miércoles, marzo 28, 2007

Palabras, palabras, palabras...

More than words


Existe el tópico de que los grupos heavies escriben las mejores baladas. Suelen ser canciones barrocas, recargadísimas, con delirios vocales y guitarreros, con demasiada virguería para parecer natural: no me gustan, vaya. Con esta canción de Extreme ocurre algo distinto. Resulta que tiene una guitarra acústica y dos voces. Punto. Máxima sencillez, absoluta belleza. Me atrevo con ella porque la canción me flipa, pero soy consciente de que la jodo en colorines. Anyway, está hecha en dos tomas. En la primera, la guitarra y la voz principal. En la segunda, la armonía vocal y golpecitos en la guitarra, porque no supe estarme quieto. Si no conoces esta canción, una de dos: o no vives en este planeta, o nunca te ha pillado la variadísima selección musical de M80 o KissFM. Si cualquiera de estos es tu caso, busca la original y píllala, verás qué temazo.

"Soy el que ya no te busca, el que ya no te llama, o eso es lo que tú crees. En realidad, soy el que te llama todo el rato, pero tú ya no oyes mi voz. O eso creo yo, porque a lo mejor sí que me oyes, pero no quieres que sepa que me estás oyendo y así, cansado de llamarte y no encontarte, retire mi insistente y enervante acoso a tu castillo.

Te acoso porque te necesito, porque vibro entre tus piernas, y tú crees que quiero desahogarme, que quiero calmar mi deseo, y eso es todo; pero no, que va, eso no es todo, cielo, correrme no es nada, correrme es vaciarme y lo que yo quiero es llenarme y sé que cuando entro en ti, el que se llena soy yo.

Es mi amor un florilegio absurdo que no te sirve ni para presumir, pues no puedes mostrarlo sin parecer rara; es mi deseo un inconveniente para que seamos sencillamente amigos, porque, lo sabes tú y lo sé yo, jamás podré abrazarte como amigo y siempre buscaré volver a oírte suspirar.

Por mucho que me esfuerce, por grande que sea el empeño que pongas, no te acordarás del héroe divino que te hizo llorar de placer, sino del que lloraba patético y desnortado suplicándote un poco de atención, un poco de roce. El héroe lo fue por más tiempo, pero el imbécil fue el último y en él me he convertido a tus ojos. Tus ojos bellos y ciegos, mi amor, tus ojos bellos y ciegos."

Ignatius escribió estos párrafos en su carta de despedida a Sureña Sincetas, el gran amor de su vida, y el efecto de esta carta sobre su amada fue nulo: aquél día, Carmen Sajero, cartera eventual, pintora intentándolo y preciosa, tenía la cartera de la Vespa irregularmente llena con el pollo que había comprado en horas de trabajo, aprovechando que su ruta pasaba por Manolo’s, el pollero guapo que le miraba el culo y bromeaba con ella siempre que iba a comprar. Bueno, el caso es que metió el pollo en su cartera y la carta de Ignatius quedó atrapada y no sólo atrapada: el pollo, que era bastante fresco (Manolo es un pollero honrado), dejó escapar restos líquidos sanguinolientos que traspasaron el papel que lo envolvía e impregnaron la carta dirigida a Sureña Sincetas que, oh, providencia, se quedó adosada al pollo y el destino del amor de Ignatius quedó ligado al de un pollo preparado para asar de Manolo’s.

Durante varios días esperó Ignatius respuesta a su carta. Sólo he reproducido aquí unos párrafos, porque el resto eran de índole personal e íntima en exceso, pero os puedo asegurar que, en términos literarios, amatorios e incluso jurídicos, era una carta que te cagas, o sea. El hecho de que Sureña no le contestara sumió a Ignatius en un desánimo que podíamos calificar de bastante desanimado, tirando a desanimado que te pedes, pero limitándose a sumirle en el desánimo, sin que el desánimo le cubriera del todo; le llegaba el desánimo hasta el cuello, pongamos, así que respiraba bastante animado, pero su corazón, sin embargo latía desanimado. Anímicamente, podíamos decir, no estaba del todo hundido, por lo tanto.

La carta no llegó, claro, porque cuando Carmen terminó su ronda no advirtió que la carta estaba pegada a su pollo. Llegó a casa y congeló el pollo, con la carta pegada, claro.

