domingo, marzo 25, 2007

Un regalo que te mueres

Ernesto

¿Te acuerdas de Ernesto? Fue el primer gran tema de Los Nikis, Los Ramones de Algete, como llegaron a llamarlos. Realmente, los Nikis eran únicos. Ya el nombre te hacía sonreír, porque antes de que se llamaran "polos" los anhelados Lacoste, y las imitaciones de Galeprix, se llamaba así a esa prenda: niki. Ernesto (pinchando ahí te la puedes descargar, si es que estás tan loco como para quererlo) fue la canción que me enamoró de los Nikis. Si no recuerdo mal, yo conocía, antes de su primer disco, una maqueta que ponía una y otra vez Jesús Ordovás en "Esto no es Hawaii" que era fantástica y que se llamaba "Mi chica se ha ido a katmandú" que sonaba muy punk americano. Luego vino su primer y celebrado EP, La Amenaza Amarilla, que traía la canción que daba título al disco, Ernesto, Negocios Sucios y Medicina Nuclear, 4 temas fabulosos. Luego siguieron un montón de temas alucinantes, de los que yo me quedo con "Venganza" y "Pasión por los decibelios", que son, a mi parecer, junto con este chute de punk-pop que es Ernesto, sus tres grandes temas. En mi versión, le he bajado un poco la velocidad, para darle un poco más de fuerza y le he añadido voces para darle un aire un poco más surf. Esta versión mía del tema, empieza a complicarse definirlo, sería pues, punk-pop-surf. Toda una gilipollez. Pero bueno, a ver qué te parece el asunto, porque a mí me divierte muchísimo.

La primera vez que Ernesto López Toalla se travistió, fue el primer día de su viaje de novios. Se puso, con gran esfuerzo y entusiasmo, y sorpresa por la elasticidad de la prenda, el bañador de su recién estrenada esposa, Remedios Soidemer. A ella no le hizo demasiada gracia, pero la convenció de que le disparara esta foto terrible.

A Reme, esta cosa de Ernesto de vestirse de ella, no le hacía demasiada gracia, pero él le decía que a todos los tíos, lo que más les ponía era imaginar tórridas escenas sáficas en las que lesbianas descaradas nos animaban a participar y rellenar con nuestra virilidad imponente el hueco que su amor no podía llenar.

- ¿Y eso qué tiene que ver con que tengas que vestirte de mujer cada vez que vamos a hacerlo?

Ella era así de simple: los chicos con las chicas, ying y el yang, Juanito y Santillana, las parejas eran como eran, y no experimentes, no juegues y todo eso. Ernesto, sin embargo, libre como un pájaro (un buitre, pongamos), era de otra manera. Le gustaba experimentar, probar cosas nuevas, el morbo...

- Claro que tiene que ver, cariño, si me pongo tus braguitas de encaje y tú me metes mano, es como una escena de lesbianas, que ya sabes lo que nos gusta a los tíos. Entonces, cuando me quitas la ropa interior, y sale mi miembro como una espada de fuego, es como si entrara yo, el macho, a liberarte de todo ese rollo, porque lo que te pasa a ti, como a todas las lesbianas, es que crees que te gustan las mujeres, pero en realidad es que nunca te han follado bien, ¿entiendes?

- Pero si yo no soy lesbiana, ni creo que me gustan las mujeres, ni nada...

- A ti te gustan las mujeres, Remedios, no me jodas con tonterías...

A Remedios esto no le parecía bien. Pero si para tener un poquito de sexo con su marido tenía que aguantar la comedia, la aguantaba. Porque Ernesto, entre otras cosas, era un amante atento, delicado y, porqué no decirlo, estaba muy bien dotado.

