jueves, abril 20, 2006

Eso va a ser el manguito. Fijo.

Dentro del capó.

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>Sólo los más fervientes seguidores del Diario Pop, o de Flor de Pasión serán capaces de recordar esta canción que traigo hoy aquí en una versión, esta vez sí, muy diferente a la original. No voy a poner de quién es y espero que Buch no me delate, pero esta vez, ni Yambra lo acierta. ¿No es una hermosa metáfora?


El otro día, hablando con Buch, nos acordamos de Javier Purgas. Un tío zumbado, de verdad. Seguro que todos habéis tenido un amigo parecido: con no demasiadas luces, pero acostumbrado a salir del paso trapicheando a todas horas y en todas partes. Un auténtico buscavidas.

Corría la leyenda de que Purgas, de pequeño, se había dado tremenda hostia en la cabeza y que eso le había afectado al comportamiento. Era bonito eso: tener una excusa que te libere de toda responsabilidad de por vida. “Es por lo del golpe”, solíamos decir cada vez que hacía alguna. Y estaba continuamente haciéndolas, cosas de verdadero zumbado. Era el clásico que, sin despeinarse, organizaba peleas de escarabajos o cucarachas especialmente grandes contra lagartijas ciegas (ciegas porque el angelito les sacaba los ojos), sabía de dónde sacar ratoncitos, o ratas, vendía morera para los gusanos de seda, nunca tenía un pavo en el bolsillo, pero acababa las colecciones de bimbo antes que nadie…

El día que le conocí había bajado a jugar al fútbol con Mich y Buch y Ramonete, como de costumbre. Jugábamos al fútbol en un aparcamiento peligrosísimo para nuestras rodillas y para las tulipas de los pilotos de los coches que aparcaban ahí. Bien, como de costumbre, nadie quería quedarse de portero. “¡Ulti de portero!” era la primera frase que se oía una vez decididos los equipos. Aquél día me tocó a mí quedarme en primer lugar. Ramonete era malo, pero no tenía mala zurda a balón parado. Disparó un balón ajustado al poste (un 850 especial – los de 4 puertas- azul marino) y yo, aunque era un poco palomitero, esa tarde no tenía demasiadas ganas de tirarme, así que me limité a seguir con la vista la trayectoria envenenada del esférico. Éste rodó y fue a parar debajo del coche.

Me agaché, vi dónde estaba el balón y metí la mano, sin mirar, para sacarlo; no llegaba, así que me coloqué de forma que pudiera meter bajo el coche la pierna y sacar el balón de una patada elegante y rasa. Accioné mi pierna derecha con tal fin y, antes de impactar el cuero noté algo blando y ese algo blando, además, dijo:

- ¡Miau!

Mierda… aquello sonaba como un gato. Con cuidado, metí la cabeza para confirmarlo y bueno, aquello parecía un gato, sí, pero no tenía pelo y estaba pegado por la tripa a los bajos del coche. Yo había oído –y visto- que los gatos en invierno se metían bajo los coches que acababan de aparcar para estar calentitos, pero no era el caso: hacía muchísimo calor y ese gato no parecía estar ahí por gusto.

- ¿Qué pasa, tío? – dijo Buch

- ¿Qué pasa macho?- dijo Mich

- ¿Qué hashesh? – dijo Ramonete escupiendo cáscaras de pipa rechupadas, mientras otras quedaban adheridas a las comisuras de los labios y a la barbilla por el exceso de saliva.

Saqué la cabeza de debajo del utilitario y dije a mis colegas:

- Joder, tíos, hay un gato… pero está calvo

Rápidamente aparecieron otras tres cabezas infantiles bajo el 850 especial.

- Más que un gato, parece un mamut – dijo inexplicablemente Ramonete; intentaba, sin duda, ser gracioso, pero joder, sin ningún éxito, sin gracia, sin sentido.

- Joder, parece que intenta follarse el cárter – dijo Buch

Y entonces oímos esa voz chillona, desagrable, pero llena de autoridad, del Purgas:

- El cárter no está ahí, idiotas

Sacamos nuestras cabecitas ligeramente humidificadas y le vimos. Flequillo al viento, ropa de calidad estándar, actitud chulesca y amenazante, como si fuera a pegarnos, pero sin tener ni media torta..

