Me fastidia muchísimo que la relación música moderna/Vincent Van Gogh acabe llevándosela ese grupito de retrasados mentales que se hacen llamar La oreja de su putamadre. Sobre todo existiendo esta absolutamente maravillosa canción del incomparable Don McLean (el autor de esa otra obra maestra llamada American Pie, que nadie la confunda, por favor, con la peli). Buscad la original (o pedírmela, que os hago llegar) porque es impresionantemente bella. En esta versión mía, para darle mayor naturalidad, he grabado en una pista, al aire, de una vez, voz y guitarra; hay fallos, pero son mis fallos y los asumo. Como no tengo a mano un cuarteto de cuerda, ni un pianito mísero, me limito a doblar la guitarra acústica en otra pista, en la que toco también un poquito la armónica. El resultado es lo más parecido a escucharme en directo. Aunque no es, estrictamente, una canción de navidad, yo siempre la tenido por tal. Con ella, me gustaría felicitaros la navidad a todos los que tenéis la amabilidad de pasar una y otra vez por este rincón. Por supuesto, sin vosotros, no sería nada. Besos y abrazos a todo el mundo, Feliz Navidad y un 2007 lleno de lo mejor que se os ocurra.
Tendríais que venir a mi casa esta Navidad. Viene un montón de gente y hay un ambientazo terrible. Santa no es tan idiota como parece, de verdad. Es un buen tipo, yo, que le conozco, he conversado con él largo y tendido sobre temas profundos como el sentido de la navidad, la trascendecia de la vida o porqué a los españoles les cuesta tanto conducir por el carril de la derecha. No os voy a engañar, tampoco es un tío que te deje helado con su clarividencia, pero bueno, puedes escuchar su discurso sin sonrojarte, aunque a veces me cueste seguir el hilo de su pensamiento. Santa, normalmente, viene, se queda en una esquina, hace ho-ho-ho, le revuelve el pelo a los niños y no decepciona, generalmente. Su bonhomía es cierta, en serio, es un tipo simpático
El calvo es otra cosa. Me refiero al de la lotería. Mira tú que es un advenedizo. Y que su mérito es bien poco: tener una cara interesante y que le visten y le maquillan bien. Pero sé de buena tinta que el secreto de su acting estaba en no entender ni una palabra de lo que está pasando. De ahí su aire ausente, es incapaz de entender el pollo que se monta en España con eso de la lotería y las participaciones y todo eso. Vale, el tío triunfó, sí, y de hecho, ya ves, yo le invito todos los años, pero tampoco es para morirse, no hace falta que venga en ese plan, porque este año ni siquiera ha anunciado la lotería. Este año no tocaba.
Mira, sin embargo, a Ramón García. Sigue con esa cara de simplón simpaticote, aunque este año, por fortuna, no haya venido con Anita, que, por lo visto, no ha digerido bien el chasco que se ha llevado con su serie que era buenísima, creo. Ramón viene con su capa española, sí, pero no apabulla como el calvo, él te sonríe y te dice mira como mola mi capa, ¿quieres meterte dentro y le damos un susto a Baltasar? Y bueno, aunque esa no sea exactamente tu idea de diversión en una fiesta, siempre consigue un halo de buen rollito a su alrededor.
Aunque el que triunfa siempre en casa es Jimmy Stewart, y eso que el tío sigue viniendo en blanco y negro. Mira que hizo pelis en color el tío, pero nada, él dice que su pesonaje navideño es el de George Bailey y viene siempre así, en blanco y negro, con barba de dor días, pero con sombrero y todo, con un traje años 40 con la corbata floja y una sonrisa que me hace temblar, si quieres que te diga la verdad. Simpatiquísimo, Jimmy, si quieres saberlo, con los niños y con las viejas, que al pobre le dan la noche todos los años, llenándole de babas.
María suele ponerse un poco pelma con lo de que le despertamos al niño y nos hace bajar la música, nos dice que no nos riamos tan alto... y trae frito al pobre José que, entre nosotros, es un poco calzonazos: porque, hombre, alguna vez podría dar un puñetazo en la mesa, o poner el pie en la pared y decir ya está bien, Mari, no seas pelma, bonita, me estoy tomando una copa con los colegas... Pero no, nunca da una voz, no pone una cara mala ni nada. Se limita a decir, sí cariño, y nos mira como diciendo, es un poco dura sí, pero por la noche... como si no supiéramos todos que con María el sexo es una entelequia. El pringao del Jose.
