martes, septiembre 11, 2007

ningún sitio

My ever changing moods



Paul Weller es uno de esos genios incomprendidos, creo, hasta por él mismo. En plena efusión punk, reinventó el espíritu de los Kinks y de los Small Faces y reavivó el fenómeno mod en Inglaterra. Y lo hizo con un grupo absolutamente primordial y maravilloso: The Jam. Después de unos años en los que dejaron un buen montón de joyas apenas reconocidas, tal vez cansado del anfetamínico mundo del rock, creó Style Council, una experiencia de música de calidad, elegante, apenas comercial, que dejó maravillas como este My ever changing moods. Aunque parezca mentira, esta canción tiene una versión de baile y otra, que es la que me atrapó a mí, y os presento hoy aquí, piano-bar, inolvidable. Paul Weller es un gran compositor, sin duda, pero es un magnífico guitarrista y un cantante extraordinario, aunque él mismo no lo sepa. Si oyes sus últimos trabajos en solitario, te darás cuenta de que su voz de arena, suena muy parecida a la de Eric Clapton, pero con una capacidad y un sentimiento infinitamente mayores. En esta versión mía estoy al natural, como los berberechos. Un micrófono al aire y yo y mi guitarra azul en una sola toma. Es lo más parecido que puedo poner aquí a cantarte al oído. Si quieres, claro.

Puedes bajarla aquí:

Voy mirando los flancos porque, como una vez me dijo el Gran Viajero, las flores del recodo son lo más importante cuando vas camino de ningún sitio. Miro a mis costados, digo, y espero a descubrir las más hermosas flores que, ya sabes, nunca crecen del lodazal más infecto, aunque al poeta le guste decir cosas de ese estilo para epatarte. Pienso en porqué al poeta le gusta decir cosas de ese estilo y al final, concluyo que al poeta no le interesan, en realidad los rankings, sino la paradoja de la vida creciendo de la muerte. Es el hecho en sí de que, por ejemplo, salga una brizna, una sóla, pobre y miserable brizna de hierba, emergiendo de un cráneo abandonado en mitad de ninguna parte.

El éxito del viaje reside en la anarquía del movimiento. Acompáñame, si quieres, camina a mi lado, y busca tus propias flores, olisquea los márgenes y haz de cada etapa del viaje, una entidad mayor. Dale importancia a cada paso y cada tramo será una época. Si disfrutas todos los tramos, cada jornada será una epopeya y moverse, al final, será la gran odisea que siempre anduviste buscando.

Planificar, pues, está en contra del espíritu nómada de esta aventura. ¿Quieres venir conmigo? Te advierto que nunca he sido un buen viajero, pero prometo cantarte cada atardecer, tan cerca del oído como me permitas, y cocinar los víveres que el camino ponga a nuestro alcance.

Podría arar la tierra, abriendo en ella heridas rectas y quirúrjicas, ahondar en sus entrañas e inseminar sus revoltosos adentros, esperar un año a que la tierra se defienda de mis embestidas con frutos frescos y carnosos y hacerte la ofrenda de la tierra generosa que tú elijas. Podría, mi amor, claro que podría.

Podríamos establecernos en los suburbios de una gran ciudad y salir a camelar al mundo, como un vulgar sacamuelas, como un vendedor de específicos milagrosos, como un charlatán de feria, y ganar sustanciosos billetes y ponerlos a tus pies y seguir ganando y poniendo y ofertando. Pero ya no soy ese hombre.

Ahora, mi vida, estoy en el camino. Dejo que el sol me marque su ritmo, me dejo vivir al son que el rey del cielo decida, despertándome cada la mañana con su caricia templada y su jodida luminosidad; y que la luna me arrulle antes de que llegue la noche, no me impota ya trasnochar. No me importa nada.

No me importa ya lo que digan los demás, sol mío. Ahora, salvo tu atención, todo me da igual. Vivo en ningún sitio, de un lado para otro, moviéndome hacia ningún lugar. Sé que le brillas a todo el mundo, pero de vez en cuando, sencillamente pienso que estás brillando sólo para mí. Porque sólo yo te siento así de mío.

¿Qué más me da todo lo demás?

Acaríciame. Sé mi acompañante. No rellenes los silencios con frases innecesarias. Acepta mis cambios de humor, porque éstos son los verdaderos cambios que encontrarás en el camino. Sencillamente, acepta que desde hoy, y ya por siempre, estoy en el camino. Camino de dios sabe dónde. De ningún sitio.