Buch defendió su teoría.

- ¿Ah, no…? ¿y entonces qué es eso que le queda a la altura de la picha?

- Eso va a ser el manguito. Fijo.

Y todos nos lo tragamos. Sólo Mich reaccionó:

- ¿Qué hace ahí ese gato? ¿lo has metido tú?

El Purgas dominaba estas situaciones. Epatar a los pardillos, digo. Y mirándonos de hito en hito, nos dijo.

- Sí lo he puesto yo ahí. Es el sacrificio.

Nos quedamos de piedra.

- ¿El sacrificio…?

- Sí, chavales, el sacrificio – nos dijo, ya absolutamente dueño de la situación- todos los años hago un sacrificio… y este año le ha tocado al gato. Lo he atado a los bajos del coche, a ver cuántos días dura…

Varias cosas: todos queríamos hacer cosas como el sacrificio, sonaba genial, aunque seguramente habríamos sacrificado, como mucho, una hormiga o algo así.

Por otra parte, empezamos a mirar con gran respeto a alguien capaz de coger un gato y atarlo a los bajos de un coche sin resultar seriamente herido.

Cuando esa noche, en estado de shock, llegué a casa y le conté a mi madre lo que había hecho el Purgas, me dijo:

- Es por lo del golpe.

Aquella fue la primera vez que oí esa frase atenuante, y la primera vez que me contaron la leyenda urbana del golpe. Todo lo que hacía el Purgas quedaba bajo ese paraguas mágico de “es por lo del golpe”. Tenía esa suerte. Yo, con estos ojillos, le vi meter a Tets, la peluquera bajita y tetona, un petardo en el escote; tirar al perro del Pelícano, un cocker negro llamado Timón, desde un séptimo piso; deshinchar las ruedas de la moto de un policía mientras éste nos pedía la documentación; tocarle las tetas a la madre de Palomo, que estaba buenísima, mientras le daba inocentes besos en la mejilla con recuerdos de su madre…

Lo último que supe de él, puede ser de hace unos 20 años. Él debía tener un par de años más que yo, así que rondaría los 24 o 25. Supe que llenaba el depósito de su Ibiza diésel con gasóleo agrícola porque era mucho más barato. Siempre igual.

Seguro que hoy está ganando una fortuna en cualquier sitio extraño. Seguro que se ha hecho pasar por ingeniero aeronáutico y está en la NASA o algo así. ¿Habéis visto algún montaje fotográfico de esos en los que una persona se abre la cabeza, como si fuera el capó de un coche? Estoy seguro que si hiciéramos eso con Javier Purgas no habría nada dentro.

Nada dentro del capó. Y los bolsillos, llenos. Y la sonrisa, en mi boquita, de acordarme de semejante semejante.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

No he podido escuchar la canción, la escucharé en casa.
¡Flor de Pasión! todavía lo ponen, muy tarde por la noche, ¡sigue Juan de Pablos!! con sus presentaciones con esa risa-tosecilla, ¡qué recuerdos! escucho ese programa desde que tenía 16 años, cuando peinaba tupé...
Abracitos y buen finde

Anónimo dijo...

como me gustan estas historias tuyas, como me gusta como las cuentas... creo que todos hemos tenido un amigo en la pandill asi de insustancial y asi de kamikaze y a todos siempre nos ha dado envidia cuando veiamos que a ellos nunca les pedían explicaciones.

Un besazo enorme Wolffillo, no se te me has enterado de que estoy trabajando en algo que me gusta muchiiiiiisimo y estoy contenta contenta..

yo tambien tengo ganas de verte, y que me cuentes esa nueva aventura como va..

otro besazo enorme

Anónimo dijo...

Jo, tío! Leo tu post y me vienen mil recuerdos de mi infancia.
De cuando "pasábamos" regaliz en el cole de las monjitas. Yo vivía a las afueras de la ciudad, en medio del campo; cortábamos ragaliz de palo, lo pelábamos y hacíamos atadijos de 10 barritas, y ¡hala! al cole a comerciar.

