad Men, una serie sobre creativos publicitarios ambientada en el Nueva York de 1960, creada por Matthew Weiner, productor y ocasional guionista de las dos últimas temporadas de «Los Soprano»”, como cuenta Javier García, en 1 Blog de Televisión, donde hay una excelente info, en español, sobre la serie. Mad men es un ingenioso juego de palabras que hace alusión a la locura, claro (mad es loco, en inglés), pero que se refiere a los ejecutivos que trabajaban en Madison Avenue, la calle de las agencias de publicidad de la Gran Manzana. Qué antiguo suena esto de la Gran Manzana, ¿no?


José Mª Clemente pensó que sería una buena idea entrevistarme a mí, en calidad de creativo publicitario, para que hablara de las coincidencias y diferencias entre la vida personal y profesional de un creativo neoyorkino de 1960 y la de un free-lance de Valdemorillo en 2008.

En fin, como soy de natural valiente, aun sin ver si he hecho el ridículo más de la cuenta, os participo a los que queráis verlo, que el viernes, 4 de enero, a las 13:05 por Canal+, o a las 13:35 por Canal+30, se emitirá el programa Las series de canal+ en el que imagino que saldré un par de minutos, aunque estuve casi media hora parloteando delante de una enorme cámara. Más abajo detallo las multidifusiones del programa, con horarios y canales, pero, de cualquier modo, en cuanto disponga del cachito de programa en el que me hacen preguntas y yo, creo, que respondo, lo subiré a las peroratas, si bien esto no sucederá, en ningún caso, antes del viernes por la noche o el sábado por la mañana.

En realidad, lo que ocurre es que en canal+ están bastante apesadumbrados desde que Zapatero es más amiguito de la sexta, y después de darle vueltas a la mejor estrategia para recuperar el fervor popular, han recurrido a una solución que, en una misma persona, yo mismo, el gran Wolffo, el ciclón de Valdemorillo, les ofrece profundidad y brillantez en el discurso, calidad en los contenidos, léxico potente y seductor y un fuerte componente sexual con mi voz profunda, sedosa y desnudante. Una advertencia: para que la gente no se masturbara en masa mientras mi poderosa imagen aparecía en pantalla, y sabiendo que “la cámara engorda, al menos 5 kilos”, pedí a los responsables del programa que hicieran “el favor de grabarme con, al menos 5 cámaras y de las buenas, de las que no engordan cinco kilos, sino 6”. De modo que al hombre que veréis en imagen soy yo, sí, pero artificialmente engordado para que no se produzca una paja masiva de consecuencias incalculables para la economía española y el buen marchar del país en general.

En fin, estos son los días de emisión del programa. A ver si no me tengo que arrepentir de haberos avisado.

Día Hora Cadena
viernes 4 de enero
13:05h. Canal +
viernes 4 de enero
13:35h. Canal + ...30
martes 8 de enero
19:50h. Canal + DCine
miércoles 9 de enero
02:50h. Canal + 2
miércoles 9 de enero
09:55h. Canal + 2
viernes 11 de enero
07:30h. Canal + 2
viernes 11 de enero
19:03h. Canal +
viernes 11 de enero
19:33h. Canal + ...30
domingo 13 de enero
04:44h. Canal +
domingo 13 de enero
05:14h. Canal + ...30
domingo 13 de enero
10:25h. Canal + Comedia
domingo 13 de enero
10:55h. Canal + Comedia 30
lunes 14 de enero
03:20h. Canal + Comedia
lunes 14 de enero
03:50h. Canal + Comedia 30
martes 15 de enero
18:00h. Canal + 2
jueves 17 de enero
09:50h. Canal + Comedia
jueves 17 de enero
10:20h. Canal + Comedia 30
viernes 18 de enero
06:30h. Canal +
viernes 18 de enero
07:00h. Canal + ...30
sábado 19 de enero
01:00h. Canal + Comedia
sábado 19 de enero
01:30h. Canal + Comedia 30
viernes 25 de enero
19:10h. Canal + Comedia
viernes 25 de enero
19:40h. Canal + Comedia 30
sábado 26 de enero
13:35h. Canal +
sábado 26 de enero 14:05h. Canal + ...30

ACTUALIZACIÓN: EL VIDEO
En fin, amiguitos, aquí está el video.
Os cuento que llegaron 6 personas a casa. Jose Clemente, el director del programa, que era querido como amigo y ahora es respetado como profesional. Me quitó de enmedio con sutileza, ahora lo veo bien, para que sus compañeros, los técnicos, pudieran hacer su trabajo (poner el salón patas arriba sin que yo les gritara) y para relajarme. Estuvo conmigo en la cocina mientras ponía un café y sus compañeros ponían mi saloncito irreconocible. En su honor den¡bo decir que recogieron todo y lo volvieron a poner todo en su sitio de forma sorprendentemente rápida y eficaz.
Me sentaron delante de la tele y Jose empezó a hablar conmigo de forma muy relajada hasta que vio que no estaba ya nervioso y empezó a hacerme preguntas. Fue una conversación cercana a la media hora, de la que faltan las partes más divertidas: un par de veces que me trabé y un pequeño ataque de risa general por una descripción cruel que hice acerca de una campaña de Pascual "Desayuno de trabajo en una agencia de publicidad" especialmente desafortunada. Claro, digo que es lo mejor desde el punto de vista de quien no tiene que hacer un programa anunciando las series nuevas de su cadena, claro.
Vedlo, amigos, y que mis palabras se defiendan por sí solas. Da rabia pensar que tanto rato queda en tan poco tiempo: con lo que me gusta a mí largar...
Ello es:




¿Qué... mola?

Pues hay que agradecérselo a el_Vania, que ha tenido la gentileza de grabarlo, editarlo, limpiarlo y subir el corte a YouTube, y pasarme el código de empotration para que podamos verlo, Gracias, Vanitas, Vanitatis. Eres un amigo.


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Listening to: Mozart - Sinfonia nº 38 (Praga) - 3. Finale

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