jueves, octubre 13, 2005

Llueve

¡Dios, cómo llueve!

No sé dónde leí, creo que en alguna novela de Jardiel, que “era una tormenta de esas que había al principio del mundo, que parecía el fin del mundo”. Está lloviendo a mares en Valdemorillo.

Cuando llueve, el campo huele a mañana, y a ya verás qué bien. Mi chica me ha enseñado a apreciar el olor de la tierra mojada, a disfrutar de un paseo por el campo con la lluvia mojándote la cara y las botas manchándote los bajos del pantalón. Estos días llueve como a emboscadas. De repente, manta de agua y al minuto siguiente, el sol te dice “dos de mosqueo”. John Lennon, una vez que nos pedía por favor que le complaciéramos, cantaba “no quiero parecer una plañidera, pero, ya sabes, siempre llueve en mi corazón”. En el mío, no, no creas, sólo a veces.

Yo vi llover una vez como si el cielo se hubiese desplomado sobre nuestras cabezas. Era otoño de un año que estaba por venir. Había sol. Los juglares cantaban en la calle. Los comerciantes, previendo un buen negocio, vinieron todos a los alrededores del castillo a ver cómo Lady Angustious y Sir Rather Stupid contraían deudas. Era una emotiva ceremonia: ibas a un casino y decías, mira, no llevo lerus encima, pero me juego cinco mil a que meo más lejos que tú. Y zas, perdías y ya está, acababas de contraer una bonita deuda de 5.000 lerus.

Comerciantes, juglares, castillos, leidis y sires… cualquiera diría que se trata de un relato medieval y, sin encambio, no, sólo se trata de que tras la ventana-puerta a la que doy la espalda mientras lleno estas líneas de letras, llueven glorias sobre el pedacito de suelo que rodea mi casa. O sea, que no sé a qué venía el párrafo anterior.

Un día, hace unos años, alguien a quien quiero me hizo llegar, acompañado de la pregunta “¿verdad que es una belleza?” un texto de una mujer que entonces se hacía llamar primavera; aquel hermosísimo texto, como todos los que escribe, en realidad, comenzaba así: “Llueve.” No recuerdo ni una palabra más de ese texto. Ni siquiera sé si el texto era un texto de amor, de desamor, o de amor por las nutrias y los búhos, porque, nadie es perfecto, la chica es un poco jipi. Pero no olvido lo que me conmovió. Esa mujercita, que se hace llamar ahora sabelilla en este mundo bitacoril, sigue escribiendo textos conmovedores. Visitadla porque, a veces, sin avisar, escribe artículos sencillamente maravillosos.

Y eso, sabelilla, que me he acordado de ti viendo la lluvia caer.


No guardarás ese texto, ¿verdad?

19 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace algún tiempo aprendí a saborear el olor que deja la lluvia en la tierra. Me sigo sintiendo feliz cuando lo percibo. El único problema es la escasez de oportunidades que se presentan en mi tierra para hacerlo. Esto es el jodido, el seco Sureste. Pero me acuerdo todavía.
Le he echado un vistazo al blog de Sabelilla, y el resultado es como un amor a primera vista, Wolf. Gracias por el cante.
Y un abrazo de auténtico Jueves, Lobbo.

LuNegra dijo...

La lluvia... preciado bien que tanto nos hace falta y hasta que nos falta no nos hemos dado cuenta de todo lo importate que es que que conlleva ;-/. Pero dejando el fatalismo de lado veamos lo hermoso... su olor... el color... la pureza, el romanticismo e incluso hace aflorar más nuestra sensibilidad. Aquí hace ya mucho que no sabemos lo que es la lluvia y cuando asoma lo hace de puntillas y manchada ;-/ o a borbotones inundándolo todo sin darte tiempo a nada y que más que bien lo que hace es mucho daño...bueno me voy de varas... intento hablar de lo romántico que es la lluvia y me voy a la ecología ;-(.

Como no podía ser menos he pasado al blog de Isabelilla, "La hoja caduca", ya el título me gusta y reconozco que me ha sorprendido... seguiré acudiendo a su casa para recuperar un poco de lo perdido ;-)

Un bechote mu gordote y que tengas un buen día.