Una semana después, Carmen se prepara para preparar la cena. Esa noche va a tener invitados y, no me digáis porqué, pero el pollo asado de Carmen era famoso en su ciudad sureña. En realidad, todos sus asados tenían cierta fama, y ella misma era considerada la reina local del asado. Al parecer, uno de los trucos de Carmen era cortar un tomate en cuatro gajos y ponerlo encima de la carne que fuera (pollo, cordero, la que fuera) y dejar que soltara su juguillo sobre la carne. Luego lo tiraba, pero el tomate había dejado allí su saborcillo. Podéis probarlo, es un truco genial.

Bueno, Carmen saca el pollo ya descongelado del papel y es entonces cuando se da cuenta de que hay una carta ahí pegada. Lo que le llama la atención de la carta es que es una carta de las de antes: caligrafiada y personal. Una rareza en estos días. Y una putada. Resulta que es una carta que merecía ser entregada, mucho más que las demás, pero no la puede entregar, porque está hecha una birria, toda empapada de sangre de pollo y tal... Y necesita su trabajo y no puede permitir que una queja la deje sin curro. El caso es que la caligrafía le llama la atención. Es inusualmente cuidada. Mira el remite y no le dice nada. Sólo pone: “Soy yo, claro”. Bueno, como tiene prisa, porque sus amigos van a llegar, aparta la carta y la lleva a su dormitorio, donde espera poder leerla cuando se seque.

A Ignatius no le apetece demasiado salir esa noche, pero sus amigos, Listillo y Pizpireta, insisten en que les acompañe, que van a casa de una amiga que es artista y simpatiquísima. Odia que le intenten emparejar, porque, en su experiencia, las mujeres que los demás juzgan adecuadas para él suelen ser horriblemente inadecuadas.

Cuando Ignatius, Listillo y Pizpireta llegan a casa de Carmen comentan, en seguida, lo maravillosamente que huele ese asado

- Ese asado huele maravillosamente – dice Ignatius

- Oh, sí, maravillosamente – confirma Listillo

- Sí, desde luego, maraviyosamente – dice Pizpireta

Y todos la miran lamentando la pésima instrucción ortográfica que ha recibido Pizpi, pero nadie le dice nada, porque es muy violento decirle a una imbécil que pronuncia con faltas de ortografía.

La cena se desarrolla divinamente para todos excepto para Pizpi, para quien se ha desarroyado dibinamente. Ignatius reconoce que se había equivocado y que Carmen sería una mujer adecuadísima si no fuera porque está enamorado hasta los huevos, perdón, huesos, de Sureña Sincetas. Pero Carmen le cae de lujo, se ríen un montón.

Listillo propone un juego, bastante idiota, de esos pseudopsicológicos, en los que tienes que escribir palabras y se supone que cuando se piensa en una herramienta y un color todos escriben martillo rojo y cosas así. Pizpireta se sorprende de lo aburrido que es el juego. Ignatius, que está de acuerdo por primera vez en la noche con Pizpi, se sorprende de lo simpática y guapa que es Carmen y de lo poco que le apetece acostarse con ella, porque al lado de su Sureña, todo languidece. Listillo se sorprende de que Pizpi no cometa faltas al escribir y es verdad: escribe cojonudamente, pero pronuncia con mogoyón de faltas. Y a Carmen lo que le sorprende es lo muchísimo que se parece la letra de Ignatius a la de la carta que tiene en su mesita de noche, manchada de sangre de pollo.

Carmen se disculpa y dice que va al baño, pero antes pasa por su mesita de noche y se lleva la carta, para leerla a escondidas. A ella le ha caído genial también Ignatius y quiere saber qué cosas escribe este señor tan simpático por carta.

Mientras, en la mesa, la juerga se apaga. Pizpi quería que iciesen halgo distinto y Listillo empezó a bostezar y a rascarse el paquete.

- No me reféria a heso

- Oh...

- Ah...

(silencio bastante incómodo)

Vuelve Carmen con el rostro encendido. La carta en la que Ignatius se lamenta ante su ex-amada del final de su relación la ha enamorado por completo. Alguien capaz de escribir así, piensa, tiene que follar genial (ya se sabe que los artistas son un poco bastos). De modo que se las ingenia para echar con cajas destempladas a Listillo y Pizpireta y se queda a solas con Ignatius.

Hablan durante una hora y la cosa está que arde. Conectan de manera maravillosa. Todo parece muy fácil entre ellos. Se hablan con una intimidad desconocida para ambos y se ríen muchísimo.

Carmen lo ve claro: lo natural es que tengan sexo. Buen sexo.

Ignatius ni se lo plantea.