29 comentarios:

Anónimo dijo...

Ey, tú que te has creído wolferas? El sol es mío y sólo mío, estoy hasta mis preciosas y altaneras narices de tanto talentoso y poético artista que se cree dueño de MI sol. Píllate la luna, o Marte, o yo que sé, joer, cuanto acaparar…
Y que sepas que no tienes nada que hacer con el sol, que tú serás muy grande y muy guapo, sí, pero yo le pongo más.

Anónimo dijo...

Desde luego, no hay palabras para describir la música de Paul Weller. Si me gustaban los Jam (tuve una época mod), me entusiasman Stile Council. Y esta canción es una de las favoritas.
Hay pocos grupos tan elegantes como ellos.

No voy a decir nada de cómo te ha quedado la versión. Una vez más, tus canciones con la acústica son brillantes.

Estoy hasta arriba de curro y no tengo tiempo para leer el post, aprovecharé esta noche en casa.
Pero algún día tenemos que hablar seriamente de música, es alucinante cómo coincidimos en gustos.

Bueno, y en ser máquinas sexuales también.
Un abrazo maestro.

Wolffo dijo...

Tautina,
perdona, cielo, pero ¿es que no entiendes que el sol eres tú? Es decir que es a ti a quien reclamo para mí, Sol Bitacorero. Venga, Totinilla, acompáñame, a ver qué pasa...
Besos rendidos, sol mío, y no te enfades que se nubla. Prefiero cuando lloras de alegría o de placer.

UnFos
Es verdad que coincidimos en un montón de cosas. M'alegra, en serio, ahora solo falta que vuelvas a coger la costumbre de tus primeros comentarios en esta página, cuando inventabas finales o dabas alternativas surrealistas a las situaciones que quedaban abiertas u oscuras. Venga, hombre, tírate el rollo...
Además, el de hoy es especialmente corto. Normalmente son 3 páginas en word, y el de hoy sólo ocupa una.

Anónimo dijo...

AH, Wolffo, que bonito. Últimamente hay que reconocer que las musas van mucho a tus fiestas. Esto es poesía, por las buenas, como aquella de Ramo, ¿recuerdas?
"...iba don juan por el camino..."
Te pediría que dejaras de acapararlas, y que permitas que también vengan a visitarnos a los demás.
En serio, muy bonito, muy hilado. Muy lírico.
Muy cabrón, tu.

Anónimo dijo...

Voy a corregir a Buch, y es que no creo que las musas vayan a tus fiestas, creo que más bien están de realquiladas en tu casa. Pero has cambiado de musas, ¿verdad? Estas no me parecen las de siempre. Eso de los cráneos abandonados, por ejemplo, y el nomadismo.

Y las etiquetas me han dejado muerta.

Besos.

Anónimo dijo...

Junto a la puerta había una placa dorada que tenía grabados los símbolos del hombre y la mujer entrelazados y en la que podía leerse: «Dundil. Bar». La entrada estaba custodiada por un portero uniformado y a nosotros aquello nos parecía el no va más del vicio. Éramos unos críos y por supuesto jamás cruzamos el umbral, pero sólo pasar por allí delante e imaginar lo que se cocía en el interior se nos antojaba la mayor de las transgresiones.

No importaba que nunca intercambiáramos ni una palabra con el portero ni que aquella puerta permaneciese invariablemente cerrada. Pasar por allí delante, lanzar miradas furtivas, esperar a quizá coincidir con algún cliente (palabra que adquiría un significado prohibido), y poder atisbar el interior cuando el impávido cancerbero le franquease la entrada… ¡La imaginación! Con eso nos bastaba en nuestra ingenua y lejana adolescencia.

El tiempo pasó y el Dundil cerró definitivamente sus puertas. Yo ya había crecido lo suficiente como para dejar de pasear la acera de Dr. Fleming y supongo que tenía olvidado aquel local. Hasta que un buen día descubrí que había vuelto a la vida en forma de bar de copas. Ni que decir tiene que esta vez entré y fue toda una experiencia estar allí, sabiendo (más bien imaginando) la historia que aquellas paredes encerraban. Tenía dos pisos y lo habían decorado —paredes y techo— con graffitis tipo Keith Harring. La música estaba alta, el techo del piso de arriba era bajo y aún resultaba más opresivo con los monigotes pintados por todas partes. Pero a mí me gustaba estar allí.