Anónimo dijo...

Jo Wolffo... no sé qué decir... Mejor hablamos del tiempo.

Aquí también llueve desde hace unos días, pero lo hace de noche. Y cuando nos levantamos tenemos una alfombra de húmedas caricias bajo nuestros pies.
Yo quiero que siga lloviendo porque, una vez que te has deslizado suavemente por la alfombra, no quieres prescindir nunca más de ese estímulo...

Un beso, Wolffo. Y gracias por tus palabras y por las que aquí se digan, pero sobre todo gracias por el sentimiento. Es mutuo.

Anónimo dijo...

Esto... sí, lo guardo todavía

Anónimo dijo...

Pues a mí me ancanta la lluvia, me gusta como huele y los días de lluvia son mis favoritos.
El campo en otoño y con lluvia es lo mejor para los sentidos.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Adoro la lluvia y sus olores...al fin y al cabo soy de Bilbao no?? Y me gusta eso de salir a pasear con lluvia...es mas...me encanta Una Primera Cita con lluvia!! ademas de las butterflyes en el estomago da lugar a situaciones de lo mas...asi como tiellnas no...y porque digo esto?? pues porque ayer me hubiera encantado ser otra persona que es muy querida por mi y que salia en medio de la tarde a tener una primera cita!! ea!! Pero esa persona e uejaba de la lluvia y yome decia ignorante..... con una sonrisA!!

Anónimo dijo...

A mi, sin encambio, me rejuvenece :P

Aunque se me rompieron las sandalias de tacón, cuando salté en los charcos... que malos zapatos fabrican ahora, oye.

Me gusta tu amiga Isabelilla.

Besos de una maia.

Anónimo dijo...

Mi proceso ha sido inverso. Sabelilla, me condujo hasta aquí...Y la primera vez que abro esta puerta, voy y me mojo toda entera con tu chaparrón de palabras.
Que llueva, que llueva, la virgen de la cueva. Pero por favor que antes me arreglen las goteras, porque esas sí que no son nada románticas ni bucólicas.
Un abrazo. O un charco, como prefieras.

Anónimo dijo...

Una ha pasado sus primeros doce años de vida en una lluvia permanente, por entonces no me gustaba nada, eso de ir al cole con capa de lluvia en la bicicleta era un rato incómodo.
Ahora sí me gusta la lluvia, siempre que cae bien, nada de aguaceros.

Besos

Wolffo dijo...

Doc,
amigo, es verdad, en tu tierra llueve poco ultimamente... (voy a poner música, coño, Mi chica se ha ido a Katmandú, de lo Nikis, ¡bien!) En Madrid el pasado invierno fue seco y frío y lo hemos pagado este verano. Por eso las lluvias de estos días saben y huelen a gloria. Sabelilla mola. Es de tu misma raza. Gente sensible. Un abrazo, doc.

Lunanegra,
en estos días es fácil ir de la poesía a la ecología si hablamos de agua... A lo mejor tendríamos que ser, sencillamente, un poco más generosos(don't bring me down, de la ELO) cuando hace falta, y administrarnos mejor cuando sobra. Un besote.

Sabelilla,
¿Sabes? si te veo por la calle no te conozco, seguro. Te lo juro. Pero si las personas nos vistiéramos de las cosas que escribimos, te reconocería en cualquier parte del mundo. No me des las gracias, (for you blue, de the beatles, wau...) porque si alguien tiene que agradecer, that's me, my dear. Me gustas, muñeca y eso es de lo que va todo esto. (podías mandarme ese textito, ojalá guardara yo mis textos) Un carro de besos.

ararat,
el otoño, con la mala prensa que tiene y la lluvia son dos cosas fabulosas (put the message in a box, the world party); y si se juntan y se dan en el campo, no hay lugar mejor sobre la tierra, estoy de acuerdo contigo. Un abrazo.

Gilda,
del mismo Bilbao, además. Es verdad lo que dices: la lluvia es enormemente romántica. Achucharse bajo la lluvia debía ser deporte nacional. UN besote, divina.