Vivían en un ático en El Canelo, el barrio más in de la ciudad. El barrio, por lo tanto, en el que florecían, al caer la noche, como los donpedros, los travestidos profesionales de la ciudad. Cuando Ernesto volvía tarde de la oficina, siempre se le acercaba alguna a proponerle un poco de diversión; la reacción de Ernesto era, invariablemente, hacerse el indignado e intentar convencer con argumentos idiotas (“este es un barrio decente”), pero pelmazos, porque se tiraba diez minutos recriminando al prostituto su perversión. La razón de las peroratas era, en realidad, fijarse en las prendas, en la forma de maquillarse, de arreglarse, para reproducirlo él mismo después. Esos días llegaba excitadísimo a casa y Reme tenía su ración de sexo raro.

Para cuando cumplieron su primer aniversario, Ernesto tenía ya un fondo de armario respetable y como regalo de aniversario le compró a su mujer un bigote postizo y un cinturón con un gran pene de látex que, gracias a un ingenioso mecanismo, tenía erecciones y la posibilidad de adosarle un pequeño depósito microondas para conseguir unas “eyaculaciones abundantes y de agradable temperatura”, según decía el manual de uso. Había que cargarlo antes, eso sí, con el líquido que uno quería que el látex eyaculara luego.

- ¿Te gusta, cariño? Di, ¿te gusta...?

Ese fue el último día que Ernesto vio a Remedios.

Meses después, un día que Ernesto volvía tarde de la ofi, vio a una tranny nueva, una a la que no conocía. Era pequeñita y parecía bastante indefensa. Al acercarse para recriminarla, la vio tan poca cosa, tan poquita cosa, que cambió de táctica y se puso en plan salvador del opus.

- Niña... te estás perdiendo. Anda, ven conmigo a casa y déjame darte un bocadillo y enseñarte el buen camino...

Ernesto le enseñó, claro, el mejor camino para llegar a su dormitorio y, una vez que Ernesto se hubo cambiado, pasaron un rato bastante memorable, las dos mujeres juntos. Supo que se llamaba Lucyla, era ecuatoriano y muy cariñosa. Tenía, además de un buen aparato, un don natural, unos enormes y bien torneados pechos, una cintura breve, unas nalgas operadas por el mismo cirujano que le esculpió los senos y un cuerpo liviano y absolutamente depilado. Su ajuste sexual resultó ser perfecto y la invitó tantas veces que pronto Lucyla empezó a hacerle un precio especial por sus servicios.

Ernesto estaba bastante loco por Lucyla y decidió comprarle un regalo. Esta vez, se dijo, había aprendido de la experiencia, y no le haría a su amada un regalo soez, como aquel cinturón con polla eyaculadora que supuso el fin de su matrimonio. El regalo para Lucyla representaría la vida que quería que llevaran juntos. Sería un regalo que durase mucho tiempo, que crecería en significado con el tiempo y que siempre les acompañaría. Esta vez, el regalo sería hermoso y lleno de vida.

Aquella tarde, Ernesto, al salir del despacho, pasó por el vivero que había dos calles antes de llegar a casa y le preguntó al encargado:

- Quiero un regalo que le guste a la gente como tú

- ¿A la gente como yo?

- A los maricas, a los sensibles... si prefieres. Eh... que soy muy liberado, no me importa lo que hagas con tu culo...

Bueno, la conversación no fue muy didáctica, como podéis imaginar por este preámbulo, pero Ernesto salió del vivero con una lección aprendida (no hacerse el graciosillo con gays que frecuenten el gimnasio y la biblioteca) y con un enorme tiesto con un precioso mandarino lleno de flores y de frutos incipientes. Era su regalo para Lucyla. Alucinaría cuando llegara a casa esa noche.

Lucyla, en efecto, alucinó. Ernesto le propuso que se retirara. Él ganaba un buen sueldo y podía manenerla sin problemas. Sería una vida bonita: Por las mañanas, Lucyla podía descansar o limpiar la casa, si quería, cocinar y esas cosas que les gusta hacer a las mujeres, y por las noches, en vez de trabajar en la calle, follarían como locos y con amor. Parecía un buen arreglo, muy Pretty Woman y tal, pero las cosas no son siempre así de sencillas.