También me acuerdo de cuando mis hermanos atrapaban lagartijas en las tapias del convento de las Clarisas y con una jeringuilla llena de agua les hinchaban la tripa hasta que se morían sin poder retorcerse.

Los chicos de mi barrio eran bastante más bestias que las niñas.

Recuerdo también sus competiciones a ver quien alcanzaba más lejos meando, y nosotras, mientras, escondidas para que ellos nos viesen. O cuando en estas competiciones sustituían el líquido amarillo por lo que salía tras unas "pajillas".

¡Ay!! ¡Cuántos recuerdos!!!

Anónimo dijo...

Pero es que tenía una cicatriz en la cabeza en forma de herradura. Estaba más loco que una cabra. Y hablaba y hablaba y era imposible de evitar porque ¡te agarraba de la cara obligándote a que le miraras mientras te hablaba! Con esas dotes de persuasión no me extrañaría que hubiera acabado de tele-predicador. Amen

Mons dijo...

Pues a mi me ha recordado una escena genial de los simpson, en la que el diablo juega a los bolos con la cabeza de Hommer, ésta choca contra ellos y se abre, cae una nota que pone "Te debo un cerebro, firmado: Dios".

Besos golferas, me encantan tus historias.
Muasssssssss

Anónimo dijo...

Esto está muy bien contado. Aunque yo no conciera a Martinez Purgas farias, o Farias Purgas o Martinez Farias Purgas, después de leerte lo conocería. ¿Y los silbuidos para llamarte? FIUUUUU!!!!! Y gritos, y pegaba a sus perros. Pero sobre todo hablaba y hablaba y hablaba......¿Es un fenómeno planetario, por cierto y la gente se está volviendo pesada?

Wolffo dijo...

Ararat
Juan de pablos, un señor de las ondas; yo creo que Tom Petty pensaba en él cuando escribió The last DJ. Pues, dependiendo de los años que tengas, a lo mejor recuerdas esta canción. Un abrazo, amigo.

MariGildi's
Y cómo me gustas tú a mí... qué gustito verte siempre. Pues si verte con un curro que no te gustaba era un gustazo, ahora debes estar radiante. Un beso de elefante.

T.
los tíos éramos unos cerdos... pero las chicas no estábais nada mal cuando os quitábais la careta, ¿eh? Lo de las lagartijas tengo que probarlo. Mi casa es un hábitat lleno de lagartijas. Un beso.

Mich
jajajajajajajaaa, es verdad, te cogía la barbilla para que le miraras... Era un caso, el tío. Como una auténtica regadera. Con lo buienecillos que éramos nosotros...

Mons
jajajajajajajajaa no conocía esa, pero es buenísima. Seguro que el purgas tenía una igual. Un beso pa ti, monsita guapa.

Buch
jajajajajajajajajaja, los silbidos, es verdad, silbaba sin dedos, como un pastor... Él era mucho más que pesado. Era muy, muy especial, muy raro.

Anónimo dijo...

Yo tengo un medio tío igualito.

LO he visto arruinarse tantas veces y tantas veces aparecer con un Mercedes descapotable que he perdido la cuenta.

No tiene estudios, pero si le hubiese dado por hacerlos sería ingeniero de satélites cuando menos.

Yo creo que hay personas que nacen con el tranquillo cogido a la vida y se ríen de los que no lo tenemos y luchamos por intentar adivinar su significado cada día.

Pero tu colega se pasó con lo del gato y el cocker. No sobrevivió ninguno de los dos, no?

Buen fin de semana!

Anónimo dijo...

Quien no halla tenido un Purgas en su vida debería buscar uno para no dejar pasar su existencia sin experimentar esa sensación.
Yo he cubierto con creces mi cupo.
Hay muchos especímenes como tu colegita sueltos por ahí (categorias infantil, adultos y tercera edad)que con la excusa del golpe no se cortan ni un pelo a la hora de hacer todo lo que se les pasa por la cabeza, aunque no tenga sentido o al menos nosotros no se lo veamos.
Ale, a cuidarse.
Saludos.