El bar de copas terminó por pasarse de moda. Las puertas se volvieron a cerrar. Sin embargo, el Dundil volvió a resurgir y lo hizo con aspecto de bar irlandés. Hoy sigue siendo un irlandés y me gusta entrar de cuando en cuando. Quiero pensar que cada noche, cuando echan el cierre, los fantasmas de las viejas putas salen a tomarse unas pintas de Guinness. Y hablan con las Banshees y con otros espectros celtas. Y cuentan historias sobre cómo avivar el miedo y el deseo de los hombres.

Wolffo dijo...

Buch
te va a crecer la nariz y así podrás presumir ante las féminas, porque ya se sabe, chatín, como es la napia, así de grande es la panoplia.
Este dicho me lo acabo de inventar, pero si existiera sería bestial.
Gracias, mal tipo.
No recuerdo eso de Ramo...

MariKoti's
pues resucita, mi buena Kotinussa, que no quiero que te enfríes... Lo que pasa con las musas es que van a donde saben que les dan bien de comer. Y mi cocina es legendaria, mi querida amiga.
Besos a ti y gracias, Koti.

Fantie, macho,
soy yo el que va a comentar tu post, en esta ocasión.
No recuerdo ese Dundil, porque yo vivo sin fijarme en cómo se llama ni la empresa en la que trabajo, pero estoy seguro de que no mientes, porque los a fanties no se os da del todo bien la mentira sin intención ulterior, como a mí.
Sí recuerdo las sensaciones y el estirar el cuello disimulando (fatal) para ver si veíamos algo.
Luego no he seguido los distintos traspasos del local pero un día de estos me paso por ahí. a lo mejor te veo y, con el tiempo que ha pasado, no te reconozco. Pero igual a ti te da por salir del armario y darme un abrazo, o escupirme, lo que tengas más ganas.
A mí me gustaría darte un abrazo y decirte lo muchísimo que me alegra tu presencia y lo sorprendido que me tienes.
Sé bueno, mal fantasma.

Anónimo dijo...

Te juro que lo he intentado, pero no soy capaz de sacarle el punto surrealista al post.

No digo que no me guste, que me ha gustado. Pero me guardaré las fuerzas para el siguiente.

En cualquier caso, tiene un aire profundo que te atrapa.

He leído el comentado de tu amigo fantasmal, si no me equivoco el pub irlandés al que se refiere en Doctor Fleming es el Covent Garden.

Yo vivía justo encima, en la quinta planta, y raro era el día que no caía allí alguna cerveza.

Hace cinco años que dejé aquel barrio, imagino que seguirá abierto.

Un abrazo y a dormir que las 6:30 dan enseguida y creo que hoy le toca a la pequeña dar la lata cada hora (igual que anoche).

Anónimo dijo...

Bello, bello escrito, Wolffo.
Muy cierto lo que te dicen los comentaristas, las musas están rondándote. Y no es por tu comida (que también.

Me gustó muchísimo, y la música acompaña el texto muy bien...

Besotes

Andaya dijo...

La vida,el camino. Andar,el vivir. Declaración de amor sencilla, ofreciéndote como eres, sin cláusulas ocultas. Seguro que tu sol te brilla sin dudas ni incógnitas.
Feliz paseo a ambos.

Wolffo dijo...

UnFos
sabes, creo que no lo has encontyrado porque no lo tiene. No es "su" sino sobrerrealista, en todo caso. Es decir, es tal como es, no hay caso.
No sé qué decir acerca del covent Garden, salvo que podíamos hacer una miniquedada los tres y saludarnos con viriles palmoteos en la espalda y chocar nuestras pintas y disfrutar de la espuma de cerveza que vuela a cada brindis. Las seis y media para este que suscribe , es casi medio día, de modo que figúrate...
Un abrazo, amigo.

Mari
las musas sólo me quieren por mi dinero y mi gran miembro viril, Mari, son unas interesadas. Me abandorán cuando vean que conmigo no tienen nada que hacer: seguiré siendo el mismo desgraciado que soy de por vida. Y nadie se acordará de mí, ya verás, cuando el viento deje de soplar. Sin embargo yo, recordaré que una y otra vez, viniste a mi casa y que siempre me dijiste cosas bonitas. Gracias, Rayitas. Gracias de verdad.