En primer lugar, a Lucyla no le gustaba ni un pelo Ernesto, le parecía un reprimido y un tipo francamente aburrido, feo y de aliento bastante hediondo. Además estaba el asunto de las pelas. El dinero que ganaba en la calle Lucyla le servía para vivir él aquí y para mantener a su familia entera en Ecuador. En tercer lugar, Lucyla ya tenía un amante español. Un cocinero vasco que no hacía preguntas y que tenía, en el terreno sexual, todas las respuestas. Le dijo todo esto y Ernesto, claro, alucinó también cuando lucyla cogió la puerta y se fue (esto tan bonito de coger la puerta, ¿de dónde habrá salido?).

Ernesto se quedó reconcomiéndose. Le habían dado con la puerta en las narices y la vida, en general, se empeñaba en cerrarle las puertas de la felicidad. ¿Porqué era tan desgraciado en cuestión de amores? Dice un refrán, ya puestos a dar imágenes de puertas y todo eso, que cuando una puerta se cierra, una ventana se abre, así que salió a la enorme terraza de su ático. Desde allí se veía el despliegue de esos putos malditos que ensuciaban su calle.

Y allí estaba ella, la más puta de todas. Lucyla, con su acento sudamericano. Con sus tetitas y su culito perfectos. Con su mierda de novio vasco. Era una cretina, ni siquiera le había dado oportunidad de darle su regalo. Allí estaba, también, su regalo: ese mandarino que ahora tan estúpido parecía. Con lo que le había costado traerlo. Primero, que un mariquita más fuerte y más listo que él le humillara en la tienda. A pesar de que estaba marcado en 100€, el tío aquél le hizo pagar 500 y no le dio ni una bolsita ni nada para llevarlo.

Miró hacia abajo y Lucyla se acercaba a la ventanilla de un coche y seguramente le estaría diciendo al conductor lo mismo que le dijo a él el primer día:

- ¿Te apetese que nos divirtamos, corassón?

Pero a aquél conductor no le apetecía y se fue y Lucyla le enseñó el dedo corazón. Ernesto de sobresaltó: no conocía esa faceta ordinaria de su ex-novia. Luego, Lucyla miró hacia arriba y, al verle asomado, abrió las manos en un gesto retador y le dedicó el segundo levantamiento de dedo corazón, recreándose en la suerte, además.

La muy puta... se había puesto justo debajo de su terraza, para que la viera irse con otros. Eso después de rechazarle... Bueno, por lo menos, no se comportaría como ella esperaba. Sería civilizado. Él era un caballero, no una puta, como ella, así que le daría el regalo que no pudo darle antes y se olvidaría de ella para siempre.

-.-

Lucyla pensaba en otros regalos. Ahora lo que quería era que pasase un tío asqueroso por ahí, con un coche de mierda, cuanto más miserable, mejor, y largarse con él para que el triste de Ernesto la viera puteando y se le pasase la manía esa de retirarla de la calle. Era buen chico, pero como cliente, no como marido... no me caerá esa desgracia, no... me duele la cabeza

Eso fue lo último que pensó Lucyla. Pensó que le dolía la cabeza durante un milisegundo que fue lo que tardó en morir cuando el tiesto, de 15 kilos de peso, que contenía el mandarino, le cayó justo en su cabeza con la inercia acumulada de 15 pisos y sus rizos negros no sirvieron para amortiguar nada. Murió pensando que le dolía la cabeza. ¡Qué razón tenía!

Servando sale del portal y separa a los policías, a los médicos y a los curiosos, para decirle al cadáver ensangrentado y maltrecho:

- Se me olvidó darte tu regalo, mala puta. Y a ver si lo cuidas, guapa.

22 comentarios:

Anónimo dijo...