Carmen ataca, pero pilla tan de sorpresa a Ignatius, que aprovecha su boca abierta por la estupefacción para meterle la lengua hasta la campanilla.

- No, no, no... no puedo, lo siento, no pensaba que querías eso... lo siento, estoy enamorado de otra persona

- Lo sé...

- ¿...?

Y Carmen le enseña la carta.

- ¿Qué... qué hace esa carta aquí...?

Carmen se lo cuenta. Ignatius escucha entre dolorido y atontado la absurda peripecia de su misiva y se levanta para marcharse.

- No te vayas. Quiero poseer, quiero que me posea el hombre que escribe estas palabras.

Ignatius la mira extrañado, escandalizado, desubicado.

- No... No, mujer. Eso que has leído, son palabras, nada más que palabras... - se da la vuelta, abre la puerta, sale y antes de cerrar, asoma un poco la cabeza para insistir- ese no soy yo, son sólo mis palabras, nada más que palabras.

Cierra la puerta y, atrapado en un un terremoto de lágrimas que no quiere que nadie vea, se va.

Y Carmen supo, desde el principio, que aquello no era verdad.

Aquello sí que era auténtico. Era algo más.

Más que palabras. Mucho más.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustan tus historias con final infeliz y sin codornices (o eran perdices). Para las otras ya tenemos los cuentos infantiles, las tuyas se parecen más a la vida real. La canción la jodes pero eso sí con arte y estilo y desde el cariño.
Un abrazo hermano.
PD. Vuelvo a ser puntual no me reconozco.

Wolffo dijo...

FrayHermano
Sonando: Let's Dance - Beatles
Bueno, en este caso no diría yo que el final es infeliz, esta vez queda abierto, ¿no? Esa noche no se enrollan, pero todo puede pasar entre Ignatius y Carmen, ¿no te parece?
Con respectoa lo otro, qué cabronazo eres, colega, que sincero y qué cabroncete,jajajajajaaaaaa

el_Vania dijo...

Me quedo con las líneas en amarillo... la frase "por mucho que me esfuerce, por grande que sea el empeño que pongas, no te acordarás del héroe divino que te hizo llorar de placer..."
Macho, quien más y quien menos se ha sentido así... al igual que quien más y quien menos ha sufrido la variadísima programación de Kiss o M80...
Por cierto, muy digna esa versión...! Muy Wolffo Cherone... pero hay que rascar más para ser Wolffo Bettencourt, ya sabes... y no sé si será por evoca, pero me raja un poco el sonido... Por lo demás, los coros y tal, néctar, aquí estamos cantándola mi chica y yo...!
Salud/OS
Parece que tu vuelta ha sido en serio... y vaya!!
Abrazos vía AVE.

Wolffo dijo...

Vanitas-atis
Sonando: Love & marriage - Sinatra
Te quedas con lo bueno, ladrón... Pero eso pasa, ¿verdad? toda una vida siendo de puta madre, la cagas, y ya eres el que la cagó, no el tío de puta madre que todos creían que eras. Que le pregunten a Cardeñosa. En cuanto a la versión, no me seas mentirosa, está p'al culo, lo sé. Hay algún verso bien cantado pero eso es todo. No soy buen guitarrista, pero es que, además, esta versión está grabada en dos tomas, pero ambas con un micrófono al aire y punto. Así que el sonido original ya era malo. Si a eso le unes el streaming (creo que se llama así), la compresión de evoca, el resultado es ese engendro que todos pueden oír. Y en el AVE en dirección a ...? no me digas que ya estás de vacaciones, porque eso pondría en peligro nuestra incipiente amistad. Pasadlo bien

Anónimo dijo...

uh, me quedo bocas, cabronazo, que historia tan bien contada, y el concepto de hablar con faltas de ortografía, es genial. Me voy a por el otro, que parece que tienes el nervio.

Anónimo dijo...

No sabes lo que hiciste al escribir esta historia.

Como no tuvo final feliz, Ignatius se cambió de barrio (pensó que era la formaa más sencilla de cambiar de cartero) y ahora es vecino mio.

El tipo nunca se recuperó de no haberse solazado con tamaña mujer y se dedica día y noche a prácticas masturbatorias.

A mi me daría igual, pero el amigo es de lo más escandaloso y esto es un no parar entre los llantos desesperados de pura impotencia mental por lo que no hizo, y los gemidos de place.

Eso sí, siempre, siempre, acaba comiendo un tomate misteriosamente partido en cuatro gajos...

Inmensa historia amigo.

Un abrazo.

Morgana dijo...