Anónimo dijo...

¿Honesto? ¿Yo? Amos anda, no me jodas...

Slogan es el sobrenombre de un tipo, no de una banda, en cuya partida de nacimiento pone José Miguel Nieto.

Wolffo dijo...

MDM
es verdad, son como una franquicia. Me pregunto a quién se le ocurriría la nefasta idea... Un besote y cuídate tú también.

yambra
Perdona, no quería ofenderte, pero me descubro ante ti. ¿Es que no hay nada de música que no sepas? Yo no sabía el nombre real de Slogan fuera ese; eso sí, sí que era un tipo, un geniecillo, pero es que, si te fijas bien, en su música se nota que no es un grupo, sino un tipo que toca con maquinitas. Para mí, Slogan tiene otras dos obras maestras: Torres de viento y Dos paradas después. Y ya basta por hoy, imbatible humanoide. Buen finde.

Guiss dijo...

Lo de las peleas de bichos es un poco repugnante, con golpe en la cabeza o sin él, pero lo del gato atado a los bajos del vehículo... :S Por favor, Wolffo, si parece un flash-back de uno en el corredor de la muerte en una de esas pelis de sábado por la tarde :P
Pero la verdad es que estas cosas me parecen raras porque nosotros no jugábamos en la calle, mi cole era sólo de niñas (que somos crueles pero de otra forma, no nos daba por los animales) y mi hermano y yo cuando dejamos de vernos como bichos raros ya habíamos pasado la edad de rajar lagartijas :P
Lo que no debe de estar mal es tener una atenuante o eximente de por vida, te la tiene que hacer mucho más sencilla...
Muchos besos.
P.D. La canción de momento te tiene en fase tartamudo, a ver si a la segunda logro escucharte ;)

Anónimo dijo...

Flor de Pasión... Qué buenos ratos. Mecachis, para una vez que tengo la respuesta y vengo yo toda ufana con mi "Slogan" calentito en los dedos, convencida de que esta no la sabe efectivamente ni Yambra, resulta que Yambra es la pera limonera y yo también me quito el sombrero.
Qué desilusión no ser la primer... :P

Yo tuve cuatro días un gato en el capó. Se metía porque estaba calentito...

y hablando de amigos zumbados de verdad: Angelito, el que te compraba el alma por 10.000 pelas. Como lo lees.

Ay, me gusta leerte, Wolffo.
Besos de sábado.

pijomad dijo...

Jajaja.. Yo tenía uno así en la facultad.. hoy creo que tiene un puestazo en FCC. Efectivamente, el mundo es muy muy raro y la lotería solo toca a unos pocos.

Wolffo dijo...

Guiss
¡que no has jugado en la calle? ¿cómo es posible? Tu ciudad debía ser un sitio guay en cuanto a descampados, lagartijas, etc. A no ser que los de princesa sea algo más que un alias, claro. Un kilo de besotes, Guisanttéesse.

Cris
Lo de Yambra es, definitivamente, asombroso: no se le escapa ningún palo. El tal Angelito era un poco idiota: ¿cómo verificaba que tu alma era suya? Y a mí leerte a ti, me encanta. Crispulain. Besos enormes.

pijomad
jop... FCC, seguro que eso significa un dineral enorme cada mes... qué melancolía, ¡qué gran melancolía...!

LuNegra dijo...

Jopeta Wolffo, vaya "coleguita", con la excusa de"lo del golpe" hace lo que le rota... lo del gato...uf... me parece muy fuerte realizar actos que no haríamos ni a nuestro enemigo... me das la dirección para hacerle lo mismo?

Ojalá la historia sea producto de tu imaginación y tenga poco de realidad, aunque la realidad ya sabemos que supera con creces todo esto.

Un besote gordote ;-)

Wolffo dijo...

LunaNegra
el tipo es real, y su espíritu, también. Las anécdotas son inventadas, pero lo peor del caso es que, conociendo al sujeto, es verosímil. Un besote.