Dicho y hecho, esta vez llego el primero. Ernesto era un incomprendido o un adelantado para su tiempo o maricon perdido. En cualquier caso politicamente incorrecto y así acabo el pobre.....
Un abrazo Hermano Wolffo.

el_Vania dijo...

A saber que pasó después... porque si tenía más señoritas de estas debajo de su casa... pues ya ves, el hábito hace al monje, y de piedra, pues no somos. Fijo que lo siguió intentando, hasta encontrar la pieza que encajaba. No todos somos ni tan raros ni tan horribles como nos quieren hacer ver. Incluso con nuestras imperfecciones. Un brindis por Ernesto... el que tiró el tiesto.
Salud/OS!

Anónimo dijo...

Wolffo, Wolfferas, que casi es la una de la madrugada...

Posteando a diario!

Ya, me doy cuenta, pasaré más temprano, que si escribiste no puedo evitar leerte, que me encanta...

Está muy buena la historia. Dramática y cómica, buena mezcla.

La foto es mú sexi...

=)

Besazos, loco

Alguien dijo...

Señor, Señor!

Qué guenazo está el de la foto!

Es gay? Si me hago lesbiana me mirará?

Ais...

Anónimo dijo...

Vaya manera de empezar un lunes, griposa y "con dolor de cabeza".

Se agradece el detalle ;)

Besos de una maia.

Wolffo dijo...

FrayHermano
Sonando: You still believe in me - Beach Boys
Te veo ágil, compadre, y muy sueltecito. Es curioso la de cosas que era Ernesto, además del que te abre la cabeza con un tiesto. Un abrazo, colega, y gracias siempre.

Vanitas_Vanitatis
Sonando: Candy - Iggy Pop & Kate Pierson
Todo es vanidad... amigo, todo es vanidad. Seguramente le pilló uno de los polis que estaban ahí mirando, estúpidamente, si es verdad que alguien que parecía estar tan buena, tenía paquete. Lo raro de la gente, muchas veces, no es lo que hacemos, sino la idea que subyace de qué les parecerá a los otros lo que hacemos. Ernesto ocultaba su rareza, llamémosla así, y eso es lo que la hacía perversa, el ocultarla, ¿no? Yo creo que, en cualquier caso, el único de esta historia que no merece un brindis es Ernesto. Era un capullo. Un abrazo, y un día me explicas que es eso de Salud/OS

Rayas
Sonando: El eterno femenino - La Mode
Yo he posteado a hora decente, Rayas, tú sabrás lo que haces despierta a estas horas... ¿la foto te parece sexy? A ti también te gusta el sexo raro, ¿no? Besotes, loca.

Rosa Llovizna
Sonando: Good night - Beatles
Me dijeron que era usted una delicada abuelita, no una viejita calentorra... El de la foto dispara a todo lo que se mueve, créame. Beso su mano, señora.

Wen
Sonando: In a foreign land - Kinks
Tienes que cuidarte, Wen, pero antes dime qué detalle es el que agradeces, que me pierdo en las sutilezas, ya me conoces. Gracias por tantas veces, maia, y cuídate, que no te cuidas ná... (estas maias...)

Anónimo dijo...

El de la sobaca mora de la foto ¿eres tú?


Ah! que he medio vuelto a mi blog

Anónimo dijo...

¡Clap! ¡Clap! ¡Clap! ¡Clap! Sí señor, ays que pedazod e historia tan guapa, y, como hay cahitos de realidad, que metes como pasas de corinto en un bizcocho én su puntito, y con el azúcar justo, no como la mierda esa de bizcochos que hace la peña ahora y que dicen que si la rectea dice que 200 gramos de azúcar que él es muy listo y solo le echa 100. Pues muy mal. Pero tu bizcocho está perfecto en todo.
Me ha gustado mucho esta historia.

Anónimo dijo...

Genial el tío Ernesto, y grandes recuerdos de juventud con los Nikis. Uno de ellos iba a clase (por decir algo) en la facultad de Derecho con mi hermano (y el tipo era de lo más pijo, oiga). Bueno, mi hermano también.