Raphael, de momento, está calladito, gracias a dios. Está junto a la chimenea, calladito, con su copa de champán y ese aire de muñeco de cera que adopta a veces para que todos admiremos lo bien que le han dejado en su último estiramiento de pellejo. Yo, mientras no nos intente animar cantando el tamborilero, como si se cree Kim Novak. Veo, con horror, que JuanCar se aclara la garganta y se prepara para su discursito, a ver si le convenzo para que lo haga desde la cocina, con la excusa de que hay una webcam y así le verán también y le escucharán en la fiestas espejo que estamos dando en Buenos Aires, Nueva Dehli, Cicely (Alaska), Johanesburgo y Sidney. Qué pesao se pone el rey, ¿eh? Alguien debería decirle algo, es aburridísimo el tío, y todo el mundo con que si es campechano y todo eso, caray.
Pero, haga l que haga, venga quien vanga, las estrellas de mi fiesta de Navidad son, siempre, los tres magníficos, Melchor, Gaspar y Baltasar, y mira que son tontos. Pero la gente, oye, que les quiere. Os voy a decir algo, yo, porque traen regalos, que si no, les iban a dar mucho por culo (eh, paje, no tengas esto en cuenta, es lo que llamamos una licencia literaria). Lo siento, de verdad, pero no puedo con estos tres pelmazos. Melchor es insoportable, y ahora le ha dado por lo de salvar el planeta, todo el rato dando la brasa con el cambio climático (cuando llueve, cuando hay sequía, cuando hace calor, cuando hace frío... toooodo es el cambio climático) y que si a ver el planeta que les dejamos a nuestros hijos. De verdad, un pelmazo de primera categoría.
Gaspar, otro membrillo. Resulta que ha salido del armario. Y piensa que por ese hecho toooodos tenemos que besar el suelo que pisa. Vale, tío, eres gay, pero eso no te salva de ser un gilipollas de perfecta factura. Eras tonto antes de saber que eras homo y sigues siéndolo ahora, no me des la tabarra con que si vas a vestirte de reina maga el año que viene, porque me la trae floja, pero no creo que a tu público le haga demasiada gracia. Gaspar, ¿sabes lo que pienso siempre que te nombro? Que qué padres más cabrones tenías, porque mira que es feo Gaspar... es como mi hermano, Mariano. ¿A quién se le ocurre llamarle a un bebé Gaspar o Mariano? La gente que se llama así tendría que nacer ya con 33 años por lo menos.
Y Baltasar. Desde hace un tiempo está en plan minoría étnica, ya sabes... Oh, no soy el negrito, soy un hermano de color. ¿Hermano de quién y de qué color? Su reivindicación para el año que viene es que Melchor y Gaspara se afeiten la barba (y las piernas en el caso de la reina G.) y sea él el que vaya en primer lugar y con una regia barba blanca.
- Pero tu barba es rizada y negra como el sobaco un grillo...
- ¿Quieres decir que por ser negro no puedo llevar una barba de rey blanco?
Así todo el día, de verdad, peor que un dolor de muelas. Esto de las navidades laicas se está poniendo de lo peor.
Así que yo, siempre acabo borracho, del bracete de Jimmy Stewart, Santa Claus y Ramón García, cantándole a las estrellas de Valdemorillo que, por si no lo sabíais, tiene el cielo nocturno más bonito de todo el mundo.
Y es después de un rato de cantar a voz en cuello con los amigos, viendo subir el aliento en forma de volutas hacia las estrellas, después de sentir cómo se apagan las risas y el sabor de la amistad, cuando entiendo el verdadero sentido de la navidad.
Soy de esos. Me gusta la navidad. Puede que a ti te parezca una fiesta consumista o religiosa o lo que sea. A mí me gusta. Y me gusta desearte felicidad.
Feliz Navidad a todos, amigos.
Vovemos en 2007.