Wen,
sí, sí... leí tu lifting. Soy fan tuyo, recuerda. Sabelilla es un crack. Y tú eres una maia. Un trío calavera. Besos enormes, peaso de maia.

blenfes,
qué nick tan eufónico, caramba. Cuando la lluvioa se transforma en goteras, es cierto, pierde toda la poesía, la lírica y la épica, y pasa a ser histérica. Vuelve cuando quieras, la puerta está siempre abierta. Las amigas de sabelilla son mis amigas, siempre que ellas quieran, claro, que ese es otro cantar (sleepwalker, the kinks). Un besote.

binche,
es que, tulipana mía, nada es verdad, nada es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira. Fíjate como adoran el sol los noruegos y la sobra los árabes. Y la lluvia, hasta para un inglés, debe tener su gracia. Un beso, tuli.

Anónimo dijo...

Querido Wolffo, no sé, creo que sí, que guardaré este texto. Pues me ha gustado mucho, aunque más me gusta ver llover, oler a tierra mojada, meter los pies en los charcos y mojarme bajo un paraguas. Si a todo eso sumamos que como no llueva se nos va a caer el pelo por falta de agua para lavarnos...
Claro que lo de los destrozos es otro cantar, es una mala leche muy grande y es que ya lo dice el refrán" Nunca llueve a gusto de todos"

PD: Gracias por esa reciente "simpatía" por el equipo de mis amores.

Un abrazo

Grial dijo...

Tu chica si que sabe, el olor a tierra mojada es muy especial..
Vaya frase se te ha escapado: "..llueven glorias sobre el pedacito de suelo que rodea mi casa.., genial!
Leo a sabelilla desde hace un tiempo, y aparte de ser muy simpática, escribe muy bien ;)
Un beso de día de lluvia :)

Wolffo dijo...

Trini,
jamás te hubiera imaginado sevillista. Eres una caja de sorpresas. Un besote.


Grial,
las mujeres, algunas mujeres, sois la hostia. Con perdón. UN besote.

Anónimo dijo...

Wolffo> Yo cuando era niño añoraba tanto el olor a tierra mojada y como no llovia muy seguido en Chihuahua (Mexico), tomaba la manguera y mojaba la tierra para olerla. Nada como estar ahi parado un rato sin hacer nada mas que deleitar a mis narices.

A mi madre no le causaba gracia...

saludos!

Anónimo dijo...

Me gustaría ver llover. Me gustaría tanto, ver llover de verdad, con ganas, y no esas cuatro gotas guarras (literalmente) que caen aquí de uvas a peras para recordarnos lo que no tenemos ni vamos a tener. Mientras echo de menos aromas, sensaciones y momentos que tú me traes a la mente (cómo te envidio supercochinamente), te agradezco infinito la sugerencia de visitar a Sabelilla. Tú siempre tan apañao, regalando cosas chulas.
Besossssss!

Anónimo dijo...

Hermosa y necesaria lluvia.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Precioso post

Guiss dijo...

a mí la lluvia no me gusta nada de nada, no logro encontrarle el gusto. Los días de lluvia, como estos que tenemos por aquí, además de ponerse gris el cielo me pongo gris yo.
Pero pasaré a visitar a Sabelilla en cuanto tenga un poquito de tiempo.

Wolffo dijo...

Jorge,
es que las madres... todo lo que no sea que ordenemos nuestra habitación y que vayamos a comprar habichuelas no les hace demasiada gracia. Venga, un abrazo.

Cris,
no creas que esto es Dublín; es que llevamos un par de días que llueve todo el rato. Bueno, que parece que llueve todo el rato. Y desde luego, huele a gloria, eso sí. Me parece injusto, aunque este no sea el tema, que se le niegue a ese rinconcito de España un poquito de agua para regar lo que luego todos vamos a disfrutar. Y sabelilla, una joya. Agüita pura. UN beso, wapa.

Tosh,
un día, lo sé, me vas a sorprender escribiendo más de 10 palabras. Un abrazo para usted, hombre.

Ninia,
grasia, morena... Un beso.

Guis,
a mí lo que no me gusta, aparte del factor decorativo, es la nieve. Es muy sucia y muy incómoda. Pero la lluvia, en cantidades razonables, me encanta. está bien, de verdad.