Andie
Mi sol ya lo sabe, claro, pero seguro que tú también estás de acuerdo en que, de vez en cuando, hay que decírselo en voz alta. A todos nos gusta, como mínimo, que nos llamen por nuestro nombre, aunque nos lo sepamos de memoria. Gracias por ser tan cariñosa, Andie, un beso.

Morgana dijo...

Todavía no he podido escucharte... o sea que me quedaré cojita en el comentario.

Un post sencillamente sublime Wolffo... Me he enredado en tus palabras.

Yo hace un tiempo decidí viajar en un sólo sentido... y si alguien decide acompañarme, ya sabe donde estoy.

Un abrazo y mil besos amigo.

el_Vania dijo...

Ahí estámos, Wolffo, a lo Talking Heads, en nuestro particular Road to Nowhere.
El camino es impredecible y la más mínima variación de rumbo supone consecuencias que trascienden de por vida.
Me ha gustado el post. Te diría que lo veo como una declaración de intenciones de un activista de la pasividad... del salga el sol por donde quiera. Todo importa, todo da igual.
Gran Wolffo...
Perdona que no te comente el tema, lo haré después. Ahora se supone que estoy trabajando...!
Un gran abrazo, como siempre... y Salud/OS!
PD: El viernes celebro mi cumpleaños en la blogosfera. Hay preparado algo especial. Espero verte por mi casa...

Wolffo dijo...

MariMorgui's
tranqui, coleguita, que no pienso quitar la canción: estará esperándote para cuando puedas oírla. De todos modos, déjame decirte que es el tipo de canción que te gustaría, según creo. Seguro que te encantaría la original, digo, esta, a lo mejor, te rechina un poco.
A mí no me importaría acompañarte, acaso unas cuantas jornadas, en tu viaje. Seguro que me pones buena cara al llegar, eres una compañera de viaje perfecta y me sonríes cuando nuestros caminos se separen. Estoy seguro, Morganilla querida. Un beso y gracias.

Vanitas
we're on a road to nowhere... me encanta esa canción, sobre todo el principio a capella
Un activista de la pasividad... te voy a dar yo a ti activismo pasivo, Vanitoide incorregible. Te digo lo que a nuestra querida Morganilla: la canción ahí se queda esperándote.
Pasaré por tu casita, puedes estar seguro.
Un abrazo, amigo mío.

el_Vania dijo...

Jijiji... ya he visto que has venido... pero la sorpresa es el viernes!!
Un abrazo...
Salud/OS!
PD: Me encanta lo de "vanitoide incorregible".
PDbis: El tema, esta tarde-noche lo escucho y te lo analizo...

Wolffo dijo...

Van,
entendí que era el viernes, pero nunca está de más pasar por ahí, ¿no?
Por eso, insisto, pasaré por tu casita, puedes estar seguro.
Abrazos.

Y tranki, tronki, que no hay gran cosa que analizar.

Morgana dijo...

Wolffo... qué si no te dan invitación expresa no vas a los sitios, eh???

Sniff, sniff... ;)

Anónimo dijo...

Me gustan los viajes lejos y me gustan los viajes en coche. Y no me refiero, por supuesto, a esos Madrid-Valencia en tres horas y sin repostar, ni al resto de récords de velocidad que todo el mundo parece haber batido cuando te cuenta sus desplazamientos en vacaciones. Eso no es viajar, eso es trasladarse, y para tal fin lo mejor llegará cuando inventen la teletransportación.

Sin embargo, cuando pienso en viajar, no lo hago refiriéndome a un destino. Que puede haberlo, pero más como referencia casi mítica que como fin en sí mismo. Y es que, sin ninguna duda, lo importante es el camino.

Por desgracia nuestro práctico mundo muchas veces no nos deja más que encorsetados días en los que meter con calzador nuestras vacaciones. Y si además tienes que planificarlas contando con los niños, la suegra y el perro, pues la cosa se complica considerablemente. Con todo, ya vendrán tiempos mejores, y en cualquier caso no conviene perder la perspectiva de que el camino sigue ahí, esperándonos, polvoriento, imprevisto, desconocido y cautivador. A veces, el camino es un estado mental.

Todos aprendemos del camino. Y tanto da que sea el que lleva a Santiago como el que sigue el río Congo, el que atraviesa el Valle de la Muerte en la baja California, el que conduce a Ítaca, o la mismísima Highway to Hell... ¿De veras crees que conoces algún camino? El camino no está en el mapa..., así que: Hit the road, Jack!

