jueves, febrero 15, 2007

Queda el dolor

Hoy, casi 3 años después, empieza el juicio por el atentado del 11 de marzo de 2004 en los trenes de Madrid. Un atentado brutal, despiadado y sangriento que cambió para siempre, al menos, mi percepción sobre la capacidad para el bien y para el mal que tiene el hombre.

Sabes, yo siempre he sido terriblemente escéptico sobre el valor de las terapias de psicólogos y siempre que hay un atentado, o un accidente y o un desastre natural y oigo que “equipos de psicólogos ya se encuanran en el lugar de los hechos prestando ayuda a los afectados” pienso que es una pérdida de tiempo estúpida y estéril. ¡Buff, psicólogos...! suelo pensar, ¿no podrían dejarlo estar?

“Hablemos de ello”, “sólo podemos arreglarlo si lo hablamos”, “hablando se entiende la gente” y frases como esa son, en mi cabeza, puro blablá, frases vacías, poses idiotizantes. Cosas de esas que decimos para intentar convencernos de que tiene que ser así, porque si no, pobres de nosotros, que no sabemos llorar.

Hoy me ha pasado algo que me pasa cada vez que alguien, o algo, me recuerda aquel maldito día. Estaba escuchando la radio y ha llamado un bombero, el jefe de la primera dotación que acudió a la estación de Atocha. Yo estaba a mis cosas. Y el relato del bombero, que no se diferenciaba de los miles de relatos que hemos oído en estos tres años, usaba las mismas palabras, los mismos silencios emocionados, se le cortaba la voz en los mismos momentos... ha vuelto a ponerme el alma del revés y me he sorprendido, de nuevo, bañado en un mar de emociones confusas. Llorando irremediablemente por el shock emocional, por el impacto salvaje que ese día dejó en mi recuerdo. Ha dicho que hoy, tres años después, sigue en tratamiento psiquiátrico.

He vuelto a sentir cómo se me descomponía el cuerpo, como mis ojos se nublaban, inopinadamente, de lágrimas salvadoras por toda aquella barbarie y de nuevo, vuelvo a sentirme huérfano, sólo, a sentir que nunca, nadie, será capaz de limpiar ese pozo negro que es cierto rincón de mi espíritu. He llegado a pensar si no necesitaría yo tratamiento, no ya para tratar de olvidar, que no es eso, sino para que, al recordarlo, no me sienta tan espantosamente abandonado en este vasto mar de dolor. Pero creo que tendré que vivir con ese daño toda la vida, porque, al fin, he comprendido el significado de la expresión dolor inconsolable.

Todos los que me habéis leído (¿quedará alguien ahí fuera?) sabéis de mi posición política, en general y con respecto a este atentado, pero hoy no quiero ni mentarlo, porque todo está envenado. Asquerosa y dolorosamente envenenado. Y ese veneno, créeme, es letal.

Durante mucho tiempo he pensado que eso, la política y el no saber, estaban en el fondo del dolor, pero ahora sé que no es así. Sé que me importa un bledo quién lo hiciera, porque lo que me rompe el corazón es el hecho, no su autor, a quien deseo la vida más larga y sufrida que se le pueda dar. Me da igual lo que determinen los jueces, porque sé que lloraré amargamente (y no es una forma de hablar, lloro lágrimas húmedas y amargas) cada vez que un policía, un bombero, un enfermero, un empleado de Renfe o un testigo cuente su historia, su experiencia. Siempre igual, siempre distinta. Todos hablan, usan las mismas palabras, cuentan las mismas cosas, tienen las mismas sensaciones, porque aquel atentado fue, en mi alma, el principio del fin.

En el fondo de aquel terrible día está el dolor. Está la incomprensión de lo que la mente del asesino guarda para provocar semejante masacre. En el fondo de todo está la condición humana, hermosa y espantosa, capaz, por igual, de dar la vida y también de quitarla.

Y siempre quedará el dolor. Un dolor incomprensible e inagotable, que es una llama eterna que nos avisa, el testigo que nos advierte del peligro de nuestra inteligencia. Pienso en si alguna medicina, algún tratamiento podría sanarme, curarme esta herida tan dolorosa y tan profunda y concluyo que no; que tal vez, lo que me sanara fuera, precisamente, la enfermedad.

Si mi mente fuera incapaz de recordar, si perdiera la memoria, acaso selectivamente, entonces, divina paradoja, mi enfermedad sería mi salvación. 192 personas perdieron la vida aquel maldito día. Yo no conocía a ninguna de ellas, pero la ausencia de cada una de ellas me duele incomprensiblemente como la ausencia de 192 seres queridos. No encuentro terapia para semejante daño y, te confieso a media voz, tal vez no quiera encontrarla.