Cuando escuchaba aquella canción, nunca supe a quién tiraba Ernesto el tiesto para abrirle la cabeza. Ahora ya lo se, a Lucyla.

Fuertes abrazos sin dolor de cabeza.

el_Vania dijo...

Salud/OS: Híbrido y/o combo entre Salud y Saludos...
Porque siempre deseo lo mejor!! (a quien lo merece, claro).
Por cierto, no había captado esa perspectiva de Ernesto... según me explicas, tienes razón, era un capullo, pero... quién te dice a tí que en el maco no encuentra a su media naranja en las duchas...?
Siempre positifo, nunca negatifo!!
Lo dicho... Salud/OS!

Wolffo dijo...

Ararat
Sonando: Pinball wizard - The Who
Pues sí, y además, otro dato revelador: soy yo en 1989, y estaba en mi viaje de novios. Pero la axila, porque yo no tengo sobacos, y menos sobaca mora, no es la mía, sino la de Brad Pitt, así que a ver qué dices... Ya te he leído, en el correo, pero pasaré a dar testimonio, que si no, no sus quedáis trankis...

Buch
Sonando: Eyesight to the blind - The Who
Eh, eh... que aluego van a decir que si nos conocemos o que si semos amigos... Mola que te mole, amiguete, gracias, pero no bajo la guardia, sé que más pronto o más tarde, vendrás de nuevo a insultar, a llamarme pujicama y eso.

UnFos
Sonando: You really got me - Kinks
Je,je, el Ernestito, un crack, el tío. Los Nikis eran bastante pijillos, en realidad. Bueno, más que pijos, porque eso es, como se dice ahora, una actitud, eran de buena familia, gente acomodada y tal, pero no eran, creo yo, pijos: eran unos tíos de puta madre. Fuertes abrazos, UnFos, querido amigo, gracias por no faltar, colega.

Vanitas_Vanitatis
Sonando: More than words - Wolffo
Entendido, colega, escribiendo se entiende la gente, ¿que no? Yo me entero del doble saludo y tú de la capullez esencial de Ernesto. Eso no significa, por supuesto que queramos que Ernesto se muera: odia el delito y compadece al delicuente, dicen los manuales de Buenas Personas Unidas. Seguro que en la trena encuentra un buen árbol al que arrimarse, o si no es un buen árbol, al menos un buen palo, ¿no? Me gusta tu enfoque optimista, pero no pierdas nunca la perspectiva, no sea que acabes como el proverbial ZetaPeta. ¡Ahá! y Salud y saludos.

pijomad dijo...

Tienes una mente imaginativa y sorprendentemente .. calenturienta.. se ve que has vivido un huevo... (y parte del otro) . Y yo que pensaba que a mi nadie me ganaba,....

Wolffo dijo...

Pijomad
Sonando: Mi calle - Lone Star
¿Calenturienta? Calentorra, más bien, amigo, pero te juro que he vivido sólo 42 años. Y tranki, que seguro que no te gano, porque, como cantaba John Lennon, I'm a loser. Un abrazo y gracias por la panzada wolffa que te acabas de pegar. Talego, tronk.

Anónimo dijo...

Pues por compartir el dolor de cabeza, amigo Wolffo... al menos compartirlo con todos los que te leemos.

... y por hacernos compartir tu música.

Por cierto, intento cuidarme, pero ya se sabe, maia y madre...

Wolffo dijo...

Wen
Sonando: Basket case - Greenday
Jo, que soso que soy, ¿eh? En fin, a lo mejor es que me gusta que me lo digan muy clarito, porque soy todo vanidad. Cuídate, maia, porque no te cuidas lo suficiente. Préstate un poco más de atención. Un beso, maia guapa.

LuNegra dijo...