Y al hilo y para viajeros avisados: Ando estos días pendiente de que me llegue un envío de Amazon, porque Viking Press ha publicado el mes pasado en Estados Unidos una nueva edición de «On the Road». 50 años después de su primera publicación ahora editan «On the Road. The Original Scroll». Promete ser la transcripción del original, escrito en su día en un rollo continuo de papel de teletipo a lo largo de tres semanas sin apenas pausas para dormir. Sin los recortes que Kerouac tuvo que hacer para que fuera más “publicable”, con los nombres originales de todos los mencionados, sin separaciones... Una joya para todos los interesados que no tuvimos a mano los 2,43 millones de dólares por los que hace pocos años se subastó el manuscrito original.

Anónimo dijo...

¿Cómo lo haces para emocionarme siempre?

Afffuuuuú...

Por cierto, de parte de cierta leona (hija de una maia) que para cuando pienso presentaros, le gusta bailar conmigo al son de esos maravillosos temas que nos regalas.

Besos de una maia.

Anónimo dijo...

Sabes... estos viajes introspectivos, estos ensayos profundos del propio sentimiento, me llevan a un estado bipolar (o tripolar, déjame que cuente...)

Siempre da miedo comentar lo que se intuye más que relato, íntimo diálogo con el espejo. Pero dejando de lado estos miedos pueriles, leer palabras tan excelsas, tan literariamente puras, me provoca una irracional tristeza. Y no sé por qué, pero es como cuando las nubes cubren el sol de una mañana de domingo: en realidad, la escena resultante es más estética pero no puedes dejar de apenarte por la ausencia del sol.

Un abrazo, amigo.

Anónimo dijo...

Vaya, coincido con el resto de los comentaristas( que mira que también se tiran el rollo un rato largo eh? las musas te rondan, muy bueno el tema acústico, no tengo ningún pero ni nada, chapeau.

Y el texto?, mucho lirismo veo yo por aquí. Decididamente andas inspirado.

Wolffo dijo...

Morganilla,
anda que avisas, después de 4 meses... Mea culpa, de acuerdo, pero no me negarás que estuve mirando por la ventana para ver si había luz y nada... En cualquier caso, siempre es una buena noticia. Un beso.

Fantie,
Hay una cosa que es verdad, vamos muchas, pero una por encima del resto: El viaje es el objetivo, el movimiento, el atravesar el mundo, moviéndose entre sus plantas, sus montañas y sus gentes es el verdadero destino del viaje. Lo otro, llegar, es sólo el final. Es decir, cuando se acaba lo bueno.
De todas las formas de viajar, el avión es la peor, una auténtica aberración del viajero. El avión te lleva muy deprisa, pero es la manera más espantosa de viajar, o de trasladarse, como bien dices. A mí me gustan el tren (tachán-tachán...) antes del AVE y el coche. Más que eso me gustaba la moto, con ella si entrabas en comunión con la carretera y todo ese rollo y, estoy seguro de que la manera óptima de viajar, la que gana a todas, es en burro. Lo digo completamente en serio.
Yo, como tú, intuyo, soy un enamorado del camino, de la búsqueda, pero, ¡ay, viejo amigo! no comparto tu admiración por Kerouac. Me topé, por primera vez con un ejemplar de En el camino a los 16-17 años, aproximadamente, cuando la marcha de mis hermanos de casa, cambió la distribución de las habitaciones en casa. La verdad es que me impresionó la primera lectura. Cuando me divorcié e hicimos recuento y reparto de enseres y tal, vi que había puesto poco interés en los libros, así que poco a poco, fui haciendo acopio, en ediciones de bolsillo, baratas, libros de a 3 pavos en el carrefour y eso, de los libros de mi vida. Incluí en esta pomposa categoría "On the road" y rápidamente me hice con un ejemplar que devoré ansioso... pero ya no era lo mismo. El tiempo me ha hecho detestar los efectos del pedo en la creación artística y no creo que decir de un escritor que es un borracho sea nada que haya que celebrar. Por ese motivo, detesto, por ejemplo a Bukowski. Y, francamente, creo que la obra de Kerouac se ha sobreestimado en exceso, por la leyenda del pedo en movimiento. Así que, lo siento, pero no seré yo quien ayude a que sea un éxito esa reedición, o nueva edición, en realidad que, por lo que cuentas, temo más que espero. Hoy, amigo, no pagaría ni los tres pavos en el carrefour. Ni siquiera compraré el periódico el día que lo regalen con él. No es que me parezca horrible, pero ya lo tengo (mi hija acaba de leerlo y a ella sí le gusta) y ya no esta en la lista de libros de mi vida.
... and don't you come back no more, no more, no more...
Eso sí que es bueno, Fantie.
Un abrazo, amigo.