Porque las lágrimas del dolor, como una tormenta de verano sobre Madrid, me limpia las calles atribuladas del alma. Y, dándome esperanza, la luz la luna.

¿Qué es lo que me queda después de todo?

Queda el dolor, sólo me queda el dolor; queda todo el dolor.

44 comentarios:

Guiss dijo...

Ojalá «sólo» quedase el dolor en general, es la única consecuencia lógica de un atentado terrorista tan brutal e inhumano como cualquiera. Pero el dolor es lo último de la lista en la actividad frenética que han desplegado desde el minuto uno algunos, demasiados.
Yo siempre he pensado que el dolor no se cura, sólo nos acostumbramos a sentirlo ahí, hasta que se hace un poco compañero de viaje, y entonces, aunque lo sintamos, sabemos que podemos soportarlo.
Un beso, compadecido esta vez.

Anónimo dijo...

Hola amigo. Yo también.

Anónimo dijo...

Mi opinión sobre el dolor es profesional, así que, como no sé qué pintaría en este blog tan chulo y tan sentido, mejor me la guardo para ninguna ocasión. Un abrazo, y no concibo un ser humano medianamente apreciable que no guarde un crespón encendido en su corazón para que no se olviden momentos como el que citas.

Eso sí: los psicólogos son una mierda.

Anónimo dijo...

Cuando un amigo está triste y dolorido no digo nada y sólo lo abrazo y estoy.

Abrazos (que intentan acoger a muchos, algunos ni siquiera lo saben, los abrazo igual)

Estoy.

el_Vania dijo...

No hay que olvidar ese dolor. Hay incluso que usarlo para sacar lo mejor de uno mismo y tratar de hacer que las cosas sean mejores para todos.
Comprendo y comparto tu dolor, amigo. Pero a veces lo más terrible es lo que nos hace ser tan buenos.
Un gran abrazo.

Anónimo dijo...

No quiero que se me olvide, comparto contigo ese sentimiento, algo se me rompió ese día que nada ha logrado tapar su sitio, nada.

Y quiero que siga así, es necesario no olvidar, no echar nada en su hueco que lo sustituya.

Hace poco pasé por Atocha y sentí, sentí y sentí. Y me alegré de que así fuera.

Besos Wolffo, no sabes qué alegría leerte.

Anónimo dijo...

Solo puedo darte un abrazo, porque no me salen las palabras...

Anónimo dijo...

Fueron unos días terribles, para mí hubo un antes y un después.
Si fue traumático para los que no estábamos allí no quiero imaginar para los que sí lo vivieron en sus carnes.
Ojalá nunca más pase una cosa así.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Yo sentí un miedo horrible, miedo por los que iban en los trenes, miedo por unos amigos que viven junto a la estación, miedo por todos mis compañeros (alguno tuvo la suerte de perder ese tren por escasos segundos) que lo utilizan cada día... Pero sobre todo, miedo por mi hija que acababa de nacer hacía pocos días (yo estaba haciendo los papeles del registro civil cuando me enteré).

No puedo estar más de acuerdo contigo en el post de hoy.

Un abrazo.

Binche dijo...

(jo, mi comentario se ha ido a la porra!!!!)

Bueno, no sabes cómo te entiendo. Sigo sintiendo mucho dolor cuando pienso en esos oscuros días, llenas de desazón y muchísima tristeza. Creo que recuerdo cada minuto del día de los atentados, cada noticia que salía en la radio o en la tele.
No se me podrá olvidar nunca. Nunca. Y duele.

Besos, muchos besos

Anónimo dijo...

Queda el dolor y ese dolor no habrá justia que lo haga desaparecer...

Un abrazo Wolffito

dockof dijo...

Dolor, Wolf ... y un hálito de invisible tristeza.
Porque yo me siento irremediablemente triste sobre este tema.
Pero no pienso cortarme, ni hacerme el machito al respecto. Tienes mi hombro disponible pa llorar, amigo.
Un big abra, Lobbo.

Anónimo dijo...

Sí, y tienes razón, siempré quedará aglo de ese dolor. Buen post.
MODO S.B. ON
De todas formas, confiaba en que habías abandonado para siempre este estercolero y que no tendría que volver a ver tu jeta de reprimido sexual, que habrá matado por la calle a miles de voyeurs por paro cardíaco, al ser una visión análoga a ver el culo de Marilyn Manson, cabrón comemierda.
MODO S.B. ON
Mis respetos.

Anónimo dijo...

Por supuesto, al final quería concluir con OFF, mamarrachos.

Anónimo dijo...

te acompaño, si no te importa.

Lau

Anónimo dijo...

