Mañana cumplo 41 años. Unos cuantos, sí.
Nací el 1 de noviembre de 1964, hijo de Milagros, una canaria bellísima y cantarina y de José, un catalán circunspecto y de grandes y hermosas manos. Nací, pues, bajo el signo de Lennon y McCartney, el sexto hermano de una familia que, 51 meses después, quedó completada con mi hermano pequeño.
Me gustan mis 41 años. Empiezo ya a darme cuenta de que soy un hombre, y no el adolescente que ya pensaba que no me quitaría jamás de encima. De todas formas, me cuesta muchísimo asumir que tengo una edad ya adulta, que soy un señor, vamos, que tengo que pisar firme y todo eso. Y sigo encontrando complicadísimo el tomarme en serio a mí mismo.
Hay un montón de cosas que me gustaría recordar hoy, anécdotas graciosas y cosas así, pero no soy capaz. A cambio, voy a intentar mirarme sin complejos. Ahora mismo, este soy yo:
Físicamente, espero seguir midiendo los
Socialmente, sigo siendo un desastre. Soltadme en una fiesta con 20 encantadoras personas desconocidas durante una tarde; acabará la tarde y no habré conocido a ninguna de esas 20 encantadoras personas. Me relaciono malamente con mi entorno, necesito el cara a cara y la multitud me abruma y hace sentirme invisible. A veces, al salir de casa, no soy consciente de quién soy realmente, y sonrío a alguna mujercita picaronamente, hasta que paso por delante de un escaparate y veo al tipo que habito: un señor gordito de 40 castañas con menos atractivo que la ropa del Carrefour que, dicho sea de paso, es la que visto. No soporto la mala educación. No hablo de cursilerías, sino de educación. Dejo pasar a las personas antes que yo, cedo mi asiento en el autobús y siempre, siempre, le abro la puerta del coche a mi chica. Respeto a las personas mayores por mayores, y respeto a las personas sabias por sabias. Cuando son sabias y mayores, mi respeto se torna en franca admiración.
Ideológicamente, estoy tan confuso como en todo lo demás. Me considero liberal, de derechas, si quieres. Creo en la preminencia del individuo sobre la sociedad, y que una sociedad no puede ser libre, ni próspera ni nada de eso si sus ciudadanos, individualmente, no lo son. Dicho esto, considero, igualmente, que el modelo social europeo es preferible a otros modelos, y que los niveles de protección que tenemos son los que debemos tener. No soy hooligan de ningún partido y puedo decir que he votado, a lo largo de mi vida, a todo el espectro político. Zapatero es el primer presidente español al que no he votado. Y a Julio Anguita quise darle, una vez, la presidencia, pero éramos muy pocos. Considerando en su conjunto todo este lamentable párrafo, menos mal que no soy político y que no tengo responsabilidades de gobierno a ningún nivel. Eso que habéis ganado.
Soy confuso, es verdad. Sexualmente, no tengo demasiados complejos, y soy heterosexual, pero soy consciente de que lo soy por muy poquito, por los pelos, podríamos decir. Paul Newman, Robert Redford y su hijo, Brad Pitt, Cary Grant, Gary Cooper y Gregory Peck, lo digo sin ambages: me ponen. Y no sólo ellos. Hay hombres en mi vida, amigos y cosas así, que me resultan sumamente atractivos, y no hablo sólo del físico. Las mujeres, sin embargo, me gustan todas. Es decir, en el 99% de las mujeres tienen, para mí, algo precioso, algo que me gusta mirar, o tocar, o escuchar, u oler o saborear. Pero, de todas ellas, si tengo que decir el prototipo de mujer que me gusta es: mujer de unos 40 años, gordita, risueña y con cara de buena persona.
No soporto a la gente que ahueca la voz para hablar, para darse importancia (un ejemplo es Zapatero, podría poner otro, pero a este le conocemos todos), ni a la gente ordinaria. Tampoco me cae bien la gente sin sentido crítico, los que asumen como propios los pensamientos y consignas de los demás, sea en el sentido que sea. Por el contrario, me encanta la gente que duda hasta de las dudas y la que se ríe, más que los que hacen reír; me gusta mucho la gente que disfruta la vida. Los contentos. También pienso que, esto es algo personal, claro, que el mundo, el verdadero premio de este mundo será para los ángeles, los peces y los discretos.
Soy un padre feliz y un marido dichoso. Quiero y me siento querido por mi familia y eso es chute de optimismo en esta vida que tan jodida, tan jodidamente jodida, se ha puesto en este último año.
Adoro la música. Sigo loco por los Beatles, en mi opinión, los músicos más generosos y geniales del siglo XX, sin duda. En mi olimpo particular, un escalón por debajo están los Kinks, Los Who, y los Stones de los primeros años (hasta el 71), por ese orden.
A los 41, empiezo a pensar que cada día que pasa y sigo en la brecha, es un día que he ganado a la vida que me queda. Supongo que he alcanzado, más o menos, la mitad de la vida que esperaba vivir (ojalá…); mi padre, el pasado viernes hubiera cumplido 83 años y me doy cuenta lo muchísimo que le echado de menos estos años. Quiero vivir la vida que estoy viviendo y espero haberme ganado el derecho a seguir.
Quiero ver crecer a mi hijo; ver cómo se arreglan sus problemillas de adolescencia y se convierte en el mocetón que sus enormes pies anuncian. Sé que vas a cagarte en mí más de cien veces, Borja, y sé que si resisto, acabarás queriéndome tanto como te quiero yo a ti. Quiero verte grande y libre, quiero verte volar.
Quiero ver, y conocer, a la mujer en que se está conviertiendo Leticia, mi niña, a la que ahora no hago otra cosa que estorbar con mi visión torpona, caduca y limitada de la vida. Para Leticia, hoy, soy un obstáculo que no tiene más remedio que soportar, pero te digo lo que a tu hermano: aprenderás a quererme, ya verás. Bueno, esto es un poco exagerado, ya me quieren, pero yo sé de lo que hablo.
Y a ti Susana, qué decirte. Quiero verme viejecito en tus ojos color miel. Quiero que estemos juntos hasta el último segundo. Sea cuando sea. Que sea lejos, pero que sea a tu lado. Me diste la segunda oportunidad, cuando creí que todo estaba ya dicho. Trajiste luz cuando todo era oscuro. Me enseñaste a vivir de otra manera: queriéndote, y queriéndome, enamorado de ti. Y así es como quiero que sea por el resto de mis días.
Mi granaína.
Mi querida luz del sur.
Powered by Castpost
Luz del sur
A ver si te gusta a ti.
Sube el volumen, primo, que esta es para bailar.