Leñes Wolfferas que no me das tiempo a leerte, yo que casi no esperaba encontrar un post nuevo y me encuentro 3! ole y ole. Lo primero que me alegro que tengas un hijo tan wapetón como tú o más ;-), aunque tarde felicítales de mi parte aunque no tenga ni la más remota idea de quien sea. Segundo, luna lunera, no conozco a nadie que no esté influenciado por la luna, es magnética y engancha... mirame a mi jajajaja. Y tercero y último, menuda historia la de Ernesto, je creo que si más de uno diera rienda suelta a sus "sueños" nos llevaríamos más de una sorpresa, que por un lado igual hasta no estaria mal .... pero mira que regalarle ese cinturón ... ya le vale jajajajajaja, no me extraña que cogieran la puerta.

Un besazo enorme wapetón ;-x

Anónimo dijo...

Wolffo, lo que has enviado por email es un hoax, o sea un bulo. Puedes comprobarlo en el teléfono de Mercadonam 900.500.103.

Aquí hay otros similares:

http://www.rompecadenas.com.ar/hoaxlist.htm
http://www.rompecadenas.com.ar/correoa.htm

Lo malo de estas cosas es que se hacen públicos datos privados, como es el email, que luego provocan spam a esas direcciones. Lo digo por la Ley de Protección de Datos y eso, pero allá cada cual.

Saludines.

Anónimo dijo...

Ves... por eso no me dejo el pelo largo ni me lo rizo.

Es un placer leerte de nuevo, de verdad Wolffo, aunque sea tarde, que no me entero de nada.

Pero ya estoy aquí, como un reloj y en periodo de descanso.

Un beso gordo. O miles, qué leches.

Anónimo dijo...

Es que todavía no me adapto a los horarios, Wolffo, y termino mirando tu blog (y otros) a estos horarios de dormir... ays...
Cuando termine el año escolar segurísimo que ya me adapté a los horarios, jejeje.

Besotes!

Wolffo dijo...

LunaNegra
Sonando: Don't go away - Oasis
Es mucho más wapo él, vamos, él es guapo, yo soy una bomba sexual, pero guapo, no... ¿Sabes lo que pasa con las perversiones? Que son para la intimidad, cuando se cuentan, en vez de juegos parecen eso, perversiones. Eso sí, el cinturón que se empalma y se corre es un puntazo, ¿o no? Un beso a ti, Lunera.

anónimo
Sigue sonando: Don't go away
Gracias por el keo, la verdad es que no sé en qué estaba pensando. Lo siento...

Crispulain
Sonando: Ballrooms of Mars - T.Rex
Esta canción seguro que te mola, Cris. No llegas tarde ni nada de eso, Cris, o es que no sabes que aquí no hay horarios. Cada llegada vuestra es un motivo de fiesta para mí. Miles de besos gordos a ti, Crispu, querida.

Rayas
Sonando: For you blue - Beatles
Es como si viviéramos en hemisferios distintos... somos la noche y el día, el verano y el invierno y todo eso. No serás de otro país, ¿verdad? Ay, ay, ay, MariLines, ay, ay ay... Muchos besos.

LuNegra dijo...

Jajajaja hombre su puntazo si que tiene casi que me lo estoy imaginando pero jope, hacérselo poner a toda una mujer que le gustaban los hombres hombres, no a los que les gustaba ir de mujeres... aunque si lo piensas un poco enrevesao si que es la relación con Ernesto... un hombre que lo es pero que le gusta ser mujer en sus relaciones intimas con una mujer, que lo es, pero que tiene que ir vestida y actuar, incluso en el momento álgido como un hombre...jos... si no perversión un poquito complicao sí que parece...Todo es válido si los dos están de acuerdo pero creo que a la chica como que lo del cinturón no le iba jajajajaja. Muy buena historia.

Muaksssssss.

Wolffo dijo...

Lunilla,
Puff, me he perdido, ¿sabes? pero lo peor es que no me pierdo en o que tí dices sino en lo que yo escribo. No tengo remedio. Un beso, reina.