Soy otro de los que te leen y nunca dicen nada, pero este comentario no es para ti, Wolffo, sino para S.B.
Porque los que no tienen nada intereante que decir, sencillamente, no se callan?
Si confiabas en no volver a ver lo que fuera, tío, ¿para qué vuelves?

Antonio Castaño dijo...

Comparto tu dolor hermano wolffo, no es solo es veneno lo que lo rodea es puramierda (con perdon), me da asco ver a politicuchos de uno y otro lado intentando aprovechar el dolor ajeno por unos simples votos, que se los metan donde les quepan. Una gran ocasión para romper tu silencio.
Un abrazo muy fuerte.

Anónimo dijo...

Para el usuario anónimo:

Intentar ocultar tu idiocia mediante comentarios tan banales como ese, casi onomatopéyicos por su raquítico contenido y esencia, es inútil, ameba. Para comenzar a hablar conmigo, cúrrate algún comentario que exprese algo (y ponte un nick, gilipuertas), porque con la conversación que das lo mismo la gente se piensa que eres un árbol o una columna, primate.

Mr. TAS dijo...

carroñeros que buscan carnaza.... son los únicos, los políticos, los carroñeros sin escrúpulos, pues hasta los buitres, en esta tierra donde vivo, han dejado de serlo!

(no es mi intención frivolizar)

un saludo

Anónimo dijo...

S.B. Tu si que eres idiota llamas nick a s.b. ademas te equivocas tu nombre es s.o.b. es decir hijo de puta en siglas inglesas.

Anónimo dijo...

Y hacer el duelo es lo único que nos diferencia de la barbarie. Y que haya quien lo pueda expresar tan limpiamente es lo que nos salva de la ignominia de olvidar.
Te quiero, Wolffo.

Anónimo dijo...

No hay consuelo. Y el que aún tiene huevos de fabricárselo, está más perdido que yo. Que se dice pronto.

Anónimo dijo...

Qué comentario tan poderoso, Paco. ¿De qué tienes relleno el encéfalo, de helio? ¡Te habrás quedado a gusto con esas cuatro líneas de puras gilipolleces!(aunque lo de S.O.B. se te habrá ocurrido junto a tu hermano el del Síndrome de Down, porque a tí solo imposible).
A ver si lo entiendes con un croquis, maldito australopithecus:
Yo = superior/web = basura/yo+web = humor negro/tú = puta del pueblo/insultar putas = divertido/divertido+tú = no compatible.

Anónimo dijo...

Sé que no debería de hacer esto, pero... ti no lleva tilde.

Nada, un saludo.

Anónimo dijo...

Hola Yambra, o lo que es lo mismo, hola pedazo de puta asubnormalada. Quien ha de recurrir a una tilde para defenderse o contestar como único recurso posible, es que verdaderamente está muy jodido. Lástima que Lázaro Carreter halla muerto... pero tranquila siempre puedes meterte un Larousse por el recto hasta que se te rompa el esfínter.

Wolffo dijo...

Querido s.b.,
deliberadamente, estaba dispuesto a no comentar porque, francamente, el que un memo como tú me honre con sus patéticos intentos de insultar, no me resulta ni medio divertido. Cuando alguien hace el esfuerzo que se te nota a ti que haces por que su sintaxis no revele al cretino que la vomita, merece, al menos, el premio de la ignorancia; premio que estaba dispuesto a darte por ser tan jodida y aplicadamente imbécil. Lee con atención, tontín, y vete a dar por culo a otra parte, que aquí sólo vas a encontrar desdén.
Ha hecho muy bien Yambra en señalarte que ti no se acentúa, macho, hay que escribir correctamente, y más cuando uno tiene el delirio de creerse superior a los demás; y lo hubiera dejado ahí si en tu necia respuesta no hubieras escrito "halla", presente de indicativo del verbo hallar, donde deberías haber escrito "haya", subjuntivo del verbo haber. Es una lástima que toda la fuerza de tu poderosa argumentación (lo del Larús y todo eso, es realmente elevado) se diluya en tu burricie gramatical, pero así sucede desde el principio de los tiempos. Gabriel Estornos era un genio y sus discursos, piezas literaria y filosóficamente impecables. Pero pasó a la historia como el "loco desnudo" porque tenía la manía de dar esos discursos en pelota picada. Lo mismo te sucederá a ti: serás el idiota que no sabe escribir. Así que hazte un favor, nene, y desaparece, que das grima, lástima y un poco de risa floja.

Anónimo dijo...

Ay Wolffo... me vas ha hacer de llorar con este comentario tan incisivo y malvado. Estoy ocupado para contestarte como mereces, pero sí te recordaré brevemente la época en la que ibas a otras webs a recibir estopa, cosa con la que disfrutas. En cambio aquí siempre tuviste tu "otra" cara... ¡Snif!