La historia está bien... pero no puedo dejar de escuchar la canción.

La conozco si, claro que la conozco... no me cansaré jamás de escucharla.

Vaya sorpresa...

Wolffo dijo...

Buch
Sonando: Silvia Sobrini - Los Nikis
La verdad es que sí, colega, cuando mi corazón llora, mis dedos tiran millas. Y tú, desde tu atalaya de jeque del petróleo te preguntas ¿y a mí qué, que tu corazón llore? ¿por qué me lo cuenta? Y yo te contesto: pa que te jodas. Ahora, en serio: gracias, txabalotte.

UnFos
Sonando: Wouldn't it be nice - Beach Boys
Créeme: sé lo que hice.
Lamento que al pobre Ignatius le afectase tanto y que sus consecuencias te salpiquen, aunque espero que no sea literal esta expresión... Te has fijado en lo del tomate... eres como Guisantilla, que siempre se fija en el detalle que a los demás pasa desapercibido. Un abrazo y gracias, amigo.

MariMorgan...
Sonando: Milonga del marinero y el capitán - Los Rodríguez
Vaya... siempre me sorprendes. Sé a ciencia cierta lo que te gusta la canción, cómo olvidarlo, pero imaginaba que, por eso, por lo que te gusta, no soportarías esta pésima versión mía. Eres un solete. Gracias, Morganilla, muchas gracias y muchos besos, que veo que a ti se te han olvidado...

LuNegra dijo...

Interesante declaración ;-P. Pero intento escuchar la música pero me es del todo imposible, no consigo oirla, ni descargarla ni nada. No sé si hago algo mal que seguro que si ¿me orientas?

Bechos.

Wolffo dijo...

Lunegra
Sonando: Up around the bend - Creedence CR
A veces se cuelga la cosa. Normalmente, basta con recargar l apágina y esperar a que esté cargada del todo antes de darle al play. para descargarla, sigue este enlace:
http://www.evoca.com/myrecordings/my_recording.jsp?rid=54835
y en los botoncitos azules le das a descargar y ya. besos Lunegra.

Morgana dijo...

Pésima versión? no me ofendas... te hacía conocedor de mi buen gusto!!! ;)

Ah... se me olvidaban los besos otra vez (yo había entrado para eso)

Mil y uno para ti wolfferas...

Wolffo dijo...

Morgana
Sonando: I can see clearly now - Johnny Nash
Vale, vale, tomo nota de lo de los besos... y de lo otro.
Gracias, wapa. Molas.

Anónimo dijo...

Yo dejé comentario ayer. No lo veo, se borró. Ufa.

Que decía que estás escribiendo precioso y seguido y que aunque termine dormida me da igual, me gusta leerte. Je.

Y ahora miro el otro, el de hoy
(si me atraso tengo los fines de semana, se me ajuntará para leer, eso también es lindo)

Wolffo dijo...

Rayitas
Sonando: Put the message in a box - World Party
Oh... vaya eso me ha pasado a mí a veces en otros sitios y da una rabia enorme. Escribes un comentario genial y cuando le das a enviar o lo que sea, desaparece todo.
De todas formas, Rayitas, muy precioso no debo de estar escribiendo cuando terminas dormida. A mí me pasaba eso cuando respasaba mis apuntes de Historia del Derecho.
De todas formas, nunca sabes la utilidad que tendrán tus palabras. Imagino que... se me ha ocurrido una idea que... bueno, si en vez de decirte o que te iba a decir, a lo mejor me sale un post. Eres grande, Rayitas. Un bexo, niña.

Anónimo dijo...

Mirá, tanto no me duermen tus postes, que vuelvo por más a la mañanita, haciéndome un hueco antes de ir al trabajo!

(es que ya me estoy acomodando los horarios, nosotros empezamos el año escolar en marzo, es eso)

Besotes y gracias por tus palabritosas, que me vienen bien hoy.

Wolffo dijo...

Rayitas
Sonando: Wrong'em boyo - Clash
jejeje, qué buena persona eres, condená...
Un beso y buen finde

Fugaz dijo...

Gracias por traerme hasta aquí,voy a pasear por tu blog.

Y te seguiré de cerca.

Un beso

S

Wolffo dijo...

Fugaz
Sonando: Don't stop - Fleetwood Mac
Estás en tu casa, fuggie. Adelante...

Anónimo dijo...

Muy copado. Gracias

Wolffo dijo...

No tengo idea de lo que quieres decir con el comentario, Juan Pablo.
Pero de nada.