Wen
perdona, maia querida, pero la emoción está en ti, en la forma de leer, no en las paridas escritas.
¡Eh...! Esa leona sí que sabe dónde está lo bueno de la vida. Tranki, tronki, que en cuanto la próxima gira del mundial del ciclón de valdemorillo me acerque a Málaga, estás en mi agenda, para darte un palco para que tú y tus fieras bailéis a gusto y bien atendidas. ¿Te imaginas?
Besos maia, y gracias, de verdad.

linmer
hay algo en eso que dices... sabes, es verdad que tendemos a decir que lo bello es triste. Por ejemplo, cuando pensamos en una canción bonita, suele ser algo lenta y triste. Yo, admitiendo que la tristeza es, en sí, ciertamente admirable, prefiero la alegría, de verdad. Prefiero la risa de la mujer amada a sus vibrantes pechos desnudos, gustándome estos un montón y sintiendo una profunda melancolía cuando pienso en ellos, pues no puedo disfrutarlos lo que me gustaría, que, por decirlo en pocas palabras, es todo el día.
De todas formas, tú no hablabas de la tristeza del texto, sino de la tristeza que te produce la belleza (perdón por la presunción). En fin, linmer, gracias por tus palabras tan bonitas y sí, tan tristemente bonitas.
Un abrazo.

Burdon,
a mí me gusta cuando me retan a ver quién se enrolla más, porque yo tengo la muñeca calentita, estos días, y me suelto con facilidad.
en cuanto a las musas, qué quieres que te diga; benditas sean, y por mí, que se queden, aquí, en mi alma obesa, hay sitio de sobra para todos.
Un abrazo y gracias, amigo.

Anónimo dijo...

...con cierto olor a ...
(venga no me obligues a recordártelo tooooodoooo)

Anónimo dijo...

Quizás Kavafis lo hubiera hecho mejor, cosa que a estas alturas estoy todavía sopesando...
Pero ni Kavafis me emocionó ni me dio ganas de irme con él, mira lo que te digo.
Eres brillante, pero tú ya lo sabes.
Besos a tono.

Wolffo dijo...

Buch,
ni idea, macho... en serio. Ni idea.


Cris
me matas con semejante comparación, Crispulina, me matas de alegría, claro. Exageras, claro, pero sé que es porque me aprecias y te caigo medio bien, y eso es mejor que el mejor de los elogios. Brilla la lectura, Cris, en serio, más que la escritura.
Muchos besos.

Anónimo dijo...

He leído tu respuesta al viejo fantasma.

Estoy de acuerdo contigo en no gustarme Bukowski. Creo que lo de estar pedo puede estar bien (que tire la primera piedra el que no lo haya estado alguna vez), incluso hacer algo tipo escribir, componer, tocar, ..., estando pedo puede estar bien alguna vez.

Pero lo que no trago es al personal que hace de vivir pedo su modus vivendi. Y pretender que es la única forma de hacer cultura.

Y después de este retazo intimista vuelvo a mi trabajo.

Un abrazo gran Wolffo.

Wolffo dijo...

UnFos

Amén.
¿Retazo intimista?
jajajajajajaaaajajaaaaa...!!!

Anónimo dijo...

No se me ocurre nada original para comentar. Como siempre leo los comentarios que siguen al post, me he dado cuenta de que ya te han dicho todo, y mucho mejor expresado de lo que yo soy capaz de hacer.
Así que en vez de comentar, voy a suscribir: suscribo el caracter lírico (y sublime) del post, todo eso de las musas, que todos los tramos del camino pueden ser especiales... Y que tú ya sabes lo brillante que eres
Y la canción...pues me gusta mogollón (tb poeta, paissa???)
Hasta el martes. O no.

Wolffo dijo...

Mahomalilla
Bueno, Mal, nadie ha hablado, por ejemplo, de lo simpático que puedo ser cuando estoy en vena, y esta es una buena oportunidad para que lo hagas. Lo digo por abrir caminos, que luego tú ves si sigues o tal.
La canción es muy bonita, sí. Y para lo de mañana, te llamo, que tengo que llevar a arreglar un par de altavoces.
Besos y todo eso-.