Anónimo dijo...

Jajajajaaaaaaaaaaaaaaaaa, sigue, por favor, hacía tiempo que no sentía tanta curiosidad (profesional) por nada ni nadie, jajajajaaaaaaaaaaa.

Y recuerda que un Pepinho de tu calibre debería decir reto (si es que comprendes el conceto, claro...)

Nada, lo que necesites.

Anónimo dijo...

¿Acaso pretendes hacer gracia con ese humor propio de un teletubbie con sobredosis de heroína? Mira "maja", acabo de ver tu truño blog, el cual da ganas de llorar nada más verlo, con esa apabullante media de 0 comentarios por post. ¿Acaso pretendes atraer hackers que te echen abajo la página por ser tan atrozmente ridícula? Es una pena que un virus no haya destruído ya ese infame agujero de estiercol...
P.D. El que se lo pasa bien soy yo, pero vamos, infinitamente más. Es que estoy disfrutando como una hiena.

Anónimo dijo...

Jajajajajaaaaaaaaaaaaaa, vamos, que no decaiga, jajajajaaaaaaaaaaaaaa

Anónimo dijo...

Tu comentario es totalmente carente de sentido y/o ingenio, pero aún así mi iguana disecada está aprendiendo bastante contigo, meretriz.

Anónimo dijo...

No, por favor, jajajaaaaaaaaaaaaa, no te rindas ahora, que tú puedes, jajajaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa...

Anónimo dijo...

No estoy aquí para divertirte inútil, para eso ya está el zoo donde vives. Te tratarán muy bien, porque cuando sacrifiquen a tu madre ya sólo quedarás tú como representante de toda una raza en extinción y colectivo de infelices negados.

Anónimo dijo...

¡Bravo! Lo haces muy bien, jajajajaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa...

Anónimo dijo...

Se nota que vuelves a por más, como perra que eres. Anda, tómate la pastilla roja y sal de matrix, que comienzas a desvariar, hija de 47 padres.

Anónimo dijo...

Muy bien, y ahora... ¡salta el arillo!

¡Ale... hop!

Anónimo dijo...

Pero qué insulsa, insípida y sosa eres, pedazo de neanderthal. A mis 17 años nunca había visto nada parecido. Estoy observando que o eres una puta retrasada (va a ser que sí) o estás tan flipada que piensas que tus comentarios me producen algún estímulo; y no, indiferencia, nada más. A ver si alguien contesta algo interesante, porque tu te estás luciendo menos que Matusalén en coma.

Anónimo dijo...

Jajajajajaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo contigo Wolff. Los psicólogos no son una pérdida de tiempo. Es cierto que nada borra el dolor. Lamentablemente no existe fármaco o terapia que lo elimine. Pero si impide que se enquiste, te bloquee, te pudra por dentro. El apoyo psicológico a las víctimas (siempre) pero sobre todo en la fase de shock es fundamental para que su vivencia no les desestructure de por vida. Está claro que jamás volverán a ser los mismos, pero al menos, deben tener la oportunidad de seguir a delante.
En cuanto al 11M, no puedo añadir nada a lo dicho. Recuerdo como si fuera ayer aquel día. El estupor, la angustia, la sensación de irrealidad. Y sobre todo el dolor.
Me alegra leerte de nuevo. Me alegra de verdad.

Anónimo dijo...

Y ese s.b. (¿sobradamente bobo?)...¿de que jaula se ha escapado?

pijomad dijo...

Como me gusta lo que dices.. y cómo lo dices.. ¿puedes volver por favor? Eric Clapton.

Y por favor,... ¡actualiza la versión de blogger..! No come...

Anónimo dijo...

Comparto este sentimiento Wolffo.
Solo eso

Un abrazo

Anónimo dijo...

Oh, que ambiente tan bucólico se respira en este inmaculado blog. Los duendecillos del bosque merodean y bailotean alrededor de esta cálida fogata, donde oh, se reúnen todos estos mongoloides adictos al onanismo.
Por ahí canta de nuevo Yambra, con ese IQ ligeramente superior al de una salamanquesa y con esa alegría interior, que merece ser callada con un falo hasta la tráquea.
Pero oh, también vemos a Andaya cuyo mérito principal parece ser aporrear el teclado con las pezuñas y dar a la tecla de intro con los cuernos, a ver que sale.
Cuánta sabiduría, me tenéis anonadado, de verdad.

Anónimo dijo...

Bravo!!!

Y ahora, por favor, no se distraigan: voy a meter la cabeza entre sus fauces, y la emoción consiste en comprobar si soy inmune a la piorrea de aracnoides...

¡Ale... HOP!!!